martes, 21 de noviembre de 2023

QANATS, INFRAESTRUCTURA HIDROGEOLÓGICA SUBTERRANEA

 

QANATS. INFRAESTRUCTURA HIDROGEOLÓGICA SUBTERRÁNEA.


Los árabes tuvieron una gran experiencia en la técnica de los qanats o conducciones subterráneas, que aprendieron en Persia, Mesopotamia y Siria, llegando a ser consumados maestros y extendiéndola por todo el norte de África y al-Andalus. Imagen: De NAEINSUN - Trabajo propio, CC BY-SA 3.


(711-1492) Al-Andalus es el nombre con el que se conoció a todas aquellas tierras, gobernadas por musulmanes, que habían formado parte del reino visigodo: la península Ibérica, la Septimania francesa y las Islas Baleares. 

EL AGUA o las aguas son indispensables para la vida, para calmar la sed y para elaborar las más variadas bebidas y comidas de olla y cazuela. Es la esencia de los cultivos y los sistemas de irrigación.

En el Islam, el agua es origen de la vida, creada por Dios. La sura 21, aleya 30, del Sagrado Corán recuerda al hombre este origen:

«¿Es que no han visto los incrédulos que los cielos y la tierra estaban unidos y los separamos? ¿Y que hicimos provenir del agua a todo ser viviente? ¿No creerán aún?


En Al-Andalus se desarrolló una gran tecnología en ingeniería hidráulica, sistemas de captación, canalización y almacenamiento además de diversos ingenios y mecanismos. La literatura andalusí contiene numerosas apariciones y menciones del agua relacionada con lluvia, surtidores, ríos, acequias, norias, albercas, etc.

Los musulmanes de Al-Ándalus perfeccionaron inmensamente las técnicas de riego, se convirtieron en los maestros de la técnica hidráulica agrícola, aprovecharon los sistemas de riego romanos que aquí encontraron, y junto a las técnicas orientales que conocían, pudieron lograr un excepcional aprovechamiento del agua, no podemos pasar por desapercibido el hecho del contenido etimológico árabe de las palabras actuales con las que se designan las obras hidráulicas o de riego: sèquia, assut, assarb, sínia, nória, alcaduf, aljub, safareig, martava, tanda, etc..

Los dos sistemas de regadío tradicionales todavía vigentes en la actualidad provienen de la época musulmana, además de las canalizaciones del agua o acequias, y de los qanats (canales subterráneos) por las que corría el agua de los ríos o de los manantiales, sirviéndose de los desniveles del suelo. En la utilización de las aguas fluviales emplearon los azudes o presas, y los alquezares o cortes.

La comunidad científica coincide en que fueron los musulmanes los que exportaron a la Península Ibérica numerosas técnicas y sistemas de irrigación, entre ellas las foggaras, qanat(s) o galerías drenantes (TROLL y BRAUN, 1972; MARTÍ, 1989; AL-HASSAN y HILL, 1992).


Los árabes tuvieron una gran experiencia en la técnica de los qanats o conducciones subterráneas, que aprendieron en Persia, Mesopotamia y Siria, llegando a ser consumados maestros y extendiéndola por todo el norte de África y al-Andalus.

Efectivamente, en España existe una importante presencia de las galerías drenantes por todo el territorio del antiguo Sharq Al-Andalus. Los musulmanes, que basaron su patrón de asentamiento en función de los recursos hídricos que les permitieran abastecerse y crear perímetros de regadío, desarrollaron complejos sistemas de captación y reparto del agua superficial de cursos fluviales y manantiales.

Pero en aquellas áreas de la Península Ibérica en que su disponibilidad no era suficiente para el mantenimiento de los perímetros regados (la España más árida), las soluciones que adoptaron consistieron en la captación de las aguas freáticas a partir de la construcción de pozos, norias y sobre todo de galerías drenantes. En este sentido, destacan por su concentración y abundancia los territorios del sudeste andaluz (Granada, Jaén y especialmente Almería), Murcia, Alicante, Valencia, Mallorca y algunos sectores de Cataluña.

Ahora bien, las galerías subterráneas se extendieron por todo el territorio español, aunque no con la misma densidad que en las áreas citadas. Por consiguiente, se localizan galerías en Teruel, Cuenca, Madrid, Córdoba, Sevilla, Badajoz, Toledo y Albacete, como provincias más representativas.

El llamado  «qanat» (del árabe قناة, qanāh: «canal»), era una infraestructura hidrogeológica subterránea de irrigación, suavemente inclinada para transportar agua desde un acuífero o pozo de agua a la superficie para riego y bebida, actuando como acueductos subterráneos.

En ocasiones eran galerías drenantes, sistema de captación de agua subterránea muy singular. Forman parte de este legado hidráulico, de gran trascendencia espacial, social y económica. Estas captaciones aparecen fuertemente relacionadas con áreas de escasos recursos hídricos superficiales.

Conducía el agua desde el depósito localizado en el subsuelo hasta el lugar donde se necesitara y su proyección podía reducirse a una sola conducción o complicarse, cuando la técnica estaba muy avanzada podía convertirse en una red de conducciones, auténtico laberinto bajo el suelo.

Tradicionalmente, los qanats son construidos por un grupo de trabajadores calificados, muqannīs, con mano de obra. Es una profesión históricamente bien pagaba y generalmente se transmitía de padres a hijos.

Las dimensiones de la galería eran considerables: 1 metro de ancho por 1,80 de alto, por lo que un hombre de pie podía circular perfectamente. Eran verdaderos acueductos subterráneos, revestidos de ladrillo en su interior, especialmente en las zonas donde la roca podía resquebrajarse.

Cada cierto tramo (alrededor de 50 metros) se practicaban en las galerías unas perforaciones de comunicación con la superficie del suelo; agujeros por los que, a un tiempo, se echaban fuera los escombros acumulados en la perforación y se creaba una corriente de ventilación de aire, que evitaba la acumulación de gases y la acumulación de agua. Incluso, si la corriente de aire era de importancia, ayudaba al agua a que ésta fluyera más rápidamente. A veces estas perforaciones constituían profundos pozos verticales, de hasta 55 metros de profundidad en aquellos tramos más cercanos al depósito acuífero madre.

Los sistemas de qanats no servían sólo para la agricultura, sino también para llevar agua a las ciudades, como sucedió en Marrakech. En al-Andalus ése fue el caso de Guadalajara, Crevillente, Cádiz, Granada, Turrillas (Almería), o Madrid –el famoso Mayrit árabe–, entre otras ciudades.

La famosa red de qanats de Madrid (ciudad cuyo nombre indica agua: Mayrit, del árabe mayra, canal de agua) ha sido tan celebrada como discutida por los distintos autores contemporáneos. Mayrit fue fundado por el emir omeya de Córdoba Muhammad I en el año 871 como plaza defensiva del paso hacia la sierra de Guadarrama. Dependiente de Toledo, en su trazado se repetían las constantes de toda ciudad islámica: alcazaba (la Almudena), mezquita aljama, baños, zocos y barrios o rabal.

Encaramada en un risco a cuyo pie fluía el río Manzanares, quedaba un tanto lejos de sus aguas como para poder aprovecharlas. No obstante, a lo largo de la historia siempre se ha conocido a Madrid como la ciudad construida sobre las aguas, y esto es debido a que la leyenda decía que bajo el suelo de Madrid había numerosas corrientes de agua. A buen seguro que se trataría de la red de qanats, una red de galerías de 7 a 10 km, y con unos pozos de aireación con la superficie que a veces sobrepasan los 50 metros de profundidad.

Toda esta red de irrigación subterránea hizo posible que el Madrid medieval pudiera tener en su contorno un gran número de huertas que enriquecieron la ciudad, y no sólo en el medievo sino también en época de Felipe II, quien la eligió como capital de sus reinos en 1561. la red de qanats continuó abasteciendo a Madrid a lo largo de los siglos hasta 1860, lo que es todo un récord en honor de aquellos ingenieros hispano-musulmanes.

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