ROSQUILLOS
DE LA ABUELA DE AGUARDIENTE
Estos
rosquillos están elaborados tal cual los hacia mi madre, de eso hace ya muchos años. En este caso los he elaborado
con “AGUARDIENTE DE ORUJO PANIZO”. www.destileriaspanizo.com, dándoles a las
rosquillas un sabor acentuado de aguardiente, lo que les hace más apetecible,
tanto por sabor como por aroma.
Ingredientes
3 Huevos
14 Cucharadas de aceite de
girasol
2 Cucharaditas de
bicarbonato
2 Limones
14 Cucharadas de azúcar
14 Cucharadas de leche
2 Naranjas
1 Chorreón de AGUARDIENTE DE ORUJO PANIZO www.destileriaspanizo.com
Matalahúva
1 K de harina de repostería (la
que admita)
Elaboración
Recortamos de los limones
unas cascaras, solo la piel, procurando que no obtenga nada blanco, ya que este
amargaría el aceite.
Del resto de limones
rallamos la piel y reservamos.
En una sartén, freímos las
cascaras de limón con las 14 cucharadas de aceite de girasol. Pero con el
cuidado de hacerlo a fuego medio y que no se quemen, ya que darían amargor al
aceite.
Una vez las cascaras fritas,
apartamos del fuego, dejamos atemperar un poco, desechamos las cascaras y
añadimos la matalahúva, moviéndola con una cuchara de palo para que se tuesten
un poco y el aceite coja el sabor de la matalahúva.
En un bol grande, batimos
los huevos con el azúcar, hasta que estos doblen su volumen y cojan un color blanquecino,
añadimos la rapadura de limón y seguimos batiendo hasta integrarlas.
Exprimimos los 2 limones y
las 2 naranjas.
Agregamos el zumo de ambos,
limones y naranjas, al batido de huevo, siguiendo batiendo para incorporarlo.
Seguidamente añadimos la leche y el chorreón de AGUARDIENTE DE ORUJO PANIZO, y seguimos
batiendo fuertemente hasta amalgamar todos los ingredientes.
Agregamos a este batido el
aceite frito con la matalahúva y seguimos batiendo, hasta integrarlo bien en el
mismo.
Añadimos la harina, tamizada
poco a poco con las cucharaditas de bicarbonato (el bicarbonato con la acidez
del limón hacen de levadura), removiendo constantemente con una espátula de madera
o una cuchara de madera, hasta su incorporación, y que observemos una masa
compacta pero fluida y manejable...
En una sartén grande, calentamos
abundante aceite para freír las rosquillas, poniendo a fuego medio, para que
las rosquillas no se quemen por fuera y queden crudas por dentro.
Untamos la rosquillera por
dentro de la misma con aceite, para facilitar la salida de la masa.
Llenamos la rosquillera con
la masa, y vamos soltando rosquillas
sobre el aceite, dándoles la vuelta cuando estén doradas por abajo, una
vez doradas por arriba, sacamos y dejamos sobre papel absorbente de cocina,
para quitarles el exceso de aceite. Luego pasamos por azúcar blanquilla,
dejamos enfriar y ya tenemos unas deliciosas y riquísimas rosquillas.
¡Buen provecho!
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