EL MAESTRO EN
ALQUIMIA Y MAGIA
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Los estudios recientes
conducen a una considerable reevaluación del papel desempeñado por el andalusí
Maslama b. Qāsim al-Qurṭubī (muerto en 353/964) en la historia del pensamiento
árabe. Además de la figura del maestro en hadiz (tradición del Profeta),
descubrimos hoy una personalidad compleja, que fue un importante transmisor del
saber entre Oriente y la Península Ibérica y autor él mismo de dos de las más
importantes obras de ciencias ocultas en Islam
GODEFROID DE CALLATAŸ
UNIVERSITÉ CATHOLIQUE DE LOUVAIN
Detalle de una de las
ilustraciones del Libro de los siete climas de Abū al-Qāsim
al-‘Irāqī. British Library, Add. MS 25724. The British Museum.
Hasta no hace mucho tiempo, el erudito andalusí Abū l-Qāsim Maslama b.
Qāsim al-Qurṭubī ocupaba un lugar más bien marginal en la historia del
pensamiento medieval del Islam. Se sabía que nació en Córdoba en 293/906 y que
murió en la misma ciudad en 353/964. También se sabía que estudió con algunos
ulemas andalusíes antes de embarcarse, en el año 320/932, hacia Oriente, al
igual que muchos de sus contemporáneos. También teníamos una idea ya
relativamente precisa de las etapas de aquella riḥla, que le llevó
a La Meca, Basora, Yemen y Siria, pasando por Qayrawān, Trípoli, Creta y
Alejandría. Fuentes fiables como Ibn al-Faraḍī (m. 403/1013), Ibn Jayr (m.
575/1179) e Ibn Ḥaŷar (m. 862/1449) nos hablan de los numerosos maestros con
los que Maslama continuó su educación durante su largo viaje, antes de su
regreso a la Península Ibérica al final de su vida. La mayoría de aquellos
maestros eran reputados tradicionistas, pero también los hubo que se dedicaban
a la mística, como Aḥmad b. Muḥammad b. Sālim al-Tustarī (m. 356/967), un
alumno del famoso Sahl al-Tustarī (m. 283/896). Las mismas fuentes nos dicen
que Maslama también tuvo algunos alumnos y que fue autor de unas obras de ḥadiz.
Claramente, Maslama era principalmente reconocido como un experto en las
tradiciones del Profeta. Sin embargo, en esta documentación se encuentran datos
extraños que no encajan bien con la imagen del tradicionista ortodoxo. Una
fuente le llama mentiroso. Según otra, Maslama era intelectualmente débil. Más
grave todavía, el tradicionista Ibn al-‘Arabī (m. 453/1148) lo cita como
ejemplo de ‘gente que se ha extraviado, al igual que Ibn Masarra’ —una condena
sin duda muy severa cuando se sabe que tanto Ibn Masarra como sus seguidores
fueron considerados sospechosos desde el punto de vista religioso y sujetos en
ocasiones a persecución—. Por si eso fuera poco, Ibn al-Farādī nos cuenta que
Maslama pasaba también por un «maestro en hechizos en talismanes».
Reconstrucción del viaje de Maslama en Oriente(base layer from
OpenStreetMap offered on http://openstreetmapdata.com/,
copyright OpenStreetMap contributors)
En 1996 se publicó un estudio que revolucionó profundamente nuestro
conocimiento de esta figura con un perfil tan desconcertante. Ese año, Maribel
Fierro publicó un artículo en el que pretendía demostrar que Maslama b. Qāsim
al-Qurṭubī fue también el verdadero autor de dos obras gemelas de considerable
importancia en la historia de las ciencias ocultas: la primera, la Rutbat
al-ḥakīm («El Rango del Sabio»), trata de la alquimia, mientras que la
segunda, la Gāyat al-ḥakīm («El Objetivo del Sabio»), se
dedica a la magia astral. Parece que la autoría de estos dos libros ha sido un
problema casi desde el principio. Los pensadores medievales, entre los que hay
que destacar a Ibn Jaldūn (m. 808/1406), atribuyeron ambos a Maslama al-Maŷrīṭī
(m. 395/1004), traductor del Almagesto y considerado por
muchos como el astrónomo y matemático andalusí más ilustre de su época. Sin
embargo, por diversas razones, esta identificación es problemática. Por ello,
la investigación moderna ha tomado la costumbre de atribuir la autoría de
la Rutba y la Gāya a un cierto
«Pseudo-Maŷrīṭī», otro autor andalusí del cual no se sabe nada, pero que se
supone que escribió hacia mediados del siglo V/XI, es decir, cincuenta años
después de la muerte del astrónomo. Por lo tanto, es a ese Pseudo-Maŷrītī que
Helmut Ritter y Martin Plessner atribuyeron la Gāyat al-ḥakīm cuando
publicaron la edición, y luego la traducción al alemán, de este texto en la
colección del Instituto Warburg, y eso fue de nuevo el caso unas décadas
después cuando David Pingree publicó la versión latina del mismo texto, el
famoso Picatrix, también en la misma colección. Ciertamente no era
evidente ir en contra de una opinión y una tradición tan arraigadas como éstas,
pero a Fierro no le faltaron argumentos en su demostración.
En primer lugar, hay en los manuscritos de la Rutba y
la Gāya una indicación de las fechas en las que ambas fueron
escritas. Pero los testimonios son contradictorios. Mientras que algunos
manuscritos de la Rutba fechan su redacción en los años
439-442/1048-1051 —lo que lleva a concluir que la obra habría sido escrita en
el siglo XI—, otros manuscritos de la Rutba y todos los
manuscritos conocidos de la Gāya sitúan esta redacción
exactamente un siglo (de la hégira) antes, es decir, en 339-342/950-943. Y
estos mismos manuscritos de la Gāya también coinciden entre sí
en que, siguiendo la estela de la Rutba, la Gāya fue
escrita entre el 343 y el 348 AH, es decir, en el 954-960 de la era cristiana.
Como vemos, tales fechas no son compatibles ni con la cronología de Maslama
al-Maŷrīṭī ni con la del Pseudo-Maŷrītī, como reconoció el propio Martin
Plessner, calificándolas de “imposibles”. En cambio, encajan perfectamente con
la cronología de nuestro tradicionista de reputación dudosa, que murió en 964
tras regresar a su al-Andalus natal. De hecho, el argumento supuestamente más
sólido para situar la redacción de las dos obras en el siglo XI es un pasaje
del principio de la Rutba en el que se menciona una fitna.
En el contexto histórico del Andalus, la fitna se suele
equiparar con el convulso periodo del final del califato omeya, marcado por la
caída de Hishām II b. al-Ḥakam en el año 1009, y éste fue naturalmente el
partido elegido por los editores warburgueses. Pero Fierro demuestra, con
varios ejemplos, que la palabra fitna es igualmente aplicable
a otros acontecimientos de la historia andalusí, empezando por el periodo de
persecución contra los sectarios de Ibn Masarra en el que debió vivir Maslama
b. Qāsim al-Qurṭubī. Además, Fierro señala que, de las muchas fuentes
mencionadas o identificadas en los dos libros —el autor de la Gāya se
jacta de haber consultado 224 de ellas—, ninguna de ellas puede fecharse con
certeza más tarde que en la mitad del siglo X, algo que también argumenta a
favor de la datación más temprana encontrada en los manuscritos para las dos
obras.
Ilustración del Libro de los siete climas de Abū al-Qāsim
al-‘Irāqī. British Library, Add. MS 25724. The British Museum.
Queda por saber por qué se atribuyó la autoría de estas obras al astrónomo
Maslama al-Maŷrīṭī en las fuentes medievales. Como demostró Fierro en su
artículo, y como he podido confirmar en estudios más recientes, desde antiguo
ha habido una confusión entre los nombres del verdadero autor de esas obras y
del astrónomo. El nombre completo de este último es Abū l-Qāsim Maslama b.
Aḥmad al-Maŷrīṭī al-Qurṭubī, a veces dado en forma abreviada, o con algunas
variaciones. El del tradicionalista es Abū l-Qāsim Maslama b. al-Qāsim b. ‘Abd
Allāh b. Ḥātim al-Qurṭubī, pero también se conocen variantes y formas
abreviadas. Una comparación más sistemática de los datos muestra que tenían
varios elementos identificativos en común, como ‘Abū l-Qāsim’, ‘Maslama’,
‘al-Qurṭubī’ y ‘al-Andalusī’, lo que significa que las fórmulas limitadas a uno
u otro de estos elementos, o incluso a todos ellos en conjunto, no permitían
diferenciarlos. Dios da a quien no lo necesita. Dada la proximidad de los
nombres, debió de parecer muy natural atribuir al ilustre astrónomo y
matemático estas otras dos obras de ciencia, aunque los conocimientos en
cuestión fueran ciertamente de un tipo distinto al practicado por Maslama
al-Maŷrīṭī en el resto de sus escritos.
Gāyat al-ḥakīm, Rutbat
al-ḥakīm… y Rasā’il Ijwān al-Ṣafā’
La Gāyat al-ḥakīm y la Rutbat al-ḥakīm ocupan
un lugar destacado en la historia de las ciencias árabes. Aunque consideraba su
contenido peligroso e incompatible con la fe musulmana, Ibn Jaldūn habla bien
de estas dos obras y hace de su autor —al que identifica, por supuesto, con
Maslama al-Maŷrītī— ni más ni menos que el homólogo occidental de Ŷābir b.
Ḥayyān y el heredero andalusí de una larga tradición de magia y alquimia nacida
en el Oriente. Tampoco duda en llamar a Maslama al-Maŷrīṭī «el imán de los
eruditos andalusíes en las ciencias propedéuticas y mágicas» y afirma que nadie
ha escrito desde entonces un tratado tan completo y excelente sobre la magia
como la Gāya. En cuanto a la Rutba, el historiador la
describe como una obra enigmática y sólo accesible a los iniciados. Ante todo,
Ibn Jaldūn desea recordar que la alquimia y la magia fueron consideradas por
Maslama como «las dos conclusiones de la filosofía» y que quien no se interese
por ellas se pierde por completo la aportación de la ciencia y la filosofía.
La afirmación de que la alquimia y la magia son las dos conclusiones de la
filosofía se encuentra efectivamente en Maslama, e incluso se puede añadir que
esta idea es la que determinó a nuestro autor a escribir sus dos obras como lo
hizo, tal y como él mismo explica en cada uno de los dos prólogos. Para él, en
efecto, la alquimia y la magia deben considerarse, en ese orden, como los dos
últimos peldaños de la escalera filosófica que conduce al sabio al más alto
grado de la sabiduría. Cabe entonces preguntarse legítimamente a qué corresponden
los demás peldaños de esta escalera. A este respecto, Maslama es menos
explícito, pero en varios lugares de la Rutba alude a una obra
que evidentemente tiene en gran estima y que parece considerar en cierto modo
como el modelo ideal de discurso filosófico. Esta obra son las Rasā’il
Ijwān al-Ṣafā’ (Epístolas de los Hermanos de la Pureza), una
famosa y misteriosa enciclopedia de ciencia y filosofía que un grupo de
pensadores escribieron bajo el anonimato en Oriente.
La escalera filosófica según Maslama
Como el nombre indica, las Rasā’il son una colección de
tratados escritos en forma de epístolas y agrupados en cuatro secciones
principales: ciencias matemáticas, ciencias naturales, ciencias del alma y del
intelecto y, por último, ciencias divinas. Dado que los Hermanos de la Pureza
organizaron este conocimiento a la manera de un viaje ascendente que el alma
del verdadero filósofo realiza para encontrarse con su origen celestial, no es
difícil entender que Maslama haya considerado esta obra como una introducción a
sus propios tratados. Y, aunque Maslama no lo diga explícitamente, se podría
incluso imaginar que las secciones de la enciclopedia de los Ijwān corresponden
cada una a uno de los peldaños que preceden a los dos últimos de su escalera
filosófica. En su edición de la Gāyat al-ḥakīm, Ritter y Plessner
ya señalaron una serie de pasajes, algunos de varias páginas, inspirados o
directamente tomados de las Rasā’il Ijwān al-Ṣafā’, y en particular
de la última epístola del corpus, sobre la magia. De hecho, las Rasā’il
Ijwān al-Ṣafā’ se consideran generalmente una de las tres fuentes más
importantes de la Gāya, con el corpus de escritos atribuidos
a Ŷābir b. Ḥayyān y con la Agricultura nabatea (al-Filāha
al-Nabaṭiyya), otro tratado atribuido a una figura también bastante
enigmática, Ibn Waḥshiyya.
Las cosas se ven diferentes en la Rutba. Curiosamente, no se
detectan allí estos préstamos. Por otra parte, como se acaba de señalar,
Maslama hace referencia explícita a las Epístolas en varios
lugares del tratado. Veamos un ejemplo:
Ya hemos presentado (wa-qad qaddamnā),
sobre las obras que tratan de las ciencias propedéuticas y de los secretos
filosóficos, 51 epístolas en las que hemos reflexionado a fondo sobre esas
ciencias —lo que nadie de nuestra época había hecho antes que nosotros—. Esas
epístolas circularon y se hicieron famosas entre ellos. Compitieron entre ellos
en estudiarlas y animaron a sus contemporáneos a estudiarlas. No sabían quién
las había compilado ni de dónde fueron compiladas. Sin embargo, los
inteligentes, después de haberlas investigado a fondo, por su apreciación de
las mismas y por la apreciación de sus expresiones, entendieron que formaban
parte de una obra compuesta en la época en la que les tocó vivir, pero no
sabían quién las había compilado. Y todo esto se encuentra en aquellas obras,
determinado y establecido.
Este extracto es interesante por más de una razón. Además de atestiguar el
alto grado de estima que Maslama tenía por las Rasā’il, también
demuestra que el erudito andalusí era plenamente consciente de que las Epístolas planteaban
un grave problema de paternidad. ¿A qué se refiere exactamente cuando comienza
diciendo que “ya ha presentado” las Rasā’il a sus
contemporáneos? ¿Es una forma de explicar que fue el primero en darlas a
conocer a sus lectores andalusíes o implica algo más por su parte? La fórmula
no es muy clara y tal vez la ambigüedad del verbo fue elegida deliberadamente.
Por otra parte, el sentido de lo que sigue en el extracto no es dudoso. Está
muy claro que las Epístolas fueron compuestas en una época
anterior a la suya.
Portada de la Rutbat al-ḥakīm en el manuscrito Ragıp Paşa 965.
Otro extracto, al final del mismo prólogo, hace que el misterio sea mayor:
Este libro nuestro que hemos titulado el
“Rango del Sabio”, lo hemos concebido como un resumen de aquellas numerosas
epístolas (…). Hemos discurrido en él de todo lo que habíamos tratado por
separado allá. Efectivamente, habíamos dedicado a cada una de las disciplinas
filosóficas una epístola individual, ya que, debido a la cantidad de las
disciplinas, fueron numerosas las epístolas.
Esta vez Maslama sugiere a sus lectores que él mismo es el autor de unas
epístolas relacionadas con cada disciplina filosófica. ¿Qué debemos entender?
¿Significa que él, a su vez, escribió epístolas siguiendo el modelo de las que
acaba de mencionar? ¿O está tratando de dar a entender que desempeñó un papel activo
en la propia redacción del corpus original?
De hecho, las declaraciones de Maslama en la Rutba sobre
las Epístolas son bastante desconcertantes. Presenta su libro
como un resumen de las Rasā’il cuando en realidad no se parece
a ellas ni por el tema ni por su organización interna. La Rutba es
un tratado de alquimia, no una enciclopedia del conocimiento humano, y la
disposición de sus partes no refleja el camino filosófico tan escrupulosamente
definido por los Hermanos de la Pureza. Incluso se puede ir más allá. Mientras
que, como hemos visto, la Gāyat al-ḥakīm está llena de
préstamos de la Rasā’il, parece que la Rutba, que fue
escrita anteriormente a la Gāya, está totalmente desprovista de
ellos. El contraste es tan llamativo desde este punto de vista que, en contra
de lo que quería hacer creer a sus lectores, es posible que Maslama ni siquiera
tuviera en sus manos la obra de los Ijwān al-Ṣafā’ cuando escribió su tratado
de alquimia.
Tal vez sea un buen momento para recordar la reputación de nuestro autor entre los historiadores, como un mentiroso y un pensador equivocado. Sin embargo, en la literatura árabe posterior, y hasta en algunos estudios contemporáneos, son numerosos los testimonios que atribuyen a un solo autor la autoría no sólo de la Rutba y la Gāya, sino también de las propias Rasā’il Ijwān al-Ṣafā’. Se ha demostrado que, con toda probabilidad, eruditos como Ibn Sab‘īn (m. c. 668/1269) e Ibn Jaldūn ya compartían esta creencia, y hay muchas razones para concluir que esta creencia se inspiró, desde el principio, en las ambiguas afirmaciones del propio Maslama. Es interesante observar hoy en día que, en el caso de los autores medievales, esta trilogía de obras no se atribuía a Maslama b. Qāsim al-Qurṭubī, sino a su casi homónimo Maslama al-Maŷrīṭī, que era mucho más famoso que él. Está claro, una vez más, que Dios da a quien no lo necesita.
PARA AMPLIAR:
- de
Callataÿ, Godefroid, “Magia en al-Andalus: Rasā’il Ijwān al-Ṣafā’, Rutbat
al-Ḥakīm y Gāyat al-Ḥakīm (Picatrix)”, Al-Qantara 34.2
(2013), pp. 297-343.
- de
Callataÿ, Godefroid y Moureau, Sébastien, “Again on Maslama Ibn Qāsim al-Qurṭubī, the Ikhwān
al-Ṣafā’… and Ibn Khaldūn: New Evidence from Two Manuscripts of the Rutbat
al-ḥakīm”, Al-Qanṭara 37 (2016), pp.
329-372.
- de
Callataÿ, Godefroid – Moureau, Sébastien, “A Milestone in the History of
Andalusī Bāṭinism: Maslama b. Qāsim al-Qurṭubī’s Riḥla in
the East”, Histories of Books in the Islamicate World 5
(2017), pp. 85-116.
- Fierro,
Maribel, La heterodoxia en al-Andalus durante el periodo omeya,
Madrid, Instituto Hispano-Árabe de Cultura, 1987.
- Fierro,
Maribel. “Bāṭ̣inism in al-Andalus: Maslama b. Qāsim al-Qurṭubī (d.
353/964), author of the Rutbat al-Ḥakīm and the Ghāyat
al-Ḥakīm (Picatrix)”, Studia Islamica, 84
(1996), pp. 87-112.
- Gāyat
al-ḥakīm, editato por Hellmut Ritter
bajo el título Das Ziel des Weisen (Studien der
Bibliothek Warburg, 12), Leipzig–Berlin, B.G. Teubner, 1933.
- Rutbat al-ḥakīm, editado por Wilferd Madelung bajo el título The Book of the Rank of the Sage, by Maslama b. Qāsim al-Qurṭubī (CALA IV), Living Human Heritage, 2017.
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