LOS TRABAJOS DE LOS MORISCOS
Los moriscos, en casi
toda Andalucía, se dedicaban a los trabajos agrícolas en su mayoría. En la Alpujarra destaca el uso del
cultivo de regadío (por medio de acequias), el aprovechamiento del difícil
territorio, y, además, la producción de la seda (donde podemos recalcar los
municipios de Órgiva, Ferreira y Poqueira). Esta producción agrícola hacía que
las relaciones que existían entre los moriscos del mundo rural y los de la
ciudad de Granada fueran constantes, pues en la ciudad de Granada se encontraba
un importante centro comercial e industrial de este mercado. En ella se
realizaban numerosos tratos, además de venderla en bruto, o convertida en
mantos, paños o ropajes, en la alcaicería de Granada. Los constantes contactos
entre los alpujarreños y granadinos, permitió planear la sublevación, llegando
incluso, las autoridades de Granada, a querer expulsar a todo morisco no vecino
de la ciudad. Esto se debió a otro factor importante y es la competencia entre
las telas granadinas y las traídas de fuera de Andalucía, desde castilla. Se
calcula que pudo haber casi 4000 telares antes de la expulsión de los moriscos del
reino de Granada, encargándose cada familia de estos, recogiendo una media
aproximada de 40 mil o 50 mil capullos de seda.
La mayoría de la población morisca sevillana se
dedicaban a trabajos relacionados con el Alcázar, las atarazanas, y los caños
de Carmona. También encontramos abundantes trabajadores moriscos en sectores
como la yesería, la carpintería o de albañiles, en menor medida. También los
encontramos como herreros, torneros, plateros… además encontramos a muchos
moriscos relacionados con la producción del pan. En lo que respecta a otras
comarcas del reino de Sevilla,
como el Aljarafe, encontramos una importante relación de estos moriscos con la
producción frutícola de las huertas del Aljarafe. En otras localidades del
reino, como la Algaba, encontramos a moriscos dedicados a la labranza, además
de algunos albañiles y algún herrero. Parece que estos mantenían vínculos
estrechos con los moriscos de la capital. Los mudéjares algabeños se acabarán
transformando en moriscos en 1502, casi de forma simultánea a los de la capital
sevillana.
También poseían
esclavos, que solían liberar antes de morir, como Inés de Medina, una morisca
que libero a su esclava Francisca. Sin embargo, la posesión de esclavos no
indica un nivel socioeconómico alto, si no, como dijimos antes, son gente de
clases humildes y trabajadoras. Ejemplo de esto es la ciudad de Antequera, con
una enorme mayoría morisca esclava, frente a una minoría en libertad. Sin
embargo, la mayoría de estos moriscos se dedicaban a las labores del campo o
domésticas.
En lo que respecta a la
población morisca del reino de
Córdoba, si bien hay una mayoría de trabajadores en el campo, trabajando
como labradores, hortelanos o simples trabajadores del campo, hay una mayoría
de trabajadores en el sector secundario, dedicándose a la zapatería, la
construcción o como horneros. Todo esto se vio acentuado por la llegada de los
moriscos granadinos tras la Guerra
de la Alpujarra. En lo que respecta al reino de Jaén, encontramos que la mayoría de estos se dedican a los
trabajos en el campo (una constante en toda la sociedad o grupos moriscos) o a
la artesanía, con casos como Andújar o Bedmar.
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