L A HEROINA D E ALOZAINA
Narciso Diaz de Escovar
La historia de España nos
dá á conocer, no una, sino muchas heroínas, cuyos nombres son orgullo y gloria
de nuestra península. La sublevación de los moriscos dió celebridad á muchas
humildes hijas de la provincia de Málaga, entre ellas Juana de Escalante y
Maria Sagredo, modelos de valor y heroísmo. Lorenzo Alfaqui, de origen árabe y
de sanguinarios instintos, reunió en las alturas de Sierra Bermeja más de tres
mil moriscos de Ronda. Eran capitanes de ellos Alíbr y Yabelí. Proyectaron
apoderarse de Alozaina, pueblo que sabían estaba casi deshabitado, pues sus
vecinos habían ido á la siega y solo mujeres había en sus casas. Seiscientos
hombres salieron para dicho pueblo y el camino lo regaron con la sangre de
cuantos campesinos cristianos hallaban. Llegaron alas calles de
Alozaina,donde,según Guillen,había solo siete vecinos. Los demás eran niños ó
mujeres. El escudero Ginés Martín logró atravesar las filas de los moriscos, dando
la voz de alarma se unió á los siete hombres y con las mujeres se guareció en
el castillo, que estaba ruinoso y casi abandonado. Entonces las mujeres
poniéndose las monteras, los capacetes y capotes de los hombres andaban por las
almenas fingiendo que existía numerosa guarnición (1): otras tocaban á rebato
volteando la campana de la capilla que existía dentro de los muros del
castillo. Envalentonados los árabes, creyendo seguro el triunfo, dispa- (1)
Historia de Málaga, por Guillen Robles. 6
NARCISO DÍAZ DE ESCOVAR
raban contra el castillo. Uno de sus más decididos defensores Martín Sagredo
Domínguez cayó gravemente herido. Tenía este una hija llamada María, de tanta
hermosura como corazón, que auxiliaba á su padre. A l verlo caer, al mirar
correr su sangre, aquella heroína arrancó la aljaba y ballesta de las manos del
moribundo, se colocó en lo más alto del muro y defendió con incansable
ardimiento , un portillo hacia el cual los moriscos se precipitaban. Cayó
muerto .uno de estos, muchos se vieron heridos y los restantes se acobardaron
ante la bravura de aquella cristiana. Los vecinos que estaban en el campo
oyeron las campanas, el clamoreo y las descargas y unos tras otros regresaron
ansiosos á sus hogares. Derrotados los muslines prendieron fuego en su huida á
más de treinta casas y se refugiaron en la Sierra, dejando nuevamente Alozaina
en poder de los cristianos. Medina Conde en su Diccionario Geográfico
Malacitano, (1) reunió apuntes que distan algo del relato anterior. Hablando de
Alozaina se dice: «que una sola mujer llamada María de Segredo la defendió de
que la asaltasen los moros, pues habiéndolo avisado de que tenían una escala
echada á la Torre que estaba sobre las puertas y no habiendo ni un hombre solo
en el pueblo, acudió corriendo á socorrer la parte que pudiera y con efecto se
asomó á la Torre y vió que por la escala iban subiendo tres moros y en el mismo
sitio había unas colmenas. Se volvió y tomó un corcho muy lleno de ganado y lo
tiró al primero que subía. Lo derribó y á los demás, uno encimado otros y no
contenta con esto ni con haber muerto á uno de ellos del golpe, practicó la
misma diligencia con otras dos colmenas que aunque ninguna les pegó se hicieron
pedazos los corchos y huyendo de las abejas los veinte y dos ó veinte y tres
que venían, desalojaron el pais.» El héroisrao de María Sagredo, á quien
indudablemente se debió que el castillo ño fuera asaltado, se conoció en toda
España. El Rey supo la hidalga y temeraria acción de la joven malagueña y quiso
premiarla. Efectivamente, en nuestros archivos consta que la bondad Real
concedía poco tiempo después á María Sagredo, en concepto de dote y como premio
á su bravura, unos heredamientos en Torróx. (1) M. S, de la Biblioteca
Episcopal.
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