LOS MONFÍES DE LA AXARQUÍA
“Los ingleses, dirán que soy un mentiroso. Pero la
Historia la escriben los que ahorcan a los héroes”.
Roberto I, VIII señor de Bruce. A
propósito de William Wallace, héroe de la liberación de Escocia.
“Aún
no era bien acabado de alzar el pueblo, cuando pareció en la plaza del lugar
una bandera de tafetán colorado, ya deslucida de vieja, con unas lunas verdes
muy grandes, y después se supo que la tenía guardada Francisco de Rojas,
morisco de aquel lugar, que había sido de sus pasados en tiempo de moros, y la
habían traído en las guerras de la serranía de Ronda”.
Historia del Rebelión y Castigo de los
Moriscos del Reino de Granada. Luis del Mármol y Carvajal.
La Axarquía es aquella tierra malagueña que queda
hacia donde nace el Sol cada mañana. Es por ello que recibió este nombre en la
época en que la lengua árabe, descriptiva como pocas, sirvió para nominar la
gran parte de los rincones de este suelo. (ﺔﻳﻗﺮﺷﻠﺁ) “A-xarquía” quiere decir
“aquella que está en el xarq, el lugar por donde sale el sol, tal vez por eso
sea también una tierra en la que la luz tiene especial significado.
Esta luz, junto con otras riquezas naturales le ha
hecho desde antiguo merecedora de la atención por parte del hombre, quien a
pesar de su carácter áspero y bravío, supo convivir con ella, sostenerse en sus
volcadas laderas de empinadas pendientes para cultivar los campos generando un
lugar rico, casi de ensueño, de huertas y regadíos merced a la abundancia en
ella del agua de sus montañas.
Los hombres de aquí, los hombres de la luz, nunca
supieron adaptarse a las sombras que les llegaron desde fuera con afán de
imponerse por la fuerza. Fue entonces cuando el carácter inhóspito de estas
montañas más favoreció a sus moradores, haciéndoles fuertes para resistir los
embites de la opresión y de la injusticia. En estos barrancos y collados hay
escritas historias contrarias al poder establecido que van desde el
levantamiento de Ibn Hafsun contra el
Califato de Córdoba, allá por el año 900 de nuestra era, hasta los más
recientes episodios de resistencia contra la última Dictadura impuesta en 1939;
los legendarios maquis de las Sierras
Tejeda y Almijara. Aquellos y estos, con más de mil años de distancia en el
tiempo, tienen una trascendental circunstancia en común: Todos ellos eran hijos
de esta tierra.
Del mismo modo, y entremetidos en ese periplo
temporal, se encuentran otros andaluces, los hombres de a-xarqiyya, parte
importante del antiguo reino de Garnata,
cuya existencia coincidiera con la extinción del mítico Al Andalus sobre la
superficie ibérica, una vez que fuese rendido aquel reino a los reyes
castellano-aragoneses en las postrimerías del siglo XV.
Esta capitulación se lleva a cabo en el marco de unos
acuerdos que, a pesar de tener validez “para siempre jamás” como se encargan de
reseñar enfáticamente los reyes castellano-aragoneses y en los que se reconoce
el derecho de los sometidos al uso y ejercicio de su lengua, hábitos, religión
y cultura en general, no se prolongan en el tiempo ni tan siquiera diez años. “Pero así como las capitulaciones antiguas
se cumplieron con fidelidad, estas últimas se quebrantaron pronto” (CARO
BAROJA, 2000). Ya en 1499, a
criterio del Cardenal Francisco Jiménez de Cisneros, se inician las
conversiones de fe masivas y forzadas de los musulmanes de Granada, lo que
lleva a la sublevación de los habitantes del Albayzin granadino en 1501. “A
raíz de la sublevación acaecida en 1501 los Reyes Católicos se desentendieron
de lo establecido por las Capitulaciones diez años antes con mayor holgura”
(CARO BAROJA, 2000). Así el 14 de febrero de 1502, se promulga Pragmática Real
por la que se anulan los privilegios de los moros granadinos, obligándoles a
adoptar las costumbres de los castellano-aragoneses bajo la confesión católica.
Empieza así un curioso proceso de tensiones mediante
pragmáticas y órdenes reales, cuyo efecto es relajado por los musulmanes, en la
medida de lo posible, mediante el pago de cantidades desorbitadas de dinero.
Este proceso se extiende hasta que la intransigencia castellana lleva a
prohibir el uso de la lengua árabe en suelo hispano durante el reinado de
Felipe II. La lengua de los andaluces que llegaron a ser la luz del mundo
occidental durante más de cuatro siglos de manos de Ibn Zarqala, Ibn Rusd, Ibn
Maymum, Ibn Gabirol, Ibn ‘Arabi, Ibn al Jatib, al Gafiqi, Abu-l-Qasim al
Zahrawi, Ibn Zuhr, Ibn Quzman, Ibn Hazm, Ibn al Zaqqaq, Ibn Jafaya, al
Shustarí, al Idrisi, etc., etc., etc., quedó apagada bajo el telón de la
intolerancia y la intransigencia, dejando en la indefensión a millares de
habitantes de las tierras andaluzas a los que borraba por Decreto su memoria
histórica. Todas las escrituras de propiedad que durante siglos transmitieron
los andaluces de padres a hijos, quedaron sin efecto, pasando a disposición de
la Corona en caso de no poder ser justificada la propiedad de otro modo.
Esta maniobra política, promovida sin duda por los
ocultos mecanismos de poder que manipulan a los gobiernos de una y otra época,
genera entonces una cohorte de gentes sin tierra, que dicho en árabe viene a
ser “monfíes”,
“desterrados”. Sumidos en la desesperación, se llega a la Rebelión de 1568,
conocida como Guerra de las Alpujarras, pero que tuvo como escenario la
totalidad del Reino de Granada, desde la Alpujarra almeriense hasta las
montañas de la Zagra o la Serranía de Ronda. Sobradamente conocido es también
el episodio correspondiente al levantamiento de los pueblos de la Axarquía, de
manos de Andrés el Xorairán y que termina con el trágico episodio de
Frigiliana.
Estos, a los que la Historia oficial denomina “salteadores
y bandoleros”, pudieran haber resultado en héroes si el río de los dias hubiese
llevado sus aguas por otro cauce, como ocurriera en el siglo XIX con los héroes
de la resistencia guerrillera contra la invasión napoleónica en tierras también
ibéricas. Paralelismos mucho más coetáneos se encuentran actualmente en
Palestina, Afganistán o la propia Mesopotamia, de donde siglos atrás viniesen
los aires bagdadíes cargados con la música de Ziryab, “el mirlo”, para alegrar
y cargar de refinamiento la corte de los califas cordobeses. “Los monfíes eran bandoleros que solían
actuar en cuadrillas; salteadores y criminales para los cristianos, vengadores
e incluso héroes para los moriscos, su acción se encuadra en el auge del
bandolerismo mediterráneo en el siglo XVI y en el particular de las condiciones
granadinas.” (LADERO QUESADA, 1989). “Estos
monfíes era gente que se mantenía de sus oficios en los lugares donde entrauan,
casáuanse, labrauan la tierra e con mujeres e hijos afianzaban su seguridad.
Fuéronse a viuir a las montañas, e hizierónse fuertes en ellas, de aquí salían
a hacer fuerças, hurtos y homicidios para viuir.” (BERMÚDEZ DE PEDRAZA).
Justificamos así la necesidad del reconocimiento
público y oficial de aquellos que lucharon en otro tiempo en contra de las
injusticias y atropellos hacia los habitantes de esta tierra de la mejor manera
que el rumbo de la Historia reservó para ellos. Es por ello que, promovida por
la Federación de Municipios Andalusíes de la Axarquía, se ha organizado la 1ª
Fiesta de los Monfíes en la localidad de Cútar (Málaga), evento de carácter
lúdico y cultural de especial significado, para el próximo 11 de Octubre de
2003.
Maktub
fi a-xarqiyya, 30 rajab 1424h.
هارون أبو
جبل
Harún abu
yabal
REFERENCIAS:
BERMUDEZ
DE PEDRAZA, F.: Historia eclesiástica, Principios y Progressos de la ciudad y
religión católica de la ciudad de Granada. Corona de su poderoso Reyno y
excelencias de su corona. Granada 1638 (en Caro Baroja, J. Los moriscos del
Reino de Granada).
CARO
BAROJA, J.: Los moriscos del Reino de Granada. Ediciones Istmo, 5ª edición.
Madrid 2000
LADERO
QUESADA, M.A.: Granada, historia de un país islámico. Editorial Gredos. 3ª
edición. Madrid 1989
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