GRANDES LINAJES ÁRABES Y BERÉBERES
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Periodo
Al-Andalus omeya
Lugar
Derechos
Dolmen WEB.ARTE-HISTORIA
Desarrollo
El ejemplo de los Banu
Tuyib, sobre los que hay más información que otros linajes árabes, puede ser
útil para solucionar el problema de las estructuras tribales en la
sociedad de al-Andalus. El nombre es el de una de las tribus registradas al
comienzo del Islam. Es probable que estos tuyibíes constituyeran en el VIII y
en el IX un grupo todavía consolidado por una especie de asabiyo tribal. Debían
representar una fuerza militar consistente cuando el
emir Muhammad los destinó a las cuatro plazas de la Marca que mandó
fortificar para que residieran ellos e hicieran frente a los Banu Qasi.
Entonces su poder no era territorial, ya que el soberano los instaló en un lugar
que no ocupaban anteriormente y tuvieron que poner al servicio del poder omeya
un qawm o grupo clánico suficiente para constituir un contingente de guerreros,
ya que les dio 100 dinares por campaña. Como vimos, los tuyibíes ganaron a los
Banu Qasi. En el siglo X los textos que se refieren a la capitulación de
Calatayud y Zaragoza en el 937 todavía les presentan como un grupo clánico
coherente. En Calatayud estos tuyibíes aparecen operando como un grupo militar
asociado a un contingente de aliados cristianos. En Zaragoza, hemos visto que
la mayoría de los testigos del acuerdo con el califa pertenecían a los Banu
Tuyib, de los cuales algunos no formaban parte del linaje dirigente cuya
genealogía nos es conocida. Este parece haber sido prolifero y amplio. En dos
ocasiones miembros pertenecientes a ramas nuevas se impusieron para dirigirla:
en el 989, el gobernador tuyibí de Zaragoza, ejecutado
por al-Mansur por haber participado en un complot, fue sustituido por
uno de sus sobrinos. Pero fueron sobre todo otras dos ramas muy lejanas las que
aparecieron en primera fila a comienzos del XI: la de Mundhir I, a quien
Sulayman al-Mustain reconoció como gobernador tras su vuelta
a Córdoba en el 1013, y los Banu Sumadih, a quienes el mismo Mundhir
I expulsará de la Marca y terminarán haciéndose con el gobierno de Almería al
comienzo de la segunda mitad del siglo. En la capitulación de Zaragoza en el
937, los términos utilizados para designar a los tuyibíes que se beneficiaron
del aman acordado por el califa eran los siguientes: Muhammad b. Hashim,
hermanos, hijos, allegados (dhawi), todos sus compañeros (ashab), y la gente de
Zaragoza que con él y con ellos se habían unido. Años más tarde, cuando se
logró la victoria militar de Ibn Abi Amir y Ghalib en las fronteras
en el año 971, un tal Abu l-Ahwas Man b. Abd al-Aziz al-Tuyibí que Levi
Provençal identificó con un mawla o cliente de los tuyibíes, mandaba parte
del ejército. Encontramos a este personaje más tarde como uno de los fieles de
al-Mansur. Este gran número de personajes tuyibíes, al parecer, no formaba
parte de un linaje vertical sino más bien de una especie de clan agnaticio,
constituido por varias ramas distintas que debía comprender, en el siglo X,
decenas, tal vez centenas de individuos. Es probable que otros conjuntos del mismo
género existieran, en particular en los grupos arabo-beréberes de las Marcas
que se hicieron con el poder cuando se derrumbó el califato. El ejemplo de los
Banu Dhi l-Nun de Santaver, que eran de origen beréber no es muy diferente del
de los Banu Tuyib de Zaragoza. No parece que fueran descendientes directos de
los Banu Zannun que dominaron la región en la época de la primera fitna a
finales del IX y comienzos del X, a pesar de que pertenecían a la misma tribu
beréber de los Hawwara y al mismo clan gentilicio descendiente de un ancestro
común, cuyo nombre fue arabizado. Al comienzo de la crisis cordobesa, uno
de los jefes militares fieles de los Amiríes, que pertenecía a estos Banu Dhi
l-Nun, volvió a Santaver donde reagrupó en torno suyo a sus primos (banu amm)
para imponerse localmente y hacer que Sulayman al-Mustain le reconociera, un
poco más tarde, como gobernador de Uclés y luego de Cuenca. El califa le
concedió además la dignidad de visir y el sobrenombre casi soberano de Nasir
al-Dawla (Defensor de la dinastía o del Estado). Este Ismall b. Dhi l-Nun
logró, poco antes del final del califato, hacerse con el poder en Toledo cuyos
habitantes, en el siglo IX, no habían dejado de luchar con los Banu Dhi l-Nun,
entonces jefes de los beréberes de Santaver. Se constata que, allí donde se
habían desarrollado violentas luchas entre muladíes y arabo-beréberes al final
del emirato, fueron las potentes familias que se declararon de origen
árabe-beréber las que se impusieron como soberanas de taifas en trance de constitución,
cuando no había grupos saqaliba o beréberes magrebíes que se hicieran con el
poder. En Badajoz y en la Marca Media de Medinaceli los jefes saqaliba que
existían al comienzo de la fitna desaparecieron favoreciendo la situación de
dos dinastías de origen beréber, los Banu Zannun y los Banu al-Aftas. En
Sevilla, los que accedieron al poder en los mismos años fueron también árabes,
los Banu Abbad. En Valencia, encontramos a partir del 1021 descendientes de
amiríes. En Murcia, dos familias rivalizaban para establecer su preponderancia
sobre la ciudad, los Banu Tahir y los Banu Jattab, que eran dos líneas árabes.
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