SOBRE LAS RELACIONES DE PORTUGAL CON EL REINO DE GRANADA
(1369-1415)
JOSÉ ENRIQUE LÓPEZ DE COCA
CASTAÑER Universidad de Málaga
Muerto Pedro 1 en los campos de Montiel (23 de marzo de 1369) el
príncipe Enrique se apresuró a marchar sobre Sevilla, que ya se había
pronunciado en su favor. Una vez allí intentó vanamente negociar con Martín
López de Córdoba, que tenía Carmona con el tesoro real y los hijos del monarca
difunto. Tampoco logró que Muharnmad V, emir de Granada, le renovase las
treguas. Enrique II abandonaría luego Andalucía dejando al maestre de Santiago,
D. Gonzalo Mexía, y al maestre de Calatrava D. Pero Moñiz, como fronteros de
Granada, y a D. Juan Alfonso de Guzman y D. Alfonso Pérez de Guzman, alguacil
mayor de Sevilla, como fronteros de Carmona. 1 Los granadinos habían
aprovechado la desaparición de Pedro 1 para recuperar Cambil, Alhabar y Torre
de Alhaquime en abril de 1369.2 Muharnmad V, no contento con rechazar la oferta
de paz castellana, entablaba negociaciones con los enemigos del rey Enrique.
Por una carta de Pedro IV al nazarí, sabemos que éste le había propuesto
renovar la paz en unos términos similares a los suscritos con el rey de
Portugal en un tratado reciente. 3 El contenido del mismo lo resume Fernao
Lopes en su crónica del reinado de Fernando I. El monarca lusitano había
reivindicado el trono de Castilla al comprobar que Enrique de Trastamara no
contaba con el apoyo unánime de la nobleza. Y sabedor que Muharnmad V había
desestimado su demanda de paz, se alió con él para combatir al rey de Castilla:
« ... que ambos fezessem guerra a todollos que sua voz tomassem e fossem em sua
ajuda, e esta guerra fosse per mar e per terra, e que el-rrei de Graada nom
fezesse paz nem tregoa com el-rrei dom Henrrique, mas todavia fosse em ajuda
d'el rrei dom Fernando, conthinuando a guerra comtra elle; e que! quaaesquer
villas que tomassem voz por el-rrei dom Fernando, que fossem seguras d'el-rrei
de Graada, e isso meesmo as que tomassem voz por el-rrei de Graada fossem
seguras d'el-rrei dom Fernando: e que sse o rrei mouro fezesse viir gentes de
Bellamarim 1. LÓPEZ DE AYALA, P.: Crónica del rey D. Enrique, segundo de
Castilla. «Biblioteca de Autores españoles» t. LXVIII-2 (Madrid, 1953), p. 2.
2. AL-cABBADI, M.: El reino de Granada en la época de Muhammad V. Madrid, 1973.
p. 84. 3. La carta está fechada en Valencia el5 de julio de 1369. DUFOURcQ, CH.
E.: «Catalogue chronologique et analytique du registre 1389 de la chancellerie
de la Couronne d' Aragon, intitulé «Guerra Sarracenorum» 1367-1386 (1360-1386»>.
«Miscelánea de Textos Medievales» n. 02, 1974, doc. n. o 141. MERIDIES, V-VI,
2002, pp. 205-210. 206 JOSÉ ENRIQUE LÓPEZ DE COCA CASTAÑER ou d'outros logares
em sua ajuda contra el-rrei dom Henrrique, que ell fosse theudo de lhe pagar o
solldo sem custando a el-rrei dom Fernando nehüna cousa; e per essa guisa,
viindo gentes estrangeiras em ajuda d'esta guerra a requirimento d'el-rrei dom
Fernando, que el-rrei de Graada nom fosse theudo a lhe pagar parte do solldo
que por sua viinda ouvessem d'aver: e que quaaesquer villas ou logares que
tomassem voz por el-rrei de Graada, depois que as conquerisse ou hindo pera as
conquerer, que seendo taaes logares per seu mandado destruidos, que nom fossem
porém esta paz quebrada, pois que o nom faziam se nom com medo; e per esta
maneira fezesse el-rrei dom Fernando aos que tomassem sua voz quando lhe
prouguesse de o fazer, sem quebrando porém esta aveenc;a, a quall os rreis
firmaron antre ssi por tempo assinado de cinquoenta anos, con grandes
juramentos segundo a creenc;a de cada hüu, feitos de hüna parte aa outra a nom
fallecer d'e110, por cousa que avehesse».4 Me parece excesiva la duración que
el cronista atribuye a esta alianza militar. Es probable que transcribiera
erróneamente el documento original del tratado, en su versión portuguesa,
leyendo cincuenta años donde sin duda diría cinco. Al menos esto es lo que
duraban las treguas que por aquel entonces pactaban los nazaríes con los reyes
de la casa de Aragón. Fernando 1 invadió Galicia en julio de 1369 y el de Trastamara
tuvo que levantar el cerco de Zamora, plaza petrista, para ir en su busca. Al
retirarse el portugués, don Enrique atraviesa la frontera y ocupa la ciudad de
Braga, poniendo luego sitio a Guimaraes. Pero se apresura a volver a Castilla
al saber que los musulmanes se habían apoderado de Algeciras. 5 Esta acción
granadina no fue casual como ya advirtió Esteban de Garibay en su día. 6 Y para
ayudar a los partidarios del difunto don Pedro, que seguían refugiados en
Carmona, Muhammad V corrió los alrededores de Sevilla en octubre de 1369,
atacando y 'saqueando las plazas de Osuna y Marchena.7 El rey Enrique había
permanecido mientras tanto en Castilla, empeñado en el asedio de Ciudad
Rodrigo. Pero en marzo de 1370 se trasladaba a Medina del Campo, y luego a
Toledo, con la intención de proseguJr viaje a tierras andaluzas. 8 El 6 de
abril escribía a la ciudad de Murcia sobre su propósito de acudir a la frontera
granadina y pasar allí el verano combatiendo contra los moros. 9 No obstante,
refiere López de Ayala que yendo el monarca a Sevilla supo por el camino que
los maestres de Santiago y de Calatrava, sus fronteros, habían acordado una
tregua con el emir de Granada, «de lo qual plógole mucho». 10 Fernao Lopes
subraya que «nom fallam por quanto tempo nem com que condi90es esta tregoa foi
feita», lo que es cierto. l1 Por eso, y porque habría supues4. Cf. Crónica de
dom Fernando. Ed. Giuliano Macchi. Lisboa, 1975, pp. 91 Y 92. Menciona este
tratado SANTAREM, Vizconde de : Quadro elementar das relarDes políticas e
diplomáticas de Portugal, 1 (Paris, 1842), pp. 213 Y 214. 5. LÓPEZ DE AYALA,
P.: ob. cit., pp. 3 Y 4; LOPES, F.: ob. cit., p. 117. El ataque se produjo el
28 de julio, cayendo Algeciras tres días después. 6. El emir de Granada, «que
con el rey de Portugal se entendía, juntó sus gentes y personalmente fue sobre
la ciudad de Algeciras, tomándola». Cf. Compendio historial de las chrónicas y
universal historia de todos los reynos d'España. Amberes, 1571, p. 1111. AL
cABBADI, M.: ob. cit., p. ' 86. 8. LOPES, F.: ob. cit., p. 131. 9. CASCALES, F.
de: Discursos históricos de la ciudad de Murcia y de su reino. Murcia4, 1980,
f. 129 yO. 10. Cf. Crónica del rey D. Enrique, p. 6. 11. Cf. Crónica de dom
Fernando, p. 141. SOBRE LAS RELACIONES DE PORTUGAL CON EL REINO DE GRANADA...
207 to un enfriamiento en las relaciones lusogranadinas, pone en duda que
llegara a firmarse ese tratado. De haberlo hecho, el nazarí no pediría a
Fernando 1 que le enviaraeierto presente -seis perros alanos y otros tantos
sabuesos, con sus arreos- cómo hizo entonces. Y tampoco habría intentado
socorrer a Carmona como se verá luego. 12 Sin embargo, gracias a un documento
conservado en el archivo municipal murciano sabemos que el 31 de mayo de 1370
se firmaba entre Castilla y Granada una tregua valedera por ocho años. l3 Fue
el resultado, al parecer, de una iniciativa del visir Ibn al-Jatib, quien logró
además que los emires dejaran de pagar tributo a Castilla a partir de ese
momento. 14 Los petristas de Carmona habían pedido auxilio al rey de Portugal a
principios de 1371. Pero Fernando 1 respondió con evasivas, lo que facilitaría
la toma de la plaza por el rey de Castilla ellO de mayo de ese mismo año. 15
Muharnmad V se encontraba entonces en la frontera dispuesto a intervenir en
ayuda de los hijos de Pedro 1, pero al tener noticia de la caída de Carmona
volvió a sus lares «e nom se fez sobr'esto mais». Fernao Lopes añade que el
motivo de la tardía intervención del nazarí «foi c;:ertos rreeados que
sobr'ello enviou a el-rrei dom Fernando, eujas rrespostas alongarom tanto e eom
taaes rraz5es que o rrei mouro ouve d' entender que de poer em tall feito maas
el-rrei dom Fernando non avia voontade, e que estonc;:e se fez prestes, e
viinha d'esta guisa que dizemos ... ».16 La fidelidad de Granada a la causa
petrista le reportaría a medio plazo algún que otro dividendo. Los partidarios
de don Pedro que se habían refugiado en Portugal tuvieron que abandonar este
país en virtud del tratado de paz firmado con Castilla el 24 de enero de 1374.
Una parte de ellos, que dirigidos por Fernando de Castro viajaron hasta
Valencia a bordo de naves lusas, ayudarían al nazarí a arrebatar Gibraltar a
los benimerines. 17 La presencia de barcos portugueses en el Mediterráneo
occidental era un hecho corriente por esas fechas, y a buen seguro que
frecuentaban las aguas granadinas como corsarios, comerciantes o ambas cosas a
la vez. 18 Tampoco faltaron los roces con los musulmanes: en 1374 Fernando 1 se
excusaba ante el rey Enrique por no ayudarle en la guerra que preparaba contra
los ingleses debido -escribe Fernao Lopes- a que «el-rrei de Graada tem tomados
navíos e averes e gentes cativas de minha terra, por a quall razom eu ei eom
ell guerra ... ».19 * * * 12. Ibidem, pp. 141 Y 142. 13. CASCALES, F. DE: ob.
cit., f. 130 VO y 131. 14. AL-cABBADI, M.: ob. cit., p. 88. Es el egipcio
al-Qalqasandi quien asegura que los nazaríes dejaron de pagar «parias». 15.
LOPES, F.: ob. cit., pp. 149-152. Sobre la fecha en que cae Carmona, LOPEZ DE
AYALA, P.: ob. cit.; p. 8. 16. LOPES, F.: ob. cit., pp. 155 Y 156. 17. Ibidem,
pp. 300 Y 301. Colaboraron en el encalIamiento de la flota benimerin, superior
a la granadina, antes de proseguir su viaje. 18. SANTAMARÍA, A.: «La
reconquista de las vías marítimas» "Anuario de Estudios Medievales» n. o 10,
1980, pp. 99-101. 19. Cf. Crónica de dom Fernando, p. 330. 208 JOSÉ ENRIQUE
LÓPEZ DE COCA CASTAÑER No hay noticias sobre el entendimiento entre granadinos
y portugueses durante la «revolución» lusitana de 1383-1385. Al menos, no las
hay con anterioridad a la derrota de Juan 1 de Castilla en los campos de
Aljubarrota, lo que dice mucho acerca de la prudencia del soberano nazarí. Sin
embargo, la propaganda castellana insistirá en lo contrario a partir de la
intervención de Juan de Gante en el conflicto. El tratado de Windsor, firmado
entre Portugal e Inglaterra, trajo a la Península Ibérica al duque de Lancaster
como pretendiente a la corona castellana. Se inauguraba así la tercera etapa de
la guerra Gulio 1386-noviembre 1387) que, al revés que las anteriores, iba a
tener como escenario las tierras de Castilla. En las cortes de Segovia el rey
Juan 1 censuraba al candidato inglés porque «ha trabtado e trata de cada día
con el rrey de Granada e con los moros nuestros vecinos en que les dará una
parte deste rregno sy le quisieren ayudar a ello, de lo qual fuimos
gertificados por algunas personas». 20 Un texto interesante sin duda. El
monarca castellano acusaba a un príncipe del que se ha escrito con frecuencia
que en 1395 quiso dirigir una cruzada contra los turcos. 21 Un interés que se
acentúa al constatar por un documento de la cancillería aragonesa que lo que
pretendió Juan de Gante en realidad fue combatir contra los musulmanes de
Granada. 22 Sea como fuere, Juan 1 no las tenía todas consigo respecto a la actitud
que pudiera adoptar el nazarí en 1386. Una carta enviada al concejo de Murcia
el 7 de septiembre lo deja claro. Leemos en ella: «. .. que si bien tenemos
seguridad del rey de Granada que nos guardará la paz y amistad que con Nos hay
hecha, es bien poner recaudo en las cosas, hasta ver lo que resultare; porque
no sabemos si él, por inducimiento de algunos malos se moverá a hacer alguna
cosa contra Nos, o contra nuestro reyno, o otros algunos de aquellas partes
intentarán hacer guerra contra nuestra tierra». 23 Años después los nazaríes
pretenderán que Castilla les recompense por su neutralidad, eximiéndoles de la
obligación de contraer vasallaje. En 1410, al presentar esta demanda el infante
don Fernando, durante el cerco de Antequera, los emisarios granadinos le
responderán así: . « ... que por los reyes sus antegesores ser en guerras, e
los reyes de Granada guardar a su tierra e a su vezindad, e a la verdad, que no
hera razón en tienpo de fol- . gura ser mal tratados los que cunplieron con
ellos en el tienpo de las sus nesgesidades e no quisieron fazer... ligas ni ser
contra ellos con sus contrallos». 24 La diplomacia nazarí va a mostrarse mucho
más explícita cuando Castilla exija de nuevo la vinculación feudal en 1439. Don
Iñigo López de Mendoza, portavoz castellano en las negociaciones, recibía la
siguiente respuesta: 20. Véase el «razonamiento» hecho por el rey en la
apertura de las cortes, donde afirma que la guerra contra los ingleses se hacía
en defensa de la religión. Cf. Cortes de los antiguos reinos de Leon y
Castilla, II (Madrid, 1863), pp. 351 Y 352; insiste en p. 355. 21. PALMER, 1.
N.: England, France and Christendom, 1377-1399. Londres, 1972, cap. XI. 22. Una
carta de Guillermo Pujade al infante Martin (Barcelona, 20 de septiembre de
1395) menciona los prepara- . -._ tivos que en tal sentido hacían el duque de
Lancaster y su hijo, el conde de Derby, en la ciudad de Burdeos. CAstiLA, F.
C.: Carte reali diplomatiche di Giovanni 1 il Cacciatore, re d'Aragona
riguardanti d'Italia. Padua, 1977, doc. 69, p.93. 23. CASCALES, F. de: ob.
cit., p. 200. 24. GARCÍA DE SANTAMARÍA, A.: Crónica de Juan II de Castilla. Ed.
J. de M. Carriazo. Madrid, 1982, p. 333. SOBRE LAS RELACIONES DE PORTUGAL CON
EL REINO DE GRANADA... 209 «E asymesmo que vean lo que havía en Castilla antes
de oy entre los señores pasados e ensalc;ados, el rey don Johan e el rrey don
Enrrique con los ingleses e Portugal, del ruido e la guerra e peleas e 10 que
fisieron los señores reyes de Granada :: ,: las villas c;ercanas a los moros
fueron bien guardadas e sus verdades conplidas, como deben ser, e nunca se
mostró ninguno a fazer trayc;ión nin se desfiso postura; e nunca fue oydo ruego
de rey ninguno por amor dellos, e bien que por otros reyes eran rogados que
fuesen contrarios al rey de Castilla, salvo todavía fueron ayudadores e
consejeros en todas las cosas que fueron honrra del su regno .. . ».25 De la
lectura de estas alegaciones se deduce que fue el maestre de Avis quien
solicitó ayuda a los granadinos en aquellos años cruciales. No hay que decir
que la parte portuguesa sostendrá justamente lo contrario: fue Granada la que
se ofreció a participar en la guerra de independencia lusa, cosa que J oao 1
rechazaría, aun siendo provechoso para él, porque no quería aliarse con los
enemigos de la fe. Al anunciar su intención de ir contra Ceuta ante el consejo
de la nobleza, reunido en Torres Vedras, el soberano portugués justificaba su
animosidad hacia los musulmanes con el ejemplo de la doblez granadina. Leemos
en una crónica de Gomes Eannes de Zurara: « ... e esto podees claramente
emtender comsijrando como seendo guerra amtre mym e o regno de Castella,
quarntas vezes fuy rrequerido del rey de Graada offerec;endome gentes para me
ajudarem a destroyr ou deneficar meus contra- . 26 nos ... » . Como es sabido,
los portugueses prepararon la conquista de Ceuta con el mayor sigilo. Refiere
el cronista citado que el emir de Granada, Muharnmad VII, despachó una embajada
a Lisboa para asegurarse que la expedición no iba dirigida contra sus estados,
según creían los mudéjares locales. El relato de Zurara sobre esta misión
diplomática nos deja entrever lo que habían sido las relaciones entre la casa
de A vís y los nazaríes durante casi tres décadas. Marcadas por la falta de
acuerdos formales, no parece que se considerara necesario regular por escrito
las relaciones susodichas; al menos, en el caso de Portugal. Zurara justifica
la preocupación del nazarí por los aprestos militares que se hacían en Lisboa.
«comsijramdo quamtas uezes emviara seus rrecados a el Rey pera cobrar sua
amizade e seguramc;a de paz, e numca ha delle podera aver». 27 Esa
indeterminación legal, pues no estaba declarada la guerra ni tampoco se había
firmado la paz, daba pie a que se multiplicaran los inCidentes entre súbditos
de los dos países, pero nunca hasta el extremo de que 'se interrumpieran los
intercambios comerciales. Los emisarios granadinos se encargaron de recordar al
rey de Portugal que desde su subida al trono. 25 . AMADOR DE LOS Ríos, J.:
Memoria histórico-crítica sobre las treguas celebradas en 1439 entre los reyes
de Castilla y de Granada. Madrid, 1879, pp. 86 Y 87. 26. Cf. Crónica da Tomada
de Ceuta por El Rei D. Jotío l , composta por Gomes Eannes de Zurara. Ed. F. M.
Esteves Pereira. Lisboa, 1915, p. 79. 27. Ibidem, p. 105 . Los embajadores
granadinos volverán sobre esto al recordar la frecuencia con la que el nazarí
enviaba regalos al monarca lusitano, «o que nurnca fez a nehün rrey christao»
p. 106. 210 JOSÉ ENRIQUE LÓPEZ DE COCA CASTAÑER «numca amtre os seus naturaaes e
os nossos foi achada tall discordia, per que leixassem de trautar huils com os
outros, trazemdosse daquelle rregno ao nosso gramdes mercado rías e do nosso ao
seu». 28 Más tarde, al entrevistarse con el príncipe heredero don Duarte, los
embajadores de Muhammad VII presentaban como prueba de la benevolencia y
amistad que el emir profesaba a la nación portuguesa las facilidades otorgadas
a sus mercaderes, los cuales «eram trautados tam d0gemente e com tamto fauor
leyxamdolhe trazer suas mercadorias e trautar com seus naturaaes assy como sse
fossem subditos dalguil rrey mouro com que elle ouesse muy chegada liam9a de
samgue ... ».29 Exageraciones aparte, hay otros indicios de que los portugueses
gozaban de cierto trato de favor en territorio granadino a fines del
Trescientos. Algunas de las fuentes relativas al martirio de los franciscanos
Juan de Cetina y Pedro de Dueñas, acaecido en Granada en 1397, mencionan la
existencia de una «posada de los portugueses» en la capital nazarí, donde
servía como capellán el franciscano lusitano fray Eustaquio. 30 Un hecho
importante ya que, por regla general, este tipo de establecimientos solía
abrirse en los puertos de mar pero no en las ciudades del interior de un país
islámico. Pone de relieve, además, que los intereses portugueses en esta zona
del Mediterráneo occidental debían de ser bastante considerables. 28. Supra, p.
106. 29. Ibidem, p. 108. 30.
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