SINAGOGA DE SAMUEL HA-LEVI O DEL TRÁNSITO
La sinagoga de Samuel ha-Levi también conocida como
del Tránsito la mando construir Samuel ha-Levi en Toledo, durante los años
centrales del siglo XIV (1357-1363).
Es el único resto que queda de lo que fue
un gran palacio, asentado a orillas del río Tajo, mandado construir por Samuel ha-Levi, consejero y tesorero
de Pedro I de Castilla,
durante los años centrales del siglo XIV (1357-1363). Según Las Siete
Partidas redactadas en época de Alfonso X, no se podían construir sinagogas, pero el monarca
castellano hizo la excepción como agradecimiento por el apoyo que recibió de
los judíos toledanos, en su lucha contra Enrique de Trastámara.
Se edificó dentro de la judería, que se
encontraba en la zona occidental de la ciudad. Constructivamente, nos hallamos
ante un templo rectangular de planta de salón, en el muro sur aún pueden verse
los huecos donde iban las vigas que sostenían la tribuna donde las
mujeres, separadas de los hombres, seguían la liturgia, ocultas tras celosías.
Se cubre el interior con un artesonado de madera de alerce con incrustaciones
en marfil. Los principales materiales que nos encontramos en el exterior son el
ladrillo, que además de reforzar zonas del edificio, se emplea como elemento
decorativo, y la mampostería. En el interior, además de madera, está el yeso de
los atauriques, con restos de policromía y la cerámica del pavimento, algunas
losas conservan el vidriado. Como motivos decorativos tenemos multitud de
inscripciones, motivos geométricos y heráldicos. Las inscripciones tienen dos
temáticas: las que ensalzan las figuras de Pedro I, Samuel
ha-Levi y del rabí don
Mayr, su arquitecto; y las de carácter religioso.
En unas excavaciones realizadas a finales
del siglo pasado, salieron a la luz los restos de unas estancias y aljibes que
bien podrían ser parte de un complejo de baños (siglos XII-XIII), que fueron
destruidos para la realización del edificio, se sabe que además se derribaron
algunas casas circundantes. Samuel
ha-Levi financió también la mikve que se levanta junto al edificio, para que se pudieran
llevar a cabo los baños de purificación que prescribe el judaísmo.
Bajo el reinado de los Reyes Católicos, los judíos fueron
perseguidos, tras su expulsión en 1492, el templo le fue cedido a la Orden de Calatrava, que situó
allí su priorato de San Benito, sirviendo de Hospital y asilo para los
caballeros de la Orden. En 1494 ya no funcionaba como sinagoga y su gran sala
de oración se convirtió en templo cristiano donde se enterraron algunos
caballeros calatravos.
En el siglo XVI se usaba sólo como
iglesia, por lo que se tapió la Galería de Mujeres, pasando a ser la vivienda
del capellán; se abrió una puerta monumental de acceso a la sacristía y un
arcosolio donde se ubicó el altar principal; y en el lado oeste se realizó un
coro de madera. En el siglo XVII, Juan
Correa de Vivar, por encargo de un caballero calatravo, realizó un
cuadro sobre el Tránsito de
Nuestra Señora (hoy día en el Museo del Prado) para colocarlo bajo
el arcosolio, de ahí que se conozca como sinagoga del Tránsito. En su lado
norte se construyó un archivo para que albergara documentos de las órdenes
militares de Calatrava y Alcántara (hoy son las tres primeras salas del Museo
Sefardí).
El decaimiento de las órdenes militares y
las guerras napoleónicas del siglo XVIII fueron el comienzo del fin del templo.
Así que la desamortización de 1835 apenas la afectó. En 1877 es declarada
Monumento Nacional, comenzando con ello una serie de obras que ayudaran a
paliar el mal estado en que se encontraba. En 1964, se decide que la Sinagoga
sea acondicionada para albergar el legado de la cultura hispano-judía y
sefardí, quedando integrada dentro del Patrimonio Histórico Español.
Lo que es cierto, es que en este edificio
se entremezclan las culturas que convivían en España en ese momento: la judía,
la cristiana y la islámica, a la que debemos, en su mayoría, la influencia
técnica y decorativa.
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