miércoles, 1 de abril de 2020

LA HEROINA DE ALOZAINA


L A HEROINA D E ALOZAINA


Narciso Diaz de Escovar

 La historia de España nos dá á conocer, no una, sino muchas heroínas, cuyos nombres son orgullo y gloria de nuestra península. La sublevación de los moriscos dió celebridad á muchas humildes hijas de la provincia de Málaga, entre ellas Juana de Escalante y Maria Sagredo, modelos de valor y heroísmo. Lorenzo Alfaqui, de origen árabe y de sanguinarios instintos, reunió en las alturas de Sierra Bermeja más de tres mil moriscos de Ronda. Eran capitanes de ellos Alíbr y Yabelí. Proyectaron apoderarse de Alozaina, pueblo que sabían estaba casi deshabitado, pues sus vecinos habían ido á la siega y solo mujeres había en sus casas. Seiscientos hombres salieron para dicho pueblo y el camino lo regaron con la sangre de cuantos campesinos cristianos hallaban. Llegaron alas calles de Alozaina,donde,según Guillen,había solo siete vecinos. Los demás eran niños ó mujeres. El escudero Ginés Martín logró atravesar las filas de los moriscos, dando la voz de alarma se unió á los siete hombres y con las mujeres se guareció en el castillo, que estaba ruinoso y casi abandonado. Entonces las mujeres poniéndose las monteras, los capacetes y capotes de los hombres andaban por las almenas fingiendo que existía numerosa guarnición (1): otras tocaban á rebato volteando la campana de la capilla que existía dentro de los muros del castillo. Envalentonados los árabes, creyendo seguro el triunfo, dispa- (1) Historia de Málaga, por Guillen Robles. 6
 NARCISO DÍAZ DE ESCOVAR raban contra el castillo. Uno de sus más decididos defensores Martín Sagredo Domínguez cayó gravemente herido. Tenía este una hija llamada María, de tanta hermosura como corazón, que auxiliaba á su padre. A l verlo caer, al mirar correr su sangre, aquella heroína arrancó la aljaba y ballesta de las manos del moribundo, se colocó en lo más alto del muro y defendió con incansable ardimiento , un portillo hacia el cual los moriscos se precipitaban. Cayó muerto .uno de estos, muchos se vieron heridos y los restantes se acobardaron ante la bravura de aquella cristiana. Los vecinos que estaban en el campo oyeron las campanas, el clamoreo y las descargas y unos tras otros regresaron ansiosos á sus hogares. Derrotados los muslines prendieron fuego en su huida á más de treinta casas y se refugiaron en la Sierra, dejando nuevamente Alozaina en poder de los cristianos. Medina Conde en su Diccionario Geográfico Malacitano, (1) reunió apuntes que distan algo del relato anterior. Hablando de Alozaina se dice: «que una sola mujer llamada María de Segredo la defendió de que la asaltasen los moros, pues habiéndolo avisado de que tenían una escala echada á la Torre que estaba sobre las puertas y no habiendo ni un hombre solo en el pueblo, acudió corriendo á socorrer la parte que pudiera y con efecto se asomó á la Torre y vió que por la escala iban subiendo tres moros y en el mismo sitio había unas colmenas. Se volvió y tomó un corcho muy lleno de ganado y lo tiró al primero que subía. Lo derribó y á los demás, uno encimado otros y no contenta con esto ni con haber muerto á uno de ellos del golpe, practicó la misma diligencia con otras dos colmenas que aunque ninguna les pegó se hicieron pedazos los corchos y huyendo de las abejas los veinte y dos ó veinte y tres que venían, desalojaron el pais.» El héroisrao de María Sagredo, á quien indudablemente se debió que el castillo ño fuera asaltado, se conoció en toda España. El Rey supo la hidalga y temeraria acción de la joven malagueña y quiso premiarla. Efectivamente, en nuestros archivos consta que la bondad Real concedía poco tiempo después á María Sagredo, en concepto de dote y como premio á su bravura, unos heredamientos en Torróx. (1) M. S, de la Biblioteca Episcopal.

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