ACEITUNAS CON ALIÑO
ANDALUSÍ (s XIII)
Ingredientes:
- Aceitunas verdes.
- Aceitunas blancas.
- Aceitunas negras.
- Limones.
- Aceite de oliva virgen extra.
- Vinagre.
- Hinojo
- Sal.
- Laurel.
- Comino.
- Orégano
- Tomillos surtidos.
- Hierbabuena.
- Membrillos.
- Frutos de zumaque.
- Nébeda
Al Ándalus fue el
primer productor de aceite de oliva del mundo. Desde la zona del Aljarafe
de Sevilla hasta Jódar en Jaén, que recibía el nombre de Gañir al-Zayt, 'lago o
mancha de aceite'. Desde Andalucía, el Levante peninsular, Badajoz y Coimbra se
cultivaban los olivos que daban este preciado zumo. "El califa solía salir de su palacio sevillano a caballo, con sus
principales seguidores, para recrearse observando el trabajo de plantaciónde
los olivos."
Además del
preciado Oro Líquido que de ellas se extraía, las aceitunas
eran muy valoradas formando parte fundamental en la gastronomía andalusí. En el
libro de agricultura (Kitāb al-Filāḥa) del agrónomo andalusí Ibn al-‘Aww m (2ª
mitad s. XII, Sevilla), reconocido hoy día como uno de los más completos
autores de la escuela agronómica andalusí, encontramos una serie de recetas muy
interesantes sobre la forma de encurtir y adobar las aceitunas que pueden ser
las delicias de aquellos gastrónomos que quieran recrear el sabor de Andalusí
en sus mesas. Estudiar la cocina de al'Andalus es primordial si se quiere
conocer y comprender el nacimiento de toda la cocina moderna. Fue en al'Andalus
donde la medicina y la gastronomía alcanzaron cotas hasta entonces no
conocidas.
La primera receta era comercializada por
los agricultores y agrónomos, es fácil de elaborar, como casi todas las que
aquí reproducimos. La cuarta y última, es el aliño de las aceitunas negras, las
preferidas de los árabes. Aunque algunas nos puedan sorpender por sus
ingredientes, estamos seguros de que no defraudara su sabor una vez elaboradas.
Primera receta:
Se recogen las
aceitunas con las manos y se machaca sólo la cantidad necesaria; se colocan en
un recipiente y se lavan echándoles agua caliente. Luego se les retira ésta y
se echa otra agua y sal molida, se tapa el recipiente con hojas de hinojo,
laurel y cidro, y se deja unos días. Más tarde se les esparce comino y sal, y
se cogen cuando se necesiten comer: se vierte sobre ellas orégano y se comen.
Segunda receta:
Se cogen en octubre,
se parten con una caña bien fuerte, se lavan con agua, y se colocan en un
recipiente con nébeda (también conocida como hierba gatera), tomillo aceitunero
o salsero, hojas de laurel, cidro y hierbabuena. Se les echa un alquer de agua
dulce y dos de vinagre y sal en la medida que sea suficiente; embárralas y
déjalas hasta que estén buenas para comer.
Tercerara receta:
Se cogen aceitunas
blancas y de muy buena calidad en octubre, se lavan con agua y se colocan en un
recipiente; se les echa aceite, y se esparce sobre ellas sal, culantro,
hierbabuena y hojas de cidro, laurel y orégano. Se bate miel con vinagre y se
les echa encima hasta que las cubra sobradamente. Más tarde se tapan con hojas
de hinojo y frutos de zumaque (planta usada como acidulante de sabor agridulce)
y se embarran hasta que convenga su consumo.
Cuarta receta:
Se recogen, se lavan
con agua y se secan hasta que se apergaminan; después se coge tomillo
aceitunero y común y hojas de laurel, de cidro y de nébeda; se muele todo
mezclándolo con un poco de vinagre y se deja macerar. A continuación, lo
extiendes –quiero decir, lo amasado – en el fondo de una tinaja limpia ya
untada previamente con aceite, colocas encima un manojo de aceitunas y luego un
puñado de lo amasado, y lo vas apretando con la mano hasta que llenes la tinaja
justo hasta el cuello. Después coges una cántara de agua dulce, se coloca en
ella dos octavos de aceite y uno de vinagre; se echa todo el agua vertiéndose
sobre las aceitunas, y se dejan veinte días tras haberlas tapado con hojas de
laurel y cidro y granos de membrillo troceados. Pasado ese tiempo, se prueba
dicha agua y, si su sabor es como el del almorí macerado, se condimenta con
ellas. Si su sabor difiere de éste, se les añade vinagre y aceite, y después se
dejan hasta que estén buenas para comer, pues ése es el objetivo.
Fuente:Tratado de agricultura Kiáb al-Filáda de Abúr l-Jayr, traducción de Julia María Carabaza.
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