LA GRANADA MORA: EL ALBAYZÍN
El
Albayzín es el barrio más peculiar de Granada. Adentrarse por sus callejuelas
es sumergirse en las raíces moriscas de la ciudad. Sobre el origen de su nombre
hay dos teorías entre los lingüistas. Mientras que para unos debe su nombre
actual a los pobladores de la ciudad de Baeza que, desterrados de ella tras la
batalla de las Navas de Tolosa, se asentaron en esta zona de Granada fuera de
las murallas existentes, otros en cambio aseguran que el topónimo viene del
árabe al-bayyāzīn (en su pronunciación granadina con imala, al-bayyīzīn), que
significa el arrabal de los halconeros.
El
propio término de “Albayzín” ya describe el encanto que el barrio encierra,
pues normalmente este nombre designa un poblamiento situado en altura y muy
peculiar, desvinculado del resto de la ciudad. Junto con la Alhambra, el
Albayzín constituye el núcleo antiguo de la Granada musulmana, un periodo de la
ciudad que comenzó en el 756 y que ha dejado una huella imborrable en esta joya
andaluza.
Puerta
Fajalauza
La
mayor influencia del barrio llegó en la época de los nazaríes, y su trama
urbana respeta la que se creó en aquel tiempo. Con callejuelas estrechas y
plagado de irregularidades, se extiende desde la parte más alta, San Nicolás,
hasta el curso del Río Darro y de la calle Elvira, que se encuentran en Plaza
Nueva, ya dentro de la zona típicamente urbana de la ciudad.
Las
viviendas típicas se conocen como “el carmen”, casas de fachada blanca,
rodeadas de un alto muro y con un pequeño huerto o jardín. La canalización y la
distribución del agua se realizó a través de los aljibes, de los que aún se
cuentan 28, muchos de ellos en uso actualmente.
Muchos
son los monumentos que se agolpan y mezclan en el barrio, lo que sumado a su
belleza le ha hecho ganarse el distintito de Patrimonio de la Humanidad. La
Alcazaba de Cadima, la Puerta Nueva, la muralla Nazarí, las Torres de la
Alhacaba, la Iglesia de El Salvador, el Palacio de Dar al-Horra o la Casa de
Porras son algunos de sus rincones más emblemáticos que reflejan la cultura de
esta ciudad.
Pero
el encanto del barrio reside en su estratégica ubicación, desde donde se pueden
contemplar vistas inigualables. Al mirar hacia el Oeste, se disfruta de la
vista de toda la ciudad y se puede contemplar desde la altura la belleza de la
catedral de Granda. Pero si miras hacia el suroeste, más allá del río, desde la
plaza de San Nicolás, descubres una vista magnífica de toda la Alhambra, desde
el Generalife hasta la Alcazaba.
Sin
embargo, para contemplar la belleza y la peculiaridad del Albayzín, no hay nada
mejor como subir a la Alhambra y mirar por alguna de las ventanas del Palacio
de Carlos V. Es entonces cuando sientes de cerca lo lejos que parece
encontrarse el Albayzín de la ciudad de Granada.
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