A la época musulmana pertenecen los
primeros sabios e intelectuales que conocemos en la historia del Valle de
Lecrín
Alí b. Ahmad b. al-H_ Umar b. Axaaz al-Murri Durcal
Abd al-Haqq b. Muhammad b. Alí b. Ahmad al-Tuyibi Nigüelas
Abú Abd Allah al-Nawáliši Nigüelas
Ibn al-Mursi (el hijo del murciano) Nigüelas
Mansúr b. Ahmad b. Abd al-Malik b. Wáriz al-Ansari, Abú l-Hasan Dúrcal
al-Durkali ("el durcaleño") Dúrcal
Ibn Yaafar Cónchar
A la época musulmana pertenecen los
primeros sabios e intelectuales que conocemos en la historia del Valle de
Lecrín. Gracias a la riqueza de las crónicas y obras biográficas árabes de
al-Andalus, en la actualidad contamos con una somera aunque interesante
recopilación de nombres propios y de datos relativos a la vida cultural de
nuestra comarca anteriores a 1492.
Ibn al-Zubayr nos habla, en su
célebre Kitáb silat al-sila (biografías 7 y 12), de Alí b. Ahmad b. al-H_ Umar b. Axaaz al-Murri,
de la alquería
de Durkar (Dúrcal: topónimo arabizado de origen y significado
incierto) perteneciente al Iqlím Garnata ("clima o
distrito de Granada", el Valle de Lecrín), especificando que era
"un sabio en recitaciones
coránicas y actas notariales" formado con maestros granadinos
y fallecido en el año 520 de la
Hégira (1126-7 d. C.). Con este personaje se abre la nómina de
expertos en ciencias coránicas del Valle de Lecrín que nos han transmitido las
fuentes árabes, como vivo testimonio de la sólida implantación de las
enseñanzas tradicionales árabe islámicas en nuestra comarca.
El mismo Ibn al-Zubayr cita a los
siguientes eruditos de Nigüelas: Abd al-Haqq b. Muhammad b. Alí b. Ahmad
al-Tuyibi, fallecido después del
570 H. (1174-5 d. C.), que aprendió de su padre Abú Abd Allah al-Nawáliši (el
nigüelense), que era recitador del Corán, y de otros célebres recitadores
granadinos como Abú l-Qasim Abd al-Rahím Ibn al-Faras. De Nigüelas era, asimismo, Abd al-Haqq b. Muhammad b. Abd al-Azíz b.
Sa`d al-Yumhi, conocido comoIbn
al-Mursi (el hijo del murciano), que fue un célebre experto en recitaciones coránicas y, alumno,
entre otras grandes sabios en ciencias coránicas de la Granada del s. XII-XIII,
de al-Nawlis, antes citado, lo que indica que existió toda una tradición de
recitadores en esta alquería del Valle de Lecrín. Este último sabio, Ibn
al-Murs, falleció en el año 601 H.
(1204-5 d. C.) y fue, además, profesor de recitaciones, alcanzando
celebridad por su perfecta salmodia y su bella melodía al entonar el Libro
sagrado.
En la monumental obra de Ibn al-Jatíb
antes citada, al-Ihata, que es una verdadera enciclopedia sobre las
personalidades ilustres y la historia de la Granada islámica, se dedican unas
líneas a reseñar la biografía de otro erudito del Valle que vivió antes de la
creación del estado nazarí. Se trata de Mansúr b. Ahmad b. Abd al-Malik b. Wáriz al-Ansari, Abú l-Hasan,
de la alquería de Durkar (Dúrcal),
perteneciente al "Iqlím al-Uxar" (es el Valle de Lecrín,
aunque el topónimo "uxar" no parece árabe y su sentido es incierto),
que fue "experto en resolución de cuestiones jurídicas (masa´il)",
alfaquí (jurisconsulto), y memorizó la célebre Mudawwana, que es
una gran compilación de derecho m_lik_ muy seguida por los juristas andalusíes;
este jurista durcaleño dejó de
existir en el año 577 de la Hégira (1180-1 d. C.) a una edad
avanzada.
Gracias a otra fuente biográfica árabe,
la Durrat al-hiyal fi asma´ al-riyál de Ibn al-Qadi, sabemos
de la existencia de otra importante personalidad jurídica nacida en Dúrcal en el s. XIII. Me refiero
a Átiq b. al-Hasan b. Alí b.
Muhammad b. Qasim b. Muhammad b. Abd Allah b. Saíd al-Hilali, conocido
por al-Durkali ("el durcaleño"), que estudió
con Abú l-Hasan Sahl b. M_lik y fue cadí, primero en Almería y, luego, en
Guadix. Cuando estalló la guerra en Guadix el año 665 H. (1266-7 d. C.), se
refugió en su lugar de origen, Dúrcal, donde permaneció apaciblemente hasta su
última hora, que le llegó la noche del 30 de yumada II del año 684 H. (1-9-1285 d. C.), cuando
a la sazón reinaba, en Granada, Muammad II, el gran revitalizador cultural del
reino nazarí.
A pesar de la parquedad de estas
biografías, se comprueba la existencia de una consolidada tradición de juristas
m_likíes (una de las cuatro escuelas jurídicas tradicionales del Islam, que fue
la predominante en al-Andalus, teniendo en la actualidad gran implantación en
países como Marruecos), alguno de cuyos nombres lograron celebridad en
distintas especialidades, sobre todo en qira´at (recitaciones
coránicas), disciplina en la que los andalusíes alcanzaron celebridad en todo
el Islam con sus métodos y obras, así como en masa´il (resolución
de cuestiones jurídicas). En el
Valle de Lecrín debió de existir, por tanto, un sólido tejido de kuttáb,
o escuelas coránicas adscritas a las mezquitas, en las que se
impartían los saberes coránicos clásicos, además de lengua árabe y los primeros
rudimentos del cálculo, formando, de acuerdo con la doctrina mlikí mencionada,
a los alumnos a cambio de una retribución que entregaban a sus maestros.
Algunos alumnos destacados ampliaron estudios en Granada y en otros lugares, y
llegaron a ser, como hemos visto, reputados expertos y enseñantes.
De especial interés resulta la figura de
un oriundo de El Chite,
pero afincado en Cónchar,
que vivió en plena época nazarí, y que, en lugar de seguir la carrera de muqri´,
alfaquí o cadí malikí, igual que sus paisanos antes citados, se inclinó por el
ascetismo, en un momento, por otro lado, en que el misticismo moderado y la
intensa preocupación por la caducidad de la vida se había apoderado de todos
los sectores sociales de un reino de Granada envuelto en luchas intestinas y en
estado de guerra permanente para defender sus fronteras.
El personaje en cuestión es Abú Abd Allah Muhammad b. Ahmad b. Yaafar b.
Abd al-Haqq b. Muhammad b. Yaafar b. Muhammad b. Ahmad b. Marwán b. al-Hasan b.
Nasr b. Nizár b. Amr b. Zayd b. Ámir b. Nasr b. Haqqáf al-Sulami,conocido
por Ibn Yaafar y, al
final de su vida, por al-Qunyi, es
decir, "el de Cónchar", localidad en la que fue predicador al
final de su vida. Nació, según cuenta Ibn al-Jatíb en su Ihata, en al-Yit (El
Chite) en el año 668 H. (1269-70
d. C.) y, tras estudiar con importantes maestros en Granada,
realizó el viaje de peregrinación a la Meca. Después, vivió un tiempo en Siria
y otros lugares del oriente cercano, donde se ganó la vida cuidando huertos y
se acercó a importantes ascetas y místicos de la época, como el célebre
místico chádili Ibn `Ata´ Allah de Alejandría y Abú Bakr Ibn
Muhammad al-Rundi. Abú Yaafar al-Qunyi murió en Cónchar a consecuencia de la
devastadora epidemia de peste que asoló el reino nazarí, y otros
territorios, en 1349, y fue
enterrado en la misma localidad el lunes 20 de chaabán del 750 H. (el 2 de
noviembre 1349).
Este ilustre chádili del Valle de Lecrín,
cuya piedad y saber mereció la atención del sabio y asceta almeriense de época
nazarí Abú l-Barakát al-Balaf_qi (1266-1366 ó 1372), a quien Ibn al-Jatíb
siguió para incluirlo en su tan referida crónica de Granada, escribió una obra titulada al-Anwár
fi l-mujaabát wa-l-asrár, es decir, El libro de las luces, que
versa sobre las alocuciones y los misterios, en la que recopiló cartas
propias de diversa extensión dirigidas a los maestros sufíes Ibn `A´ Allah, Abú
l-Abbás al-Mursi y Abú Bakr al-Rundi, y compiló, al parecer, algunas de las
doctrinas de los mismos y del fundador del chádilismo, Ab l-Hasan
al-Chádili. Por desgracia, el que hasta ahora es problablemente el libro más
antiguo de que tengamos noticia escrito por un autor del Valle de Lecrín, no ha
llegado hasta nosotros.
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