IBN AZ-ZAQQAQ
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Andalusies ilustres
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Es difícil la traducción del nombre debido al alfabeto árabe. También se
le conoce por Al-Zaqqàq Al-Axarquie (es decir Al-Zaqqâq el axarquíco). En la
época del Al-Andalús, la axarquía o levante, o oriente significaba la costa
levantina o actualmente la Comunidad Valenciana.
Se puede decir Az-Zaqqaq ó Al Zaqqaq, depende del contexto ambas son
correctas en árabe.
Es curioso que siendo un poeta de familia original norte africana, toda
su poesía canta a las flores, el vino y las hermosas mujeres. Todo un
hedonista.
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Abu-l-Hasan ‘Ali ibn ‘Attiyat Allah ibn Mutarrif ibn Salma, conocido como
Ibn Az Zaqqaq, debió nacer hacia finales del siglo XI, puesto que se dice que
murió sin cumplir los cuarenta, entre los años 1133 a 1135. Su “nisba” que
traducido quiere decir originario, termino usado por artistas en la
actualidad “Al Balansí”, con la que normalmente se le conoce, le asigna
origen valenciano, aunque este término se encuentra sin referencias que
permitan confirmarlo plenamente. Lo que si es cierto es que su vida discurrió
en la Valencia almorávide de aquellos años.
Era sobrino, por vía materna, del famoso poeta de Al yaziira (Alcira),
Abu Isaac Ibrahim ibn Jafaya, tal vez el más célebre de su
época, de donde el joven Hasan debió heredar las dotes para la métrica
poética. Se desconocen en gran medida sus datos biográficos, aunque existen
anécdotas acerca de su condición y de su temprana afición y habilidad para
las composiciones poéticas. Se sabe que estudió bajo la dirección de Abu
Muhammad ibn al Sid al Batalyawsi, de afamada reputación en la Valencia de
aquel tiempo y que por su parte, tuvo como discípulo a Abu Bakr ibn
Rizq Allah.
Su corta vida, fue tal vez una vida cómoda y feliz, a juzgar por el
contenido de sus propios versos y como deduce Emilio García Gómez de su
propio epitafio. Era la época almorávide, tiempo de reforma y de austeridad
en las formas, por lo que para un literato, no debieran ser buenos tiempos,
aunque los círculos culturales del momento rondaban en torno a los grandes
señores y cámaras de palacio, navegando sin duda los poetas en las aguas del
panegírico y la adulación a costa de aquellos más vanidosos. Se sabe que los
versos de Az Zaqqaq eran muy apreciados en el entorno social de su época.
Ibn az Zaqqaq representa junto con su tio Ibn Jafaya, la más alta
representación de las composiciones líricas del Sharq al Andalus, es decir el
levante ibérico durante la época musulmana. Fue Valencia durante la época
andalusí, una ciudad rica y próspera, muy culturizada en el ámbito de lo
arábigo, sin duda alguna a causa de sus fértiles vegas, como lo fueran los
grandes valles del Guadiana (Wadi ‘ayn), Genil (Xinil) o Guadalquivir (Wadi
al Kabir). Sus gobernadores eran visires poderosos, por un lado dada la
distancia del centralismo Omeya en Qurtuba (Cordoba), por otra, por la
riqueza de su territorio. Estas sedes palatinas o emirales mantenían un
sofisticado aparato cortesano y burocrático, en el que la música y la poesía
florecían al amparo de las más refinadas sensibilidades de algunos mecenas.
Con el desmembramiento del califato y la llegada de los taifas el reino oriental
atraviesa una época de agitación militar y política que afecta como es de
esperar a todos los ámbitos sociales. Es la época de Ibn Az Zaqqaq, cuando la
conquista almorávide trae un breve sosiego político a la ciudad del Turia.
Pasada la época en que Rodrigo Diaz de Vivar (el Cid) dirigió los destinos de
la ciudad, la tendencia arabizante cobró nuevo vigor. “Cuando la
literatura arábigoandaluza desfallece en el clima hostil de la dominación
almorávide, Valencia por el contrario, constituye un islote sólido, sano y
fecundo…..Ahora es transparente, y, en una lengua muy pura, y muy aguzado el
filo de sus medios expresivos” (GARCIA GÓMEZ, 1986). Entonces, las
manifestaciones culturales se revitalizan. Si bien en los centros antes
prósperos del ahora reciente despedazado califato, la vida política es un
torbellino que no deja lugar para el cultivo del espíritu y sus expresiones
más mundanas, cuando la poesía ha pasado su cenit en el resto peninsular, en
el Sharq al Andalus, posee más vigor que nunca. A la cantidad y calidad de la
prestigiosa producción de su tío Ibn Jafaya, el joven Az Zaqqaq le supera con
su elevada retórica. La expresividad metafórica de Ibn az Zaqqaq es única en
su tiempo, siendo considerado como el mejor poeta de su tiempo. Su
imaginación y sensibilidad son de lo más refinado y elevado que puede
encontrarse en la poesía del solar ibérico desde entonces hasta hoy en día.
EL SALUDO
Más delgado que el céfiro es su aroma;
pasmo su talle de la erguida palma.
La vi pasar con dulce contoneo,
desenvainando el sable de sus ojos.
Los dedos a los labios (yo pensaba:
¿es hora de cortar las margaritas?)
llevó y besó por saludarme. “¡Ay mano,
mi boca musitó, cómo te envidio!”
LA MIRADA
Los ojos de ese ciervo me asesinan.
Su languidez mi languidez provoca.
Desnuda sin cesar para matarme,
la espada son que sólo envaina el
sueño.
NOCHE DE AMOR
Tan quebradizo y frágil es su talle
como opulenta y pingüe su cadera.
Corta es la noche y vuela, si ella
viene,
no de otras alas que el placer llevada.
No hay delicia mayor que su visita.
Una aurora me abraza hasta la aurora,
tahalíes sus brazos en mi cuello,
los míos ceñidor de su cintura.
EL CINTURÓN Y EL BRAZALETE
Me visitó de noche, y hasta el alba
abracé un ramo frágil. Desceñida
luego la vi y envuelta en su perfume.
“Oye, mujer, ¿del cinturón qué
hiciste?”
Señaló su muñeca: “Aquí lo he puesto
dijo; en el talle me quedaba flojo.”
LA NOCHE BREVE
En las sombras nocturnas vino a verme,
púdica y fiel, la deliciosa virgen.
Las copas que me dio fueron luceros
que el poniente encontraron de mis
labios.
Más la noche corrió vertiginosa,
como un negro caballo gigantesco,
y me dijo, al partir, cuando en lo
oscuro
ya reían los dientes de la aurora:
“Pues veo que te bebes las estrellas,
con miedo escapo, por salvar las mías”.
BEBIENDO AL ALBA
El juez del alba a las tinieblas
prende.
¡Sobre el césped mojado servid vino!
Nos contemplan sus vasos con burbujas
que suplen a otras lánguidas miradas.
No se apagaron los luceros: sólo
se mudaron del cielo a los arriates.
LA MARGARITA ESCONDIDA
Allá al albor, nuestro copero
grácil
llenaba y avivaba nuestros vasos.
Nos mostraba el jardín sus amapolas;
nos daba el arrayán su aroma de ámbar.
“Pero ¿y la margarita?”, “Del copero,
dijo el vergel, yo la celé en la boca”.
El mozo lo negaba, y a la postre
delató su sonrisa el escondite.
LA
BELLA EMBRIAGADA
Era alegre esplendor de mi jornada
su esbeltez singular y luminosa.
Vino me daba; pero a veces era
su misma boca mi inebriante vino.
Néctar y labios apuraba a un tiempo
(ambrosía en cristal y en margaritas);
en sus mejillas sendos arreboles
besaba, circundados de la aurora,
y cuando, al fin de la embriaguez
vencida,
ramo era leve que curvaba el viento,
dábale yo por cabezal mis hombros,
y el alba amanecía entre mis brazos.
AMANECER EN LA MARINA
Nace el sol. Las espadas de sus rayos
hieren, blancas, la hueste de las olas,
que en lorigas brillantes las aguardan.
Se cruzan desafíos de fulgores.
DIA DE TORMENTA
Lloran los tristes ojos de la nube.
Zurea la paloma en su alto ramo.
¡Coge el placer en el jardín! La aurora
entre arrayán y vino celebremos,
mientras los cielos la mejilla mustia
de la tierra con lágrimas recorren,
y brillan los relámpagos que envía
como nafta inflamada el arco iris.
EL ARREBOL
Purpúreo traje se vistió el ocaso,
del rosado color de un bello rostro:
vislumbre de un sol claro, como deja
huella el pudor en la mejilla amada.
De poder, con afán lo bebería
y no licor; que, de su amor perdido,
tanto mojo de lágrimas mis ropas,
que las de un náufrago parecen.
FLORES DE GRANADO
Flotaban unas flores de granado
en la charca azul. ¡Qué maravilla!
El vino colorado se congela
en un cáliz de plata que se funde.
CASTIGO DE LAS AMAPOLAS
Crucé por los arriates de amapolas.
Jugando andaba el céfiro, y la lluvia
con su fusta de azogue flagelaba
las florecillas de color de vino.
“Qué delito fue el suyo?” “Que robaron
el lindo carmesí de las mejillas”.
MADRIGAL A MUHAMMAD
Si alcanzara la rosa sus deseos,
ser quisiera la tez de tu carrillo.
Esmeralda es la murta, pero acaso
por tu aladar con gusto se trocara.
Y si al cielo le dieran sus antojos,
sol y luna cambiara por Muhammad.
LA LUNA
NUEVA
Atisbando del mes la luna nueva,
giraban por el cielo las pupilas,
cuando surgió, como de hurí los ojos,
en la flor de la edad, resplandeciente.
“Bienvenida, le dije, bienvenida,
más tú que el vino embriagadora, luna!
¿Te buscan, incipiente, en los
espacios,
y andas ya, en plenilunio, por las
calles?”
EPITAFIO DE UN
GUERRERO
¿No lloran las espadas a este mozo
cuyo noble vivir truncó la muerte?
Cayó cuando, en lo negro de la liza,
llameaban las lumbres de la sangre.
“La herida abrió la lengua de la lanza
dicen, no el filo de aguzado acero”.
Ved cómo al mar asesinó una gota;
cómo a la luna apuñaló una estrella.
EPITAFIO DE SI
MISMO
De vuestro lado me robó la muerte,
inexorable ley de los humanos.
En ella os precedí; pero a la postre,
no tardaremos en hallarnos juntos.
Decid, por vida vuestra y por mi sueño:
¿No fue nuestro vivir una delicia?
Ore por mí quien por mi tumba pase,
y pague a la amistad la fe jurada.
LAS ROSAS
Las rosas se han esparcido en el río y
los vientos,
al pasar, las han escalonado con su
soplo
como si el río fuese la coraza de un
héroe desgarrada
por la lanza y en la que corre la
sangre de las heridas.
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ابن الزقاق البلنسي
490 - 528 هـ / 1096 - 1134 م
علي بن عطية بن مطرف أبو الحسن اللخمي البلنسي بن الزقاق
البلنسي.
شاعر، له غزل رقيق، ومدائح اشتهر بها.
عاش أقل من أربعين عاماً، وشعره أو بعضه
في (ديوان - خ) بالظاهرية.
أَقبَلتْ تمشي لنا مَشْيَ
الحُبَابِ
ابن الزقاق البلنسي
أَقبَلتْ تمشي لنا مَشْيَ الحُبَابِ
ظبية تفتر عن مثل الحبابِ
كلما مالَ بها سُكرُ الصِّبا
مال بي سكرُ هواها والتصابي
أشعرت في عبراتي بخلاً
اذ تجلّت فتغطت بنقابِ
كذُ كاءِ الدّجن مهما هطلت
عَبْرَة ُ المُزْنِ توارتْ بالحِجابِ
سرى وهناً وليلتنا
ابن الزقاق البلنسي
سرى وهناً وليلتنا
كلمَّتِهِ أو السَّبَجِ
يُديرُ عليَّ صافية
ً تضوع لعرفه الأرجِ
وبينهما معتقة
من اللَّحظَاتِ والفَلجِ
فنلت السكر من خمر
ومن ثغر ومن غنج
Publicado 13th June 2012 por Diego David
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