MÁLAGA
MUSULMANA
POR
D. FRANCISCO GUILLÉN Y ROBLES.
Excmo.
Sr.: Cuitó á la verdad, amor á la patria, son los lemas que ha estampado
nuestro correspondiente D. Francisco Guillén y Robles al frente del libro,
lleno de erudición y dotado' de vivo interés, que se titula Málaga Musulmana.
Más qué en parte al
guna
necesita la historia salir en España del angosto cauce de los moldes
convencionales en que la tenía encerrada la tradición de las escuelas
retóricas, más dadas á considerarla como campo donde lucir las galas del
ingenio, que como asunto de pacientes pesquisas y serias meditaciones; y para
alcanzar tan indispensable resultado, no hay otro camino que multiplicar los
estudios parciales y las monografías ó historias particulares, y llegar, por la
suma y comparación de las partes, á la creación ordenada y sólida del conjunto
á que aspira la crítica moderna. Málaga Musulmana es obra de aquel género; pues
se concreta, no sólo á la historia de una ciudad, sino á limitado período
histórico, el de la dominación árabe, tan menospreciado por nuestros clásicos
como exageradamente encomiado por los primeros renovadores de estos estudios, y
que hoy empieza á verse con aspecto de verdad y medida de justicia, gracias á
las numerosas publicaciones de textos bien compulsados. La consumada pericia
del autor en letras orientales le ha per* mitido aumentar con rico caudal lo
que hasta ahora se sabía de aquellos revueltos tiempos, y su lozana imaginación
andaluza da á la verdad de los hechos tan vivo colorido, que impide dejar el
libro de las manos, una vez empezada la lectura de cualquier capítulo. De los
más importantes, por su extensión y novedad, son los que contienen la larga
historia de la dinastía hamudí, preciada do nobilísima ascendencia, tenaz en su
empeño de ocupar en Córdoba un trono que hubo al íin de asentar en Málaga. El
verdadero concepto de las costumbres de aquellas edades resulta bien claro
cuando trae á la vista la caballeresca bizarría de la familia de Esquirol ó
Escallola, de pura sangre indígena, como tantas otras, procedentes de la gran
masa de españoles islamizados y progenitora ésta, por línea femenina, de la
brillante casa real, en cuyas manos acabó el poder musulmán en España. Con la
justa severidad propia de quien ejerce el augusto ministerio de la historia,
lanza el Sr. Guillén merecida censura, aun á costa de aminorar en mucho su
tradicional aureola, sobre aquella gente nazarita, cuyas pasiones raheces
precipitaron la catástrofe que lloran todavía los nietos de los desterrados.
Preparación y anuncio de este último paso de la épica reconquista fué el asedio
y ex
pugnación
de Málaga; ocasión de insignes proezas y crueles desventuras, campo donde la
codicia de unos y la flaqueza de otros empañaron el lustre que por igual
alcanzaran para todos el honor, el ardimiento, la obstinación y el amor de la
patria. La conquista de Málaga fué de las últimas en que, conforme á las
costumbres antiguas, una población entera, desposeída de todos sus bienes,
muebles y alhajas, era arrancada de cuajo do sus bogaros y condenada á la
servidumbre ó al destierro; y el corazón generoso del autor, movido por tanta
lástima, marca con duro estigma la crueldad de los vencedores al cargar de
cadenas al constante y valeroso Zegrí, indomable caudillo de la defensa, no
menos quo su avaricia, no saciada con cuantas ropas, joyas y dineros poseía la
mísera y extenuada población civil, obligada á mendigar sin fruto en Granada el
complemento de un rescate, quo en tiempos más felices recibieran todos los
cautivos muslimes de la pródiga mano de los malagueños. No basta hoy la
investigación atenta de los sucesos políticos y militares para dar por acabado
un trabajo histórico; el lector entendido quiere conocer la sociedad en su vida
interna, con sus costumbres, sus obras, sus instituciones y sus ideales.
Persuadido de esto nuestro docto correspondiente, dedica la mitad del volumen á
cuanto saberse puede acerca de arqueología y letras de la Edad Media. Una de
las cosas en que ha puesto mayor diligencia es en estudiar la topografía de la
ciudad y sus contornos, y consultando relaciones antiguas, noticias
geográficas, mapas y planos, inéditos muchos, y sobre todo, estudiando y
comparando vestigios que quedan aún en algunos parajes, levanta de nuevo á los
ojos del lector atento la activa cuanto estrecha factoría fenicia, el ostentoso
municipio romano y la rica, populosa é inquieta ciudad árabe, transformada, por
obra do las armas, en colonia de caballeros cristianos procedentes de todos los
reinos de la península. La cerámica, la indumentaria, la arquitectura, y muy
especialmente la numismática, nada dejan que desear en este libro, donde el número
de láminas, de grabados y hasta do trozos do difícil composición en caracteres
arábigos, demuestra que no se ha perdonado dispendio ni fatiga para llegar
dignamente al fin deseado.
No
meaos atención que á las obras de manos se dedica en esta monografía á las del
ingenio, dando á conocer la vida y escritos de los literatos malagueños,
especialmente desde el tiempo en que la disolución del califato llevó á la
hermosa ciudad del Mediterráneo un centro político importante. Entre multitud
de teólogos y poetas descuella la simpática figura del infortunado filósofo y
poeta hebreo Aben Chobirol, con la despreciable del desatentado cortesano de D.
Juan I de Castilla, Garci-Fernández de Gerona, cristiano y moro, casado y
ermitaño, renegado y penitente; ocupan digno puesto las memorias del docto
naturalista Ebn Albéi- tar, cuyas obras se pueden ya disfrutar por la
perseverante laboriosidad de la erudición alemana; y sobre este campo de
atildados prosistas, sutiles jurisconsultos, delicados rimadores y sabios
austeros, brillan como luciente constelación dos poetisas insignes, cuyas
composiciones hacen pensar que, si las españolas manejaron la pluma con mayor
frecuencia relativa que las demás mahometanas, consiste en que la mujer mantuvo
en nuestra tierra la dignidad del puesto á que la había levantado la ley
evangélica, con lo cual se ve cómo la buena semilla, si ha arraigado con vigor
y lozanía, no se deja extirpar del todo por la cizaña. Las consideraciones
precedentes, en que la afición á los estudios orientales no ha sido parte para
exagerar por estilo alguno el mérito del nuevo libro, muestran sobradamente que
es acreedor, como pocos, á la protección del Gobierno, y que merece una
declaración explícita de hallarse comprendido en la letra y en el espíritu del
Real decreto de 12 de Marzo de 1875. La Academia resolverá, como siempre, lo
más acertado.
Madrid,
27 Abril 1888. Eduardo Saavedra
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