sábado, 13 de julio de 2019

LOS JUECES DE LA CÓRDOBA CALIFAL


LOS JUECES DE LA CÓRDOBA CALIFAL

Pasajes de la historia de al-Andalus
10/05/2017 - Autor: Redacción - Fuente: Musulmanes Andaluces

A los jueces los nombraba el soberano, en quien residían de modo eminente todas las facultades judiciales: se consideraba al monarca como juez nato, y de la fuerza de su autoridad pendía la eficacia de las resoluciones de los jueces; pero como el pueblo de Córdoba en muchas ocasiones se mostró muy celoso de sus intereses, y durante largo tiempo poseyó bastante vivo su civismo, insinuó su intervención en la forma en que podía, imponiendo al monarca la condición de que el juez fuese grato y aceptado por el elemento popular. No ha de extrañar, por consiguiente, que los monarcas tomaran precauciones para acertar en su nombramiento; al efecto, consultaban con ministros y personas de prestigio en Córdoba, los cuales indicaban a los posibles candidatos. Son raras las ocasiones en la que los jueces de Córdoba fueron nombrados sin una consulta previa, por consideraciones de mera simpatía personal o por intriga política.
Para el cargo de juez (cadí), se nombraba a una única persona, que había de desempeñar personalmente las funciones sin delegar en otro que le sustituyera. Cuando la edad o los achaques no consentían el ejercicio personal y directo del cargo, se le destituía y se nombraba otro.
En una sola ocasión, se cuenta que el monarca estableció turno entre dos jueces que se alternaban, ejerciendo un año cada uno de ellos; pero este hecho se refiere a tiempos en que por su lejanía no es posible asegurar plenamente la veracidad de las tradiciones orales sobre este asunto.
Entre las cualidades intelectuales exigida al juez mayor de Córdoba, no parece que en los primeros tiempos se le exigiera una buena  instrucción literaria, ni aun jurídica. Fueron nombrados bastantes jueces que no las tenían; siendo tildado alguno de ellos de supino ignorante. Cuando eran verdaderamente  instruidos, los narradores históricos lo hicieron notar, si algún juez es hombre ducho en materias notariales, lo dicen; si sabe un poco de literatura, lo declaran; si es verdaderamente literato, no dejan de consignar tal noticia, diciendo que sabe escribir al dictado o redacta documentos en forma retórica elegante, o es muy culto, o es orador.
No debe sorprendernos su poca instrucción literaria y aun la jurídica, si se tiene en cuenta, que en su curia había casi siempre algún letrado o letrados (muftíes), que eran sus consejeros técnicos y los que le orientaban en sus decisiones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario