viernes, 26 de abril de 2019

EL ORIGEN DEL FLAMENCO


EL ORIGEN DEL FLAMENCO

El origen del flamenco se remonta a bastantes siglos atrás, durante los cuales profundos mestizajes entre distintas culturas transmitidos de generación a generación han dado lugar al arte que conocemos en la actualidad.
De los musulmanes de Al-Ándalus y sus cantos monocordes islámicos se basan los elementos fundamentales que definen a este género. En su desarrollo tiene bastante influencia el resto de pueblos que habitan Al-Ándalus: la música de los judíos, 
las canciones populares de los cristianos mozárabes y el folclore de los gitanos que llegan a España en el siglo XV. Al principio de su evolución solo está compuesto por cante, pero con el transcurso del tiempo se van añadiendo el compás, el baile y la guitarra.
En cuanto a su localización, durante los siglos XVIII y XIX se asienta sobre todo en los barrios gitanos de las ciudades del sur de Andalucía, destacándose las zonas de Sevilla, Cádiz y Jerez de la Frontera. Pronto, los que no son gitanos, los payos, también empiezan a interesarse por el flamenco, extendiéndose su notoriedad más allá de los límites geográficos andaluces.
La palabra “flamenco” aparece a mediados del siglo XIX para hacer referencia a los cantes y bailes de Andalucía. El término no se sabe con seguridad de donde proviene, aunque la hipótesis más aceptada indica que es una derivación de la palabra musulmana “fellah min gueir ard”, que significa “campesino errante”.
El flamenco es una de las manifestaciones artísticas más populares de Andalucía. Son alegrías, soleas, seguidillas y tantos otros palos que sirven como manera de expresarse para mucha gente de esta tierra. Es una música que hace sentir a propios y ajenos cuando arranca la guitarra, el cante suena a quejido, a sentimiento íntimo, con acompañamiento de taconeo, palmas y castañuelas, que forman una armonía, una magia, hasta que aparece el ángel, el duende, que se adueña del momento. La Unesco lo ha declarado en el año 2010 Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Alfred Dehodencq. Un baile de gitanos en los jardines del Alcázar, delante del pabellón de Carlos V. 1851. Óleo sobre lienzo. Colección Carmen Thyssen-Bornemisza

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