TOMA DE VELEZ MALAGA
(MÁLAGA)
En el año 711, grupos
provenientes de Oriente y del Norte de África (árabes, sirios y bereberes), de
religión musulmana, al mando de Tarik, derrotaron al rey visigodo Don Rodrigo
en la batalla de Guadalete. Empezó así la dominación árabe de la Península
Ibérica que se prolongará durante ocho siglos, hasta 1492, momento en que el
último rey nazarí rindió Granada a los Reyes Católicos.
La conquista fue
rápida; en menos de ocho años conquistaron toda Hispania a excepción de una
pequeña franja en el Norte de la Península, donde los núcleos de resistencia
dieron lugar a los reinos cristianos peninsulares, que fueron recortando
progresivamente el espacio musulmán. Gobernaron con éxito durante varios siglos
y España se islamiza, su nombre fue Al-Andalus y adoptó en gran parte las
costumbres, la cultura y la lengua del invasor y esa influencia jugó un
importante papel en su evolución histórica. Fue durante esta época cuando se
constituyó el núcleo urbano de Vélez-Málaga. La ciudad musulmana se
estructuraba con la fortaleza que era el punto más alto de la población, de
gran valor defensivo y estratégico, extendiéndose en la falda occidental del
monte, en lo que hoy se conoce con el nombre de La Villa. La fortaleza era un
potente reclamo visual, ya que su ubicación era un despliegue de poder ya que
estaba diseñada para disuadir cualquier levantamiento o rebelión de la
población conquistada. El crecimiento de población que experimentó la ciudad en
este período tendría como consecuencia el desbordamiento del área fortificada y
la aparición de zonas que conocemos hoy en día como el barrio del Arroyo de San
Sebastián y la zona del Pajarillo, en la falda del Cerro de los
Remedios. El sistema productivo nazarí, basado en avanzadas técnicas
agrícolas altamente productivas hacían posible una gran abundancia de
variedades de frutas y verduras.
Tiempos Prósperos
Vélez-Málaga fue
durante los siglos XIII al XV una de las medinas más importantes del reino
nazarí con una importante ruta comercial entre la capital de Granada y la
costa. La ciudad se encontraba bien fortificada y defendida por las murallas y
con la imagen imponente de la Fortaleza que disuadía cualquier intento de ataque.
El crecimiento de la población durante esta época hizo que las nuevas
construcciones se realizan fuera de las murallas, por lo que surgieron nuevos
arrabales que hoy en día todavía existen como el barrio del Arroyo de San
Sebastián y las actuales plazas de la Constitución y de San Francisco. No solo
en Vélez-Málaga se disfrutaba de esta prosperidad, junto a la ciudad se crearon
otros núcleos rurales fundamentales para la explotación agrícola del
medio como son Almayate, Benamocarra, Benajarafe, Pedupel, Benadalid,
Cajiz, Iberos, Iznate, Torrentes, Alcalaín, etc., dedicadas a una agricultura
especializada en el cultivo de almendras, higos, viñas y seda que se exportaban
en su mayoría.
Tras desencadenarse la
guerra final contra el trono de Granada a raíz de la toma de Alhama en 1482,
Vélez-Málaga se convirtió en una codiciada presa. Los gobernantes luchaban
entre sí, lo que hizo que las fuerzas cristianas aprovecharan la situación
ante un pueblo dividido y vulnerable, capturando fortalezas árabes y enfrentado
a los emires. La reconquista cristiana se había iniciado.
El reino nazarí de
Granada sería el último estado musulmán de la península ibérica. Entre las
razones de su supervivencia a lo largo de más de 200 años se encuentran las
barreras montañosas (Sistema Penibético) que lo protegían, la ayuda de los
benimerines, guerreros musulmanes llegados de África, y las crisis políticas y
guerras civiles de el reino de Castilla durante el siglo XIV. En el siglo XV se
inicia un período de debilidad a causa de las frecuentes luchas entre las
familias nobles que querían el trono granadino. El último rey Nazarí de Granada
fue Boabdil (Abu Abd Allah). En 1483 fue hecho prisionero por las tropas de Fernando
el Católico y en 1486 fue restituido como rey con la condición de pagar
tributos a los Reyes Católicos. Poco después estalló la guerra civil
entre los partidarios de Boabdil y los de su tío el Zagal (Abu ‘Abd Allah
Muhammad), lo que facilitó el avance cristiano hacia Granada. Sitiada por los
ejércitos de los Reyes Católicos desde la primavera de 1491, Granada cayó el 2
de enero de 1492, cinco años después de la conquista de Vélez-Málaga. Con
la toma de Granada se culmina el proceso político-militar de la reconquista.
Nacimiento Del Mudéjar
Vélez-Málaga capituló ante el rey D. Fernando
el 27 de abril de 1487, entrando por la puerta de Granada y procediendo a
consagrar las mezquitas existentes. La mayor parte de la población musulmana se
quedó como mudéjares en las alquerías de la jurisdicción de Vélez-Málaga,
debido a que la corona quería mantener el sistema productivo de la época
nazarí, con un conocimiento excepcional de la agricultura, que era parte
integral del éxito del área..
Tras la
expulsión de los musulmanes, la repoblación de la ciudad tuvo un marcado
carácter militar, pues la zona aún seguía siendo frontera con el reino nazarí y
aún no había caído Granada, por lo que en buena parte fue ocupada por escuderos
de los guardas reales participantes en su conquista.
En los
privilegios obtenidos por la ciudad tras la conquista se destaca especialmente
el de su jurisdicción, que situaba su gobierno en un término más amplio, pues
se añadieron los distritos rurales de Bentomiz y Frigiliana primero y Zalia en
1488. En el ámbito fiscal se otorgaron dispensas especiales a Vélez por privilegio
de los Reyes Católicos, que incluían no pagar impuestos en los productos
básicos de consumo como alimentación y ropa pero también en artículos de lujo
como seda, jabón y el lino. Pero aún persisten los disturbios como consecuencia
del levantamiento de los mudéjares de Nerja y Torrox en 1488 que ocasionó
numerosas muertes en el bando cristiano. Esto provocó la preocupación de los
líderes cristianos y se nombró como alcaide de la ciudad de Vélez a D.
Francisco Enríquez (tío del Rey) para tratar de apaciguar los disturbios. Bajo
su gobierno, Vélez experimentó cambios significativos en sus edificios y sus
usos. El cambio más notable fue que todas las mezquitas se convirtieron en iglesias.
La implantación de una nueva formación social,
trae consigo una reorganización espacial y demográfica. El reciente poder
establecido, con sus propias necesidades y con un concepto de ciudad distinto
al musulmán, trae consigo la renovación arquitectónica que se plantea,
fundamentalmente, desde la ordenación de plazas públicas, edificios civiles y
religiosos.
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