LA ALJAMA
La aljama judía es la comunidad en sí misma que se establece de forma independiente
dentro de una población medieval y que se organiza al margen de ésta y a su vez
se gobierna con sus propias leyes u ordenamientos conocidos como tacanot. Es
una institución política, cultural y religiosa, con sus dirigentes, consejos de
sabios y sus representantes para asuntos externos.
Agadá Morisca
Es muy interesante la organización y administración de la justicia en las
aljamas, al contar con sus propios jueces (dayanim), cuidadosamente
elegidos, que configuraban el tribunal rabínico. Debido a que la comunidad
hebrea dependía directamente del monarca, con quien había establecido el pacto
que permitía su presencia en sus reinos, existía la figura del rabmayor
de la corte, cargo que venía a desempeñar la función de un juez mayor, elegido
directamente por el rey, que podía intervenir en multitud de ocasiones en la
vida de las juderías (juicios apelados, destino de multas, etc.)
En un principio las comunidades hebreas elegían su ubicación independiente
dentro de un núcleo urbano, aunque con el tiempo, sobre todo en la Baja Edad
Media, se multiplicaron las normativas que exigían a los judíos vivir
encerrados, primero, y apartados, después, para evitar al máximo el contacto
con los cristianos y conversos. Por todo ello era común que las juderías
pudieran contar con su muralla y puertas independientes dentro de una ciudad
provista a su vez de las suyas, lo que marcaba aún más el carácter y
personalidad de su hábitat. Lo que en origen constituía una interesante unidad
urbanística que facilitaba en un principio la vida en comunidad y la propia
defensa, finalmente en no pocos casos las aljamas se convirtieron en una
terrible «ratonera» en momentos difíciles como los pogromos de finales del
siglo xiv.
Además de la sinagoga, corazón
indiscutible de la aljama, existían otros lugares comunitarios como los baños
públicos, que continuaban la tradición antigua de la terma romana, los
mataderos donde se realizaba el sacrificio de los animales según el ritual
obligado (sehitah), el horno comunitario donde se cocía el pan, o
las carnicerías donde se vendía la carne. Era muy importante cumplir una
elaborada normativa rabínica en la preparación, selección y manipulación de los
alimentos, para que éstos fueran kaser, es decir, para que la
comunidad judía pudiera consumirlos. Por supuesto no nos olvidamos de otro
lugar comunitario esencial en la vida de las aljamas: los cementerios.
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