LA SINAGOGA
Sister Hagadá
Interior de una sinagoga
Interior de una sinagoga
La sinagoga es el corazón de la vida de
la aljama. Todo gira en torno a ella. Aunque pueda haber varias en una misma
aljama, dependiendo de su importancia, siempre habrá una sinagoga principal. En
ella no solo se encuentra la sala de oración, sino también un conjunto de
espacios y casas donde se desarrollan todos esos aspectos comunitarios, desde
la aplicación de la justicia, al ser sede del tribunal rabínico (Bet-Din),
lugar donde se ubica la escuela (Bet-Midrás), o donde se realiza la
asistencia a los pobres, peregrinos y necesitados, sin olvidarnos de la
existencia de micves o baños rituales utilizados por las
mujeres para su purificación o para lavar los ajuares domésticos ante la
celebración de la Pascua, etc.
La sinagoga al ser sencillamente un lugar
de oración y reunión, pasa desapercibida por la arqueología en numerosos casos
ante su similitud con la arquitectura doméstica y por el contrario en no pocas
ocasiones se han querido ver restos de sinagogas ante la aparición de cualquier
espacio con cierto protagonismo. Solo era necesaria la reunión de diez varones
mayores de edad (13 años) para que existiese el quórum (minyan) mínimo
para realizar la oración.
Debemos recordar que pudieron ser muy
pobres y sin apenas elementos definitorios que las caracterizasen. En
condiciones normales están orientadas al Este y presentan un acceso indirecto
desde la calle y a través de un patio en torno al cual se disponen otros
espacios sinagogales. Cuentan con un armario o nicho en el paramento oriental (hejal o arón
acodes), que se cierra con puertas de madera o metal que quedan cubiertas
por una rica cortina (parojet), y donde se guardan los rollos de la
Ley (sefer) que son leídas por el hazán. Debe existir un
púlpito (bimá o tebá) desde el que se realizan las
lecturas sagradas, sobre el que se solían disponer siete lámparas en recuerdo
de los siete brazos del candelabro sagrado (menorá). En ocasiones
se monumentaliza mediante un recrecimiento del suelo el camino que une el hejal y
la bimá. Las mujeres cuentan con un lugar reservado para
ellas (azará) que generalmente consiste en una tribuna a la
que comúnmente la historiografía ha llamado matroneum, mientras
que los hombres se disponen en el banco corrido adosado a los muros de la sala
de oración. Cuando las normativas que prohibían su construcción o censuraban su
decoración y monumentalidad se relajaban en momentos de mayor tolerancia, las
sinagogas tendían a crear un espacio de gran altura que se iluminaba mediante
ventanas abiertas en lo alto de los muros.
Las formas artísticas con las que se materializaron
las sinagogas son simplemente las que encontramos en las edificaciones de la
zona.
ARTE GUIA
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