viernes, 19 de abril de 2024

EL PAPEL DE LA MUJER EN LA MÚSICA DE AL-ÁNDALUS

 

EL PAPEL DE LA MUJER EN LA MÚSICA DE AL-ÁNDALUS

Mujeres esclavas, libres, transmisoras de tradiciones y educadoras de los hijos, así como su reflejo en la iconografía

Reynaldo Fernández Manzano – Es un medievalista, organista y musicólogo


Gracias a los Diccionarios biográficos, género histórico de gran tradición en el mundo islámico, conocemos a más de 116 mujeres en la cultura de al-Andalus. Recientemente mencionar los estudios de Mika Paraskeva (2016): Entre la música y el eros. Arte y vida de las cantoras en el Oriente medieval. El libro de las canciones Kitab al-agani. Mi artículo (2020) sobre El papel de la mujer en la música de al-Andalus, en el libro homenaje al catedrático José Antonio González Alcantud, y el completo y documentado libro de Manuela Cortés García (2022) Actividades artísticas de las mujeres andalusíes y moriscas, canto, instrumentación y danza, que tuve el honor de prologar.

Dentro de este colectivo podemos distinguir tres grandes grupos: las mujeres esclavas, las mujeres libresy la mujer y la cultura popular y cotidiana.

Se ha mitificado el papel de la mujer en al-Andalus en la literatura de finales del siglo XIX y primera mitad del siglo XX, considerando a la mujer en al-Andalus como una precursora -casi- del feminismo actual, culta y liberal. Ciertamente llegó a un grado de desarrollo mayor que en otras zonas del mundo medieval pero con bastantes limitaciones. Las esclavas no eran libres, pertenecían a sus amos, debían satisfacerlos física e intelectualmente. Una joven esclava que supiera cantar, tocar instrumentos, componer poemas, bailar, era mucho más apreciada que otra que careciera de estas cualidades, pero era para mostrarlas ante su señor o para que este presumiera de su poder y riqueza ante sus amigos -hombres- exhibiéndola, prestándola o vendiéndola. Gozaban de un estatus mejor que el resto de las esclavas, siendo las favoritas, pero cuando la juventud y belleza desaparecían su papel era diferente, encargándose del aprendizaje de otras esclavas jóvenes. También había escuelas de esclavas para así aumentar su valor a la hora de su venta.

Las mujeres libres, como muy bien indica Manuela Marín, con alguna excepción, habían recibido la formación de su padre, sus hermanos o su marido.

La mujer también jugó un papel destacado en la cultura popular, ritos nupciales, de nacimientos, etc., así como en los cantos y danzas que acompañan los ciclos festivos agrarios y religiosos y en la educación de los pequeños. La cultura amazing (o bereber) se transmitirá fundamentalmente por la memoria oral de los poetas y las mujeres, tan importante en al-Andalus y África.

En el terreno de la iconografía referida a Granada podemos destacar las pinturas de la casita árabe que se sitúa a la izquierda de la Torre de las Damas en los Jardines del Partal, descubiertas en 1908 al levantar los enlucidos de las paredes de una reducida habitación. Se pueden ver, en la parte baja, hombres y mujeres que se solazan con músicos y cantores, una tañedora de `ūd, otra de duff (adufe, pandereta) junto a cantantes. Según Antonio Fernández Puertas fueron realizadas en época de Yusuf I (1340-1350).

El amor ‘udrî y amor cortés se desarrolló tanto en el mundo islámico como en el cristiano con mutuas influencias y relaciones.

Al-Mu`tamid (1040-1069), rey de Sevilla, paseando un día a orillas del Guadalquivir con su amigo y amante Ibn `Ammâr de Silves o Abenamar (1031-1086) jugaban a improvisar poemas, entretenimiento extremadamente popular en la sociedad andalusí de la época. Al levantarse una ligera brisa sobre el río, dijo al-Mu‘tamid: «El viento tejiendo lorigas en las aguas». Ante lo cual esperaba la respuesta de su compañero. Sin embargo, Ibn Ammar no tuvo tiempo de responder puesto que ambos oyeron una voz femenina que completaba la rima: «¡Qué coraza si se helaran!». La voz correspondía a una muchacha escondida tras los juncos. Era una joven bellísima llamada Rumaikiyya, esclava de un arriero. Al-Mu‘tamid quedó inmediatamente enamorado, la llevó a su palacio y la hizo su esposa, tomando el nombre de Itamad. Cuando al-Mutamid fue depuesto, Rumaikiyya partió con él al exilio. La relación Al-Mu‘tamid y Rumaikiyya fue la fuente de numerosas historias, como la que aparece en el Libro de los ejemplos del Conde Lucanor y de Patronio, cuento XXX, De lo que aconteció al rey Abenabed de Sevilla con su mujer, Ramaiquía, obra de Don Juan Manuel.

Guillermo IX (1071-1127), Conde de Poitiers y Duque de Aquitania, será el primer trovador occidental del que nos ha quedado obra en lengua provenzal. En los años 1101 y 1102 participó tardíamente en la Primera Cruzada tras la caída de Jerusalén. Sostuvo varias guerras contra los condes de Tolosa. Fue excomulgado en dos ocasiones, una de ellas por abandonar a su esposa legítima y arrebatarle a la fuerza la mujer a su vasallo el vizconde de Châtellerault. Hizo adornar su escudo de guerra con la imagen de su mujer desnuda. Entre 1120 y 1123 combatió junto a Alfonso I el Batallador, su cuñado, para intentar conquistar a los musulmanes el reino de Valencia.

Guillermo IX, según Ramón Menéndez Pidal, se vería influenciado por la poesía y la música de al-Andalus, así como por el amor `udrī.

En la Alhambra de Granada, concretamente en la Sala de los Reyes, tenemos pinturas en las tres bóvedas realizadas para Muḥammad V, en donde se muestran escenas de caza, así un caballero cristiano ofrece un león a una dama islámica y un caballero musulmán caza a un jabalí para una dama cristiana a los pies del “Castillo del Amor”; un torneo a muerte entre un caballero cristiano y otro nazarí, bajo la mirada de unas doncellas en un castillo. Un caballero cristiano que lucha con un hombre salvaje que tiene secuestrada a una dama; una partida de ajedrez entre una dama y un caballero (que puede simbolizar compartir los secretos del amor); la fuente de la juventud y el famoso “Castillo del Amor”; junto a la representación de diez personajes hispanomusulmanes en la nave central.

Según investigaciones de Carmen Bernis Madrazo (1982) estas pinturas se realizaron a comienzos de 1380 en el estilo gótico lineal o franco gótico. Jesús Bermúdez Pareja (1987) se ocupó del tema en una interesante monografía. Antonio Fernández Puertas (2017) argumenta y ofrece datos para considerar que fueron realizadas probablemente por un pintor venido de la corte castellana de Juan I Trastámara.

 

 

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