EL FINAL DE LA TAIFA DE
SEVILLA TRAS SU RENDICIÓN ANTE EL IMPERIO ALMORÁVIDE
El 9 de septiembre de 1091, los almorávides
lograban que el sultán de la Taifa de Sevilla al-Mutamid se entregase y
rindiese sin condiciones tras meses de sitio a la ciudad de Sevilla.
A inicios del S. XI, el califato
omeya de Córdoba estaba llegando a su fin. Tras su abolición, la Península
Ibérica musulmana quedó repartida en diversos núcleos de poder que serían
conocidos como los Reinos de Taifas.
Cada Taifa hacía frente como
podía a los reinos cristianos, pero también a las otras Taifas. Así fue hasta
que, amenazados por el Reino de León tras la conquista de Toledo a manos de
Alfonso VI ‘el Bravo’, las Taifas de Badajoz y Sevilla pidieron auxilio a los
almorávides, soldados-monjes nómadas de las regiones del Sáhara.
Los almorávides desembarcaron en
Algeciras el 30 de julio de 1086, tropas que; con la ayuda de las Taifas de
Sevilla, Badajoz, Granada, Almería y Málaga; derrotaron a los Reinos de León y
Aragón en la batalla de Sagrajas. Sin embargo, el emir almorávide Yúsuf Ibn
Tasufín fue requerido en África y, por ello, regresó a su reino.
La ausencia almorávide hizo que
los Reinos de Taifas volviesen a pelear entre si y conceder, nuevamente, la iniciativa
a los reinos cristianos. Ante esta situación, al-Mutamid se dirigió en persona
a Marrakech para solicitar ayuda a Yúsuf Ibn Tasufín. Los almorávides
regresaron a la Península Ibérica en el 1088, aunque en esta ocasión no solo se
enfrentaron a los cristianos, también a todos y cada uno de los Reinos de
Taifas, incluido al-Mutamid, el sultán que había pedido su favor, que se
entregó y rindió sin condiciones tras meses de sitio a la ciudad de Sevilla.
Tras ello, fue desterrado a África, donde murió en el año 1095.
Los almorávides lograron
conquistar el resto de Taifas, unificando así los territorios musulmanes de la
Península Ibérica en el Imperio almorávide. El problema fue que los impuestos
desmedidos y la relajación en la praxis religiosa hicieron que los gobernadores
de Al-Ándalus comenzasen a rebelarse contra el poder almorávide en favor de los
almohades, un pueblo bereber originario del Norte de África caracterizados por
una interpretación del Corán más drástica.
Rodrigo Paz
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