La orientación sur de la Mezquita Aljama de Almería
La dirección del templo almeriense estaba alineado conforme a la qibla
Nicho
del Minbar en Almería
El muro al que
dirigen sus oraciones los musulmanes es el que está en qibla y en él está instalado el mihrab o nicho desde el que se dirige la
oración. La llegada a España de Abderrahmán I “el inmigrante”, tendrá como
principal consecuencia la fundación del Emirato Omeya en 756, una experiencia
política y social cismática dentro de “la comunidad” musulmana. Una experiencia
de convivencia entre los seguidores de las tres religiones del Libro
(cristianos, judíos y musulmanes) que formalmente nunca rompió con el Califato
Abasí, pese a que había exterminado a toda su familia y derrocado a la Dinastía
Omeya, trasladando además la capitalidad de Damasco a Bagdad.
En un principio
las oraciones de los musulmanes se dirigían hacia Jerusalén, pero al no aceptar
los judíos la condición profética de Muhammad (la paz sea con él), se trasladó
de modo definitivo la orientación hacia la Kaaba
de La Meca. El mandato coránico establece claramente que: “las oraciones deben dirigirse hacia la Ciudad Sagrada
de La Meca”.
Al extenderse el
imperio árabe hacia los cuatro puntos cardinales surgió el problema de cómo
orientar correctamente los mihrabs de oratorios y mezquitas, para así poder
cumplir con las indicaciones del profeta.
Los árabes ya
habían desarrollado técnicas astronómicas y matemáticas en el siglo VIII,
heredadas del mundo greco-bizantino con el que habían entrado en contacto hacía
siglos, y que alcanzarían su máximo desarrollo en el siglo X. Por tanto, la
orientación de 158º en dirección Sur del muro de qibla de la mezquita de Córdoba (no la de 100º SE que sería
la correcta), no fue fruto de un error o de una desorientación, sino algo muy
medido y muy intencionado. La hipótesis más extendida es que orientaron la qibla en la misma orientación que las
mezquitas de Damasco, que se orientaban y orientan en 164º en dirección Sur.
Los 6º de diferencia no parecen demasiados si se tiene en cuenta que la
orientaron con los medios de observación y cálculo del siglo VIII, descartando
aquellas que están claramente erradas en su orientación, por exceder en demasía
los 158º de Córdoba.
Durante años se
especuló y se sigue especulando sobre el porqué de esta acción y hacia qué
punto buscaban la orientación las mezquitas omeyas. La razón definitiva
probablemente no se sepa nunca, entre otras cosas porque no podía hacerse
público el motivo, pues se estaba contradiciendo, en un hecho muy importante,
al propio profeta de los musulmanes.
Los hadices son
los comentarios o dichos con los que el propio profeta Muhammad aclaró algunos
puntos dudosos de la revelación coránica. El Hadiz 5º dice: “Quienes sigan con vida después de mi muerte verán
muchas discrepancias. Por ello seguid mis enseñanzas y las de los califas
rectos y bien guiados que me sucederán. Evitad las innovaciones, pues ellas son
un desvío. Cualquier innovación en nuestra religión es rechazada”.
Así pues, el cambio en la orientación de la qibla
era una innovación y no precisamente pequeña.
La razón debió
ser transmitida oralmente, muy al uso de las tradiciones árabes, de emir en
emir y de califa en califa. Hasta hace no mucho se pensaba que la única
mezquita en dónde se “permitió” esa extraña orientación o desorientación fue en
Córdoba, sin embargo, recientes y numerosos estudios procedentes del arabismo
español y de las universidades, demuestran que “la herejía” omeya o cordobesa,
fue ampliamente secundada. En Córdoba, los restos de la antigua mezquita de
Bujalance han permitido saber que la qibla
se orientaba del mismo modo, los 158º en dirección SE, sin embargo, la mezquita
de Medina Azahara si tenía la dirección adecuada, ciudad cuya edificación fue
iniciada por el primer Califa Omeya Abderrahmán III, el mismo que trasladó la
capitalidad almeriense de Pechina a la propia Almería.
Cuando el
califato omeya fue abatido por los almorávides, desapareció con ellos el motivo
de “su cisma”, aunque no su consecuencia. Los movimientos ortodoxos musulmanes
del Norte de África, llevaban ya décadas buscando el modo con el que acabar y
borrar de la historia el lujo, la ostentación, la tolerancia religiosa y el
eclecticismo de “las herejías omeyas”. De hecho, se abatieron con especial saña
sobre Medina Azahara, a la que consideraban símbolo de todos los males, y de la
que se desconocía su emplazamiento hasta el siglo XX.
Pese a todo, los
almorávides primero y los almohades después, siguieron manteniendo las dos tradiciones
en cuanto a la orientación de las qiblas,
conviviendo tanto la orientación Este o "Coránica" como la
orientación Sur o "cordobesa".
La Mezquita
Aljama de Almería
La fundación de
la ciudad de Almería bajo las directrices del primer Califa Omeya Abderrahmán
III, coincide en el tiempo con la fundación de la ciudad de Medina Azahara en
Córdoba y mientras en la 1ª se levantó la mezquita Aljama en dirección Sur, hoy
Iglesia de San Juan Bautista, en la 2ª levantaron la qibla con una admirable precisión Este,
lo que sigue confirmando la intencionalidad, aunque se desconozca el motivo, de
esa única experiencia orientativa en toda la historia del Imperio musulmán en
Occidente.
La orientación
Sur del mihrab de la antigua
mezquita almeriense era algo sólo conocido dentro del mundo académico, pero no
había trascendido al dominio público ni al de la divulgación periodística. El
profesor almeriense Jorge Lirola aporta su descripción en “Almería andalusí y su territorio”,
traduciendo para ello la obra del viajero alemán del siglo XV Jerónimo Munzer:
“La antigua mezquita de Almería, convertida
en iglesia, no sólo es el mayor templo de Almería, sino también uno de los más
bellos del Reino de Granada. Está sustentado por ochenta columnas…En el centro
del edificio hay un patio plantado de limoneros (no naranjos como en Córdoba),
y enlosado de mármol”.
Córdoba creó una
tendencia que a su vez se convirtió en una tradición, ampliamente estudiada por
la profesora de la Universidad de Barcelona Mónica Rius en “La orientación de las mezquitas en Al-Andalus y el
Norte de África”.
En Almería,
probablemente la que guarda más restos árabes de todas las provincias
españolas, podrían estudiarse tanto la orientación de los muros de las antiguas
mezquitas que se transformaron en iglesias como las plantas de aquellas que
sólo fueron derribadas, para confirmar qué tendencia siguieron y en qué medida
e incorporar todo eso al acervo cultural común de los almerienses.
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