lunes, 22 de julio de 2019

LA MÁLAGA MUSULMANA: VIDA Y URBANISMO


LA MÁLAGA MUSULMANA: VIDA Y URBANISMO


No apaga en mí la ausencia la llama del amor...

"A Málaga tampoco mi corazón olvida;
no apaga en mí la ausencia la llama del amor;
¿Dónde están tus almenas ¡oh Málaga querida!,
tus torres, azoteas y excelso mirador?
Allí la copa llena de vino generoso
Hacia los puros astros mil veces elevé,
y en la enramada verde, del céfiro amoroso,
Sobre mi frente el plácido susurrar escuché.
Las ramas agitaba con un leve ruido
Y doblándolas ora, o elevándolas ya,
Prevenir parecía el seguro descuido
Y advertimos si alguien nos venía a espiar"
(Aben Said)
Málaga, ciudad de historias de llegada y de idas. Paraje costero, mediterráneo, y enviciado. Ciudad con mar a sus anchas, situación estratégica envidiable, sur del Sur. ¿Podrían ser estas razones un poco bucólicas las que hicieron de Málaga una ciudad importante dentro del contexto sur-peninsular en tiempos de la llegada de los musulmanes?
Cronistas musulmanes describieron la ciudad, al igual que harán los cristianos. Gente como Al- Bakri, Al- Idrisi o Ibn al-Jatib nos hablan de una ciudad en plena efervescencia social y económica, al igual que constructiva.
Sin duda, la Málaga musulmana tiene el sello propio de una urbe de Al- Ándalus o de cualquier territorio islámico. Componentes característicos como la Madina bien protegida por murallas y torres, callejuelas recorriendo la urbe en si, las mezquitas, la Madraza, la fortaleza vigilante, o el puerto lleno de vida. Todos esos componentes y más iremos desgranando y describiendo poco a poco en el artículo. Algo así como un paseo por la Málaga medieval contando con el factor social y económico que interactúa con la estructura urbana, que es cuando cobra verdadero sentido.
Málaga cumplía su función de ciudad portuaria, a la que llegaban comerciantes, sobre todo italianos. Esta ciudad tiene su centro fundamental en la madina amurallada, donde vive la población principal; una fortaleza también amurallada auxilio de las gentes y vigilante de las costas; y unos arrabales como núcleos de población resultante del incremento demográfico en la madina y que se adosan a los alrededores del núcleo principal.
Habiendo expuesto las tres partes más importantes de la Málaga musulmana, comencemos nuestro viaje.
Iniciemos por el puerto, como si fuéramos recién llegados a la ciudad. La línea costera, desde el s. VIII, se situaría, desde su formación en la escollera del puerto romano, sobre lo que hoy es la Plaza de la Marina. En esta zona se situarían unos almacenes portuarios y una Aduana muy posterior, sirviendo también como necrópolis emiral. Se continuaría la línea siguiendo lo que actualmente es la Alameda. Es de destacar como detalle curioso aportado por Guillén Robles, que existiría una isla llamada Arriarán sobre la Puerta del Mar, que mantiene todavía su nombre.
Málaga, junto a al puerto de Almuñecar, serían de los puertos más importantes del litoral andalusí. Fueron zonas cobraron gran auge con la llegada de tribus del norte de África en época de los Banu Zirí. Incluso el puerto de la ciudad tenía competencia con el de Bezmiliana, localidad cercana, quizás para ayudar al flujo comercial, puesto que aquella zona, llamada Axarquía, era muy importante para el comercio, aportando seda muy apreciada en época nazarí, entre otras cosas.
Fueron los Hammudíes los que sobre en el s. IX fortificaron el fondeadero para rechazar posibles ataques normandos, al igual que en este tiempo se construye la alcazaba, como vigía de excepción del puerto. Hay que recordar que el fondeadero era la playa misma, donde se llevaban a cabo las cargas y las descargas.
También desde el fondeadero se podía llegar al Arenal, zona de playa situada en la parte oeste del río junto al arrabal de los mercaderes de paja. Recordemos que ese Arenal era conocido hasta el s. XVIII como la rambla.
La playa tenía por supuesto su utilidad social. Era un lugar de reunión para la población malagueña, donde se organizarían actos en común para fines como la recaudación de dinero para pago de rescates. Se habla también de que se levantarían pabellones, y se llevarían a cabo alardes de jinetes sobre el s. XV.
De gran importancia es la relación de los genoveses con la ciudad en época nazarita. Con la pérdida de Sicilia y la importante abertura del Estrecho navegantes italianos, flamencos, y del norte de Europa llegarían a participar del comercio y riqueza de la tierra.
Pero el caso genovés es de especial importancia, puesto que la capital, Granada, y Málaga eran para ellos focos de gran interés, en virtud del pacto nazarita-genovés a partir de la segunda mitad del s. XIII. Productos para ellos de interés eran el azúcar, la seda, cereales, los higos de gran fama en aquellos tiempos, pasas, salazones malagueños o almendras. También mostrarán gran interés por la loza dorada, al igual que lo hizo la flota nazarita.
Los genoveses contaban con un baluarte adosado al muro, pero fuera de la propia madina, algo que no se ve en muchas ciudades musulmanas, haciendo las veces de fortificación y alhóndiga. Sería utilizado como almacén y base para importantes genoveses como los Spínola o los Grimaldi.
Después de la conquista cristiana de la ciudad en 1487 ya nada volvería a ser igual. Los genoveses volvieron, pero con distintas funciones. El mercado se reanudó, se reactivaron las ferias semanales y anuales, y de nuevo los comerciantes ocupan su puesto junto al puerto, pero ya en menor medida.
A las afueras de la ciudad propiamente dicha, se encontrarían los dos arrabales: el arrabal Funtanalla y el arrabal Tabbanin o el de los mercaderes de paja.
El arrabal Tabbanin estaría situado al SO de la madina, y conectaría con la ciudad por la llamada Puerta del río o Bab al- Wadi. Esta que contaría con un puente construido sobre el año 1193-1194 por Mamad al- Massufi, situado a la altura de lo que hoy es el Puente de Santo Domingo. Sería un puente con cuatro arcos y torres según el cronista Hernando del Pulgar, siendo víctima de tormentas y riadas como la del año 1661 y que destruiría el puente.
Este arrabal llamado "de los mercaderes de paja" tendría una gran actividad en la fabricación y venta de artículos de mimbre, como cestas de hojas de palmera, y también leña. La extensión del arrabal vendría a ocupar lo que actualmente son los populares barrios del Perchel y la Trinidad. Incluso a la altura de la actual Calle Mármoles habría otra torre defensiva.
El arrabal de Funtanalla sería de la segunda mitad del s. XI, y estaría situado al NO de la madina. También es llamado "arrabal de Antequera" o "arrabal de Granada". Su extensión iría desde el mismo cementerio hasta la zona actual de La Goleta, siendo bien grande. Sería el arrabal de la entrada a la ciudad, y estaría conectado a la ciudad por varias puertas. La puerta que unía el arrabal con el cementerio sería la llamada Puerta del Alcohol o Bab al- Khul, creada hacia el año 1178. La puerta principal que conectaba con la ciudad se llamaría Bab al- Funtanalla, que se documenta ya en 1082, y que sería reformada por Abd Allah b. Zannun a principios del s.XIII. Bien podría ser esta la Puerta de Granada, que estaría situada sobre la actual Calle Victoria. Otra puerta que daba al arrabal era la llamada Bab al- Jawja, del s. X, más tarde denominada Puerta de San Buenaventura o Puerta de Antequera.
Siguiendo la muralla por este arrabal, de forma paralela se creó un foso que llegaba hasta el río. La muralla discurría desde la Puerta de Granada pasando por las actuales Calle Álamos y Carretería hasta llegar a una nueva puerta, Bab al- Mal’ab o Puerta de la Explanada de los Alardes.
El gran arrabal sería una auténtica nueva madina, con todo tipo de servicios como hornos, casas, baños, mesones, tejares, alfares (en la actual Calle Ollerías) o tenerías. Un auténtico nuevo foco de población con gran incidencia en el desarrollo de la vida urbana.
Desde fuera, lo que seguro imponía era la alcazaba y fortaleza de Gibralfaro, que se situaría al Este dominando toda la ciudad y costa. Esta alcazaba conectaba con la ciudad mediante la Puerta de la Alcazaba o Puerta de la Cuesta, llamada Bab al- Qasba.
Ya al final incidiremos en la alcazaba después de entrar en la ciudad y describamos su vida.
Si antes hemos resaltado como una de las puertas principales de la ciudad, la otra estaba mirando a la costa, siendo la Puerta del Mar o Bab al- Bahr. Desde la Puerta del Río el lienzo de muralla desembocaba en los torreones de Atarazanas, que contaba también con una torre albarrana o Torre Gorda. Sería esta una auténtica puerta que daba al Arenal, viéndose reorganizada en época cristiana cuando se abre la Calle Nueva. Siendo una nueva salida que venía desde la Plaza de las Cuatro Calles, sitio desde donde se hizo el pregón definitivo del edicto de expulsión general el 1 de enero de 1492. Otra puerta situada al Sur de la ciudad sería la Puerta de la Espartería o Bab al- Faray, situada aproximadamente sobre el lienzo de la actual Plaza de La Marina.
Llegó la hora de entrar en la ciudad amurallada. Como todas las ciudades musulmanas, el componente religioso marca el devenir de la urbe. Málaga contaba con una mezquita mayor y madraza, además de multitud de mezquitas menores repartidas a lo largo y ancho del emplazamiento.
Aproximadamente unas 20000 personas discurrirían por las callejuelas, llenando las mezquitas y mercados. Un eje central ya en época moderna partiría la ciudad transversalmente pasando por Calle Alcázar, Los mercaderes, la Plaza de las Cuatro Calles y Guardas. Luego hacia el Sur iría la Calle Nueva, que se abriría para dar con el Arenal.
Claramente los elementos más visibles de la ciudad serían la Mezquita Mayor y la alcazaba. La Mezquita Mayor se situaría dentro de la madina como un ágora, siendo un espacio de divulgación de las enseñanzas religiosas. Hay que recordar que las escuelas jurídico-religiosas actuarían como uno de los pilares fundamentales en el mundo árabe. La educación hacia lo que el Corán divulgaba era la principal vía para el buen musulmán. La Mezquita Mayor inicial contaría con cinco naves, previas a un patio lleno de naranjos y palmeras, a cuya sombra enseñaban maestros como Abu Bakr al Ansari. Allí mismo incluso se instalaba también un mercadillo. La ampliación de la mezquita sería llevada a cabo desde época almohade, quedando en el momento de la conquista un espacio con trece naves en forma de T, de las que cuatro de ellas serían almohades. El viajero Munzer describe la sala de oración con 113 columnas.
Seguramente habría varias entradas para acceder a esta Mezquita Mayor. Probablemente la puerta principal estaría en la que hoy es Calle Cister, habiendo otra en Calle Santa María (para R. Amador de los Ríos sería la principal), y luego otra por Calle Molina Larios.
Tras el patio habría un atrio para las abluciones, necesarias para alcanzar la pureza antes de la oración, y un minarete desde donde el muecín llamaría a la oración. Todavía queda parte de la cimentación de ese alminar en la cripta del Sagrario.
Las funciones de la Mezquita Mayor eran de centro religioso, de centro donde se administraba justicia e incluso se nombraba al cadí desde su cúpula mayor, y centro político al ser lugar de reuniones oficiales y lecturas de actas de sumisión.
La Madraza se confundiría con la Mezquita Mayor en su parte occidental, siendo construida por Al Muhammam. El carácter de la Madraza malagueña tendería más al proselitismo y misticismo, quizás por la figura que la llevaba, el místico Abd Allah al- Sahili, mientras que la de Granada tenía un carácter más institucional.
Como dato significativo y contundente es que en el mimbar o púlpito al lado del mihrab se colocaban las banderas enemigas capturadas en las grandes jornadas para los musulmanes.
En el tránsito a época moderna, tras la conquista en 1487, la mezquita sería consagrada como templo cristiano por D. Pedro Díaz de Toledo, limosnero mayor de los RRCC, y dedicada a Ntra. Sra. de la Encarnación. Las reformas se irían sucediendo hasta llegar a lo que hoy es la catedral, creándose la Puerta del Perdón en el Sagrario, o capillas levantadas en el s. XVI. El 31 de agosto de 1588 se abriría y daría misa por primera vez.
Ya en el s. XI se tiene mención de más mezquitas, además de la situada en la parte baja de la alcazaba. Están la mezquita de la palmera, la mezquita del cadí Al- Ansari, la del cadí Ibn Hassun, y la del cadí al- Wahidi, que tenían las mismas funciones que la Mezquita Mayor.
Muchas mezquitas eran construidas de manos particulares como actos de bondad y regalo a la comunidad, siendo una obra piadosa. Incluso, según Ibn al- Zubayr, Yusuf ben al- Sayj construyó unas 25 mezquitas.
Destacan también mezquitas como la del cadí al- Madhiyi, la mezquita del prudente, la mezquita del arrabal oriental, o la de al- Sahili. En la mezquita de los perfumistas enseñaba al- Ansari, y puede que estuviera en el zoco denominado igual, sobre la Calle Especerías. La mezquita de al- Gubar se situaría cerca del cementerio, en lo que hoy es la Calle Agua.
Como dato curioso también hay que nombrar a los eremitas o morabhitos. Estos vivirían fuera del mundo material, y tendrían su influencia en Málaga. Destacaríamos a Beljair, que se movería por la zona de la Torre del Guadalhorce; Cidi Buzedhra en la zona de Cruz del Molinillo actual; Cidi Abdallah en la hoy Cruz de Humilladero; y la importante figura de Xarifa. Respecto a Xarifa, decir que en memoria suya se llevaban a cabo celebraciones con música y las candeladas en el Camino de Antequera. Incluso la costumbre pervivió entre los cristianos, celebrándose en la víspera del Día de la Victoria con fogatas y fiestas.
Otro elemento con el que debemos contar eran los ribats, especies de ermitas o conventos fortificados a las afueras de la ciudad. Se tienen documentadas unas 6 rabitas, variando su número según autores como Torres Balbás o Medina Conde. Podrían definirse perfectamente como centros intelectuales alrededor de personalidades importantes, como Ibn Qantaral en la rábita de Al- Batí (podría estar en el barrio de Saria, cerca del cementerio), Yahya al- Bargawati en el ribat de al- Sudan, o Muhammad al- Sahili en la rabita de Abu Qasim al- Murid. Sin duda podrían ser pequeñas mezquitas apartadas de la vida terrenal, con un número de seguidores piadosos, y místicos.
Dentro del plano económico la vida de las ciudades se hacía en los zocos, la alhóndiga o la alcaicería. Allí se movían todos los productos que llegaban de la provincia. De Ronda llegaba la ganadería, de la Axarquía la importante seda, cereales de Alfarnate, los afamados higos, pasas, árboles frutales, y el vino. Respecto al vino malagueño, también llamado charab almalaquí, diremos que a pesar de su prohibición los musulmanes tuvieron que darle la vuelta y distinguir entre vinos lícitos y no lícitos. No sólo tenía incidencia el mercado interior, sino que también al exterior se mandaban productos, jugando un papel importante los genoveses de los que anteriormente hemos hablado.
Los principales zocos se estructurarían en la zona de la Mezquita Mayor, barrio-mercado que bien podría estar por la actual Calle Salinas o Bolsa, además del suq al- gubar o zoco cerealístico, y el zoco de los mercaderes de paja. Incluso se habla de un pequeño arrabal de los herreros en la zona de Puerta del Mar.
La alcaicería malagueña se documenta en los s. XI- XII, con un amín en cada gremio y un Sahib al- Suq al frente del mercado. Se debió situar muy cerca de la Mezquita Mayor, y estaría conformada por un barrio enteramente comercial, donde se llevaban a cabo actividades comerciales con productos de lujo, como pieles, orfebrería o paños de seda.
Mientras que las telas de lino y de algodón, alfombras y mantas, se realizaban en los talleres particulares, la seda y los brocados eran manufacturas reales, realizándose en talleres llamados tiyaz. En Málaga se tejían túnicas de seda bordadas con hilos de oro que llevaban los miembros de la élite y gobernantes. Incluso habría un personal exclusivo dedicado al peso y calidad de la seda, los yalis o inspectores. Hay datos de que la zona actual de Calle Cristo de la Epidemia y Calle Lagunillas sería zona de tejares. Otro producto del que Málaga tenía fama eran los platos dorados y esmaltados, que incluso se exportaban a oriente y tendría mucho mercado sobre todo en el s. XV.
También las manufacturas del cuero, tanto fundas, cinturones o cojines, destacarían dentro de estas actividades comerciales, teniendo documentadas contadurías y tenerías en la zona actual de La Goleta.
Sobre las alhóndigas en Málaga, como centro de compra-venta de trigo, además de la alhóndiga del Castil de los Genoveses, destacaban las de la callejuela llamada de San José, otra en Puerta del Mar, un almacén de trigo en la calle de los caballeros o actual San Agustín, y otra alhóndiga en la Calle Curtidores. Y otra alhóndiga era la conocida como de Ibn Salim, dedicada a la venta al por mayor, siendo utilizada también como posada y huerta.
Así mismo, habría un zoco del hilado o Suq al- gazl, donde se movían cereales, alimentos y fibras textiles. Este zoco estaría cercano a la alcaicería, formado por talleres gestionados por el Estado.
Si antes hemos dicho que la población podría a ascender a unos 20000 habitantes, claro está que habrá desigualdad. No era lo mismo la élite que vivía en la zona actual de Calle Beatas, con casas principescas como la de los Banu Manssur, que las zonas pobres y llenas de muladares, como la Calle Camas.
Respecto a los cristianos, habría tratados de libertad de movimientos, sobre todo para catalanes y valencianos (comerciantes o alfaqueques negociadores de cautivos), que tendrían cónsules y se moverían sobre todo por los puertos de Málaga y Almería a partir del S. XIV.
La judería estaría emplazada enfrente de la alcazaba, lo que hoy es Calle Granada. La población judía, reducida a cautividad en 1487, ascendía a 450, algo menos del tercio del total de los judíos de todo el reino. Estos judíos vestían de árabe o morisco y hablaban bien el árabe, llevando a cabo actividades comerciales e incluso como poetas en la corte de Granada.
De nuevo nos movemos por las callejuelas de la ciudad y llegamos a un edificio de otra índole, las Atarazanas, en el campo económico y militar. Sobre su construcción, aunque la mayor opinión es que se realizó en época nazarí, hay datos que nos da Ibn Zannun que puede llevarnos a pensar que puede ser anterior. Lo que está claro es que sus primeras noticias datan del s. XII- XIII. La función primordial del edificio iría desde almacenes hasta su uso como astilleros y arsenal. Su situación estaría frente al Castil de los Genoveses. El cronista Al- Basti habla de sus arcos y de su torre albarrana, posiblemente utilizada como observatorio por su tamaño. A principios del s. XVIII la torre sería rebajada y denominada Torre Gorda, al tiempo que se construiría en esa zona el fuerte de San Lorenzo. Más tarde, las Atarazanas albergarían navíos castellanos y toda clase de instrumentos y objetos de navegación, siendo arsenal también.
Y al fin llegamos al fortín, al tercer elemento de la ciudad, el militar, su alcazaba. Su construcción, concebida por Badis b. Habus, se llevaría a cabo por fases, y se utilizaría la ladera del monte de Gibralfaro para aprovechar su situación estratégica. La zona áulica superior se realizaría en tiempos del emir Yahya, la doble muralla en tiempos del zirí Badis, luego habría algunas realizaciones taifas, y sobre todo con los nazaritas se completaría.
El uso del edificio como ente independiente a la ciudad, como ciudadela separada de la ciudad, comprendería un pequeño barrio en la zona superior, en la zona de los cuartos de Granada, del s. XII. En la alcazaba, el sitio más seguro del territorio, respaldado por el castillo, residiría el gobernante o walí, y su defensa siempre estaría encomendada a un cuerpo mercenario beréber. Cabe destacar en la historia del edificio una de las resistencias en el s. XII por el beréber Magluf Ben Mallul.
En el s.XIII de nuevo la alcazaba en obras, construyéndose la Torre Maldonado, el patio de Surtidores, las Puertas de los Arcos, o el Arco del Cristo. La alcazaba dominaría todo el territorio, tanto por mar como por tierra, y en época hammudí tendría un simbolismo de inexpugnable, incluso fue utilizada como prisión del califa Al- Qasim Ben Hammud y sus hijos, y también dos siglos más tarde Ibn Zannun.
Los almorávides tuvieron que resistir en la alcazaba ante la revuelta en la ciudad, cuyo cabecilla con la llegada de los almohades sería ejecutado y su cabeza llevada a Marrakech.
Ya un poco antes de la mitad del s. XIII llegarían los nazaritas; con la dinastía de los Banu Asqilula, con un gobierno auspiciado por los granadinos, pero a la vez combatiendo contra ellos con la ayuda de Alfonso X, sin ningún efecto, puesto que caerían.
De nuevo le seguirían más revueltas y la alcazaba como centro de resistencia a principios del s. XV, hasta que la ciudad cae en manos cristianas.
Sobre el otro ente militar, el Castillo de Gibralfaro, se concebiría como protección a la alcazaba en el s. XIII, con la mayor torre albarrana de toda Al- Andalus, la llamada Torre Blanca. Allí se llevaban primeramente a cabo actividades de tipo religioso, quedando documentada una rábita, hasta que ya se le da un carácter más estable y reformas con Yusuf I.
Se uniría a la alcazaba por medio de una coracha terrestre, cerrándose así como espacio compacto. En la historias de la resistencias, cabe resaltar la última resistencia musulmana de Ahmad al- Tagrí, "el Zegrí" frente a las ideas que sostenía el rendido Boabdil en Granada.
La despedida de la ciudad está cerca, dejamos de lado las calles descritas por el Libro de Repartimientos, andamos por calles estrechas con olores, actividad y vida, y salimos de la madina rumbo al puerto. Ya el mes de agosto se rendiría a los cristianos, Málaga ya no disfrutará de las riquezas musulmanas y el aire brinda un nuevo olor, el de las deportaciones y una nueva población. Todos los pueblos, igual que llegaron a Málaga, se van, pero hay algo que siempre permanecerá sonriendo a la ciudad: el mar, que nos llevará a otros puertos...
BIBLIOGRAFÍA
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