El arte califal andalusí
comprende sus manifestaciones ar1sticas desde la conquista musulmana de la
península ibérica hasta el surgimiento de los primeros reinos de taifas, es
decir, los siglos VIII al X. Los edificios ar1sticos se centran, desde el primer
momento, en torno a la capital, Córdoba, en la que se construyó una mezquita
destinada a convertirse en el monumento más importante del occidente islámico. El
arte califal incorporó estilos prestigiosos orientales, como los mosaicos
bizantinos para el mihrab de la mezquita. La destrucción de la unidad política
llevó a la abolición del califato cordobés en 1031 y a la creación de un
mosaico de reinos independientes que fueron denominados taifas. El único
ejemplo homogéneo de arquitectura palaciega del arte taifa está representado
por La Aljafería de Zaragoza, un palacio de recreo con aspecto fortificado que
supuso la culminación del esplendor de la Taifa de Zaragoza.
El arte almohade se desarrolló después de
1172, cuando Sevilla se hizo capital del nuevo imperio. La Giralda es el an2guo
alminar de la mezquita almohade de Sevilla, de finales del siglo XII. El tercio
superior es una construcción sobrepuesta en época cris2ana para albergar las
campanas.
El arte nazarí, también llamado arte
granadino, constituye la última etapa del arte hispanomusulmán. Se desarrolla
durante los siglos XIII, XIV y XV. La Alhambra era un lugar de residencia y de
recreo construido en la nueva capital, Granada, por los sultanes nazaríes
(siglo XIII). El agua es el elemento fundamental, y alrededor de ésta se
construye el jardín y alrededor de éste los palacios. Las paredes del palacio
están cubiertas con azulejos y caracteres caligráficos (versos del Corán o
poemas). La palabra “mudéjares”, designaba a los musulmanes que, viviendo en
2erras reconquistadas por los cristianos, seguían conservando su religión, sus
costumbres e incluso sus jefes, bajo la autoridad suprema del monarca cristiano.
El arte mudéjar tuvo lugar
entre el siglo XII y el siglo XVI. La catedral de Teruel en Aragón, es una de
las construcciones más caracterís2cas del arte mudéjar. Incorpora influencias,
elementos o materiales de estilo hispanomusulmán, por ejemplo el uso de
azulejos en los exteriores. La palabra “mozárabes”, designaba a los cristianos
que habitaban en territorio musulmán. Ciudades como Toledo, Mérida, Valencia,
Córdoba y Lisboa eran importantes centros mozárabes. Las comunidades de mozárabes
mantuvieron para la práctica de sus ritos religiosos algunos de las iglesias o
monasterios anteriores a la ocupación musulmana y raramente construyeron
nuevos. El monasterio de San Miguel de Escalada (León). Una de las principales
caracterís2cas que definen la arquitectura mozárabe es el uso del arco de
herradura, desarrollado dentro del mundo islámico.
III – LA ARQUITECTURA POPULAR En Andalucía, la
Ruta de los pueblos blancos creada por la Junta permite descubrir otro legado
del periodo hispanomusulmán : la arquitectura popular. Los pueblos se
caracterizan por sus casas encaladas (blancas), con sus techos cubiertos de
teja rojiza, en los hermosos paisajes de las sierras (montañas).
IV – LAS HUELLAS JUDIAS EN
LAS CIUDADES DE AL-ANDALUS En tiempos de al-Ándalus también era numerosa la
comunidad judía en la Península. Se concentraba en las juderías o barrios
judíos. Se dio pues una coexistencia e interrelación de “tres culturas” en una
clara confusión entre cultura y religión, siendo Toledo un testimonio vivo de
esta convivencia. La ciudad llegó a contar diez sinagogas, de las que sólo dos
quedan hoy en pie: el Tránsito y Santa María la Blanca. Esta se destinó al
culto cristiano en 1411, momento en que se expulsó a los judíos.
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