EL ACANTILADO REEDITA 'LO QUE EUROPA DEBE AL ISLAM DE ESPAÑA'
El libro de Juan
Vernet es una obra fundamental del arabismo español
Barcelona 28 MAY 1999
Uno de los libros fundamentales del arabismo moderno
en España acaba de reeditarse. Juan Vernet (Barcelona, 1923), catedrático
durante más de 40 años en la Universidad de Barcelona, acabó de escribirlo en
1974. Le puso por título La cultura hispanoárabe en Oriente y Occidente. Ahora,
la nueva editorial El Acantilado, sujeta al canon de rigor y belleza que el
editor Jaume Vallcorba suele dar a sus libros, lo reedita bajo el título Lo que
Europa debe al islam de España.
En ningún lugar del libro consta que se trata de la
reedición de un libro inencontrable, y es extraño dado el canon. Pero lo cierto
es que Vernet no ha tocado una sola raya del texto, que acabó hace 25 años y al
que en 1977 añadió algunos detalles secundarios. "La condición para
reeditarlo", explica el sabio, "fue precisamente la de no tocar nada.
Yo ya no tengo edad para meterme en un repaso a fondo del libro y, por otro
lado, creo que es un texto que ha aguantado bien el paso del tiempo".Así
debe de ser, en efecto, porque cuando se le pregunta por los descubrimientos
que el arabismo ha hecho en estos últimos años, y que podrían haber sido
incluidos en su libro, contesta con precisión: "Dos. Uno de ellos ya lo
incluí en un artículo mío posterior a la publicación del libro. Es la identificación
del único texto árabe que sabemos de cierto que fue copiado en la corte de
Alfonso el Sabio. Un texto que describe los mecanismos de funcionamiento de
varios relojes y que fue transcrito por Isaac ben as-Sid". La segunda
novedad tiene aún más importancia: se trata de la reconstrucción, acabada en
1980, de un tratado completo de matemáticas, compuesto por uno de los reyes de
las taifas de Zaragoza. Mientras su condotiero le garantizaba la paz, el rey se
dedicaba a los estudios matemáticos, y al parecer con provecho: "Se trata
de una aportación fundamental. La España musulmana había producido de todo,
pero ignorábamos que este de todo incluyera las matemáticas". Vernet
cierra el prólogo de su libro con unas palabras debidas al hispanista italiano
E. Cerulli. Unas palabras que matizan la sórdida y brutal imagen tantas veces
asociada a la Reconquista: "España, la primera entre las naciones en la
defensa de la Europa cristiana durante los siete siglos de la Reconquista, fue
la primera también en acoger y transmitir al Occidente europeo lo mucho que, en
los diarios contactos de paz y de guerra, recibía en el campo de la cultura y
del arte de aquel mismo mundo oriental al que se oponía en el campo de
batalla". ¿Qué le debe Occidente al islam, ya no sólo hispánico, sino en
su conjunto? La respuesta de Vernet es por una vez contundente. "Todo.
Menos la literatura, todo. Quizá no convenga decirlo así, con esta
contundencia, pero lo cierto es que les debemos una gran parte de lo que
conforma y rige nuestra vida, el cero y los manicomios incluidos".
El libro, una obra de análisis e investigación que ha
sido traducida al árabe, al francés -en Francia fue un éxito de ventas-, al
alemán y algunos de cuyos capítulos han sido aprovechados -ésta es la expresión
de Vernet- en diversos trabajos ingleses, aportó, según su autor, una novedad
crucial: "Me parece que conseguí demostrar la evidencia de una circulación
intelectual en el mundo árabe. Es decir, que los coetáneos sabían entre sí lo
que hacían. Es verdad que había traductores en Toledo, pero también en
Tarazona, Astorga o Sevilla, y unos conocían lo que hacían los otros. Esta
circulación, que iba de Este a Oeste, pero también de Oeste a Este, era muy
intensa y es una de las razones que explican la grandeza y modernidad de la civilización.
Y hay que decir que también nosotros aportamos enseñanzas originales al resto
del islam: en especial, los sistemas de agricultura".
Entre las virtudes del libro está la propia escritura
de Vernet, franca y eficaz. El sabio conoce, además, que no hay ciencia sin
seducción y así empieza: "En el mismo año 619, en que san Isidoro pasaba,
posiblemente, por uno de los mayores momentos de felicidad de su vida al
presidir el II Concilio de Sevilla, otro hombre, desconocido para él, vivía los
instantes más amargos de su existencia. Mahoma, profeta de los árabes, había
fracasado...". Le siguen 500 pulcras páginas.
* Este artículo apareció en la edición
impresa del Viernes, 28 de mayo de 1999
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