EDAD MEDIA, ISLAMIZACIÓN DE JEREZ
Autor:UXIO NOCEDA
Romanización
Edad
Moderna
FIN DEL PODER DE ROMA EN HISPANIA
El
imperio romano entra en crisis económica debido a que su sistema de obtener
riquezas a través de las conquistas se ha detenido. La bastedad de sus
fronteras y el empuje hacia el sur y occidente de los pueblos germánicos le
exigen un constante trabajo de contención, soborno y compra de la paz. Estos
pueblos germánicos llegan al sur empujados por otros pueblos germánicos más
orientales, desplazados por el empuje más oriental laún de los hunos. Cuando
impactan contra la frontera Roma alquila o compra los servicios de los pueblos
germánicos limítrofes para que hagan de gendarmes fronterizos y contengan a los
recién llegados. Cuando estos no lo logran son desplazados o simplemente
deciden pasar a la zona imperial. Entonces Roma lucha con estas tribus o negocia
una reubicación sacrificando alguna provincia, que deberá acoger a los recién
llegados y soportar su presencia, normalmente como nuevos amos y nuevos
representantes del poder de Roma.
Esto
generará un nuevo orden social, donde amos extranjeros, en teórico vasallaje a
Roma, viven de de súbditos romanizados y de sus propios miembros de clases
bajas. Los nuevos amos, los jefes bárbaros (los que llevaban barba, signo de
incivilización para los que se consideraban a si mismos civilizados romanos o
latinos), imponían sus costumbres organizativas a los pasmados ciudadanos del
ex imperio romano. Ellos gobernaban y daban las ordenes, y los demás obedecían.
Al
poco tiempo, el estilo de vida nórdico, caracterizado por un fuerte sentimiento
individualista -a su manera-, autárquico, laborioso y aguerrido, contagió y
transmitió sus características a sus nuevos dominios, de tradición más
gregaria, sumisa al poder y de un centralismo absoluto de la megápolis: Roma, y
la cosa se organizó de esta otra manera:
El
rey o jefe germano, nuevo amo y señor, otorgaba tierras y territorios a sus
jefes militares, incluyendo a la población que ocupaba ese territorio. Los
jefes militares, y nobles, en una escalafón descendente según a su importancia
y poder, otorgaban a los que estaban justo por debajo de él en rango,
privilegios y poderes sobre subdivisiones de su territorio. Se establecía así
un sistema piramidal donde en la cumbre se situaba el Rey y el Papa -una vez
convertidos al catolicismo los bárbaros-, y por debajo la nobleza militar, los
soldados y ejercito y los siervos de la gleba: la población subordinada,
acabando con el escalafón mas bajo: los esclavos.
Los
germanos eran de tradición asamblearia y de poder muy descentralizado, basado
en sus granjas fortaleza, germen del castillo feudal, y se unían a las
aventuras en base a una alianza voluntaria al designado o autoproclamado jefe,
no a un seguimiento servil a su rey -que quitaban y ponían con bastante
facilidad-, y que respondía a sus a veces caótico individualismo, lo que les
impidió ser realmente fuertes tantas veces. De estas granjas fortaleza, como he
dicho, surgió el modelo de fortalezas y vasallos feudales, y que tantos años
costó centralizar -finalmente los Reyes Católicos lo lograron-.
En
teoría la tierra se daba a cambio de servicios. Los nobles, a cambio de esas
tierras cedidas por el rey o conquistadas entre todos y que se repartían según
meritos, le daban dinero, alimentos, protección y soldados cuando éste las
precisara para emprender alguna aventura expansionista o para proteger el
territorio común. Sin embargo era más frecuente que los nobles tuvieran mas
poder e influencia que el mismo rey, según la prosperidad que sus feudos se lo
permitiera. En los niveles inferiores la propiedad de las tierras eran de los
nobles y caballeros y los siervos la cultivaban y daban una parte a sus amos, a
modo de impuesto, para el mantenimiento do su rango, cubrir sus necesidades,
pagar la protección frente a rapiñas enemigas y asegurar el orden interno. En
realidad era una explotación de los servos por parte de la nobleza, apoyándose
en el ejercito en la mayoría de los casos, aunque que existieron sitios y
tiempos en los que la vida de los siervos no era ese mundo oscuro, ignorante,
de abusos y hambre que a veces le damos a toda esta época. La existencia
durante amplios períodos fue digna y satisfactoria para todos y solo la acción
de nobles excesivamente ambiciosos o de guerras rompía un estado de cosas relativamente
satisfactorio. Las tierras que el rey entregaba a sus nobles inmediatamente
inferiores, barones y obispos, eran los feudos. A veces los siervos pedían
protección al rey ante los abusos de algún noble excesivamente exigente o
injusto. Lo malo es que muchas veces el poder real del rey era mínimo, y estaba
sujeto a capricho y arbitrio de otros nobles mas ricos -y por lo tanto mas
poderosos-, que él.
El
noble ofrecía su vasallaje al rey en una ceremonia aparatosa y solemne en el
llamado acto de Homenaje, en la que, postrado de rodillas ante el rey, le
juraba obediencia y fidelidad. Por supuesto que este juramente era traicionado
a menudo.
Todo este sistema era refrendado por Dios, como el verdadero dador de la autoridad terrena, y situado en la cumbre espiritual de la sociedad (Rey por la gracia de Dios). Nadie podía, teóricamente, exigir el poder para si a menos que pudiera probar que Dios estaba de su parte, lo cual no pocas veces se demostraba fácilmente cortando algunas cabezas disidentes. La idea del linaje y la estirpe como forma de heredar el poder era aceptada con predilección, pues simplificaba y facilitaba la continuidad del poder y su legitimidad ante dios, aunque las elección mediante asamblea y un control efectivo del poder real a cargo de una asamblea de notables también era común.
Los
siervos da gleba, los campesinos, trabajaban la tierra y estaban tan vinculados
a ella que no eran libres de abandonarla libremente, teniendo que pedir permiso
a su señor para ello o bien comprarla. Nada era de su pertenencia, ni siquiera
los aperos de labranza, que pertenecían a su señor y dueño. No era esclavitud
(los esclavos a veces vivían mejor), pero podía ser una existencia muy dura, o
relativamente satisfactoria, ya que esto dependía del talante de su señor. Su
única posibilidad de salir de ese circulo era comprando su libertad o la tierra
que cultivaban, convirtiéndose así en hombre libre, mercando incluso nobleza, o
pasando a ser comerciante o artesano libre, origen de la burguesía.
La
inmensa mayoría da gente vivía del campo, del bosque, de los ríos y aguas, de
la ganadería, y estos trabajos ocupaban todo su tiempo.
Las
tierras se solían dividir en tres lotes: las aptas para el trigo con el que
hacer el pan, centeneras e medio centeneras. Las tierras buenas y malas
quedaban redistribuidas más o menos equitativamente entre todos, de manera que
se cultivaban tierras propias y comunales al mismo tiempo, en la arada, en la
siega y en la recogida del heno. Una suerte de comunitarismo, donde una mala
cosecha significaba el hambre para todos.
El
núcleo feudal normalmente consistía en una iglesia, un castillo o torre del
señor, la casa señorial y las tierras circundantes con las casas de los
campesinos y artesanos libres. El señor del feudo impartía justicia y hacia de
regulador de la actividad de las aldeas o villas, impartiendo su justicia. Los
feudos eran autosuficientes, excepto en lo concerniente a la sal para las
conservas y el hierro para las armas. De cuando en cuando acudían a las aldeas los
buhoneros, peregrinos y soldados buscando de impuestos. Poca gente viajaba
entonces y la vida de un hombre transcurría en el espacio de un valle o de una
comarca para toda a su vida. Solo el ejercito o el comercio proporcionaba mas
perspectiva del mundo.
Un
hombre del medievo, un campesino normal promedio recibía en toda a su vida
tantas novedades como uno de nosotros en un solo telediario del mediodía.
INVASIONES BÁRBARAS
Mucho
antes que los bárbaros aparezcan en la historia estaban constituidos en una
gran confederación gobernada por los celtas. Estamos hablando de los siglos IV
y V, y anteriores, o sea, hace ahora unos 2.600 años. Mientras los celtas se
mantuvieron unidos y fuertes los germanos eran sus súbditos o bien huyeron
hacia Escandinavia. Los celtas triunfaban frente a los Liguros, Etruscos e Ilirios, pero con su debilitación
los germanos los empujan hacia el sur, hacia Italia y España, mientras ellos
mismos emigran hacia el este y centroeuropa. Si bien al principio eran pueblos
pastoriles, evolucionaron hacia la agricultura, fijándose al terreno. Eran de
costumbre belicosa y consideraban la lucha la mas noble de las actividades. La
única muerte digna era en combate con la espada en la mano.
Los
pueblos bárbaros del norte, lo que más decisivamente afectaron al Imperio
Romano, se dividían en dos grupos: los Godos y los Teutones. Los Godos, cuyo
origen está en las llanuras suecas que seguramente debieron abandonar por algún
cambio climático, se dirigieron a sureste de Europa, cerca del Caucaso y
orillas del Danubio. Allí evolucionaron como Ostrogodos, o Godos del Este y
como Visigodos, Godos del oeste. Los Godos así mismo se unieron a los Vándalos.
Los Teutones era una heterogénea mezcla de tribus; la confederación de los
Sajones, ubicados entre el Mar del Norte, el río Elba y el Rihn, entre el Rihn
y el Danubio se ubicaron distintas tribus con muchas lenguas (All
Man=Alamanes), que se mezclaron con los Suevos.
Ruta
de emigración germánica desde el siglo IV, desde el Este hasta Hispania y
Africa.
En
Amarillo el recorrido de los Suevos, Vándalos y Alanos. En Marrón, el de los
Visigodos. En Naranja el de los Ostrogodos.
Los
Suevos, Vándalos, Alanos y finalmente los Godos, por iguales razones -la
presión huna desde oriente sobre otras tribus germánicas que empujan a las mas
occidentales a sus territorios actuales-, entran también en Hispania y acaban
pasando por la Bética, la actual Andalucía. Los Vándalos pasarían finalmente a
África, donde fundarían reinos. Dejan en Hispania solos a los Alanos y a los
Suevos. Los Visigodos, otro de aquellos pueblos que Roma sobornó para
defenderla de otros pueblos germánicos, también se vieron obligados a abandonar
sus territorios empujados por los Hunos. Tomaron Roma y finalmente negociaron
con ella ocupar la Galia. Pero expulsados por los Francos por asuntos de
religión (los francos eran católicos y los godos arrianos), acabaron en
Hispania también, emprendiéndola contra Suevos y Alanos. Finalmente el avance
Huno, que agrupó a amigos y enemigos frente a ellos, se detuvo en la batalla de
los Campos Cataláunicos, donde Atila perdió frente a una coalición romana, goda
y franca, mandada por el general romano Aecio. Una vez vencido el enemigo
común. romanos, godos y francos pudieron despedazarse entre ellos nuevamente
con entera libertad de acción.
La invasión germánica no es violenta al principio, ni de golpe, si no paulatina y negociada con Roma. Se empleaban como obreros, albañiles, y otras labores, luego llegan con sus familias o como grupos pequeños. Pero en el siglo V, la presión de los Hunos abocó a estas tribus a una huida en desbandada hacia occidente, pidiendo asilo y protección a Constantinopla. Pero una vez permitida su entrada se revelaron y lograron que se les diera tierras. Pero pronto se dividieron. Algunos prosiguieron un viaje de expoliación y destrucción por el sur de Europa hasta llegar a Roma. Finalmente se instalan en la Galia, cerca de los Pirineos. El 31 de diciembre del 406 una nueva horda de pueblos atraviesa el Rihn y se van instalando por la Galia. Algunos llegan a Hispania. Son los Suevos, Alanos y Vandalos.
El inicial periplo devastador por la Península (que aun perdura en el habla popular con palabras como vandalismo para significar destrucción innecesaria), se convierte en un acantonamiento militar fijo de tipo romano (hospitalitas), una manera habitual de resolver el problema por parte de los romanos: darles un territorio a cambio de que no molestaran a los demás y a no enfrentarse con ellos. Los Suevos se instalan en el noroeste. Los Alanos, instalados por el Mediterraneo, se disolvieron entre los naturales y las nuevas invasiones.
Los Suevos y sus aliados eran arrianos, una religión cristiana primitiva, como los visigodos, fruto del apostolado de Arrio y sus seguidores por tierras del norte. Según las necesidades estratégicas y coaliciones oportunistas en esta fase de consolidación y ampliación de las fronteras, el confesionalismo católico o arriano de los suevos y godos dependerá, en última instancia, de la necesidad de una alianza con Roma o entre unos y otros.
Los
Suevos y Vándalos, de claro carácter belicoso, tras años de vagar por Europa
buscando un territorio donde asentarse, hacen un patético esfuerzo por asimilar
las costumbres sedentarias de la civilización y el estilo de vida hispano y
tratan de convertirse en ganaderos y agricultores. Más tras haberse
acostumbrado al pillaje y saqueo no logran readaptarse a la vida productiva
rural y fracasan en sus intentos de asentarse en estas faenas pacificas, y
vuelven a tomar las armas y a hacer lo que sabían hacer tan bien y que tanto
les gustaba: la guerra y la rapiña. Pero entonces es cuando tendrán que
enfrentarse a los nobles, a los que suelen vencer y robar sus propiedades, más
no podrán hacer lo mismo con los labriegos y campesinos gallegos y Astures,
refugiados en los castros (castrellum, castillos o poblados fortificados), y
con poca cosa que robar, salvo comida. Además las apetencias suevas, como las
de los normandos y beréberes, iba –inteligentemente, más encaminada a las
posesiones de los ricos y de la iglesia, al estar más concentrados en los
monasterios y pazos, lo que hacia sus esfuerzos más lucrativos que cuando
atacaban a los pobres y modestos labriegos. Luego desfogaron su ardor guerrero
por la Lusitania y la Bética, a las que dominaron en parte, sobre todo los
Vándalos, que constituirán en este territorio la Vandalitia, origen del nombre
de Andalucía. Finalmente pasaron a África donde fundarían un notable reino.
Finalmente,
tras estos inicios tumultuosos y belicosos, los recién llegados, una vez
adquiridas propiedades y tierras, se afanan por hacerlas productivas. La
población autóctona llega incluso a ver con buenos ojos a esta nueva gente, ya
que debido a las exigencias tributarias de Roma, la nueva situación, sin ser
boyante, es menos mala en lo económico.
Roma,
para recuperar el control de Hispania llamara a los bizantinos e incluso a
otros germanos: los Godos, para librarse de los Suevos, Vándalos y Alanos.
En
el 414 entra en Hispania el pueblo germánico que más habría de influir en
nuestra historia: los Godos. Expulsados así mismos de Galia por los Francos,
vienen a cumplir sus compromisos con Roma y ha tratar de convertir a Hispania
en su nuevo reino, Llegan a romanizarse y adoptan el boato y orden imperial,
actuando como auxiliares y aliados de Roma. Leovigildo logra la unidad en
Hispania al doblegar a los Vascos, expulsar a las tropas Bizantinas y
anexionarse a los Suevos. La vocación de los Godos era en este momento
sustituir a los romanos en el poder, pero manteniendo su edificio organizativo.
Para los hispanoromanos, la presencia goda fue hasta beneficiosa, pues les
liberaba de la terrible presión fiscal de Roma, y suavizaba la crisis económica
general del imperio.
Teodorico
II, rey Godo, fuerza finalmente un acuerdo por lo que fijan la delimitación de
las respectivas zonas de ocupación de la Península (462).
Teodomiro
(559-570), restableció el catolicismo y convocó en 561 el primer concilio de
Braga. Los reinados de Miro (570-583), Eborico (583-584) e Andeca (584-585) son
una continua lucha de resistencia ante los sistemáticos intentos de conquista
por parte de Leovigildo y unos continuos apoyos suevos a los focos de rebelión
contra el monarca visigodo (bizantinos, Hermenexildo, el franco Gontrán) que,
en definitiva, solamente prolongaron unos años la precaria existencia del
reino. Finalmente, y tras guerras y luchas entre Godos, Suevos, Vándalos,
Francos e incluso tropas del Imperio Romano de Oriente, los bizantinos, se
llega a un estado de cosas dirigido por los Godos.
El
auge del cristianismo trinitarista, muy exitoso en Roma, afectara al mismo
poder. Al popularizarse el cristianismo el paganismo llegara a ser declarado
ilegal y el ocupar cargos en la iglesia, dada el poder moral que la Iglesia
ejercía sobre los poderes civiles, resultaba en un segundo poder. Así pues los
aristócratas y gente pudiente comienza a entender que enviando a sus hijos a
ser clérigos o simplemente, a convertirse ellos mismos en gente de la iglesia,
les ayudara a conservan el viejo poder de siempre. Se dice a veces que la
Iglesia acapara el poder, en realidad es al revés, el poder se asimila a todo
aquello que le preserve, y en este caso, al Iglesia será el estamento a colonizar.
Así pues, a falta de orígenes nobles, estirpes antiguas o elección legal, un
nuevo rey podrá ser refrendado por un obispo o Papa, y nadie podrá discutirlo.
A
partir de ese momento se dispone de pocas noticias sobre la evolución histórica
de la zona de Jerez. Y poco más se sabe de la desaparición de Asta Regia. El
último autor que la menciona es el Ravenate (700 dC) que al copiar un mapa
romano del siglo IV dice: Gaditana, Portum, Asta, Serpa. La causa más probable
de su desaparición hay que buscarla en las invasiones que sufre la Bética en el
409 cuando los vándalos silingos de Fredbalo se apoderan de toda la región y
destruyeron casi totalmente las villae existentes.
Prosiguió
la cristianización, predominando el arrianismo, con la construcción de
numerosos monasterios y parroquias, alrededor de las cuales se agrupaban las
villas. Los Godos, unos 20.000 en total, son un pueblo de soldados, y
constituyen una férrea estructura de mando, una clase militar que dirige el
reino, pero que no se mezcla mucho con la población. Mientras los
hispanoromanos residen en las urbes y mantienen su tratamiento como Senatores,
los germanos prefieren el campo y se les conoce como Seniores. Los esclavos
pasan a ser siervos, y, aunque su condición era dura, legalmente mejoraba con
respecto a la del esclavo. Pese a un primer momento de caos y crisis, una vez
estabilizada la situación, la presencia germánica en el campo potenció este
sector, creciendo la población rural y cultivándose tierras antes abandonadas.
Son las ciudades entonces las que se degradan y desaparecen en beneficio del
campo. Toledo se constituyó en la capital del reino Godo y Sevilla su ciudad
mas culta e importante. Leovigildo es el primer godo que usará corona e
insignias reales. Le sucede Recaredo, quien en el 589 se convierte al
catolicismo y con el a todos sus súbditos. Sus sucesores harán lo que siglos
mas tarde harían los Reyes Católicos: expulsar a todo aquel que no abrazara el
catolicismo. En este empeño unificador perdieron los judíos, que aún siendo
muchos, prefirieron mayoritariamente conservar su fe y exiliarse.
El
siglo VII es una mera continuación de las disputas religiosas y sucesorias de
siempre, que tanto entretenían a estos hombres tan apegados a su individualismo
y costumbres belicosas. Lo mas reseñable es el nombramiento de Wamba, que se
negaba a ser rey y fué forzado a aceptar el cargo, aunque acabo pronto siendo
destronado por otra conjura posterior. El siglo VIII continua en el mismo
camino de disputas hereditarias preñadas de conspiraciones en las que la
religión es un aparte de la estrategia. Don Rodrigo o Roderic, rey godo del
momento, ha sido elegido en el 710 con la protesta de los que se consideran
legítimos herederos al trono tras la muerte de Witiza y que habían recurrido a un
tal vez familiar o aliado godo en África, según unos, y un rey árabe o
norteafricano recién islamizado según otros, llamado Taric, para que les
ayudara en sus planes. Tan famoso resultó ser este personaje que incluso se
conoce al Peñón que domina el Estrecho con su nombre, siendo Gibb al Tarik, la
montaña o Peña de Tarik, su denominación, y que fonéticamente acabaría pasando
a el actual Gibraltar.
Los musulmanes en Jerez
Es
en medio de este caos interno; guerras de sucesión, disputas religiosas
interminables, crisis general del Imperio Romano, que coincide con la llegada
al norte de África deárabes desde la Península Arábiga, recién convertidos al
Islam. La conversión a esta fe del norte de África será tan rápida como en todo
el norte africano, debido a la decepción con el cristianismo y sus disputas
heréticas continuas y fraccionamiento interno, y a la simplicidad de esta nueva
religión y, no tanto a la presión de los invasores, que prácticamente, y como
ya había sucedido con los anteriores invasores, se limitan a una escasa
aportación humana, dedicándose eso si a acaparar los resortes del poder
efectivo. Una vez mas una casta extranjera dirige a los hispanos y una nueva
religión se instala entre ellos.
La
amalgama de etnias, pueblos y culturas que la era musulmana contempla es
extraordinaria: un nuevo poder domina: son fuerzas llegadas del norte de
África, beréberes, árabes, norteafricanos, que mandados tal vez por un jefe de
origen godo y de costumbres orientalizantes, llegan a un territorio dividido
por dos facciones religiosas enfrentadas: el arrianismo popular frente a un
catolicismo adoptado por la clase gobernante -aunque seguramente la cosa no era
tan sencilla-, y regado con la presencia de Vándalos, Alanos, que solo traen
desorden y caos a las cosas. Años después el ambiente es todavía mas complejo:
hay más gente de origen africano, tendencias políticas y de herencias de poder
enfrentadas entre ellos. El que mande sobre este mosaico de etnias y culturas
se enfrenta a un grave problema de desunión y secesionismo. Llegan tropas desde
Siria, desde Arabia. Yemen, etc., a apoyar conjuras y candidatos a dinastías y
tronos. Llegan huestes fundamentalistas a apoyar un mas exigente cumplimiento
del Islam, los reinos se combaten entre si como lo habían hecho los godos y
romanos siglos atrás, con conversiones islámicas al cristianismo y
sublevaciones en donde cristianos, beréberes animistas y musulmanes se unen
contra otros musulmanes. Al Andalus tiende a escindirse de su obediencia a
Bagdad.
La
organización se basaba en una monarquía absoluta aconsejada por los consejeros
o visires presidido por un Hagib o Primer Ministro. El territorio se divide en
Coras o provincias. La ciudad estaba regida por un Cadí, o juez local, y
diversos magistrados y alfaquíes o juristas. Los ulemas dirigían las cuestiones
religiosas, pero que en el Islam es como decir la vida civil, ya que no se
distinguen, pues el Islam es una teocracia: un gobierno bajo las leyes de Dios,
De hecho la opinión de los ulemas dio lugar a la puesta en duda, en distintas
ocasiones, de la legitimidad de algunas dinastías, y exigió por parte de los
dirigentes acciones drásticas, como en el caso de Almazor (Al-Mansur, el
Conquistador). El ejercito primero se nutria de las tribus invasoras, pero
finalmente estaban constituido por tropa mercenaria. La marina islámica de Al
Andalus era la mas potente del Mediterráneo, tanto en la comercial como en la
militar.
Sirios,
beréberes, árabes, hispanorromanos, germanos convivían en un mismo suelo. La mayoría
de los cristianos se islamizaron, aunque quedaron núcleos aferrados a sus
creencias, llamados mozárabes, así como los judíos y aunque se les permitía
regirse por sus antiguas formas organizativas y seguir su propia religión, no
fueron escasas los periodos de persecución durante períodos de fundamentalismo
islámico, pero por lo general fueron bastante tolerantes, incluso con sus
propia religión, abundando las vides y el consumo del vinos en el Al Andalus.
Los judíos se ocupaban de los trabajos liberales y comerciales.
Los árabes mejoraron aun mas los sistemas que romanos y visigodos habían iniciado en el campo, ya que venian del desierto, donde el agua es un bien superior al oro, aumentando su productividad. Así mismo la minería e industria prosperan extraordinariamente, exportándose muchos bienes al exterior.
A
mediados del siglo VIII, el príncipe Omeya Abderrahmán I, superviviente del
exterminio de su línea en Damasco, se independiza del Califato de Damasco,
usurpado por los Abásidas, y terminando una serie de años de anarquía y
estabilizando sus fronteras, que habían estado siendo acercadas a la capital
por los reinos cristianos del norte. Le siguen buenos gobernantes, que
convierten al Al Andalus en el país europeo mas desarrollado. En reinados
posteriores hubo también crisis, como cuando los estudiantes islámicos
protestaban contra Al Hakkan I por su impiedad y falta de rigor islámico, y que
fueron reprimidos con dureza. Hubo también represión contra rebeliones
cristianas internas, y no pocas persecuciones religiosas. En este periodo de
crisis los reinos cristianos presionaron hacia el sur hasta que Abderrahman III
se proclama Califa y logra acuerdos ventajosos con los cristianos, pacificando
su reino. Posteriormente, el ministro Almasur o Almanzor fué el que le dió el
máximo poder a Córdoba, realizando además incursiones anuales contra los reinos
cristianos, debilitándoles. Con ya mas de sesenta años, muere durante una de
esas campañas, el 9 de Agosto del 1002 siendo enterrado en Medinaceli, y es a
partir de ahí que se inicia el declive de Córdoba, disgregándose en reinos de
Taifas.
Como
sucedió a los Romanos con Grecia, la civilización islámica y árabe se nutrió de
los pueblos que conquistaban, de profunda influencia persas y griega.
Asimilaron esas culturas y las enriquecieron aun mas con aportes indios, africanos
y europeos, incluyendo sus extraordinarias dotes comerciales y viajeras.
La
zona de Jerez, Sheresh, estaba bajo el dominio o gobernación denominada Cora de
Medina Sinodia, la antigua Esido. Aquí se establecerán la mayoría de los de
origen árabe. Durante la guerra de asentamiento del nuevo poder de Abderrahman
I se produjo en Medina Sidonia una importante batalla, la primera tras la
invasión del 711. En el 844 se produce la primera incursión normanda que
arrasará la provincia de Cádiz.
Los
vikingos atacarían Al Andalus en diversas ocasiones, en sus "cosechas de
verano"..
En
el año 966 el Califa Al Haken II (o al-Hakam II) decidió, por razones
religiosas, arrancar el viñedo. Fueron los propios árabes quienes, a pesar de
la prohibición coránica de beber alcohol, trajeron los primeros alambiques y
las técnicas del encabezado y vinos con color, y usaban el vino con
liberalidad. Al Haken II fue un monarca extraordinariamente culto que formó en
su palacio de Córdoba una biblioteca de 400.000 volúmenes, e impuso la
educación obligatoria para todos los niños de Al-Andalus en el siglo X. El
desliz del arranque de las viñas no fue decidido por él sino por Almanzor, su
visir, que se entendía en todos los sentidos con la favorita del Califa,
Aurora, una navarra convertida al islam -y también a Almazor-, con el nombre de
Subh. Almanzor, un descreído árabe que había nacido en Torrox, en
Torreguadiaro, cerca de Sotogrande, y del que se conservan poesías en honor del
vino, se había convertido en un converso furibundo, como suele ser habitual. Al
anuncio del arranque de la viña los jerezanos contestaron que la uvas se
dedicaban a elaborar pasas para alimentar a los guerreros en su Guerra Santa,
lo cual era parcialmente cierto, y consiguieron que sólo se descepara un tercio
del viñedo. ESte problema fue igual en todo el Al Andalus.
En
el año 1031 se refugia en la ciudad, perseguido por su sobrino Yahya, el califa
Al-Qasim Ibn Hammud. Finalmente es atrapado y llevado a Malaca (Málaga).
Sheresh parece estar formando parte de un reino junto a Algeciras, Málaga y
posiblemente también Cádiz. Arcos se convierte en la nueva capital de esta
área, substituyendo a Medina Sidonia, e incluyendo a Sheresh y Cadiz. En el
1069. y tras una traidora emboscada en la que mueren los jizruníes amos de
Arcos, esta ciudad pasa a poder de Sevilla. Sin embargo no es improbable que
Sheresh se mantuviera aun independiente de Sevilla.
En el 1082 se produce un levantamiento cristiano en Cádiz que afecta a Sheresh. Se trató de una incursión cristiana desde los territorios norteños, bajo el mando de Alfonso VI, de quien se dice que al llegar a Tarifa o Algeciras y metiendo su caballo en el mar se jactó de haber llegado a los limites de Al Andalus.
La ciudad de Sheresh en pleno esplendor islámico, sobre 1.264, ya amenazada por los ejércitos católicos. Perspectiva desde el ángulo de confluencia entre la calle Ancha, a la izquierda, y la Puerta de Rota. Al fondo y a la derecha, en lo alto, el Alcázar.
En
el 1085 cae Toledo en manos cristianas, lo que marca ya la alarma entre los
reinos musulmanes, que perciben la nueva dinámica: son ahora los reinos
cristianos lo que incursionan en sus territorios y no al revés. El rey de
Sevilla llama en su auxilio a los Almorávides del norte de África, una secta de
clérigos-soldados preservadores de las esencias islámicas. En el 1086 ganan una
batalla en Zallaqa (Sagrajas), restableciendo las cosas. Los Almorávides, en
vista de la decadencia islámica de Al Andalus deciden actuar y purificar la
zona. Sevilla, con Sheresh incluido, cae en su poder en el 1091. Las vides ya
son mencionadas, junto al olivo y los cereales e higueras, por un cronista de
la época. Si bien la vid no solo se cultivaba para hacer vino, algo prohibido
por el Islam, es bien sabido que los hispanomuslumanes se deleitaban con el
vino con liberalidad. El encono y la alarma puritana de los Almorávides estaba
bastante justificada. En el 1145 se subleva contra la dominación Almorávide,
independizándose e incluso llegando a acuñar su propia moneda.
Sheresh
se fortifica sobre el año 1133, y se realiza el trazado de las calles de la
ciudad. Además se introducen nuevos cultivos (trigo, vid y olivo) y comienza la
cria caballar.
En
el Magreb suceden cosas mientras tanto: los Almohádes, otra belicosa y
fundamentalista secta islámica desplaza del poder a los Almorávides y se
trasladan también al Al Andalus. La primera ciudad que capturan, tras
desembarcar unos 10.000 hombres en Algeciras, es Sheresh, en el 539 de la
Hégira, o sea, sobre el 1144 o 1145 de la nuestra. Aunque Sheresh era ciudad
recién amurallada de clara vocación guerrera y suministradora de combatientes,
se entrega por capitulación, sin combate. 300 caballeros Almorávides jerezanos
aceptaron al jefe almohade como su jefe. Esto salvo a Sheresh de ver expropiada
la cuarta parte de sus bienes. En el 1149 cae Sevilla también. Poco después la
zona ocupada se revela y solo Sheresh se mantiene fiel, ayudando a los
Almohádes a recuperar Algeciras, que había caído en manos de los rebeldes y
poco después los caballeros de Sheresh ayudan igualmente a levantar el sitio de
Alfonso VII sobre Córdoba. Esta fidelidad se convierte en beneficios y
prosperidad extraordinarios para la ciudad, exenta de impuestos y dotándose de
un amurallamiento de 46
hectáreas , siendo así una de las principales ciudades
del siglo XII.
En
1212, tras la derrota de las Navas de Tolosa, el poder Almoháde comienza su
declive. En 1231 Sheresh se había desprendido de esa pesada losa en caída
libre, al tiempo que contemplan impotentes el arrollador avance de los
cristianos hacia el sur. Córdoba, su capital espiritual cae en 1236, y 12 años
después, en el 1248, Sevilla.
Si
bien Sheresh no es asediada ni conquistada entonces, al caer Sevilla todo el
territorio occidental cae en la orbita de Alfonso X y del reino de Castilla. La
posible ayuda o asistencia de Sheresh a las pretensiones del Infante don
Enrique contra su hermano hace que sea asediada. Los ciudadanos presionan a su
régulo o jefe para que ceda el Alcázar a los castellanos a cambio de respetar
sus bienes. El mismo Alfonso X se instala pese a todo en la ciudad, en lo que
hoy en día es la collacion de San Marcos, cercana a la calle Francos. Pero la
presencia de cristianos en El Puerto de Santa Maria (Al Qanatir), crea
tensiones con los musulmanes de Sheresh, y la ciudad se ve obligada finalmente
a ceder esa franja. Los cristianos tomaban carne de cerdo y bebían vino -cosa
que también hacían los musulmanes menos estrictos-, e incluso se lo daban a
beber a los caballos antes de las batallas -haciendo que éstos se lanzaban
entusiasmados contra el enemigo-. El mismo rey Alfonso X cuidaba personalmente
sus propios viñedos en Jerez. Ya desde el siglo XII, los jerezanos enviaban sus
vinos a Inglaterra, lo que ha hecho que lo conozcan de siempre como
"Sherish". La entrada del Jerez en Inglaterra se produce cuando
Enrique I, propone a los bordeleses una operación de trueque: lana inglesa por
vino de Burdeos, para desarrollar las manufacturas nacionales. La negativa de
los franceses abrió las puertas a los jerezanos, que sí aceptaron la propuesta.
Las viñas de Jerez se convierten entonces en una fuente de riqueza para el
Reino, de modo que Enrique III de Castilla, por una Real Provisión de 1402
prohíbe que se arranque una sola cepa, e incluso se llega a prohibir la
instalación de colmenas cerca de la viñas para que las abejas no dañen el
fruto.
La
toma de Niebla en 1262, la creación del arzobispado de Cádiz y su repoblación a
cargo de los cristianos, las inquietantes noticias de repoblación de Sevilla y
expulsiones de árabes en Ecija angustian a la población musulmana de Sheresh,
que piensan que podrían muy bien ser los siguientes en ser despojados y
expulsados. La repoblación de Cádiz además, aísla a la ciudad, una isla
musulmana en un mar cristiano. Todas estas circunstancias enervan los ánimos y
se produce una insurrección mudéjar en 1264, coordinada tal vez con otra
semejante en Murcia y dirigida por el reino nazarí de Granada que pretende
sublevar simultáneamente a la población mudéjar en un día determinado, con
secuestro de la familia real incluido, pero que alguien desvela o denuncia.
Pasan por las armas a la guarnición cristiana y se declaran libres. Es posible
que Sheresh perteneciera por breve tiempo entonces al reino de Granada, pero el
9 de Octubre de 1264, tras un asedio de 5 meses, abandonada a su suerte por su
supuesta capital protectora, cae otra vez en manos cristianas. Y esta vez ya de
manera definitiva.
Tras tan inquietante actuación musulmana el rey castellano decidió que una población antagonista en su territorio no era compatible con la paz y el orden, pues en cualquier momento podrían pedir ayuda al norte de África. Manda, pues, expulsarlos a todos y repoblar con castellanos el territorio. Es difícil imaginar toda una ciudad, unos 5 o 6000 seres humanos, conducidos en fila, carros, caballos y a pie, llevándose a duras penas lo que pueden portar, hacia Tarifa o Algeciras, las únicas ciudades islámicas importantes ya en la península por estas tierras, teniendo que exiliarse, tal vez al otro lado del estrecho, dejando tras de si sus posesiones, muertos y sus recuerdos, Igualmente cuesta imaginar a los recién llegados, explorando una ciudad desierta y en pleno desbarajuste, buscando una casa adecuada donde instalarse o mas seguramente, grupos de enviados, buscando y tomando nota de las calles, casas, huertos, fuentes, para preparar el reparto de los que poco después tomarían posesión de esa nueva plaza cristiana.
Es
el final del Sheresh musulmán y el inicio del Jerez cristiano. Alfonso X llega
incluso a celebrar Cortes en Jerez, lo que indica la importancia que la ciudad
llega a tener en sus planes de futuro. Según los especialistas, y dentro de un
calculo aproximativo, se puede deducir que habría por entonces unas 1800
familias, lo que viene a significar unos 7000 habitantes en Xerez, cifra
respetable para entonces, y siendo la ciudad nudo de comunicaciones importante
de la zona occidental de Andalucía. Tras la expulsión de los musulmanes, la
población es básicamente castellana y leonesa, con mínimas aportaciones
navarras, aragonesas, portuguesas y de otras zonas, ya de manera testimonial.
Con el tiempo y sus acentos castellanos se irán modificando, hasta crear el
típico jerezano... o sucedió al revés?.
Las
murallas poseían una barbacana: una amurallamiento mas bajo previo a la muralla.
Sin
embargo, el esfuerzo conquistador habría dejado a los castellano prácticamente
exhaustos y centrados ahora en defender lo conquistado mas que a seguir
conquistando territorios y a resolver litigios internos normalmente
desarrollados en el norte, en sus feudos de origen. El territorio sufriría durante
diez años desastrosas derrotas y expolios por parte del reino norteafricano
benimerí de Abu Yusuf, que lo invade y asola. Solo se retirará al comprobar que
una flota procedente desde Sevilla se apresta a bloquearle en la península. Aun
así los benimeríes volverían a asaltar la península e incluso llegar hasta
Sevilla, creando por años una terrible sensación de inseguridad que ralentizaba
la repoblación de estas tierras. Los intentos por conquistar el otro lado del
Estrecho y garantizar así la prosperidad de la zona peninsular no
fructificaron. Más aun, diversos desastres en la lucha contra los belicosos
norteafricanos retrasaron mas tiempo aun la estabilidad de la zona. En 1285 los
benimeríes se plantan delante de la ciudad con animo de tomarla. Los defensores
escriben con su propia sangre una carta de auxilio al rey cristiano Sancho IV.
Afortunadamente, los problemas internos en África del propio rey benimerí le
obligan a levantar el cerco.
La ruptura de relaciones entre Granada y el rey norteafricano suaviza la presión sobre Jerez y su entorno. Tarifa es reconquistada finalmente y asi la cabeza de puente de los benimeries se rompe. En 1308, con tropas jerezanas se toma Gibraltar.
Imagen
que pudo tener la Colegiata, entonces mezquita, con su minarete, o torre de
llamada a la oracion, sobre el año 1260, poco antes de ser reconquistada por
los cristianos. .
Existe
un documento estremecedor de un musulmán, oriundo de Sevilla, que describe en
una carta a Fernando IV en la que le comenta como su abuelo, Don Fernando, le
expulso de Sevilla, como su otro abuelo, Don Alonso, le desterró de Jerez, como
su padre don Sancho le echó de Tarifa y finalmente, como ahora se ve en la
obligación de huir a Africa. Toda una vida de exilio sin fin, a la par de las
conquistas cristianas. distintas suertes que reflejan tan distintos hados del
destino de dos pueblos enfrentados.
Las
victorias del Salado y del río Palmones y la conquista de Algeciras significa
la ansiada paz y tranquilidad, rendidos ya los granadinos también. Jerez podía
ya explotar y aspirar a su total desarrollo.
Lamentablemente las disputas sucesorias entre Don Pedro y Enrique de Trastamara perjudicó notablemente a la ciudad, Dos familias jerezanas quedarán enfrentadas por sus apoyos a uno u otro candidato, reflejo de antiguos conflictos: los Villavicencio y los Vargas. Los Guzmán y los Ponce de León, otras dos familias afincadas en Jerez, venían enfrentándose desde antiguo, pero mas enconadamente en estos tiempos, y más especialmente desde la conquista de Gibraltar en 1467. Todas estas disputas familiares y de facciones perjudicarán el avance de la ciudad. El duque de Medina Sidonia -en sus disputas con la de Arcos-, animaba estas rencillas en su propio interés -ya se sabe: "en una pugna entre dos, gana un tercero"-, hasta las paces de Marchenilla, propiciadas por la reina Isabel, que ponía fin a interminables desencuentros y casi guerras civiles. Ahora todo estaría centrado en la conquista de Granada, en la que Jerez, claro está, colaboraría, aunque no de una manera muy notable, y solo en las zonas próximas a la ciudad. A partir de aquí la ciudad pasa a un segundo termino, ya que la frontera se desplaza más lejos.
El reinado de los Reyes Católicos, tras la conquista de Granada en 1492, marca así la unificación de todos los reinos de la península en un solo poder dual: Isabel y Fernando. El mantenimiento de este proyecto de Reino de Reinos suponen cambios administrativos centralizadores que significan el fin de los estatus semiindependente de los nobles. La nobleza andaluza recién instalada -especialmente la más remisa a aceptar el nuevo poder centralizado-, fué reducido aún a costa de derrumbar sus castillos y fortalezas, perdiendo así su capacidad de proteger su independencia y prerrogativas. En su afán unificador y en aras de deshacerse de todo aquello que pudiera ser -como ya lo había sido en el pasado reciente-, una segura fuente de disturbios, problemas y conflictos en el futuro, y como ya habían hecho anteriormente los germanos al construir su imperio en Hispania, los Reyes Católicos vuelven a usar la política de homogeneizar las creencias de sus súbditos. A fin de cuentas eran reyes Católicos y el catolicismo de entonces no podía encajar con el doctrinario islámico, solo malamente soportarlo. El Islam si pudo a veces soportar al cristianismo en sus regiones, ya que consideraban al cristianismo como parte de sus orígenes, mientras que para el cristiano el Islam era una religión extraña, de Satanás, o como mínimo, una herejía cristiana sin sentido. Hubo un intento de unificar dichas doctrinas, arguyendo los islámicos que Jesús podría ser aceptado por ellos como profeta de Dios, pero hombre, a lo que el Beato de Liébana contestó con la habitual posición católica trinitarista y defendiendo la divinidad de Jesús, lo que despejo cualquier posibilidad de fusión, y que fué, además, el principio teórico religioso que justificó, en los reductos godos y cristianos refugiados y supervivientes en Asturias, la idea de la Reconquista religiosa de los territorios perdidos.
El poderío territorial de la Iglesia subsistió delante todo el antiguo régimen, hasta la desamortización. Prosiguió la tendencia, iniciada en la Baja Edad Media, de otorgar explotaciones agrícolas (lugares) a cambio de fueros a la baja nobleza y a la hidalguía. Esta nueva clase social, subsidiaria de la nobleza y de la Iglesia, y que ocupaba un gran número de puestos en la nueva administración centralizadora (escribanos, regidores, etc.), desempeñó un singular papel ante todo el Antiguo Régimen. En este contexto, el campesinado no mejoró su situación, ya que a los numerosos subforos y cargas señoriales vino a unirse el sustento de la Santa Hermandad, las fuerzas o ejercito central del nuevo sistema.
Con
la conquista de América y el auge de las ciudades marítimas, las ciudades de
interior languidecen. Cádiz y El Puerto de Santa Maria cobran nueva
importancia.
Y
con esto Andalucía entra en la Edad Moderna.
¿Invasión
islámica... o evolución gradual al Islamismo?
Aunque
la version mas aceptada y conocida es que los musulmanes, enardecidos por la
revelacion de Mahoma, se habian propuesto convertir al mundo al Islam, existen
una teoria que pretende explicar todo aquello como una natural evolucion desde
creencias cristianas y afines en busca de una simplicidad y pureza del mensaje
religioso frente a la complejidad doctrinal y guerras religiosas que sacudian
al norte de Africa y a Hispania, amen del resto de lo que iba quedando del
Imperio Romano. La nueva religion iria tomando forma paulatinamente entre la
poblacion, expandiendose no tanto por invasiones, que en numero de personas no
seria muy alto, como por la atractiva simplicidad de su ideario. Finalmente se
llegaria a crear el mito del Profeta, cuya Revelacion legitimaría los cambios.
una mera expansion de tales ideas. Esta teoria deja temas sin resolver, cuando
no los complica mas, pero le da un enfoque distinto y atractivo al conjunto.
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