La Málaga musulmana: vida y urbanismo
No apaga en mí la ausencia la llama del amor...
Alcazaba de Málaga.
"A
Málaga tampoco mi corazón olvida;
no apaga en mí la ausencia la llama del amor;
¿Dónde están tus almenas ¡oh Málaga querida!,
tus torres, azoteas y excelso mirador?
Allí la copa llena de vino generoso
Hacia los puros astros mil veces elevé,
y en la enramada verde, del céfiro amoroso,
Sobre mi frente el plácido susurrar escuché.
Las ramas agitaba con un leve ruido
Y doblándolas ora, o elevándolas ya,
Prevenir parecía el seguro descuido
Y advertimos si alguien nos venía a espiar"
no apaga en mí la ausencia la llama del amor;
¿Dónde están tus almenas ¡oh Málaga querida!,
tus torres, azoteas y excelso mirador?
Allí la copa llena de vino generoso
Hacia los puros astros mil veces elevé,
y en la enramada verde, del céfiro amoroso,
Sobre mi frente el plácido susurrar escuché.
Las ramas agitaba con un leve ruido
Y doblándolas ora, o elevándolas ya,
Prevenir parecía el seguro descuido
Y advertimos si alguien nos venía a espiar"
(Aben Said)
Málaga, ciudad de
historias de llegada y de idas. Paraje costero, mediterráneo, y ambiciado.
Ciudad con mar a sus anchas, situación estratégica envidiable, sur del Sur.
¿Podrían ser estas razones un poco bucólicas las que hicieron de Málaga una
ciudad importante dentro del contexto sur-peninsular en tiempos de la llegada
de los musulmanes?
Cronistas musulmanes
describieron la ciudad, al igual que harán los cristianos. Gente como Al-
Bakri, Al- Idrisi o Ibn al-Jatib nos hablan de una ciudad en plena
efervescencia social y económica, al igual que constructiva.
Sin duda, la Málaga
musulmana tiene el sello propio de una urbe de Al- Andalus o de cualquier
territorio islámico. Componentes característicos como la Madina bien protegida
por murallas y torres, callejuelas recorriendo la urbe en sí, las mezquitas, la
Madraza, la fortaleza vigilante, o el puerto lleno de vida. Todos esos
componentes y más iremos desgranando y describiendo poco a poco en el artículo.
Algo así como un paseo por la Málaga medieval contando con el factor social y
económico que interactúa con la estructura urbana, que es cuando cobra
verdadero sentido.
Málaga cumplía su
función de ciudad portuaria, a la que llegaban comerciantes, sobre todo
italianos. Esta ciudad tiene su centro fundamental en la madina amurallada,
donde vive la población principal; una fortaleza también amurallada auxilio de
las gentes y vigilante de las costas; y unos arrabales como núcleos de
población resultante del incremento demográfico en la madina y que se adosan a
los alrededores del núcleo principal.
Habiendo expuesto las
tres partes más importantes de la Málaga musulmana, comencemos nuestro viaje.
Iniciemos por el
puerto, como si fuéramos recién llegados a la ciudad. La línea costera, desde
el s. VIII, se situaría, desde su formación en la escollera del puerto romano,
sobre lo que hoy es la Plaza de la Marina. En esta zona se situarían unos
almacenes portuarios y una Aduana muy posterior, sirviendo también como
necrópolis emiral. Se continuaría la línea siguiendo lo que actualmente es la
Alameda. Es de destacar como detalle curioso aportado por Guillén Robles, que
existiría una isla llamada Arriarán sobre la Puerta del Mar, que mantiene
todavía su nombre.
Málaga, junto a al
puerto de Almuñécar, serían de los puertos más importantes del litoral
andalusí. Fueron zonas cobraron gran auge con la llegada de tribus del norte de
África en época de los Banu Zirí. Incluso el puerto de la ciudad tenía
competencia con el de Bezmiliana, localidad cercana, quizás para ayudar al
flujo comercial, puesto que aquella zona, llamada Axarquía, era muy importante
para el comercio, aportando seda muy apreciada en época nazarí, entre otras
cosas.
Fueron los Hammudíes
los que sobre en el s. IX fortificaron el fondeadero para rechazar posibles
ataques normandos, al igual que en este tiempo se construye la alcazaba, como
vigía de excepción del puerto. Hay que recordar que el fondeadero era la playa
misma, donde se llevaban a cabo las cargas y las descargas.
También desde el
fondeadero se podía llegar al Arenal, zona de playa situada en la parte oeste
del río junto al arrabal de los mercaderes de paja. Recordemos que ese Arenal
era conocido hasta el s. XVIII como la rambla.
La playa tenía por
supuesto su utilidad social. Era un lugar de reunión para la población
malagueña, donde se organizarían actos en común para fines como la recaudación
de dinero para pago de rescates. Se habla también de que se levantarían pabellones,
y se llevarían a cabo alardes de jinetes sobre el s. XV.
De gran importancia es
la relación de los genoveses con la ciudad en época nazarita. Con la pérdida de
Sicilia y la importante abertura del Estrecho navegantes italianos, flamencos,
y del norte de Europa llegarían a participar del comercio y riqueza de la
tierra.
Pero el caso genovés
es de especial importancia, puesto que la capital, Granada, y Málaga eran para
ellos focos de gran interés, en virtud del pacto nazarita-genovés a partir de la
segunda mitad del s. XIII. Productos para ellos de interés eran el azúcar, la
seda, cereales, los higos de gran fama en aquellos tiempos, pasas, salazones
malagueños o almendras. También mostrarán gran interés por la loza dorada, al
igual que lo hizo la flota nazarita.
Los genoveses contaban
con un baluarte adosado al muro, pero fuera de la propia madina, algo que no se
ve en muchas ciudades musulmanas, haciendo las veces de fortificación y
alhóndiga. Sería utilizado como almacén y base para importantes genoveses como
los Spínola o los Grimaldi.
Después de la
conquista cristiana de la ciudad en 1487 ya nada volvería a ser igual. Los
genoveses volvieron, pero con distintas funciones. El mercado se reanudó, se
reactivaron las ferias semanales y anuales, y de nuevo los comerciantes ocupan
su puesto junto al puerto, pero ya en menor medida.
A las afueras de la
ciudad propiamente dicha, se encontrarían los dos arrabales: el arrabal
Funtanalla y el arrabal Tabbanin o el de los mercaderes de paja.
El arrabal Tabbanin
estaría situado al SO de la madina, y conectaría con la ciudad por la llamada
Puerta del río o Bab al- Wadi. Esta que contaría con un puente construido sobre
el año 1193-1194 por Mamad al- Massufi, situado a la altura de lo que hoy es el
Puente de Santo Domingo. Sería un puente con cuatro arcos y torres según el
cronista Hernando del Pulgar, siendo víctima de tormentas y riadas como la del
año 1661 y que destruiría el puente.
Este arrabal llamado
"de los mercaderes de paja" tendría una gran actividad en la
fabricación y venta de artículos de mimbre, como cestas de hojas de palmera, y
también leña. La extensión del arrabal vendría a ocupar lo que actualmente son
los populares barrios del Perchel y la Trinidad. Incluso a la altura de la
actual Calle Mármoles habría otra torre defensiva.
El arrabal de
Funtanalla sería de la segunda mitad del s. XI, y estaría situado al NO de la
madina. También es llamado "arrabal de Antequera" o "arrabal de
Granada". Su extensión iría desde el mismo cementerio hasta la zona actual
de La Goleta, siendo bien grande. Sería el arrabal de la entrada a la ciudad, y
estaría conectado a la ciudad por varias puertas. La puerta que unía el arrabal
con el cementerio sería la llamada Puerta del Alcohol o Bab al- Khul, creada
hacia el año 1178. La puerta principal que conectaba con la ciudad se llamaría
Bab al- Funtanalla, que se documenta ya en 1082, y que sería reformada por Abd
Allah b. Zannun a principios del s.XIII. Bien podría ser esta la Puerta de
Granada, que estaría situada sobre la actual Calle Victoria. Otra puerta que
daba al arrabal era la llamada Bab al- Jawja, del s. X, más tarde denominada
Puerta de San Buenaventura o Puerta de Antequera.
Siguiendo la muralla
por este arrabal, de forma paralela se creó un foso que llegaba hasta el río.
La muralla discurría desde la Puerta de Granada pasando por las actuales Calle
Álamos y Carretería hasta llegar a una nueva puerta, Bab al- Mal’ab o Puerta de
la Explanada de los Alardes.
El gran arrabal sería
una auténtica nueva madina, con todo tipo de servicios como hornos, casas,
baños, mesones, tejares, alfares (en la actual Calle Ollerías) o tenerías. Un
auténtico nuevo foco de población con gran incidencia en el desarrollo de la
vida urbana.
Desde fuera, lo que
seguro imponía era la alcazaba y fortaleza de Gibralfaro, que se situaría al
Este dominando toda la ciudad y costa. Esta alcazaba conectaba con la ciudad
mediante la Puerta de la Alcazaba o Puerta de la Cuesta, llamada Bab al- Qasba.
Ya al final
incidiremos en la alcazaba después de entrar en la ciudad y describamos su
vida.
Si antes hemos
resaltado como una de las puertas principales de la ciudad, la otra estaba
mirando a la costa, siendo la Puerta del Mar o Bab al- Bahr. Desde la Puerta
del Río el lienzo de muralla desembocaba en los torreones de Atarazanas, que
contaba también con una torre albarrana o Torre Gorda. Sería esta una auténtica
puerta que daba al Arenal, viéndose reorganizada en época cristiana cuando se
abre la Calle Nueva. Siendo una nueva salida que venía desde la Plaza de las
Cuatro Calles, sitio desde donde se hizo el pregón definitivo del edicto de
expulsión general el 1 de enero de 1492. Otra puerta situada al Sur de la
ciudad sería la Puerta de la Espartería o Bab al- Faray, situada
aproximadamente sobre el lienzo de la actual Plaza de La Marina.
Llegó la hora de
entrar en la ciudad amurallada. Como todas las ciudades musulmanas, el
componente religioso marca el devenir de la urbe. Málaga contaba con una
mezquita mayor y madraza, además de multitud de mezquitas menores repartidas a
lo largo y ancho del emplazamiento.
Aproximadamente unas
20000 personas discurrirían por las callejuelas, llenando las mezquitas y
mercados. Un eje central ya en época moderna partiría la ciudad
transversalmente pasando por Calle Alcázar, Los mercaderes, la Plaza de las
Cuatro Calles y Guardas. Luego hacia el Sur iría la Calle Nueva, que se abriría
para dar con el Arenal.
Claramente los
elementos más visibles de la ciudad serían la Mezquita Mayor y la alcazaba. La
Mezquita Mayor se situaría dentro de la madina como un ágora, siendo un espacio
de divulgación de las enseñanzas religiosas. Hay que recordar que las escuelas
jurídico-religiosas actuarían como uno de los pilares fundamentales en el mundo
árabe. La educación hacia lo que el Corán divulgaba era la principal vía para
el buen musulmán. La Mezquita Mayor inicial contaría con cinco naves, previas a
un patio lleno de naranjos y palmeras, a cuya sombra enseñaban maestros como
Abu Bakr al Ansari. Allí mismo incluso se instalaba también un mercadillo. La
ampliación de la mezquita sería llevada a cabo desde época almohade, quedando
en el momento de la conquista un espacio con trece naves en forma de T, de las
que cuatro de ellas serían almohades. El viajero Munzer describe la sala de oración
con 113 columnas.
Seguramente habría
varias entradas para acceder a esta Mezquita Mayor. Probablemente la puerta
principal estaría en la que hoy es Calle Cister, habiendo otra en Calle Santa
María (para R. Amador de los Ríos sería la principal), y luego otra por Calle
Molina Larios.
Tras el patio habría
un atrio para las abluciones, necesarias para alcanzar la pureza antes de la
oración, y un minarete desde donde el muecín llamaría a la oración. Todavía
queda parte de la cimentación de ese alminar en la cripta del Sagrario.
Las funciones de la
Mezquita Mayor eran de centro religioso, de centro donde se administraba
justicia e incluso se nombraba al cadí desde su cúpula mayor, y centro político
al ser lugar de reuniones oficiales y lecturas de actas de sumisión.
La Madraza se
confundiría con la Mezquita Mayor en su parte occidental, siendo construida por
Al Muhammam. El carácter de la Madraza malagueña tendería más al proselitismo y
misticismo, quizás por la figura que la llevaba, el místico Abd Allah al-
Sahili, mientras que la de Granada tenía un carácter más institucional.
Como dato
significativo y contundente es que en el mimbar o púlpito al lado del mihrab se
colocaban las banderas enemigas capturadas en las grandes jornadas para los
musulmanes.
En el tránsito a época
moderna, tras la conquista en 1487, la mezquita sería consagrada como templo
cristiano por D. Pedro Díaz de Toledo, limosnero mayor de los RRCC, y dedicada
a Ntra. Sra. de la Encarnación. Las reformas se irían sucediendo hasta llegar a
lo que hoy es la catedral, creándose la Puerta del Perdón en el Sagrario, o
capillas levantadas en el s. XVI. El 31 de agosto de 1588 se abriría y daría
misa por primera vez.
Ya en el s. XI se
tiene mención de más mezquitas, además de la situada en la parte baja de la
alcazaba. Están la mezquita de la palmera, la mezquita del cadí Al- Ansari, la
del cadí Ibn Hassun, y la del cadí al- Wahidi, que tenían las mismas funciones
que la Mezquita Mayor.
Muchas mezquitas eran
construidas de manos particulares como actos de bondad y regalo a la comunidad,
siendo una obra piadosa. Incluso, según Ibn al- Zubayr, Yusuf ben al- Sayj
construyó unas 25 mezquitas.
Destacan también
mezquitas como la del cadí al- Madhiyi, la mezquita del prudente, la mezquita
del arrabal oriental, o la de al- Sahili. En la mezquita de los perfumistas
enseñaba al- Ansari, y puede que estuviera en el zoco denominado igual, sobre
la Calle Especierias. La mezquita de al- Gubar se situaría cerca del
cementerio, en lo que hoy es la Calle Agua.
Como dato curioso
también hay que nombrar a los eremitas o morabhitos. Estos vivirían fuera del
mundo material, y tendrían su influencia en Málaga. Destacaríamos a Beljair,
que se movería por la zona de la Torre del Guadalhorce; Cidi Buzedhra en la
zona de Cruz del Molinillo actual; Cidi Abdallah en la hoy Cruz de Humilladero;
y la importante figura de Xarifa. Respecto a Xarifa, decir que en memoria suya
se llevaban a cabo celebraciones con música y las candeladas en el Camino de
Antequera. Incluso la costumbre pervivió entre los cristianos, celebrándose en
la víspera del Día de la Victoria con fogatas y fiestas.
Otro elemento con el
que debemos contar eran los ribats, especies de ermitas o conventos
fortificados a las afueras de la ciudad. Se tienen documentadas unas 6 rabitas,
variando su número según autores como Torres Balbás o Medina Conde. Podrían
definirse perfectamente como centros intelectuales alrededor de personalidades
importantes, como Ibn Qantaral en la rábita de Al- Batí (podría estar en el barrio
de Saria, cerca del cementerio), Yahya al- Bargawati en el ribat de al- Sudan,
o Muhammad al- Sahili en la rabita de Abu Qasim al- Murid. Sin duda podrían ser
pequeñas mezquitas apartadas de la vida terrenal, con un número de seguidores
piadosos, y místicos.
Dentro del plano
económico la vida de las ciudades se hacía en los zocos, la alhóndiga o la
alcaicería. Allí se movían todos los productos que llegaban de la provincia. De
Ronda llegaba la ganadería, de la Axarquía la importante seda, cereales de Alfarnate,
los afamados higos, pasas, árboles frutales, y el vino. Respecto al vino
malagueño, también llamado charab almalaquí, diremos que a pesar de su
prohibición los musulmanes tuvieron que darle la vuelta y distinguir entre
vinos lícitos y no lícitos. No sólo tenía incidencia el mercado interior, sino
que también al exterior se mandaban productos, jugando un papel importante los
genoveses de los que anteriormente hemos hablado.
Los principales zocos
se estructurarían en la zona de la Mezquita Mayor, barrio-mercado que bien
podría estar por la actual Calle Salinas o Bolsa, además del suq al- gubar o
zoco cerealístico, y el zoco de los mercaderes de paja. Incluso se habla de un
pequeño arrabal de los herreros en la zona de Puerta del Mar.
La alcaicería malagueña
se documenta en los s. XI- XII, con un amín en cada gremio y un Sahib al- Suq
al frente del mercado. Se debió situar muy cerca de la Mezquita Mayor, y
estaría conformada por un barrio enteramente comercial, donde se llevaban a
cabo actividades comerciales con productos de lujo, como pieles, orfebrería o
paños de seda.
Mientras que las telas
de lino y de algodón, alfombras y mantas, se realizaban en los talleres
particulares, la seda y los brocados eran manufacturas reales, realizándose en
talleres llamados tiyaz. En Málaga se tejían túnicas de seda bordadas con hilos
de oro que llevaban los miembros de la élite y gobernantes. Incluso habría un
personal exclusivo dedicado al peso y calidad de la seda, los yalis o
inspectores. Hay datos de que la zona actual de Calle Cristo de la Epidemia y
Calle Lagunillas sería zona de tejares. Otro producto del que Málaga tenía fama
eran los platos dorados y esmaltados, que incluso se exportaban a oriente y
tendría mucho mercado sobre todo en el s. XV.
También las manufacturas
del cuero, tanto fundas, cinturones o cojines, destacarían dentro de estas
actividades comerciales, teniendo documentadas cortadurías y tenerías en la
zona actual de La Goleta.
Sobre las alhóndigas
en Málaga, como centro de compra-venta de trigo, además de la alhóndiga del
Castil de los Genoveses, destacaban las de la callejuela llamada de San José,
otra en Puerta del Mar, un almacén de trigo en la calle de los caballeros o
actual San Agustín, y otra alhóndiga en la Calle Curtidores. Y otra alhóndiga
era la conocida como de Ibn Salim, dedicada a la venta al por mayor, siendo
utilizada también como posada y huerta.
Así mismo, habría un
zoco del hilado o Suq al- gazl, donde se movían cereales, alimentos y fibras
textiles. Este zoco estaría cercano a la alcaicería, formado por talleres
gestionados por el Estado.
Si antes hemos dicho
que la población podría a ascender a unos 20000 habitantes, claro está que
habrá desigualdad. No era lo mismo la élite que vivía en la zona actual de
Calle Beatas, con casas principescas como la de los Banu Manssur, que las zonas
pobres y llenas de muladares, como la Calle Camas.
Respecto a los
cristianos, habría tratados de libertad de movimientos, sobre todo para
catalanes y valencianos (comerciantes o alfaqueques negociadores de cautivos),
que tendrían cónsules y se moverían sobre todo por los puertos de Málaga y
Almería a partir del S. XIV.
La judería estaría
emplazada enfrente de la alcazaba, lo que hoy es Calle Granada. La población
judía, reducida a cautividad en 1487, ascendía a 450, algo menos del tercio del
total de los judíos de todo el reino. Estos judíos vestían de árabe o morisco y
hablaban bien el árabe, llevando a cabo actividades comerciales e incluso como
poetas en la corte de Granada.
De nuevo nos movemos
por las callejuelas de la ciudad y llegamos a un edificio de otra índole, las
Atarazanas, en el campo económico y militar. Sobre su construcción, aunque la
mayor opinión es que se realizó en época nazarí, hay datos que nos da Ibn
Zannun que puede llevarnos a pensar que puede ser anterior. Lo que está claro
es que sus primeras noticias datan del s. XII- XIII. La función primordial del
edificio iría desde almacenes hasta su uso como astilleros y arsenal. Su
situación estaría frente al Castil de los Genoveses. El cronista Al- Basti
habla de sus arcos y de su torre albarrana, posiblemente utilizada como
observatorio por su tamaño. A principios del s. XVIII la torre sería rebajada y
denominada Torre Gorda, al tiempo que se construiría en esa zona el fuerte de
San Lorenzo. Más tarde, las Atarazanas albergarían navíos castellanos y toda
clase de instrumentos y objetos de navegación, siendo arsenal también.
Y al fin llegamos al
fortín, al tercer elemento de la ciudad, el militar, su alcazaba. Su
construcción, concebida por Bodis b. Habus, se llevaría a cabo por fases, y se
utilizaría la ladera del monte de Gibralfaro para aprovechar su situación
estratégica. La zona áulica superior se realizaría en tiempos del emir Yahya,
la doble muralla en tiempos del zirí Badis, luego habría algunas realizaciones
taifas, y sobre todo con los nazaritas se completaría.
El uso del edificio
como ente independiente a la ciudad, como ciudadela separada de la ciudad,
comprendería un pequeño barrio en la zona superior, en la zona de los cuartos
de Granada, del s. XII. En la alcazaba, el sitio más seguro del territorio,
respaldado por el castillo, residiría el gobernante o walí, y su defensa
siempre estaría encomendada a un cuerpo mercenario beréber. Cabe destacar en la
historia del edificio una de las resistencias en el s. XII por el beréber
Magluf Ben Mallul.
En el s.XIII de nuevo
la alcazaba en obras, construyéndose la Torre Maldonado, el patio de
Surtidores, las Puertas de los Arcos, o el Arco del Cristo. La alcazaba
dominaría todo el territorio, tanto por mar como por tierra, y en época hammudí
tendría un simbolismo de inexpugnable, incluso fue utilizada como prisión del
califa Al- Qasim Ben Hammud y sus hijos, y también dos siglos más tarde Ibn
Zannun.
Los almorávides
tuvieron que resistir en la alcazaba ante la revuelta en la ciudad, cuyo
cabecilla con la llegada de los almohades sería ejecutado y su cabeza llevada a
Marrakech.
Ya un poco antes de la
mitad del s. XIII llegarían los nazaritas; con la dinastía de los Banu
Asqilula, con un gobierno auspiciado por los granadinos, pero a la vez
combatiendo contra ellos con la ayuda de Alfonso X, sin ningún efecto, puesto
que caerían.
De nuevo le seguirían
más revueltas y la alcazaba como centro de resistencia a principios del s. XV,
hasta que la ciudad cae en manos cristianas.
Sobre el otro ente
militar, el Castillo de Gibralfaro, se concebiría como protección a la alcazaba
en el s. XIII, con la mayor torre albarrana de toda Al- Andalus, la llamada
Torre Blanca. Allí se llevaban primeramente a cabo actividades de tipo
religioso, quedando documentada una rabita, hasta que ya se le da un carácter
más estable y reformas con Yusuf I.
Se uniría a la
alcazaba por medio de una coracha terrestre, cerrándose así como espacio
compacto. En la historias de la resistencias, cabe resaltar la última
resistencia musulmana de Ahmad al- Tagrí, "el Zegrí" frente a las
ideas que sostenía el rendido Boabdil en Granada.
La despedida de la
ciudad está cerca, dejamos de lado las calles descritas por el Libro de
Repartimientos, andamos por calles estrechas con olores, actividad y vida, y
salimos de la madina rumbo al puerto. Ya el mes de agosto se rendiría a los
cristianos, Málaga ya no disfrutará de las riquezas musulmanas y el aire brinda
un nuevo olor, el de las deportaciones y una nueva población. Todos los
pueblos, igual que llegaron a Málaga, se van, pero hay algo que siempre
permanecerá sonriendo a la ciudad: el mar, que nos llevará a otros puertos...
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