AL-ANDALUS: PARAÍSO
CULINARIO
Cuando los musulmanes
llegaron a la Hispania romanogoda, se encontraron con un panorama alimentario
poco reconfortante. La tierra era pobre de recursos, y por tanto la
alimentación escasa y poco variada; se basaba casi exclusivamente en el consumo
de cereales y en la vid. Lo mismo sucedía en el resto de Europa donde el
cultivo de frutas y hortalizas era prácticamente inexistente.
En base a esta situación, la
política de los dirigentes Omeyas de al-Andalus, fue la de impulsar todo lo
relacionado con el desarrollo agrícola, y los cambios que los musulmanes
iban introduciendo en la agricultura hispano-goda, además de repercutir en los
sistemas de cultivo y en los productos, provocaron una alteración sustancial en
la alimentación. Frente a la clásica trilogía cristiana de trigo, carne y vino,
los andalusíes crearon nuevos hábitos alimenticios en los que las verduras no
fueron solo la base, sino el elemento imprescindible, bien a solas, bien
acompañando las carnes, las sopas, el pescado, con una enorme cantidad de
variantes en sus recetas. Los andalusíes podían consumir todo el año verduras y
hortalizas frescas.
Las verduras, adquirieron por vez primera
importancia por si mismas. Se cocinaban a
modo de purés untuosos, como el de habas o guisantes, a modo de ensalada, o
bien asadas y guisadas. Las ensaladas, a base de lechuga, berros, jaramagos, y
toda clase de plantas comestibles silvestres, se aderezaban con aceite de oliva
y se acompañaban de aceitunas, ya fueran verdes, previamente maceradas en
salmuera con hierbas aromáticas, o negras, ya que, además de deliciosas,
consideraban que estimulaban el apetito.
Las legumbres, soja, garbanzos, lentejas y judías de toda clase,
era un alimento considerado altamente nutritivo, se corregían las ventosidades
que producen, mediante el uso del tomillo, orégano o comino. Por cierto, que el
nombre original de las judías, "al-lubiya", se ha conservado en el
País Vasco y en Sharq Al-Andalus.
En cuanto a las frutas, desde el siglo XI se daban en Al-Andalus
prácticamente las mismas que hoy se encuentran en nuestros campos. Las frutas más consumidas eran la sandía, que provenía de Persia y
del Yemen, el melón, del Jorasán, y la granada de Siria, convertida, en la
imaginación colectiva, en el símbolo por excelencia de la España musulmana. A
propósito, en el «Libro de
Agricultura» de Ibn al-Awwám (siglos XII y XIII), traducido por
Banqueri, AECI, Madrid, 1988, podemos leer una tradición del Profeta Muhammad
sobre esta hermosa fruta, rescatada por este hacendado andalusí de la zona de
Aljarafe, cerca de Sevilla: «Cuidad
del granado; comed la granada, pues ella desvanece todo rencor y envidia».
Se aclimataron también,
procedentes de otros lugares, el membrillo, el albaricoque, y un sinfín de
frutos más.
Las especias, eran muy utilizadas en la
cocina de al-Ándalus, se introdujo la
canela, procedente de la China, así como el azafrán (az-za’faran, en persa
safrón), el comino (kammún), la alcaravea, el jengibre, el sésamo (o ajonjolí),
el cilantro, la nuez moscada y el anís (anisún). Estas especias, además de
utilizarse como condimento en la elaboración de los diversos platos, eran
exportadas fuera de al-Ándalus, al resto de Europa e incluso a Egipto y el
Norte de África, lo que favorecía, entre otras cosas, el desarrollo de la
economía.
El comercio de las especias, a las que tan aficionados había sido los
árabes preislámicos, se intensificó, enriqueciendo la gastronomía andalusí
hasta niveles desconocidos. De tal manera que nuestra
cocina superó en calidades a la persa y bizantina, que eran el no va más
de la época. El tono vital de aquellas sociedades y el floreciente comercio,
trajeron la mostaza, el jengibre, la canela, la galanga, la nuez moscada, el
clavo, el cardamomo, el comino, el azafrán, etc.
Las especias eran utilizadas en las cocinas andalusíes de forma habitual,
según un manuscrito anónimo del siglo XIII: "El
conocimiento del uso de las especias es la base principal en los platos de
cocina, porque son el cimiento del cocinar y sobre él se edifica".
Las más utilizadas fueron: el azafrán, la hierbabuena, el espliego, el comino,
el cardamomo, la alcaravea, el orégano, el cilantro, el jengibre, la mostaza,
la pimienta, la albahaca, el clavo, la nuez moscada, la ruda, la galanga, el
perejil, la cayena, el anís, el ajonjolí....., por no citar más que algunas.
Con cilantro cocinaban la mayor parte de los platos, ya que además de
apreciar su aroma, lo consideraban por sus propiedades digestivas. El comino se
utilizaba en la elaboración de platos con vinagre y salsas sofritas, y también
espolvoreado sobre huevos revueltos. El azafrán, era utilizado en la
preparación de distintas carnes, y en especial de las famosas albóndigas. El
orégano y la alcaravéa eran considerados por sus propiedades carminativas, y se
aconsejaba su uso en la preparación de las legumbres y de la col, ya que "disuelve ventosidades".
La canela se utilizaba para la repostería, la preparación de las carnes
guisadas y de volatería. El tomillo y el espliego se utilizaban principalmente
para condimentar la caza.
Con la compleja
alquimia de las especias se conseguían decenas de formas distintas de preparar
la carne, así como el pescado o las mismas verduras, consiguiéndose una gama de
sabores desconocidos en aquella época, y que daban fe de la refinada y
exquisita gastronomía que se desarrolló en Al-Andalus.
Producto de esta incorporación de especias exóticas al consumo andalusí,
fueron los "xarab" de donde
proviene la palabra jarabe. El xarab era un cóctel de frutas, especias, flores
y hierbas del más diverso perfume y sabor.
Otro de los innumerables vocablos heredados de la cultura andalusí es la
palabra sorbete (del árabe sherbet). en
los largos y calurosos veranos de Al-Andalus, se mitigaban los rigores del sol
con esencias de flores y frutos, mezclados con agua fría o con hielo. Para ello
(hablamos especialmente del reino de Granada), excavaban pozos de diez metros
de profundidad, donde metían la nieve de Sulayr (Sierra Nevada), que les duraba
hasta el mes de julio. Si el pozo era de veinte metros, el depósito de hielo
duraba todo el año. Estas neveras de la
época musulmana también se dieron en la zona de la Sharquía, queda un magnifico
ejemplar en Xátiva, perfectamente conservado.
A los andalusíes debemos también la
introducción de la caña de azúcar en Europa, que vino a sustituir a la miel en su función de edulcorante, aunque ésta
continuó siendo siempre muy valorada. Como las especias, el azúcar tiene
numerosas cualidades y ventajas, no siendo la menor de ellas su utilidad para
mantener conservados durante algún tiempo unos alimentos tan frágiles y tan
perecederos como las frutas, que en tanta abundancia y variedad conocieron los
musulmanes en general. De su importancia debió de ser consciente el propio
almirante Cristóbal Colón, quien llevó la caña de azúcar al continente
americano en uno de sus primeros viajes.
En Europa hicieron fortuna -y lo siguen haciendo- las combinaciones de
azúcar y frutas, en formas de jaleas, mermeladas, refrescos... que fueron
recibiendo curiosos nombres de sabor oriental, como
arropes (jarabe de mosto con trozos de fruta). del árabe rubb (zumo), jarabes y
siropes del árabe sharáb (bebida), o sorbetes (del mismo origen, también
incorporado al turco).
Los cereales, base de la alimentación de los andalusíes, eran
utilizadas en forma, no sólo de pan, sino de gachas, sémolas y sopas. Se
mejoraron las especies ya existentes, y se introdujeron otras nuevas como las
reunidas en el tratado del geópono granadino al-Tignarí (siglos XI y XI),
llamado Kitab Zuhrat al-bustán ua nuzhat al-adhan ("Libro del esplendor
del jardín y recreo de las mentes"): el trigo negro, el trigo rojo
(al-ruyún), y el tunecino. De hecho existe una clase de trigo que no se consume
habitualmente en nuestro país y sólo se encuentra en las tiendas especializadas
en dietética, llamado "trigo
sarraceno", que conserva íntegra su cáscara, y es de textura
agradable y cremosa.
Entre las primeras
tareas de las mujeres de la casa, constaba la de amasar una cantidad de harina
suficiente para el pan de todo el día. Una vez hecha la masa, se colocaba
encima de una tabla de madres y se tapaba con una servilleta; a continuación,
se mandaba por medio de algún chiquillo a cocerlo al horno. Cada casa tenía una
marca específica que imprimía en el pan, por la cual se sabía, una vez cocido,
a quién pertenecía.
Con harina de trigo se
elaboraba la pasta que, contrariamente a la creencia de que fue Marco Polo
quien la introdujo en Occidente -trayéndola de la China-, procedía del Norte de
África; aunque también es cierto que en China se elaboraba desde hacía tiempo,
pasta de arroz.
Un plato muy popular eran los fideos
("fidaws", del verbo "fidear": crecer, extravasarse...). Se preparaban a base de una masa fluida de
harina, que posteriormente se colocaba en un colador, presionándola hasta que
se formaban los fideos a través de los agujeros, secándose posteriormente al
sol. Se cocinaban con carne de cordero, o bien con leche y miel a modo de
postre.
Otro producto hecho a base de pasta eran los
macarrones ("atriyya"), palabra de la que deriva "aletría",
con la que se denomina todavía hoy en Murcia a los macarrones.
Pero sin duda la manera
más apreciada de utilizar la harina de trigo, era en forma de sémola, con la
preparación del famoso cuscús, plato de origen beréber, que fue introducido por
los almohades en el siglo XIII, y pronto se convirtió en uno de los más
prestigiosos durante el reino nazarí de Granada.
La carne más consumida por los
hispanomusulmanes era la de cordero, vaca, cabrito, conejo, así como todo tipo de volatería, y caza de venado,
muy estimada por ellos. Se preparaba de mil maneras distintas, tanto asada,
como guisada o frita. La tradición beréber las guisaba con hinojo, berenjena,
acelgas, espinacas, e incluso melón y pepino. Por el contrario la tradición
oriental, las cocinaba con almendras, ciruelas, pistachos, trufas, dátiles, o
alguna fruta como la cidra o el membrillo, con los que se obtenía una
extraordinaria textura. ¡Todo ello bien especiado y aromatizado!
Con la carne triturada, se elaboraban unas famosas salchichas de cordero y
vaca. Las albóndigas ("al-bunduqa":
la avellana, la bola) provenían de Bagdag y eran muy habituales en
Al-Andalus, todavía se conserva su receta como un clásico de nuestra cocina.
El pescado, era también apreciado, tanto el de agua salada como el de agua dulce, si
exceptuamos los que se crían en el cieno y en aguas estancadas. Se preparaban
de distinta formas, frito en aceite de oliva, relleno con una masa a base de
migas de pan y especias, guisado con nabos, en
escabeche ("iskabay", adobo realizado a base de vinagre y especias) y "almorí", que consistía
en una pasta elaborada con harina, miel, sal, uvas pasas, avellanas y almendras
trituradas, que servía para agregar y dar sabor a las salsas. Decía Ibn Zuhr
(Avenzoar), que la mejor manera de todas, era escaldandolo en agua y poniendolo
a continuación en una cazuela de barro con un poco de aceite, vinagre y
jengibre.
También los frutos secos y los productos
lácteos eran muy utilizados y valorados, de lo que dejaron amplia constancia los dietólogos andalusíes Ibn Razi,
Ibn al-Baytar, y al-Arbuli, entre otros. De la leche se aprovechaba todo,
elaborándose una espesa mantequilla que a menudo se batía con sal, con el
propósito de conservarla mejor. También se estimaba el queso tierno, y un modo
muy usual de tomarla era cuajada, lo cual se conseguía, como explicaba Ibn
Razi, agregándole cuajo de cabra. Se servia fresca y acompañada de miel.
Tanto la corte como el
pueblo, eran amantes de los placeres que la imaginación y los bienes que la
tierra proporcionaban. La disponibilidad de muchos productos en cualquier
momento, motivó la aparición de una literatura culinaria, que, por otra parte,
era reflejo de una sociedad que tenía una cocina rica y variada.
Varios hitos marcaron
el "arte de la buena mesa" andalusí; en el siglo IX, con la llegada a
Al-Andalus del kurdo "Ziryab", procedente de Bagdag, se estableció el
orden determinado en que los platos se servían a la mesa, tal y como hoy lo
conocemos: primero sopas y caldos, después entremeses, pescados y carnes, y
finalmente, los postres.... suprimiendo el modo caótico y desordenado en que se
servían los manjares hasta entonces. Fue también él quien introdujo el uso de
la cuchara y de las copas en la mesa.
Uno de los aspectos en que mejor se ha
conservado la influencia andalusí en nuestra cocina es en la repostería, dulces de almendras, pistachos y delicados piñones
rociados con agua de azahar y e rosas y embebido en miel transparente y dorada,
hojaldres, masa-quebradas espolvoreadas con azúcar fino y semillas de ajonjolí
(sésamo), con aceite de almendra dulce, o de sésamo.
En Al-Andalus encontramos dos grandes grupos de dulces, ligados a los
procesos básicos de elaboración: fritura y horneado; no obstante, también se
daban otras formas combinadas o intermedias. A
nivel popular los más consumidos eran los fritos, las frutas de sartén,
especialmente los buñuelos y las almojábanas.
Las almojábanas eran
una tortas blancas de queso, preparadas de la misma forma que los buñuelos: se
amasaba harina con agua hervida y aceite y se le añadía leche hasta formar una
pasta; tras esta operación se freían y, finalmente, se metían en miel. La única
distinción entre ambos dulces, era la forma geométrica de los mismos y la capa
de queso que se ponía en medio de la masa de las almojábanas.
Del carácter
eminentemente popular de ambos dulces dan sobrada cuenta las múltiples
amonestaciones de los almotacenes andalusíes a quienes los preparaban en los
zocos, con el fin de evitar fraudes, al mismo tiempo que les indicaban la forma
correcta de elaborarlos. En este sentido se pronuncian los almotacenes Ibn `Abd
al-Ra´üf, al Saqatï e Ibn `Abdün:
"El queso de las almojábanas tiene
que lavarse; las sartenes para freír buñuelos y almojábanas estarán estañadas,
porque el cobre con el aceite cría cardenillo, que es muy venenoso"
"Los buñuelos hay que freír en un buen aceite de oliva, no poniendo en su
masa más que agua hervida"
Los buñuelos se
preparaban y consumían bastante en los zocos, por lo que encontramos una información
muy detallada en los tratados de hisba. El almocatén al-Saqatï presenta la
proporción correcta de sus ingredientes; también son mencionados con detalle
por Ibn `Abdün.
Estos buñuelos, con muy pocas variaciones, se siguen elaborando en el norte
de África: Túnez y Marruecos y en España: Valencia y Jerez, en la zona jerezana
se preparan unos "buñuelos
enmelados", mientas que en Valencia son azucarados.
Otro gran grupo son los que podríamos llamar "dulce
puros", donde aparecen los turrones, los mazapanes, caramelos blandos y
duros, merengues, etc. Las materias primas eran, aparte de la miel y el
azúcar, almidón en polvo, aceite, frutos secos de corteza dura, a veces huevos
y/o leche y, a menudo, productos aromáticos y especias.
Los tratados de cocina y de hisba mencionan algunas de estas variedades de
dulces, entre las que podemos reconocer ciertos tipos -o precedentes- de
turrón. Sobre el origen de este dulce y su conexión con la gastronomía
andalusí, existe una amplia bibliografía, podemos decir que el "dulce blanco" que
mencionan los textos andalusíes, o base actual del turrón, se había difundido
por todo Al-Andalus y era conocido antes de que los repobladores
catalano-aragoneses entraran en la zona valenciana (Sharq Al-Andalus), aunque
su actual nombre no tiene ninguna relación con el árabe. Fue Enrique de Villena
quien en 1421 utiliza por primera vez el nombre turrón, adaptándolo al
castellano a partir del "torró".
Ruperto de Nola da las recetas de
bastantes dulces de origen árabe: "almendradas", "mazapanes",
"empanadas de azúcar fino", "toronjas de Xátiva", aparte de
otras de origen morisco que recoge la literatura de esta época (siglos XVI y
XVII).
Se conocen documentos que constatan envíos, a partir de 1420, de grandes
partidas de dulces y confites a diversos reyes aragoneses -Alfonso V- y
castellanos -R. Católicos- elaborados por confiteros valencianos; igual sucede
entre los nobles y cortesanos. También se constata a través de ellos que no hay
fiestas dignas sin dulces - confeccionados a base de especias y frutas
exóticas- que son el complemento indispensable de todo los regocijos y las
grandes celebraciones, por lo que no
podemos olvidar el papel que desempeñaron los moriscos en la conservación y
transmisión de muy diversos aspectos de la vida andalusí, en este caso en
concreto, en el "comer dulces".
FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA:
·
- El jardín científico. Centro Virtual Cervantes. El jardín andalusí.
Instituto Cervantes (España), 2004-2019
·
- Historia General de
la Farmacia. El medicamento a través del tiempo. Ediciones Sol. Madrid 1986. ISBN: 86624-00-2
·
- Hitos históricos de los regadíos españoles. Ministerio
de Agricultura, Pesca y Alimentación. ISBN:84-7479-915-5
·
- Abderrahman Jah y
Margarita López. Al-Andalus, una cultura de agua.
·
- Abu Zacaria Iahia. LIBRO DE AGRICULTURA "Kitäb al-filäha".
Traducido al castellano y anotado por Josef Antonio Banqueri. Madrid en la
Imprenta Real año de 1802.
·
- Ahmed Tahiri. Las clases populares en Al-Andalus Editorial
Sarriá. Málaga 2003. ISBN 84-95129-81-7
·
- Ahmed Tahiri.
Agricultura y doblamiento rural en Sevilla durante la Época ‘Abâdî.
Ayuntamiento de Sevilla. Sevilla, 2001. ISBN: 84-95020-81-5
·
- Ahmed Tahiri. Epítome del libro de agricultura. Compuesto por Ibn Luyün.
Ahmed Tahiri.
·
- Al-Arbülï. Traductor:
Amador Díaz García. Un tratado nazarí sobre
alimentos. Al-kaläm ‘alà l-agdiya de al-Arbülï. Colección facsímil
4.
·
- Amador Díaz
García. Un tratado nazarí sobre alimentos: Al-Kalam ala l-agdiya, de
al-Arbulí. Ediciones Arráez. Almería. 2000
·
- Ambrosio Huici
Miranda. Historia Musulmana de Valencia y su Región. Novedades y
Rectificaciones. Valencia, 1970.
·
- Andrés Piles
Ibárs. Valencia Árabe. Valencia 1901. Imprenta de Manuel
Alufre, Copia facsimil SERVICIO DE REPRODUCCIÓN DE LIBROS. Colección Bibioteca
Valenciana. Librerías "PARÍS-VALENCIA". Depósito Legal: V3372-1980,
·
- Anónimo del siglo
XIII traducido por Ambrosio Huici Miranda. LA COCINA HISPANO-MAGREBÍ
durante la época Almohade. Ediciones Trea, SL. 1966-2005. ISBN:
84-9704-175-5
·
- Ana Prandoni y Fabio
Zago. Los sabores de la cocina ÁRABE. Editorial De Vecchi
SAU. Barcelona, 2005. ISBN: 84-315-3237-8
·
- Avenzoar (Abu Marwan
abd al-Malik b. Zuhr). Kitab al-agdiya (Tratado de los
alimentos). Edición, traducción e introducción de Expiración García
Sánchez. Madrid: CSIC, 1992.
·
- Camilo Álvarez de
Morales. La herencia árabe en la agricultura y el bienestar de occidente:
Agrónomos andalusíes y sus Legados. Editorial de la UPV.
Valencia. ISBN: 84-9705-244-7
·
- Carlos Ortiz
Mayordomo y Lina Gracia i Vicente. Análisis paisajístico del
Palmeral de Elche. Un agrosistema milenario monumental. INTERLIBRO.
ISBN: 84-930085-8-3. Depósito legal: MU-2671-2000.
·
- Carmen Trillo San
José. Agua, tierra y hombres en Al-Andalus. La dimensión agrícola del mundo
Nazarí. Ajbar Colección.
·
- César Gómez
Campos. La ciencia agronómica andalusí. La deuda olvidada de occidente.
Aportaciones del Islam a la civilización occidental.. Editorial
Centro de Estudios Ramón Areces. Madrid. Depósito legal: M.34.257-2004.
·
- Cherif Abderrahman
Jah. Los aromas de al-Andalus. Alianza Editorial - Fundación
de Cultura Islámica. 2001. ISBN: 84-2066-798-6
·
- Expiración García
Sánchez. La alimentación en la Andalucía islámica. Estudio histórico y
bromatológico. I Andalucía Islámica, 1983; 2-3: 139-175.
·
- Expiración García
Sánchez. La herencia árabe en la agricultura y el bienestar de occidente:
El sabor de lo dulce en la gastronomía andalusí. Editorial de
la UPV. Valencia. ISBN: 84-9705-244-7
·
- Farouk Mardam-Bey.
Traducción de Sylvia Oussedik. La cocina de Ziryâb. Editorial
Zendrera Zariquiey. Barcelona. 2002. ISBN: 84-8418-090-5
·
- Francisco Picó
Meléndez.La herencia árabe en la agricultura y el bienestar de occidente:
La palmera datilera. El árbol de la vida. Editorial de la UPV.
Valencia. ISBN: 84-9705-244-7
·
- Francisco Vidal
Castro. La deuda olvidada de occidente. Aportaciones del Islam a la
civilización occidental. El agua en la civilización árabo-islámica.
Editorial Centro de Estudios Ramón Areces. Madrid. Depósito legal:
M.34.257-2004
·
- Germán Navarro
Espinach. Los musulmanes de la Ruta de la Seda entre
Oriente y Occidente. La herencía áeabe en la agricultura y el bienestar de
Occidente.. FUNDACIÓN LA HUELLA ÁRABE. Editorial Universidad
Politécnica de Valencia. Ref.:2002.2205. Depósito legal: V-3350-2002.
I.S.B.N.:84-9705-244-7
·
- Habeeb Salloun y
James Peters. From the Lands of Figs and Olives. Interlink Books.
Nueva York, 1995.
·
- Ibn al-Awwám (siglos
XII y XIII). Libro de la Agricultura. Traducido
por Banqueri. AECI. Madrid, 1988 (facsimile de la de 1802).
·
- Ibn Razīn Al-Tuğībī
(siglos XII y XIII). Relieves de las mesas, acerca
de las delicias de la comida y los diferentes platos Fuḍālat al-ẖiwām fī
ṭayyibāt al-ṭa'ām wa-l-alwān. Fernando de la Granja Santamaría.
Tesis doctoral. Madrid, Facultad de Filosofía y Letras (1960).
·
- Inés Eléxpuru. La Cocina de Al Andalus. Alianza Editorial SL. Madrid,
1994. ISBN: 84-206-9402-9
·
- Inés Eléxpuru Eeckman
y Margarita Serrano Hernández. AL-ANDALUS magia y seducción
culinarias. Instituto Occidental de Cultura Islámica. AL-FADILA.
Madrid, 1991. ISBN: 84-86714-05-2
·
- J. Esteban Hernández
Bermejo. La deuda olvidada de occidente. Aportaciones del Islam a la
civilización occidental. Biodiversidad agrícola en Al-Andalus.
Editorial Centro de Estudios Ramón Areces. Madrid. Depósito legal:
M.34.257-2004
·
- Joaquín Vallvé
Bermejo. La agricultura en al-Andalus. Al-qantara: Revista de
estudios árabes, ISSN 0211-3589, Vol. 3, Fasc. 1-2, 1982.
·
- Jeffrey Alford y
Naomi Duguid. Flatbreads and Flavors: A Baker's Atlas,
William Morrow and Company, Nueva York, 1995.
·
- Jorge Fernández
Bustos y José Luis Vázquez González. Herencia de la cocina andalusí.
Fundación Al-Andalus. Imprenta Chana. Granada, 2000. ISBN: 8-4607-3716-0.
·
- Jorge Hermosilla Pla.
Emilio Iranzo García. Alejandro Pérez Cueva. Miguel Antequera Fernándes. Juan
Antonio Pascual Aguilar. LAS GALERÍAS DRENANTES DE LA
PROVINCIA DE ALMERÍA: ANÁLISIS Y CLASIFICACIÓN TIPOLÓGICA. Cuad.
de Geogr. ● 76 ● 125 - 154 ● València 2004
·
- José F.
Ballester-Olmos y Anguís. La deuda olvidada de occidente.
Aportaciones del Islam a la civilización occidental. El jardín islámico.
Editorial Centro de Estudios Ramón Areces. Madrid. Depósito legal:
M.34.257-2004
·
- José Jiménez
Lozano. Guía espiritual de Castilla. Alarife. Valladolid, 1984.
ISBN 9788481831238
·
- José Luis Manzanares
Japón. La ingeniería civil en Al-Andalus. La herencía áeabe en la
agricultura y el bienestar de Occidente.. FUNDACIÓN LA HUELLA ÁRABE.
Editorial Universidad Politécnica de Valencia. Ref.:2002.2205. Depósito legal:
V-3350-2002. I.S.B.N.:84-9705-244-7
·
- Josep A. Gisbert
Santonja. La herencia árabe en la agricultura y el
bienestar de occidente. Azucar de caña. Su secular viaje hacia occidente. Historia
e impronta arqueológica de una técnica medieval. Editorial de
la UPV. Valencia. ISBN: 84-9705-244-7
·
- Julia María Carabaza
Bravo. Las palomas en la agricultura andalusí.. BIBLID
[0211-9536(2001) 21; 233-256] Fecha de aceptación: 2 de febrero de 2001
·
- Justo del Río
Moreno. Influencia de la cultura agraria árabe en la agricultura que
implantaron los europeos en América. La herencía áeabe en la agricultura y el
bienestar de Occidente.. FUNDACIÓN LA HUELLA ÁRABE. Editorial
Universidad Politécnica de Valencia. Ref.:2002.2205. Depósito legal:
V-3350-2002. I.S.B.N.:84-9705-244-7
·
- Kiple, Kenneth F.;
Ornelas, Kriemhild Coneè (2000). «II.A.10 "Tomato"». The Cambridge World History of Food. Cambridge:
Cambridge University Press. ISBN 9780521402149.
·
- L. Benavides
Barajas. Al-Andalus. La Cocina y su Historia. Ediciones
Dulcinea. Motril, 1992. ISBN: 84-604-4946-7
·
- L. Benavides Barajas.
La Alhambra bajo la media Luna. La Historia y Cocina Siglos XIII-XV. Ediciones
Dulcinea. Granada, 1999. ISBN: 84-921100-7-4
·
- L. Benavides
Barajas. NUEVA-CLASICA COCINA ANDALUSÍ. La auténtica cocina andaluza.
Ediciones Dulcinea. ISBN: 84-921100-0-7
·
- Llorenç Millo
Casas. Gastronomía valenciana. Consell Valencià de Cultura.
1997. ISBN: 84-482-1661-X.
·
- Lucie Bolens. La cocina andaluza, un arte de vivir. Siglos XI-XIII.
Edaf. Madrid. 1991.
·
- Manuel Pineda Priego,
Josefa Muñoz Amarillo, Pedro Piedras Montilla y Rafael Pineda Reyes. Las ciencias en la Córdoba andalusí. La alimentación y el consumo
del vino. Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles
Artes de Córdoba. 2019. ISBN: 978-84-120698-6-0. Depósito Legal CO 135-2019.
·
- Manuel Sanchís
Guarner. HISTÒRIA DEL PAÍS VALENCIÀ. Época Musulmana. Volumem I. Edicions 62
SA. Barcelona, 1988ISBN: 84-297-2882-1.
·
- Margarita Box
Amorós. El regadía medieval en España: Época árabe y conquista cristiana. Hitos históricos de los regadíos españoles. Ministerio
de Agricultura, Pesca y Alimentación. ISBN:84-7479-915-5
·
- María de la
Concepción Vázquez de Benito. La deuda olvidada de occidente.
Aportaciones del Islam a la civilización occidental. La medicina Árabe.
Editorial Centro de Estudios Ramón Areces. Madrid. Depósito legal:
M.34.257-2004
·
- María del Carmen
Hidalgoe Brinquis. El papel, lazo de unión entre
Oriente y Occidente. La herencía áeabe en la agricultura y el bienestar de
Occidente.. FUNDACIÓN LA HUELLA ÁRABE. Editorial Universidad
Politécnica de Valencia. Ref.:2002.2205. Depósito legal: V-3350-2002.
I.S.B.N.:84-9705-244-7
·
- María Magdalena
Martínez Almira. La administración de Justicia andalusí en materia de riegos.
El Tribunal de las Aguas de Valencia en la edad media. La herencia árabe en la agricultura y el bienestar de occidente. Editorial
de la UPV. Valencia. ISBN: 84-9705-244-7
·
- Melchor Bellver y
Vicente del Cacho. INFLUENCIA que ejerció la
dominación de los árabes en la AGRICULTURA, INDUSTRIA Y COMERCIO de la
provincia de Castellón de la Plana. Imprenta de F. Segarra.
Castellón, 1889. Servicio de reproducción de libros. Colección Biblioteca Valenciana.
Depósito legal: V.2507-1982. Copia Facsimil.
·
- Pedro Chalmeta
Gendrón. Kitab fi adab al-hisba (Libro del buen gobierno del zoco) de
al-Saqati. Libro de 198 páginas numeradas consecutivamente,
publicado en cuatro entregas en la revista Al-Andalus en 1967; 32: 125-162; 32:
360-397; 1968; 33: 143-195; 33: 368-434.
·
- Salah Jamal. Prólogo
de Ignasi Riera. Aroma árabe. Recetas y relatos. Editorial Zendera Zariquiey.
Barcelona, 1999, 2000, 2001, 2002, 2003 y 2004. ISBN: 84-8418-032-8
·
- Salvador Zaragoza
Adriaensens. La herencia árabe en la agricultura y el
bienestar de occidente. Los cíticos: Su dispersión y asentamiento en el entorno
islámico mediterráneo. Editorial de la UPV. Valencia. ISBN:
84-9705-244-7
·
- Sami Zubaida y
Richard Tapper. Culinary Cultures of the Middle East.
I.B. Tauris, Londres, 1994
·
- Thomas F.
Glick. Los cultivos árabes en la América del Norte colonial: Glosas sobre
el pensamiento agronómico de Jefferson. La herencía áeabe en la agricultura y
el bienestar de Occidente.. FUNDACIÓN LA HUELLA ÁRABE. Editorial
Universidad Politécnica de Valencia. Ref.:2002.2205. Depósito legal:
V-3350-2002. I.S.B.N.:84-9705-244-7
·
- Vicente Coscollá
Sanz. LA VALENCIA MUSULMANA. Carena Editors. 2003. ISBN:
9788487398759
.
.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario