SAMUEL IBN NAGRELA
Ibn Nagrela, Samuel. Samuel b. Yosef ha-Levi b. Nagrela.
Córdoba, 993 – Granada, 1056. Político, sabio y poeta judío.
Samuel b. Nagrela, llamado en las fuentes árabes Abū Ibrāhīm Ismā‛īl b.
Nagrela, es uno de los personajes más importantes del judaísmo hispano
medieval, tanto desde el punto de vista social y político como literario e
intelectual. Su figura puede analizarse tanto a través de las fuentes árabes y
que dejaron constancia del relevante papel que desempeñó en su tiempo como de
su propia obra poética, muy abundante. Asimismo, esa relevancia explica que los
expertos le hayan dedicado una particular atención, en especial los
historiadores judíos y los hebraístas, existiendo un importante volumen de
estudios sobre su figura, su trayectoria y su producción escrita que facilita
el conocimiento de su trayectoria.
Buena parte de lo que sabemos de Samuel antes del inicio de su trayectoria
política procede de la biografía que Abraham b. Dawud incluye en el Libro
de la tradición. La familia de los Banū Nagrela procedía de Mérida y se
proclamaba de ascendencia levítica. Sobre la denominación de Ibn Nagrela se han
formulado dos hipótesis. Algunos especialistas consideran que sería un
diminutivo del latín nagra, mientras que otros lo interpretan como
otro ejemplo de una denominación típica de los judíos medievales, incluyendo
una parte latina, en este caso Negrella o Negrilla, con el significado de “hijo
de la Negrilla”, lo que tal vez aludiría a un origen norteafricano. Pese a los
orígenes emeritenses de la familia, Samuel nació en Córdoba, donde se educó con
algunos de los maestros judíos más importantes de la época, como anok b. Mošeh
y el filólogo Yehudah ayyūŷ. Su biógrafo destaca su sólida formación y su
profundo conocimiento en lengua y literatura árabes, lo que le sería de gran
utilidad en el desarrollo de su trayectoria. Así lo ratifica uno de los
primeros episodios destacados de su actividad intelectual, la polémica
sostenida en 1013, siendo todavía muy joven, con Ibn azm, a la que el célebre
polígrafo cordobés alude en su obra sobre la historia de las religiones.
Asimismo, se ha sostenido que la célebre Refutación escrita
años más tarde por Ibn azm, de fuerte contenido anti-judío, estuvo motivada
por un escrito anti-coránico previamente redactado por el propio Ibn Nagrela,
si bien hay motivos para dudar que el ya entonces visir de la dinastía ZÌrí
fuese el verdadero autor de esa presunta obra.
La trayectoria de Ibn Nagrela experimentó un cambio decisivo en el año
1013, cuando la entrada de los beréberes en la capital del califato lo hizo
abandonar su ciudad natal, instalándose en Málaga, donde se dedicó al comercio.
En esta ciudad fue donde se produjo la circunstancia, al parecer algo casual,
que había de conducirlo por el camino de la actividad política, que hasta
entonces le había sido totalmente ajena. Según el relato de Ibn Dawud, su
tienda colindaba con la vivienda de Ibn al-‛Arīf, secretario del soberano ZÌrí
de Granada, quien, sorprendido por sus dotes, lo tomó a su cargo. Su biógrafo
pretende que ya en 1020 Samuel se habría instalado en la corte granadina, fecha
considerada demasiado temprana por los especialistas, siendo más probable que
ello no sucediese hasta poco antes de la muerte de abūs en 1038. Fue la
desaparición de su mentor, Ibn al-‛Arīf, la que le abrió la posibilidad de
convertirse en persona de confianza del soberano. Antes de morir, el secretario
confió al soberano abūs la capacidad y habilidad de Ibn Nagrela, tomándolo
entonces a su servicio. En principio, era su hijo el destinado a sucederlo
pero, según las fuentes árabes, Samuel hizo gala de su astucia para apartar al
joven y ocupar su lugar.
A partir de entonces se inició su trayectoria política, que cabe calificar
como ampliamente exitosa. Buena prueba de ello son las elogiosas
caracterizaciones que le dedican las fuentes árabes, pese al hecho de que,
tradicionalmente, la normativa islámica relativa a las minorías judía y
cristiana prohibía que ningún no musulmán desempeñase función pública alguna
que implicase preeminencia o autoridad sobre los musulmanes. Gracias a sus
condiciones personales, a su inteligencia y sus profundos conocimientos, Ibn
Nagrela despertó la admiración de los árabes, quienes suelen nombrarlo mediante
la relación de paternidad (Abū Ibrāhīm) e incluso como šayj, claras
muestras de respeto y consideración.
Ibn Nagrela alcanzó la máxima preeminencia política en su tiempo, logrando
la plena confianza del soberano Zirí y convirtiéndose en el verdadero hombre
fuerte dentro de la corte granadina. Las fuentes árabes destacan el monopolio
judío en la recaudación de impuestos y la gran riqueza de Ibn Nagrela. Tanto su
preeminencia política como potencia económica suscitaron la enemistad de los
beréberes, pero su sagacidad y su eficacia le hicieron contar siempre con el
apoyo del soberano. Asimismo, dichas fuentes describen cómo Ibn Nagrela supo
ganarse la confianza de Bādīs, hijo y sucesor de abūs, gracias a su habilidad
política. En efecto, los partidarios de Buluggīn, hermano de Bādīs,
pretendieron involucrarlo en una conjura para deshacerse del soberano, pero, en
lugar de unirse a los rebeldes, Ibn Nagrela comunicó a Bādīs sus intenciones y,
gracias a ello, pudo evitar ser asesinado. A partir de entonces y a lo largo de
dieciocho años (1038-1065), Ibn Nagrela se convirtió en el principal apoyo del
soberano ZÌrí, siendo elevado al máximo rango, de forma que, a la función de
secretario que desempeñó con abūs se unió a partir de entonces la de visir. A
partir de la propia producción poética de Ibn Nagrela, algunos especialistas
han pretendido, incluso, que Ibn Nagrela desempeñó funciones de índole militar,
llegando a dirigir campañas bélicas, si bien otros autores cuestionan
abiertamente este extremo, considerándola como irreal e imposible en el
contexto de su época, producto del mero afán de los propios cronistas y autores
judíos por engrandecer su figura. Si bien su presencia en campañas militares
parece incuestionable, su papel no habría pasado del de mero consejero de
operaciones.
Su relevante función en el ámbito político lo convirtió en el personaje
judío más importante de su tiempo, siendo elevado a la categoría de nagid o
representante de la comunidad ante las autoridades musulmanas, circunstancia
que se habría producido en el año 1027, según Ibn Dawud, si bien es un autor
poco fiable en el aspecto cronológico. El título, de procedencia norteafricana,
no sería ostentado en al-Andalus por ningún otro después de su muerte.
Junto a su actividad política, la segunda faceta más importante es la
actividad intelectual, en la que también alcanzó una posición destacada. Ello
fue incluso reconocido por los propios autores árabes, como denota su mención
por su coetáneo toledano Sā‛id al-Andalusī entre los más importantes sabios
hebreos, destacando su conocimiento de la ley mosaica. En este ámbito se le
atribuyen la primera recopilación de derecho judío relativo a las reglas de la
vida cotidiana realizada en al-Andalus y una introducción al Talmud.
Junto al conocimiento de la ley, también cultivó la lengua y la literatura y,
como discípulo de ayyūŷ, mantuvo una conocida controversia con el lingüista
Yonah b. ŶahaÊ de Zaragoza, si bien no se conoce casi nada de la parte
filológica de su producción. No menores eran sus conocimientos en lengua árabe,
ponderada por los propios autores árabes, siendo este particular dominio el que
le abrió las puertas de la función de escribano y secretario, en la que
sobresalió, al punto que Ibn ayyān señala que podría haber pasado como el más
egregio secretario habido en el Islam. Asimismo, dichas fuentes mencionan sus
vastos conocimientos científicos en ámbitos como las matemáticas, la geometría,
la lógica y la astronomía.
Su producción poética ha sido profusamente analizada por los hebraístas, en
especial A. Sáenz-Badillos, quien destaca, en primer lugar, su abundancia, con
más de mil setecientos poemas en los que emplea la métrica árabe, aunque sin
apartarse de la auténtica tradición judía. La temática que aborda abarca temas
muy diversos y variados, entre los que destacan lo poemas bélicos, báquicos,
sobre la naturaleza, sátiras y plegarias, etc. Por todo ello, es considerado el
primero de los grandes poetas del “siglo de oro” de la literatura hebrea de
al-Andalus. Asimismo, es preciso mencionar su importante labor de promoción y
mecenazgo de la cultura hebrea y judía, no sólo en al-Andalus, llevando a cabo
una amplia tarea de difusión de la Torah mediante la compra de libros y la
ayuda económica a los que deseaban dedicarse al estudio o la literatura. Entre
sus patrocinados se cuentan figuras relevantes de la cultura hebrea como Isaac
ibn Albalyah, Isaac ibn Gayyat y Shelomoh ibn Gabirol, este último uno de los
mejores poetas de la citada época dorada de la literatura hebrea sefardí.
Samuel murió en Granada en el año 1056, siendo sucedido en sus funciones
como visir por su hijo Yūsuf, lo cual prolongó por espacio de otros diez años
el predominio de los Banū Nagrela en la corte granadina. Sin embargo, su
actuación no fue tan exitosa como la de su padre, en parte debido, al parecer,
a su vanidad y ostentación, lo que alimentó el antijudaísmo popular que,
convenientemente excitado por los agitadores, acabaría desembocando en 1066 en
un pogromo que acabó con su vida y con la de buena parte de la comunidad judía
granadina.
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Universidad de Castilla La Mancha, 2005, págs. 169-204.
Alejandro García Sanjuán
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