MALAGA OCHO SIGLOS DE DOMINIO ÁRABE
A principios del siglo VIII comienza el derrumbe de la
monarquía goda y, a mediados de este mismo siglo, la penetración del Islam en
la Península Ibérica desde las costas del Norte de África. Este fenómeno se observa
en la provincia de Málaga en el asentamiento de nuevos pobladores, árabes y
bereberes y también con la huida a los montes de la población indígena.
Tras la conquista
árabe la ciudad formó parte de la región musulmana de Al Andalus, llamada por ellos Mālaqa
(en árabe مالقة).
En el 743
entra definitivamente dentro del área de influencia árabe, tras años de
sublevaciones de sus habitantes hispanorromanos que serían sofocadas por el
gobernador de la ciudad Abd Al Ariz, en 716.
Con la sumisión
de Bobastro ante Abd-al-Rahman III se impone totalmente el
sistema islámico en la tierra de Mālaqa lo que se traduce en una etapa
de paz y un nuevo esquema de población, basado en el desarrollo de las ciudades
y la proliferación de alquerías en el mundo rural, con el florecimiento del
artesanado y el comercio, así como de una agricultura intensiva con base en el
regadío, en contraste con el feudalismo que sufría el resto de Europa.
Se convirtió en
ciudad floreciente, rodeada por un recinto amurallado provisto de cinco grandes
puertas y con gran cantidad de de arrabales y barrios
asimismo amurallados, dentro de los que evolucionaban los adarves, salpicados de huertas a orillas del Guadalmedina, y cruzada de este a oeste por
una vía que comunicaba al puerto y la fortaleza con el interior del recinto
amurallado; junto al recinto, se asentaban los barrios de comerciantes
genoveses y las juderías, de forma independiente del resto de la ciudad.
Precisamente en la judería árabe de la medina de Mālaqa vivió uno de sus hijos
más ilustres: el filósofo y poeta judío
Solomon Ibn Gabirol,
el cual será el primero en acuñar el término "Ciudad del Paraíso"
para referirse a su ciudad natal, y que sería usado posteriormente en un muy
reconocido poema sobre Málaga por el premio Nobel
Vicente Aleixandre.
De Mālaqa,
además de la espléndida Alcazaba, la puerta nazarí
de las Atarazanas y parte de la Judería,
entre otros vestigios musulmanes, se ha recuperado parte de la necrópolis monumental de Yabal Faruh,
considerada la mayor de toda al-Andalus, y de la que se conservan dos mezquitas
funerarias y los restos de un panteón en la calle Agua.
Artículo
principal: Taifa de Málaga.
Mālaqa fue
capital de su propia Taifa. El Califato de Córdoba
se divide en casi una cuarentena de reinos. La Dinastía Hammudí convirtió la Cora de
Rayya en la capital de su propio reino independiente entre los años 1026-1057,
y qué perduró en diferentes períodos bajo el dominio de las dinastías Zirí del 1073
al 1090, Hassun
del 1145 al 1153
y Zannun
del año 1229 al 1238.
Del urbanismo de
esta etapa quedan trazas en el centro histórico y en dos de sus principales
monumentos: la Alcazaba y
el castillo de
Gibralfaro, además de un doble amurallamiento: la Coracha. Mālaqa poseía dos arrabales
fuera de las murallas y disfrutaba de un comercio pujante con el Magreb. La ciudad contaba con una importantísima
industria alfarera, donde se cocían losas y ánforas ornamentales que llegaron a
tener reconocimiento en todo el mediterráneo, la denominada loza dorada
malagueña, [31]
y el comercio estaba regulado por el tratado del buen gobierno del zoco,
redactado por el malagueño Al-Sagasti.
MĀLAQA NAZARÍ
A la muerte de
Ibn Zannun en 1238, último rey de taifa de Mālaqa, la
ciudad pasa a formar parte del Reino nazarí de
Granada y de su rey Muhammad ibn Nasr, y permanecerá bajo el
dominio de esta dinastía hasta la conquista de los Reyes Católicos.
En 1279,
la República de Génova
firma una alianza económico-comercial con Muhammad II.
Mālaqa se convierte en la puerta del reino nazarí y en nexo de unión
entre el Mediterráneo, el Atlántico y el Mar del Norte. Se establecen rutas con
el Lejano Oriente.
En esta época
vivían en Mālaqa unas 15.000 personas. En su conjunto, la población malacitana
se atuvo a la ortodoxia religiosa más estricta bajo la tutela de los alfaquíes. Ortodoxia que respondía más a
las normas de comportamiento social. La población no musulmana constaba de una
importante minoría judáica mientras que la presencia de cristianos se reducía a
los cautivos apresados en hechos bélicos, forzados a trabajabar en las Atarazanas,
dónde se construían navíos ligeros para la vigilancia ribereña y el corso además de una pequeña colonia de
comerciantes extranjeros. En la Alcazaba
residía el gobernador de la ciudad, a menudo un príncipe nazarí, como delegado
del sultán, rodeado de secretarios y juristas.
En 1348,
mientras la peste negra
asolaba toda Europa, la Alcazaba y el castillo de
Gibralfaro toman su forma definitiva. La ciudad dispone de varias
puertas que permiten el paso a través del recinto amurallado, cuyos nombre
siguen perdurando hoy: Puerta Oscura
y Puerta del Mar.
CONQUISTA E INCORPORACIÓN A LA
CORONA DE CASTILLA
Tejados
del Santuario
de la Victoria, lugar donde se asentó el campamento de Fernando II de
Aragón durante el asedio de los Reyes Católicos.
La conquista del
reino nazarí comienza con la toma de Alhama por los cristianos en febrero de 1482.
A los pocos meses, Muley Hacén se
refugia en Mālaqa al ser destronado por su hijo Boabdil con el apoyo de los abencerrajes que habían regresado del
exilio. Durante la Reconquista los
árabes construyeron gran cantidad de torres de defensa para la ciudad; así, al
oeste Torre Molinos, al norte Puerto de la Torre
(antiguo camino a Antequera), al
noroeste las 11 torres de Alhaurín de la
Torre, de las que no quedan restos, y la torre de Alhaurín el Grande
y al este la Torre de Benagalbón.
La conquista de la ciudad de Málaga por los Reyes Católicos en agosto de 1487
supuso un episodio sangriento en el esfuerzo final por la conquista del reino
nazarí. Después de un largo asedio cortando las entradas de agua y víveres a la
ciudad, desde el 5 de mayo al 18 de agosto, el poderoso ejército castellano
formado por doce mil jinetes, veinticinco mil
infantes y ocho mil soldados más de apoyo,
logró tomar la ciudad defendida por quince mil gomeres
africanos y guerreros malacitanos. El asedio
de la ciudad fue uno de los más largos de la Reconquista. Duró seis meses y
cortó el suministro de alimentos. La Mālaqa musulmana cayó el 13 de agosto de 1487
y los Reyes Católicos entraron en la medina el 19 de agosto. La población fue castigada a
la esclavitud o a pena de muerte, con excepción de
veinticinco familias que pudieron permanecer en el recinto de la morería, como mudéjares. La conquista de la ciudad supuso
un durísimo y definitivo golpe para el reino nazarí de Granada que perdía así
su principal puerta marítima.
El rey Fernando
decidió aplicar un castigo excepcional y se negó a conceder una capitulación
honrosa para los vencidos. Excepto el grupo del mercader Alí Dordux, que
rindió la ciudad a espaldas del arraez Hamad al Tagrí o El Zegrí,
que resistiría en el castillo de
Gibralfaro unos días más. Los 15.000 supervivientes fueron
convertidos en esclavos.
En pago a las
tropas que acompañaban a los conquistadores se produjeron los repartimientos;
entre cinco mil y seis mil cristianos extremeños, leoneses, castellanos, gallegos y levantinos repoblaron la provincia, de los
que unos mil se asentaron en la capital. En un primer momento se levantaron
cuatro parroquias en la ciudad: las iglesias del Sagrario
- fundada en 1488-, San
Juan, Santiago
y Santos
Mártires. La ciudad se extendió extramuros con la creación de los
conventos de La
Trinidad, Capuchinos, los Ángeles
y el Santuario de la
Victoria.
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