LA CULTURA JUDÍA EN LOS REINOS
CRISTIANOS.
La
sociedad judía de los siglos X, XI y XII corre pareja con la cristiana. En esta
época se mantiene una cierta estabilidad social y, por tanto, el matrimonio
constituye la base de la familia judía, pudiendo practicar libremente sus ritos
religiosos y sus costumbres tradicionales. El nacimiento de un varón sigue
siendo un acontecimiento importante para la familia judía. No obstante,
lacircuncisión es una de las grandes contradicciones de la convivencia, pues
mientras los cristianos celebran la circuncisión de Jesús, condenan la práctica
de este rito entre los judíos como pertinaz desafío religioso.
Para
los judíos españoles, lasinagoga sigue siendo el centro de la comunidad. La
autoridad moral de los rabinos se constituyó en la guía espiritual del pueblo
pero las normas prescritas en laTorá sobre la comida ritualkasher motivó que
numerosas legislaciones prohibiesen a judíos y cristianos sentarse juntos a la
mesa.
La
vida familiar giraba en torno a las mujeres de la casa. En las familias
modestas trabajaban y se ocupaban del hogar y los hijos, mientras que entre la
élite dirigente podían equipararse a las nobles damas cristianas. Las grandes
familias judías vivían en la Corte y formaban la clase dirigente de las aljamas
gracias a su poder económico e influencia con los monarcas, sobre todo en los
siglos XIII y XIV; los Caballería, Benveniste, Santángel, Orabuena o Abravanel
formaban con sus familias una casta aristocrática y privilegiada, rodeada en
ocasiones de su propia corte. Las costumbres de las clases dirigentes eran a
veces tan relajadas que contrastaban con la estricta moral del pueblo llano.
Hasta
el siglo XIII, muchos judíos fueron ricos terratenientes y otros muchos basaban
su economía en el campo, aunque algunas legislaciones les prohibiesen poseer
tierras. Pero pequeños propietarios agrarios hubo hasta la expulsión,
destacando como viñadores y enseñando algunas particularidades de este cultivo
a los cristianos. Pero la gran mayoría se dedicaba al comercio y la artesanía,
se constituían en gremios y ocupaban determinadas calles de la ciudad.Una de
las profesiones que ejercieron mayoritariamente, sobre todo en Aragón, fue la
de tintoreros, destacando también como guarnicioneros, sastres, zapateros,
joyeros y comerciantes en paños, lo que les proporcionaba un desahogado medio
de vida aunque, evidentemente, no todos los judíos eran ricos. Fueron pequeños
comerciantes, intermediarios y tenderos. Los reyes suprimían y otorgaban
privilegios a sus comunidades y los obispos y la nobleza los gravaba con impuestos.
Algunos judíos actuaban como recaudadores de las rentas reales, lo que les
granjeaba el odio de los cristianos. Las disposiciones legales eran cambiantes
: unas
veces cobraban los impuestos reales y otras se les prohibía hasta el comercio con
cristianos.
Una
de las profesiones en que destacaron notablemente fue la medicina. Yosef
Ferruziel fue médico de Alfonso VI, don Meyr Alguadés lo fue de Enrique III de
Castilla y Abiatar ben Crescas de Juan II de Aragón. La ciencia árabe influyó
en el estudio de la Astronomía, significándose en esta ciencia Abraham ben
Daud, Abraham ben Ezra y Yehudá Cohen entre otros. Deseoso de contactar con las
comunidades hebreas de la Diáspora, Benjamín de Tudela recorrió Europa y
Oriente, llegando a Jerusalén. La obra que escribió en su patria al regreso de
sus viajes es un auténtico compendio de geografía e historia.
Otros
muchos judíos destacaron en el campo de las ciencias, como el rabí Azag, que
organizó los regadíos de Tudela, Abraham Annasí, difusor de la ciencia hebrea y
musulmana en Europa, Abraham Zacuto, autor del Almanaque perpetuo, y los
geógrafos mallorquines Yehudá y Abraham Cresques, autor el primero del llamado
Atlas Catalán.
Los
judíos escalaron puestos en la administración de los reinos: recaudaban los
impuestos, actuaban como financieros e influían en la política. En este campo
destacaron Samuel ha-Leví, tesorero de Pedro I el Cruel, y Abraham Senior,
financiero de los Reyes Católicos.
Los
judíos pagaban impuestos especiales y eran considerados como propiedad de la
Corona. En algunos casos, la multa por herir o matar a un judío no se pagaba a
su familia, sino al rey. La aljama era el municipio administrativo de los
judíos. Los dayaním o jueces equivalían al cargo de alcaldes y el Rabino Mayor
tenía autoridad sobre todos los judíos del reino, mientras que la judería era
el lugar que habitaban los judíos dentro de la ciudad, generalmente cerca de
las murallas, el castillo o la catedral.Las aljamas gozaban de amplia
autonomía. Los pleitos entre los judíos se resolvían según sus propias leyes y
tribunales.
En
Castilla se celebraron asambleas de los representantes de las aljamas del reino
para tratar de los intereses comunes de los judíos. La aljama vigilaba el
cumplimiento religioso, cobraba impuestos, se ocupaba de la enseñanza y de los
pobres y perseguía a los malsines o delatores. A las afueras de la judería se
encontraba el cementerio. Algunas tumbas se conservan aún, como las del
fonsario de Segovia. Las sinagogas, como Santa María la Blanca en Toledo,
fueron transformándose en iglesias cristianas o desapareciendo ante las
terribles presiones del siglo XV.
Junto a las sinagogas existían baños rituales
de purificación, de los cuales, el mejor
conservado es el de Besalú, en Gerona. Al estar las juderías situadas junto a las
murallas, los castillos o los puentes, los judíos fueron, en ocasiones, los
encargados de su defensa y protección, lo que da idea del importante papel que
jugaron en la España medieval.
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