PATATAS CON ALIOLI
Las
patatas con alioli son cocidas, no fritas, pero sobre todo, la salsa debe ser
preparada por nosotros, caramba, que tampoco cuesta tanto, y las prefabricadas
saben a pócima de farmacia con azúcar.
Bien
cierto es que unas buenas patatas, fritas en aceite de oliva limpio, son una
delicia que admite un alioli, una salsa brava o cualquier otra (siempre que no
sea industrial, claro), pero la receta ortodoxa, tal y como la hemos comido mil
veces de tapa en los bares del Madrid castizo o de Andalucía, son hervidas.
Aunque
cocer unas patatas no tiene misterio, para aquellos jóvenes que caigan por
primera vez en mis garras a través de esta receta, les diré un par de cosas.
1.
Primera, deben lavarse bien (llevan conservantes químicos y como van sin pelar,
pues siempre es malo), sumergirlas (sin pelar, porque ahí hay parte del sabor y
las escasas vitaminas y minerales que tiene este tubérculo) en abundante agua
(no solo que las cubra, sino que naden con holgura) con sal y un cuarto de
cebolla (yo siempre les pongo una hoja de laurel).
2. Segunda, deben cocerse sobre 15/20 minutos
a borbotones (cuidado de que no se evapore el agua), luego dejarlas enfriar
otro tanto en el agua y después, en seco, hasta que queden completamente frías,
por lo que conviene contar con sus buenas dos horas antes de su uso.
Una
vez frías, se pelan y se cortan al centro, cada trozo otra vez al medio y cada
cuarto al medio o en tres, según sean de tamaño.
Ya
solo falta rociarlas con el alioli y decorarlas con alguna ramita de perejil,
orégano o la hierba aromática que hayamos usado en la salsa.
Si
queremos deslumbrar ya definitivamente a nuestros invitados, podemos enriquecer
nuestra salsa con un picado de huevo duro y anchoas, incluso con unas
tostaditas al ajo como adorno final.
Para beber, cerveza, o cava, si queremos ir
de finos. Bueno, una buena manzanilla, que con el ajito, sabe a gloria.
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