TARIFA: UN PASADO FABULOSO
Enrique
Gozalbes Cravioto
Tarifa aparece de forma reiterada en la historiografía
española de los siglos XVI y XVII a partir de la atribución de un pasado
fabuloso. Desde finales del siglo XV los escritores se asoman a determinadas
fuentes clásicas y encuentran en ellas inspiración para la reconstrucción
histórica. Pudieron entonces detectar la existencia de diversos párrafos de
autores antiguos acerca de núcleos urbanos existentes en el litoral del
Estrecho de Gibraltar. La interpretación de una continuidad histórica les llevó
a ubicar acontecimientos con estas costas y a identificar Tarifa con una
Algeciras casi despoblada, Tarifa constituía el principal centro urbano de un
litoral muy amplio.
Pero,¿cómo era Tarifa en la época en que se realizó esta
atribución?. Se trataba de una población modesta, comparada con otras muchas
del interior, pero que ocupaba una posición céntrica en la navegación. Tenía la
virtud de ser un centro portuario, de avituallamiento y conexión con plazas
hispano-portuguesas del Norte de África, en especial con Tánger. Era también un
núcleo urbano de una zona ganadera. Y finalmente, constituía el centro urbano
en una costa bastante abandonada debido al peligro de ataque por los piratas
norteafricanos.
Quizás una descripción significativa la encontramos en la
obra de Rodrigo Méndez de Silva, Población General de España (Madrid, 1645). Se
trata de una referencia importante dado que van a ser numerosos los geógrafos
posteriores que la copian. Una prueba la encontramos en la obra de Juan Antonio
de Estrada, con el mismo título de Población General de España, publicada un
siglo más tarde (recientemente reeditada, en 1995, con introducción de Vicente
Moga). Señalaba Méndez de Silva: Cinco leguas distante de Gibraltar está la
villa de Tarifa, situada cerca del Estrecho, inclinada a Occidente, con fuertes
muros, dos puertas, buen castillo, fértil de miel, pan, vino, caças, pescados y
especialmente ganados bacunos en espaciosas dehessas. Tiene ochocientos vecinos
y Nobleza, divididos en quatro parroquias, un convento de Frayles Trinitarios. Son
sus Armas, en escudo, un castillo sobre agua, en la ventana una llave por serlo
de España, otras dos a los lados, orlado destas letras, Sed fuertes en la
guerra. Fundola nuestro antiguo Rey Tago, años del mundo 2128, antes de la
humana Redempción, 1333, llamándose Carteia, después Tartesia, según más cierta
opinión, de quien esta provincia algún tiempo fue nombrado Tarsis, memorado en
las Divinas Letras, ínterpretándose Cuevas y Minas hondas halladas en sus marítimas
costas.
Esta ciudad que describe Méndez Silva es en la que se van
a situar hechos más o menos míticos y localizaciones de urbes de la antigüedad.
La primera de ellas será puramente legendaria es la atribución de la fundación
de la ciudad. Que sepamos, el dato se toma de lo escrito por Jerónimo Martel,
en su Cronología Universal (1602), pero es posible que este autor a su vez lo
tomaría de alguno anterior.
La fundación de Tarifa se atribuía al Rey Tago, y se daba
incluso un fecha concreta para la misma: el 2128 de la creación del Mundo, es
decir, el 1333 a .
de C. El Rey Tago es el quinto rey de la primera dinastía legendaria de España,
que habría sido encabezada por Tubal. Esta recreación, ya contestada en aquel
tiempo, es realizada a partir de las tergiversaciones que introdujo el italiano
Annio de Viterbo. Sobre la misma y sus derivaciones ha publicado Julio Caro
Baroja, recientemente fallecido, una investigación repleta de datos
interesantes, Las falsificaciones de la Historia , en relación con la de España,
(Barcelona, 1992).
A continuación, Méndez Silva incorporaba toda una serie
de datos sobre la antigüedad fabulosa de Tarifa, los cuales estaban muy en boga
en aquellas fechas. De hecho, todas estas cuestiones del pasado fabuloso
derivaban de la identificación que se hacía de Tarifa con la antigua Carteia y
con Tartessos. Una identificación que había sido antes realizada por Florián de
Ocampo en sus Cinco Libros de la Crónica General de España (Medina del Campo,
1553)
Esta atribución errónea conducía, naturalmente, a que se
localizaran en la Tarifa
antigua toda una serie de hechos de cierta importancia. La identificación de
Tartessos con Carteia parte del texto de Pomponio Mela (II,96): Carteia, que
algunos creen es la antigua Tartessos. Otras fuentes de la antigüedad también
señalan la existencia entonces de una creencia acerca de que la mítica
Tartessos se hallaba donde más tarde estaba Carteia. El primer autor que, a
partir del texto de Pomponio Mela, identificó Tartessos con Tarifa fue Pedro de
Medina en su Libro de las grandezas y cosas memorables de España (Sevilla,
1548).
Todas las creencias acerca de un pasado fabuloso, y la
identificación de Carteia con Tarifa, son datos que iban a popularizarse al
pasar a la obra principal de la historiografía española en los siglos XVI y
XVII. Nos referimos a la
Historia General de España (Madrid 1599) del Padre Juan de
Mariana. El primero de los hechos referidos es el supuesto combate entre Gerión
y Osiris: diose la batalla, que fue muy herida, en los campos de Tarifa junto
al estrecho de Gibraltar, con grande coraje y no menos peligro de cada cual de
las partes. La victoria y el campo, muertos y destruidos los españoles, quedó
por los egipcios, el mismo Gerión murió en la batalla; su cuerpo, por mandado
del vencedor, sepultaron en lo postrero de la boca del Estrecho, en lugar donde
el presente se ve el pueblo dicho Barbate; allí se hizo el túmulo. (Hist. Esp.
I.8).
La mitología griega tenía en su elenco la existencia de
Gerión, hijo de Crisaor, y que pastaba unos enormes bueyes. El personaje de
Gerión se incluyó en el ciclo de las leyendas acerca de los trabajos de
Hércules. Y como tantos otros mitos griegos, a partir sobre todo del siglo V a.
de C. fue desplazado en su ubicación hacia Occidente. Es Diodoro de Sicilia, a
mediados del siglo I a. de C., el primero que de forma expresa sitúa a Gerión
en esta zona: los bueyes de Gerión, que precisamente se hallaban paciendo en la
región de Iberia confín al Océano. (Bibl. Hist. IV,17,1).
En el siglo XIII el arzobispo Ximenez de Rada, a quien
siguió Alfonso X el Sabio, recogió el combate de Hércules con Gerión. No ofrece
todavía una ubicación concreta a la batalla, aunque se aproxima a Tarifa dado
que el héroe griego se hallaba en Cádiz (Ximenez de Rada, De Rebus Hispanias I,
4). El resultado del combate fue que mató Ercules a Gerion, e tomole los
ganados todos e quanto le fallo, e entro toda la tierra e tomola e apode-rose
della (General Estoria, II,171). En 1548 Pedro de Medina, en su Libro de las
Grandezas, ya ubicó el mítico combate de Hércules y Gerión en las proximidades
del Cabo Trafalgar.
La confusión de Hércules con el tal Osiris parte de toda
la cadena de falsos cronicones, derivados de la obra de Jerónimo Nanni (Annio
de Viterbo), Comentaria super opera diversorum auctorum de antiqutatibus
Ioquentium (Roma, 1498). Este opúsculo estaba plagado de textos falsificados,
con la creación de toda una dinastía de reyes en la España más primitiva. Como
podemos observar, muchas de estas falsedades pasaron a la obra de historiadores
tales como Mariana que, por cierto, a partir de otros autores renacentistas
también indicaba que el sepulcro de Hércules se hallaba ubicado en Tarifa
(Hist. Esp. I,9). El ya citado Pedro de Medina había considerado que la tumba
era la de Gerión y que se encontraba en el cabo Trafalgar, en el mismo lugar de
la batalla.
También Mariana, como Méndez de Silva, identificaba las
ciudades antiguas de Tartessos y Carteia, y ubicaba ambas en Tarifa. El hecho
le conducía directamente a considerar que Tarifa fue sede del mítico rey
Argantonio, que Herodoto (I,163) puso en relación directa con los griegos de
Focea. Ya en el s¡glo XVI diversos escritores, en especial Pedro de Medina,
habían considerado que Tarifa había sido la fabulosa Corte de Argantonio, hasta
donde llegaron fenicios y griegos. La ciudad se convertía en uno de los centros
más ilustres del periodo de las colonizaciones.
Sin embargo, en esta misma época ni mucho menos todos los
autores coincidían en la identificación de Tartessos con Tarifa. Por el
contrario, todos los episodios referidos al mítico y longevo rey Argantonio, a
sus devaneos políticos y comerciales con fenicios y con griegos, muchos
consideraban que estaban en relación con Cádiz. Se estaba desarrollando la
identificación de Tartessos con Cádiz, que con el tiempo terminaría triunfando.
La identificación de Tartessos con Cádiz la encontramos
reflejada también en otros textos de la antigüedad clásica, pero la vemos
reaparecer en autores renacentistas tales como Gorophius Beccano. Era éste un
médico holandés, al servicio de los reyes de España, que se aficionó al estudio
de la literatura antigua. En 1580 publicó su Opera en la cual, a su manera,
trataba de aclarar textos antiguos referidos a los Países Bajos, Francia y
España. Gorophio Becano no solamente identifica Cádiz con la antigua Tartessos
sino que también, por vez primera, relacionó Tartessos con la bíblica Tarsis
(Opera, VIII, p. 105). Incorporaba unos puntos de vista que trasladaba a Cádiz
los nobles orígenes hasta entonces atribuidos a Tarifa.
La historiografía gaditana muy pronto utilizaría con gran
decisión los argumentos utilizados por el médico holandés. Los tintes de gloria
de Cádiz podían, con cierta facilidad, desplazar los que atribuían a Tarifa. Esta
tendencia tendrá su primer gran representante en el sacerdote Juan Bautista
Suárez de Salazar, que publicó sus Grandezas y Antigüedades de la isla y ciudad
de Cádiz (Cádiz, 1.610).
Suárez de Salazar no menciona en ningún momento la ciudad
de Tarifa, pero toda su argumentación busca directamente desplazar a Cádiz
todas las citas acerca de Tartessos. El punto central de toda la nueva
reconstrucción es la negación de la identificación de Tartessos con Carteia, si
bien los argumentos en este caso no eran de mucho peso: algunos dizen que los
Tartessos fue lo mesmo que Carteia, no con mas fundamento que por la
conveniencia del sonido, lo qual contradize la autoridad de los más antiguos
escritores (Suárez de Salazar, pág. 31).
En realidad, los autores clásicos discreparon acerca de
la identificación de Tartessos, ciudad que había dejado de existir muchos
siglos atrás. Así muchos de ellos identificaron Tartessos con Gades, entre los
que el más clarificador es sin duda el historiador Salustio (Hist. II, 5). Pero
otros como Appiano (Iber, 63) o el citado Mela, habían considerado que Carteia
se levantaba en el asiento de la antigua Tartessos. Sin duda, en la antigüedad
ya se tratará de buscar la desaparecida Tartessos en algunas de las principales
ciudades existentes en la
Hispania meridional.
Pese a la obra de Mariana, los argumentos de los
escritores posteriores irán mucho más en la dirección de ubicar Tartessos en
las costas atlánticas. Desde los inicios del siglo XVII se superará la
identificación de Tarifa con Carteia y se relacionarán los textos clásicos con
Gades. Así Cádiz desplazará a Tarifa en la grandeza de unos orígenes
legendarios. El propio Ayuntamiento gaditano potenciaría este hecho y
encargaría a Fray Jerónimo de la
Concepción que escribiera su Emporio del Orbe, a la mayor
gloria de la urbe gaditana.
Sin embargo, hacia 1610, Alonso Fernández del Portillo
escribió una Historia de Gibraltar que se conservó inédita, lo que no evitó una
amplia utilización de la misma. El autor rechazaba que Carteia pudiera ubicarse
en el lugar de Tarifa, pues en el sitio de Tarifa ni alrededor no hay edificios
ni capacidad que muestren rastros de tanta vecindad y magnificencia. Por el
contrario, ubicaba Carteia en las ruinas de la Torre de Cartagena que hoy aparecen perfectamente
identificadas en la bahía de Algeciras.
Sin embargo, la historiografía posterior no iba a lograr
desvelar la realidad del poblamiento antiguo de Tarifa. Así, una vez descartada
la identificación con Carteia, diversos autores han planteado la posibilidad de
que en Tarifa se encontraran otros núcleos urbanos antiguos.
Por un lado, Traducta Iulia, fundación de Augusto.Por la
otra, que se tratara de la
Mellaria citada por Strabon (III,1, 8), Mela (II, 96), Plinio
(III, 7) y el itinerario de Antonino (407,2), entre otros.
En todo caso, la discusión a este respecto solamente
podrá aclararla la investigación arqueológica. De hecho, las noticias sobre los
restos pretendidamente antiguos de Tarifa nos ofrecen datos muy
contradictorios.
Así en 1633, Macario Fariñas, en su Tratado de las
Marinas desde Málaga a Cádiz,conservada en manuscrito en la Real Academia de la Historia , no refleja la
existencia de restos antiguos en Tarifa.
Por el contrario, un siglo más tarde un viajero europeo,
Udal Rhys, en su A tour through Spain and Portugal (Londres, 1760), afirmaba
sobre la población de Tarifa: puede suponérsele la más grande antigüedad porque
allí son evidentes las huellas de una colonia romana, no sólo en la misma
estructura de las murallas de la ciudad en varios lugares, sino por algunos
fragmentos nobles de arquitectura, tanto en edificios públicos como privados. Estas
evidencias están reforzadas por armas, medallas e inscripciones allí
encontradas (p.150).
BIBLIOGRAFÍA
(1) BLÁZQUEZ, J.M.,Gerión y otros mitos del Occidente,
Gerión 1 (1983), págs. 21-38.
(2) CARO BAROJA, J., Las falsificaciones de la Historia (en relación con
la de España), Barcelona, 1992.
(3) CRIADO ATALAYA, F.J. y VICENTE, J.I. de:Tarifa la Guerrera (II). Una visión
de su Geografía y su Historia por Alonso Fernández del Portillo ALJARANDA, núm.
17, 1995, págs. 14-21.
(4) GOZALBES, E., Pedro de Medina localiza Tartessos en
Tarifa, ALJARANDA, núm.17, 1995, págs. 11-13.
(5) SCHULTEN, A.,
Tartessos, segunda ed., Madrid ,
1972.
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