EL HAREN.
El sexo en los harenes no se limitaba al oficialmente establecido
sino que existían otras prácticas alternativas. Como bien es conocido, las
mujeres no convivían solas en los harenes, encargados de su guarda y protección
estaban los eunucos. Estos guardianes solían estar castrados con la doble
amputación de testículos y pene. Sin embargo, lo que ya no es tan bien conocido
es que muchas mujeres se las apañaban para tener relaciones con sus eunucos que
las satisfacían mediante el método del cunnilingus.( práctica de sexo oral ).
Por otro lado no se puede descartar el lesbianismo, IBN HAZM
recoge una tradición del profeta en la que se señalan los castigos para las
lesbianas. No era un pecado tan grave el lesbianismo entre solteras aunque si
entre las casadas. El castigo para las solteras era un azote y el destierro
durante un año, en cambio, para las casadas estas prácticas suponían la muerte
por lapidación tras haber recibido 100 azotes.
SEÑORAS RECLUIDAS EN SUS ALCÁZARES.
Las mujeres de la jassa o clase alta eran las que llevaban una existencia
regalada y opulenta pero, por contra, las más presionadas por el código de
honor islámico que les exigía guardar la honorabilidad de la familia alejándose
de las miradas ajenas. IBN HAZM habla de las mujeres recluidas en sus
alcázares. Sus relaciones sexuales estaban limitadas a la endogamia que
practicaban con los de su clase. Como siempre hubo excepciones a esta regla,
una de las más famosas fue la protagonizada por la princesa WALLADA. Sus
amorios con el poeta IBN ZAYDUN y con otros hombres le reputaron en su día fama
de mujer deshonesta y mujer emancipada. Otras poetizas siguieron su estela :
HAFSA AL-RAKUNIYYA y NAZHUN.
En general era frecuente que , entre las mujeres con menores
posibilidades para conocer hombres y enamorarse, se despertara el amor hacia
algún pariente varón por el relato elogioso que de él se les hacía y que
llegaran a amarlo sin haberle visto. Cuando se concertaba el matrimonio, el
novio elegido por la familia a veces solicitaba ver a su prometida antes de la
boda. En el caso de cierto personaje, su deseo se hizo realidad sin que se
enterara su futuro suegro y las mujeres de la casa hicieron introducirlo en la
casa: el novio tropezó en el zaguán de la casa y fue a parar al pesebre de las
caballerizas donde lo encontró su futuro suegro que salía hacia la mezquita y
que se mostró comprensivo con el prometido de su hija.
Sin embargo, la privacidad de estas mansiones en las que las
mujeres circulaban por sus patios y azoteas no era total. Los almuédanos desde
los alminares podían dedicarse a observas a las mujeres e incluso se atrevían a
conversar con ellas, aprovechando la altura que les permitía superar los recios
muros exteriores de la vivienda. En la literatura árabe existen referencias a
estas situaciones como la que se ejemplifica en el conocido cuento titulado
" El almuédano y la mujer del barbero ".
Tampoco resultaba impenetrable el domicilio para las "celestinas "
que tan magistralmente describe IBN HAZM: mujeres ancianas con báculo, rosario
y vestido encarnado que visitaban las casas o se acercaban a las mujeres en la
calle y hacían de correo entre los amantes. Ante ellas, de nada servían ni los
velos, ni las cortinas, ni los muros más sólidos, tal y como reconoce el poeta
cordobés.
María Dolores Rosado Llamas...Erotismo en al-Andalus.
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