jueves, 4 de abril de 2013

Historia de los musulmanes en al-Ándalus. ةA-XARQIYYA. بسم آلله آلرحمان آلرحيم

ةA-XARQIYYA. بسم آلله آلرحمان آلرحيم
 
axarquiavelez
Con este nombre se designa desde hace más de mil años a una comarca. La que mira a la salida del sol, el xarq, la que queda hacia el oriente en la provincia de Málaga, “LA AXARQUÍA”. En ella, escondidas como “mudéjar” o “morisco”, se guardan aún muchas de las esencias que hicieron de Al-Andalus la luz de occidente. Recuperarlas bajo la dignidad de su identidad andalusí, es la intención de estas páginas, así como resaltar los valores derivados de aquella época, cuando el sentido de la existencia humana rolaba en torno a la fe, teniendo en todo momento presente el nombre de Allah, el Clemente, el Misericordioso.

Cuando Ignacio Olagüe demostró en 1969 que “Los árabes jamás habían invadido España”, le tomaron por un loco. A día de hoy, cuando dichas tesis han sido comprobadas en base a estudios genéticos, hay lugar para reconsiderar la historia oficial, la impuesta por aquellos que conquistaron Al-Andalus y que ha sido mantenida durante más de cuatro siglos. Esta Historia se basa en dos estafas fundamentales:

La primera consiste en la invasión armada por parte de ejércitos árabes que sometieron a los habitantes de la Península Ibérica hasta imponerles la cultura árabe y la religión islámica. Esta es la justificación que los dirigentes de los reinos del norte, en gran medida descendientes de estirpes centroeuropeas, utilizaron para justificar la conquista de los territorios del sur, presentada como una necesaria reconquista, política y confesional, dirigida por la espiritualidad del apóstol Santiago “matamoros”.

La segunda es la expulsión de los andalusíes, de sus legítimos territorios, haciéndoles emigrar a la otra orilla del Mediterráneo, lo que en aquel tiempo se conocía como tierras de berbería o “tierras de moros”, de tal modo que se presenta a la actual población de la Península Ibérica como descendiente de cristianos viejos o de ascendencia castellano-aragonesa, cuando esta prácticamente se limita a la nobleza, señorío y cúpula militar de entonces.

Una y otra se han mostrado falsas e intencionadamente manipuladas. Para un mejor conocimiento de la primera, recomendamos las obras de Ignacio Olagüe “La Revolución Islámica en Occidente” y la de Roger Collins “La Conquista Árabe (711-797). Respecto a la segunda, recomendamos las obras sobre los moriscos de Domínguez Ortiz, Bernard Vincent, Mikel de Epalza y sobre todo de Govert Westerveld, relativa al caso concreto de los moriscos de Murcia, pero que es extensible al resto de los territorios de Castilla o Aragón.

“Sabido que para someter a un pueblo, es preciso borrar la memoria de su verdadera historia, porque conocerla implica acumular experiencia o suma de puntos de referencia que permiten comparar, y en consecuencia elegir, la de todos los pueblos fue adulterada, a conveniencia del poder. Y destruida la de aquellos que fueron sometidos al imperio de depredadores, en lo material y por extensión en lo intelectual, fuesen extraños o propios.” (África Versus América. La fuerza del paradigma. Luisa Isabel Álvarez de Toledo, duquesa de Medina Sidonia.)

Es solamente un afán por facilitar el conocimiento, liberar la Historia y dar carácter de normalidad a un pasado que siempre se quiso oscurecer y desarraigar. Esto no llevará sino al entendimiento con la pluralidad que desde siempre habitó estas tierras.

Quiere ser éste un homenaje a AQUELLOS ANDALUCES, los que dieron nombre al “andalusiyya”, “a-xarqiyya”, “al-hama”, “al-mihyara”, “mayurqa”, “balansiyya”, “isbiliyya”, “garnata”,……., hombres que hicieron de la Península Ibérica el foco de civilización más avanzado de Occidente, siendo el asiento del posteriormente llamado Renacimiento Europeo, y que hubieron de abandonar su tierra ante la negación de su cultura por aquellos que les sometieron. A los que les fue negada su lengua como medio de expresión, sus propiedades para mayor acúmulo en manos de poderosos y su religión, como medio de desarraigo y sometimiento social y cultural, daremos desde aquí, voz tardía y reconocimiento para que sus hijos, tengan elementos de conocimiento y capacidad con la que recuperar su identidad perdida.

En estas páginas iremos depositando nociones de historia, la pasada y la presente, relativas a la cultura andalusí, para que estén disponibles a todo aquel interesado en su consideración, por si contribuyen a la toma de conciencia de lo que fue el fracaso de una convivencia y la posibilidad de un progreso en común, a fin de que las luces y sombras del pasado nos sirvan como referente para el presente. Un pueblo que olvida su Historia, está condenado a repetirla, un pueblo que la ignora, está condenado a desaparecer.

Que el Único, el Altísimo, el Dador de Vida e infinitamente Misericordioso guíe nuestra mano y conciencia para mantenerlas en el recto camino de la humildad y objetividad.

“No me parece disparatado decir que Al-Andalus sigue existiendo. No como tal, claro está; sino como una espléndida y singular muestra de continuidad en la añoranza y en el mundo de los imaginarios, como una huella que pervive señalando caminos, como una realidad histórica, mezclada con otras, que infunde inspiración, recrea formas e informa pensamientos y actitudes. Se adapta a los tiempos y a las modas, y a los imperativos políticos, sobre una base que, para la Península Ibérica, para España en particular, y para el Magrib, para Marruecos en especial, orbita en el eje rocoso y acuático de la frontera del Estrecho de Gibraltar; esa, que es nuestra frontera Sur para unos y nuestra frontera Norte para otros.” Gil Grimau, R. “La frontera Sur de Al-Andalus”

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