viernes, 10 de junio de 2022

IBN NAGRELA, SAMUEL

 

IBN NAGRELA SAMUEL

Ibn Nagrela, SamuelSamuel b. Yosef ha-Levi b. Nagrela. Córdoba, 993 – Granada, 1056. Político, sabio y poeta judío.

Samuel b. Nagrela, llamado en las fuentes árabes Abū Ibrāhīm Ismā‛īl b. Nagrela, es uno de los personajes más importantes del judaísmo hispano medieval, tanto desde el punto de vista social y político como literario e intelectual. Su figura puede analizarse tanto a través de las fuentes árabes y que dejaron constancia del relevante papel que desempeñó en su tiempo como de su propia obra poética, muy abundante. Asimismo, esa relevancia explica que los expertos le hayan dedicado una particular atención, en especial los historiadores judíos y los hebraístas, existiendo un importante volumen de estudios sobre su figura, su trayectoria y su producción escrita que facilita el conocimiento de su trayectoria.

Buena parte de lo que sabemos de Samuel antes del inicio de su trayectoria política procede de la biografía que Abraham b. Dawud incluye en el Libro de la tradición. La familia de los Banū Nagrela procedía de Mérida y se proclamaba de ascendencia levítica. Sobre la denominación de Ibn Nagrela se han formulado dos hipótesis. Algunos especialistas consideran que sería un diminutivo del latín nagra, mientras que otros lo interpretan como otro ejemplo de una denominación típica de los judíos medievales, incluyendo una parte latina, en este caso Negrella o Negrilla, con el significado de “hijo de la Negrilla”, lo que tal vez aludiría a un origen norteafricano. Pese a los orígenes emeritenses de la familia, Samuel nació en Córdoba, donde se educó con algunos de los maestros judíos más importantes de la época, como anok b. Mošeh y el filólogo Yehudah ayyūŷ. Su biógrafo destaca su sólida formación y su profundo conocimiento en lengua y literatura árabes, lo que le sería de gran utilidad en el desarrollo de su trayectoria. Así lo ratifica uno de los primeros episodios destacados de su actividad intelectual, la polémica sostenida en 1013, siendo todavía muy joven, con Ibn azm, a la que el célebre polígrafo cordobés alude en su obra sobre la historia de las religiones. Asimismo, se ha sostenido que la célebre Refutación escrita años más tarde por Ibn azm, de fuerte contenido anti-judío, estuvo motivada por un escrito anti-coránico previamente redactado por el propio Ibn Nagrela, si bien hay motivos para dudar que el ya entonces visir de la dinastía ZÌrí fuese el verdadero autor de esa presunta obra.

La trayectoria de Ibn Nagrela experimentó un cambio decisivo en el año 1013, cuando la entrada de los beréberes en la capital del califato lo hizo abandonar su ciudad natal, instalándose en Málaga, donde se dedicó al comercio. En esta ciudad fue donde se produjo la circunstancia, al parecer algo casual, que había de conducirlo por el camino de la actividad política, que hasta entonces le había sido totalmente ajena. Según el relato de Ibn Dawud, su tienda colindaba con la vivienda de Ibn al-‛Arīf, secretario del soberano ZÌrí de Granada, quien, sorprendido por sus dotes, lo tomó a su cargo. Su biógrafo pretende que ya en 1020 Samuel se habría instalado en la corte granadina, fecha considerada demasiado temprana por los especialistas, siendo más probable que ello no sucediese hasta poco antes de la muerte de abūs en 1038. Fue la desaparición de su mentor, Ibn al-‛Arīf, la que le abrió la posibilidad de convertirse en persona de confianza del soberano. Antes de morir, el secretario confió al soberano abūs la capacidad y habilidad de Ibn Nagrela, tomándolo entonces a su servicio. En principio, era su hijo el destinado a sucederlo pero, según las fuentes árabes, Samuel hizo gala de su astucia para apartar al joven y ocupar su lugar.

A partir de entonces se inició su trayectoria política, que cabe calificar como ampliamente exitosa. Buena prueba de ello son las elogiosas caracterizaciones que le dedican las fuentes árabes, pese al hecho de que, tradicionalmente, la normativa islámica relativa a las minorías judía y cristiana prohibía que ningún no musulmán desempeñase función pública alguna que implicase preeminencia o autoridad sobre los musulmanes. Gracias a sus condiciones personales, a su inteligencia y sus profundos conocimientos, Ibn Nagrela despertó la admiración de los árabes, quienes suelen nombrarlo mediante la relación de paternidad (Abū Ibrāhīm) e incluso como šayj, claras muestras de respeto y consideración.

Ibn Nagrela alcanzó la máxima preeminencia política en su tiempo, logrando la plena confianza del soberano Zirí y convirtiéndose en el verdadero hombre fuerte dentro de la corte granadina. Las fuentes árabes destacan el monopolio judío en la recaudación de impuestos y la gran riqueza de Ibn Nagrela. Tanto su preeminencia política como potencia económica suscitaron la enemistad de los beréberes, pero su sagacidad y su eficacia le hicieron contar siempre con el apoyo del soberano. Asimismo, dichas fuentes describen cómo Ibn Nagrela supo ganarse la confianza de Bādīs, hijo y sucesor de abūs, gracias a su habilidad política. En efecto, los partidarios de Buluggīn, hermano de Bādīs, pretendieron involucrarlo en una conjura para deshacerse del soberano, pero, en lugar de unirse a los rebeldes, Ibn Nagrela comunicó a Bādīs sus intenciones y, gracias a ello, pudo evitar ser asesinado. A partir de entonces y a lo largo de dieciocho años (1038-1065), Ibn Nagrela se convirtió en el principal apoyo del soberano ZÌrí, siendo elevado al máximo rango, de forma que, a la función de secretario que desempeñó con abūs se unió a partir de entonces la de visir. A partir de la propia producción poética de Ibn Nagrela, algunos especialistas han pretendido, incluso, que Ibn Nagrela desempeñó funciones de índole militar, llegando a dirigir campañas bélicas, si bien otros autores cuestionan abiertamente este extremo, considerándola como irreal e imposible en el contexto de su época, producto del mero afán de los propios cronistas y autores judíos por engrandecer su figura. Si bien su presencia en campañas militares parece incuestionable, su papel no habría pasado del de mero consejero de operaciones.

Su relevante función en el ámbito político lo convirtió en el personaje judío más importante de su tiempo, siendo elevado a la categoría de nagid o representante de la comunidad ante las autoridades musulmanas, circunstancia que se habría producido en el año 1027, según Ibn Dawud, si bien es un autor poco fiable en el aspecto cronológico. El título, de procedencia norteafricana, no sería ostentado en al-Andalus por ningún otro después de su muerte.

Junto a su actividad política, la segunda faceta más importante es la actividad intelectual, en la que también alcanzó una posición destacada. Ello fue incluso reconocido por los propios autores árabes, como denota su mención por su coetáneo toledano Sā‛id al-Andalusī entre los más importantes sabios hebreos, destacando su conocimiento de la ley mosaica. En este ámbito se le atribuyen la primera recopilación de derecho judío relativo a las reglas de la vida cotidiana realizada en al-Andalus y una introducción al Talmud. Junto al conocimiento de la ley, también cultivó la lengua y la literatura y, como discípulo de ayyūŷ, mantuvo una conocida controversia con el lingüista Yonah b. ŶahaÊ de Zaragoza, si bien no se conoce casi nada de la parte filológica de su producción. No menores eran sus conocimientos en lengua árabe, ponderada por los propios autores árabes, siendo este particular dominio el que le abrió las puertas de la función de escribano y secretario, en la que sobresalió, al punto que Ibn ayyān señala que podría haber pasado como el más egregio secretario habido en el Islam. Asimismo, dichas fuentes mencionan sus vastos conocimientos científicos en ámbitos como las matemáticas, la geometría, la lógica y la astronomía.

Su producción poética ha sido profusamente analizada por los hebraístas, en especial A. Sáenz-Badillos, quien destaca, en primer lugar, su abundancia, con más de mil setecientos poemas en los que emplea la métrica árabe, aunque sin apartarse de la auténtica tradición judía. La temática que aborda abarca temas muy diversos y variados, entre los que destacan lo poemas bélicos, báquicos, sobre la naturaleza, sátiras y plegarias, etc. Por todo ello, es considerado el primero de los grandes poetas del “siglo de oro” de la literatura hebrea de al-Andalus. Asimismo, es preciso mencionar su importante labor de promoción y mecenazgo de la cultura hebrea y judía, no sólo en al-Andalus, llevando a cabo una amplia tarea de difusión de la Torah mediante la compra de libros y la ayuda económica a los que deseaban dedicarse al estudio o la literatura. Entre sus patrocinados se cuentan figuras relevantes de la cultura hebrea como Isaac ibn Albalyah, Isaac ibn Gayyat y Shelomoh ibn Gabirol, este último uno de los mejores poetas de la citada época dorada de la literatura hebrea sefardí.

Samuel murió en Granada en el año 1056, siendo sucedido en sus funciones como visir por su hijo Yūsuf, lo cual prolongó por espacio de otros diez años el predominio de los Banū Nagrela en la corte granadina. Sin embargo, su actuación no fue tan exitosa como la de su padre, en parte debido, al parecer, a su vanidad y ostentación, lo que alimentó el antijudaísmo popular que, convenientemente excitado por los agitadores, acabaría desembocando en 1066 en un pogromo que acabó con su vida y con la de buena parte de la comunidad judía granadina.

Bibl.: E. García Gómez, “Polémica religiosa entre Ibn azm e Ibn al-Nagrilla”, en Al-Andalus, 4, (1936), págs. 1-28; J. Schirmann, “Le diwan de Semu’el Hannagid consideré comme source pour l’histoire espagnole”, en Hesperis, 35 (1948), págs. 163-188; “Samuel ha-Nagid: The man, the soldier, the politician”, Jewish Social Studies, 13 (1951), págs. 99-126; H. R. Idris, “Les Zirides d’Espagne”, en Al-Andalus, XXIV (1964), págs. 39-145; E. Ashtor, The Jews of Muslim Spain, Filadelfia, 1973-1984, 3 vols.; M. Fierro, “Ibn azm et le zindīq juif”, en Revue du Monde Musulman et de la Méditerranée, 63-64 (1992), págs. 82-89; D. J. Wasserstein, “Samuel Ibn Naghrīla and Islamic Historiography in al-Andalus”, en Al-Qantara, XIV (1993), págs. 109-125; A. Sáenz-Badillos, “Selomoh ibn Gabirol y Semu’el ha-Nagid: de la amistad al rompimiento”, Corollas philologicas in honorem Iosephi Guillén Cabañero, Salamanca, Universidad Pontificia, 1983, págs. 575-601; A. Sáenz-Badillos, “La poesía bélica de Shmu’el ha-Naguid: una muestra de convivencia judeo-musulmana”, I Congreso Internacional Encuentro de las Tres Culturas, 3-7 octubre 1982, Toledo, Ayuntamiento, 1983, págs. 219-235; A. Sáenz-Badillos, “YisÊaq b. Khalfūn y Shmu’el ibn Nagrella ha-Nagid”, en Miscelánea de estudios Árabes y Hebraicos, 33/2 (1984), págs. 21-43; A. Sáenz-Badillos y J. Targarona Borrás (eds.), Šemu’el ha-Nagid. Poemas, I. Desde el campo de batallaGranada, 1038-1056, Córdoba, El Almendro, 1988; A. Sáenz-Badillos, Literatura hebrea en la España medieval, Madrid, Uned, 1991, págs. 80-89; A. Sáenz-Badillos y J. Targarona Borrás, “Shemuel ha-Nagid, un poère juif dans la vie politique musulmane du XIe siècle”, Chrétiens, musulmans et juifs dans l’Espagne médiévale. De la convergence à l’expulsion, París, 1994, págs. 135-180; A. García Sanjuán, “Violencia contra los judíos: el pogromo de Granada del año 459 H./1066”, De muerte violenta. Política, religión y violencia en al-Andalus (EOBA, XIV), Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2004, págs. 167-206; F. Maíllo Salgado, “Los judíos en las fuentes andalusíes y magrebíes: los visires”, Del pasado judío en los reinos medievales hispánicos. Afinidad y distanciamiento. XIII Curso de Cultura Hispanojudía y Sefardí de la Universidad de Castilla-La Mancha, Cuenca, Universidad de Castilla La Mancha, 2005, págs. 169-204.


Alejandro García Sanjuán

 

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