EL TULIPÁN LLEGÓ A HOLANDA DESDE AL-ANDALUS EN EL SIGLO XI
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Un nuevo estudio llevado a cabo
en la Universidad
de Córdoba y la Escuela
de Estudios Árabes aporta nuevos datos sobre la llegada de la flor a Europa. Al
contrario de lo que se pensaba hasta el momento, los primeros bulbos pudieron
llegar a Holanda, donde hoy el tulipán es símbolo del país, a través de la
al-Andalus del siglo XI, cinco siglos antes de lo estimado.
Los investigadores intentaban
reconstruir la diversidad de la flora presente en la época medieval en
al-Andalus (territorio que hoy se repartiría entre Andalucía, Castilla la Mancha y zonas del levante
español y sur de Portugal) mediante el estudio de todos los textos conocidos de
agrónomos andalusíes. Fue entonces cuando descubrieron lo que parecía ser, para
Esteban Hernández Bermejo y Expiración García, directores de la investigación e
investigadores en la
Universidad de Córdoba y la Escuela de Estudios Árabes
(CSIC), “la primera referencia histórica de los tulipanes”.
En la Umda (Umdat al-tabib), una
obra de botánica atribuida a Abu l-Jayr y fechada entre los siglos XI y XII, se
apunta al uso ornamental de esta flor en los territorios de la Península Ibérica
bajo dominio islámico. Es probable que un conocido agrónomo toledano del siglo
XI, Ibn Bassal (“el hijo del cebollero”) tuviera algún protagonismo en la
introducción y primeros cultivos del tulipán en territorio ibérico, informó el
SINC.
El estudio, que ha visto la luz
en la revista Economic Botany, publicación promovida por el Jardín Botánico de
Nueva York, echa por tierra la versión tradicionalmente aceptada de que el
tulipán llegó a Holanda desde el Imperio Otomano pasando por Centroeuropa.
Según la nueva teoría, el origen
ornamental de la flor está en Bizancio, y llegó a Europa mediante los turcos
Seljuq, a través de lo que hoy es Andalucía. “No podemos ser categóricos con
esto, pero defendemos la hipótesis planteada y damos argumentos bastante
sólidos”, explica a SINC Hernández Bermejo.
Los grupos dirigidos por
Hernández Bermejo y García Sánchez llevan más de 20 años “estudiando los textos
y contribuciones de los agrónomos y botánicos andalusíes a la agricultura, al
mundo de las plantas ornamentales y al de las plantas medicinales y
conocimiento de nuestra flora silvestre”.
“La existencia de
representaciones de tulipanes en los Templos de Konya (Turquía) que datan del
siglo XI y la mención a Al-Andalus realizada en la Umda apuntan a la
introducción de los tulipanes al mundo ornamental de Europa unos 500 años antes
de las referencias conocidas hasta la fecha”, indica a SINC Hernández Bermejo.
Previamente, se situaba a finales del siglo XVI su expansión hasta Holanda.
El tulipán es la flor nacional en
Irán y Turquía, además de en los Países Bajos, donde su cultivo ha sido
tradicionalmente importante desde hace más de cuatro siglos. Pero ya en el
siglo XIII, el poeta turco Mevlana Celaleddin Rumi definía al tulipán como “la
sonrisa más triste de todas”.
Hasta la fecha, numerosas teorías
refutaban la llegada a Europa de los tulipanes desde el Imperio Otomano y
pasando por el Imperio Habsburgo hasta llegar a Holanda. Una de las más
populares apunta a que Ogier Ghislain de Busbecq, el embajador de Fernando I de
Habsburgo en la corte de Suleymán fue en 1554 el primero en alertar al mundo
occidental de la belleza de estos bulbos, “que los turcos conocen como
tulipanes”.
Sin embargo, y a pesar de que el
tratado agronómico de Abu I-Jayr analizado por Hernández Bermejo y García
Sánchez precede a los testimonios de Busbecq en varios siglos, la ruta andalusí
del tulipán no ha sido reivindicada hasta el momento. Para los investigadores,
una de las razones de esto es que “a pesar de esta moda febril que se conoció como
‘tulipomanía’ y que comenzó en Holanda en el XVII, en nuestro país no se
recogió testimonio”.
Los autores del estudio
examinaron sin encontrar rastro de tulipanes el libro Agricultura de Jardines,
manual escrito en 1604 por Gregorio de los Ríos, un experto jardinero al que
luego Felipe II hizo Capellán de la
Casa de Campo. El propio monarca, afirman Hernández y García
en su estudio, “era conocedor de la botánica y escribió sobre bulbos
ornamentales en las cartas a sus hijas, mencionando los narcisos pero no los
tulipanes”.
EL VALOR DE LOS TRATADOS AGRÍCOLAS
Un siglo más tarde, Ibn al-’Awwam
escribió su Kitab al-Filaba, uno de los pocos tratados agrícolas andalusíes que
aún se conserva en su totalidad. El valor de esta enciclopedia sobre la economía
rural incluye multitud de citas de textos andalusíes y orientales, lo que
justifica su gran valor histórico y testimonial.
Sobre los tulipanes, Ibn
al-’Awwam (quien denominaba a la flor como “cebolla macedonia”) dice lo
siguiente: “Es un tipo de narciso amarillo y viene de Macedonia, provincia de
Alejandría. Su flor es amarilla por dentro y rosa por fuera, con forma de cubo.
En su interior se encuentra otra bella y aromática flor. Crece en sitios
húmedos y montañosos y es cultivado como el narciso amarillo”.
Al principio, la descripción de
esa “cebolla macedonia con una flor en forma de cubo” era confusa y no permitió
a los científicos identificarla como tulipán. Fue al cotejar este texto con la Umda -sobre todo las
descripciones morfológicas de la flor, de sus hojas, sus raíces y su época de
floración- cuando el equipo se percató de que estaba ante la primera evidencia
histórica de la presencia de tulipanes en Europa.
Ahora, el equipo de investigación
está próximo a completar, junto con científicos como Julia Carabaza de la Universidad de
Sevilla, una completa Flora Agrícola Andalusí.
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