LITERATURA AGRONÓMICA
ANDALUSÍ.
(711-1492) Al-Andalus es el nombre con el que se
conoció a todas aquellas tierras, gobernadas por musulmanes, que habían
formado parte del reino visigodo: la península Ibérica, la Septimania francesa
y las Islas Baleares. Su zona este se denominó Xarq al-Andalus.
La llegada de los musulmanes a partir del s. VIII
marca el comienzo de un nuevo y más profundo desarrollo agrícola en la
Península Ibérica. Testimonio de la importancia que se le daba a la
agricultura es, por ejemplo, Abû l-Jayr, Kitäb al-filäha, pág. 19:
«la agricultura es una
ciencia bien fundada, una gracia divina y una enorme recompensa»
y en ese mismo sentido se expresan los restantes
agrónomos andalusíes.
Durante la Edad Media, hubo un florecimiento de la
agricultura en Al-Andalus redactándose un conjunto de obras que recogieron el
legado de los tratadistas clásicos y otros autores famosos que se preocuparon
también por la Botánica y la Agricultura. A partir del siglo X los científicos
andalusíes comienzan a hacer aportaciones originales a la ciencia, como
Avempace (Ibn Baÿÿa), nacido en la capital de la Taifa de Saraqusta (hoy es
Zaragoza); Avenzoar (Ibn Zuhr), nacido el año 1073 en la localidad de Peñaflor,
cerca de Išbīliya (hoy Sevilla); Averroes (Ibn Rushd), nacido el 1126 en
Qurṭuba (actual Córdoba); el geógrafo al-Bakri de Welba (Huelva), nacido
en 1014 o el oftalmólogo al-Gafiqi (?-1166) nacido en Gafiq (Belalcázar) .
Una de las primeras medidas que adoptaron los musulmanes fue la recopilaron
y traducción de gran cantidad de textos antiguos sobre agricultura -la mayoría
orientales-, por ejemplo, la política unificadora y universalista del Califa
Abderrahmán II, cuyo nombre honorífico era: al-Nasir Li-din (el que combate
victoriosamente por la religión de Alá) atrajo numerosas embajadas extranjeras,
que acudían a al-Andalus con el fin de pactar o negociar con él. Fue a través
de una de ellas nos llegó un tratado que habría de permitir una extraordinaria
evolución en el terreno de la ciencia: el libro de «Dioscórides», donde estaban
recopiladas la mayor parte de las plantas conocidas y junto a su descripción,
una detallada enumeración de sus propiedades farmacológicas y alimenticias. Y
en el siglo X ya surgió «La
escuela agronómica andalusí», en Qurṭuba (la actual Córdoba), capital
del califato occidental.
En Córdoba confluyen una serie de elementos y circunstancias que fueron el
embrión de la llamada “escuela
agronómica andalusí”, definida por la figura de un maestro en torno a
cuyo magisterio se agrupan una serie de discípulos que, además, forman una
verdadera comunidad científica, compartiendo una unidad de criterios y de
esquemas de pensamiento (García-Sánchez, 1994). El hecho más decisivo en el
nacimiento de esta escuela agronómica fue la redacción, por ʻArīb b. Saʻīd,
del Kitāb al-Anwā’ (s. X), conocido como Calendario de
Córdoba, y fuente básica de los otros dos calendarios agrícolas andalusíes
conocidos: Kitāb al-Anwāʼ wal-azmina del cordobés Ibn ʻĀṣim
(ss. X-XI), y el anónimo Risāla fī awqāt al-sana (s. XIII).
De la escuela
agronómica andalusí conocemos un buen número de obras que sentaron las bases teóricas y prácticas de
la agricultura del momento y que, lejos de quedar olvidadas tras la conquista
cristiana, tuvieron una importante proyección posterior tanto dentro como fuera
de la Península Ibérica hasta, incluso, el siglo XIX y primeros del XX. Durante
su gran auge, en los siglos XI-XII, se escribieron numerosos tratados de
agricultura, plasmándose también las costumbres comerciales agrícolas en los
tratados de «Hisba» (de
usos y costumbres)».
Los tratados sobre
agricultura eran muy completos, con un contenido y una estructura uniformes. Describen los distintos tipos de tierra y formas
para modificarla, como nivelas las para que puedan ser regadas correctamente.
Distintos tipos de agua y la conveniencia de uno u otros en función del tipo de
tierra y vegetales que se regarán. Abonos según la época, la tierra o las
plantas. Los vegetales los estudian por grupos: cereales, hortalizas, frutas,
modo de siembra, abonado cultivo, injerto, poda, modo de eliminar plagas,
recolección de cosechas y modo de guardar los productos. La importancia que
cada uno tiene en la alimentación teniendo en cuenta sus cualidades,
composición y sabor, así como sus propiedades curativas o efectos sobre el ser
humano, dando incluso recetas culinarias y médicas.
Jardines, y casas de
campo, con indicación de las plantas más
adecuadas para ambos casos y dando normas para emplazarlas en la mejor
situación, tanto las plantas como las edificaciones. Es frecuente que la parte
final de cada obra esté dedicada a los animales domésticos, sus
características, cuidados y aprovechamiento, contándose entre tales animales
las abejas, como productoras de miel.
Una de las principales obras agrícolas andalusíes es El Tasrïf, además de un alto
valor médico y quirúrgico, interesa en nuestro caso por ser fuente para autores de textos agrícolas posteriores
y confirma que la agronomía andalusí tiene sus orígenes en la medicina y en la
farmacología. Su autor, Abü-l-Qäsim
ibn ‘Abbäs al-Zahräwi, conocido entre los latinos como Abulcais o Albucasis, fue un gran
científico de renombre, sobre todo por su obra médica, de gran altura
científica, en la que se ocupa de la anatomía, la patología, la higiene, la
dietética, la cosmética, la farmacología y especialmente la cirugía.
También hemos de reseñar el Kitäb
tafsïl al-azmän wa-masälih al-abdän, escrita alrededor del año 962,
coincidiendo con la subida al trono de al-Hakam II, y obra de otro gran personaje, médico y político
afamado, e hijo de un cristiano converso Abü-l-Hasan ‘Arïb ibn Sa`ïd al Ktïb¨al-Qurtubï al-Andalisï,
conocido como ‘Arïb ibn Sa`ïd.
Paradigma de las que vendrán luego englobadas bajo el nombre de Calendarios, fue el Kitäb al-anwä’, tradicionalmente
conocido como el Calendario de
Córdoba, donde se ofrecen datos de tipo astrológico, meteorológicos,
médicos, agrícolas y veterinarios, todo ello ordenado por meses.
Probablemente redactado a finales del siglo X, por lo que sería el primero
de los andalusíes, contamos con un texto agronómico anónimo titulado Kitäb fï tarïb al-giräsa wa-l-magrusät (Libro
del ordenamiento de los tiempos de la plantación y de los plantíos). El tratado
aparece dividido en diez capítulos en los que se habla principalmente de
arboricultura, jardinería y horticultura, destinándose los tres últimos a
prácticas diversas, a economía doméstica y a la tala de árboles.
En el siglo XI surgió
en Sharq al-Andalus un nuevo género literario que describía con júbilo los
jardines y frutos de la época. El género poético
sobre jardines se conoció como rawdiyyat (de
rawd, ‘jardines’ en árabe). En él se aludía a los jardines en general, pero
existía otro género llamado ‘poema
floral’, que se conocía en árabe como nawriyyat, y se refería específicamente a las flores.
Volviendo a la botámica y a
los tratados sobre agricultura, Maymü ‘fi-l-filäha (Compendio
de agricultura), es el resultado de los conocimientos médicos y botánicos de su
autor, Ibn Wäfïd médico
de la corte de Toledo y reputado botánico conocido como Abengëfit, Aben Nufit o Abencenif. En
su compendio se tratan, a grandes rasgos, las siguientes materias: aguas,
tierras y estiércoles, economía doméstica y normativas sobre elección de los
trabajadores y encargados de las explotaciones agrarias. Tras ello vienen los
capítulos relativos a cerealicultura, arboricultura y horticultura, para
finalizar con un calendario agrícola y unos breves apartados de zootecnia. Esta
obra gozó de una enorme difusión y renombre en la España cristiana, como lo
demuestran las traducciones que de ella se hicieron a dos de las lenguas
romances peninsulares -castellano y catalán-, y su posterior influencia en la
principal obra agronómica del Renacimiento, la Agricultura General de
Gabriel Alonso de Herrera, redactada en 1513.
Ibn Bassäl, de nombre Abü ‘Abd Al.läh Muhammad ibn Bassäl, puede ser considerado como el
maestro de la escuela andalusí del siglo XI. Autor de Kitäb al-qasad wa-l-bayän (Libro
del propósito y la demostración), aunque el texto que ha llegado hasta nosotros
no abarca la totalidad de su obra, consta de 16 capítulos que se ocupan de los
distintos tipos de aguas, de las tierras y sus propiedades, de los abonos y
estiércoles, del conocimiento de las tierras por medio de la vegetación
espontánea, de las plantas cultivables y sus cuidados, los árboles sus injertos
su poda y tala, el cuidado de las plantas herbáceas, las especias, el regadío,
los bulbos y las raíces, verduras, plantas aromáticas, noticias referentes a
los pozos, los modos de cuidar la tierra para evitar las plagas, y la
conservación de frutas y frutos secos. Su tratado también se tradujo al
castellano medieval, posiblemente en tiempos de Alfonso X el Sabio.
No podemos olvidar al agrónomo y experto botánco Abü-l-Jayr también conocido por
su su apelativo al-Šaŷŷār, “el arboricultor” o “el botánico”; autor del Kitäb al-filäha (Tratado de
Agricultura), de un Calendario
andalusí, del Kitäb
al-nabät, y de la magnifica obra titulada ʽUmdat al-ṭabīb fī maʽrifat al-nabāt li-kull
labīb (Libro base del médico para el conocimiento de la
botánica por todo experto). En ella, a modo de diccionario alfabético,
van apareciendo las distintas plantas -medicinales o no- encabezadas por su
nombre más conocido en árabe clásico. A continuación, se dan los siguientes
datos: género al que la planta pertenece, con sus diferentes especies y
variedades; descripción morfológica; sinónimos en otras lenguas (griego
clásico, griego bizantino, latín, árabe, árabe vulgar de al-Andalus, beréber,
persa, siríaco y lengua romance andalusí o `aŷamiyya, de la que se distinguen a
veces varios dialectos como el gallego, el de la Frontera Superior, el franco,
etc.); localización geográfica de la planta en cuestión y tipos de tierra en
que se da, y usos o aplicaciones del vegetal, tanto de carácter farmacológico
como industrial (combustible, cosmética, textil…) y doméstico (comestible o
condimento).
El agrónomo Ibn Hayyäy,
perteneció a una rama de la familia visigoda descendiente de Witiza que había
emparentado con una familia de origen yemení, y fue el autor de al-Muqni `fil-filäha (Lo que
basta saber en torno a la agricultura).
El granadino al-Tignarï,
geópono, es el autor de Zuhrat
al-bustän wa-nuzhat al-adhän (Esplendor del jardín y recreo de
las mentes). Al-Tignarï, fue uno de los más destacados miembros de la escuela
agronómica andalusí; de nombre Abü `Abd Allah Muhammad Ibn Mälik al-Mürri, era
más conocido por su nisba geográfica, al-Tignari (de la alquería de Tignar en
la Vega granadina), o por al-hayy al-Garnati; es el agrónomo andalusí del
que nos han llegado más datos biográficos, junto con el almeriense Ibn Luyün.
Su tratado es uno de los más ordenados y sistemáticos, y en él se aúnan la
teoría con la práctica vivida y experimentada. Del texto original, incompleto,
sólo se ha conservado un manuscrito, aunque del resumen que se
hizo del mismo existen numerosas copias repartidas principalmente en
bibliotecas del N. de África. Tras un extenso prólogo en el que se mezclan
temas diversos, especialmente de reglamentación jurídica aplicada a la agricultura,
siguen otros comunes a los de los restantes tratados. Destacan, por su
extensión e interés, los dedicados a la vid y al olivo y, muy especialmente, al
tema de los injertos, donde introduce cuestiones novedosas desde el punto de
vista técnico y lingüístico. Además, posee un mayor interés por su especial
concepto de la sistemática botánica, al agrupar las distintas especies de
acuerdo con un sentido utilitarista y eminentemente práctico.
Ibn al-Awwän ó Abü
Zaccaria (Aben Mohamed Ben
Ahmed Ebn El Awam. Sevilla finales siglo XII y comienzos del siglo XIII) es el
autor de origen andalusí que con más detalle escribió sobre agronomía en su
Libro de Agricultura Kitäb
al-filäha. Es el único de los tratados agronómicos andalusíes que ha
llegado hasta nuestros días completo. Sobrevivió al incendio que tuvo lugar en
la Biblioteca del Escorial en 1671 y que destruyó tantos otros manuscritos
existentes en su colección hasta esa fecha. Kitāb al-Filāḥa es conocida en
algunas fuentes posteriores también como al-Filaha al-andalusiya (Agricultura andalusí). Esta obra
enciclopédica recoge todo el saber agrícola y zootécnico de su época, y fue fue
traducida al castellano por Don Josef Antonio Banqueri, Prior-claustral de la
Catedral de Tortosa, Individuo de la Real Biblioteca de S.M., y Académico de
número de la Real Academia de la Historia. Madrid en la Imprenta Real,
1802.
El brillante botánico Ibn
al-Baytär, llamado el Dioscórides español por Menéndez Pelayo, ha sido
el autor de diversas obras, pero solo citaremos su Kitäb al-yämi`li-mufradät al-adwiya
wa-l-agdiya donde se refiere a unos 1.400 simples, contados
entre vegetales, animales y minerales, cifra que rebasa bastante la de la
Materia Médica tenida entonces y siempre como modelo.
Enlazado cronológicamente con él encontramos al más importante de los
geóponos andalusíes, Abü Zakariyyä,
conocido como Ibn al-`Awwäm,
su enciclopedia de economía rural Kitäb al-Filäha, que fue, durante bastante tiempo, la única
referencia sobre la agronomía hispanomusulmana. Este tratado agrícola dividido
en 34 capítulos, recoge lo mejor de cuanto se había escrito antes por griegos y
árabes, además de incluir muchas ideas propias. Esta obra es de tal calidad e
interés que en el siglo XVII el ministro Campomanes la consideró útil y
necesaria para la agricultura española de aquel tiempo y mandó al franciscano
Josef Banqueri que la tradujera al castellano. Posteriormente se publicó, en
dos volúmenes en 1802, y en 1988 el Ministro de Agricultura Pesca y
Alimentación costeó la edición en facsímil. También existe una versión francesa
que se llevó a cabo entre 1864 y 1867.
A la segunda mitad del siglo XIV pertenece el Poema Agrícola Kitäb ibdä `al-maläha wa-inhä`al-rayäha fi
usül sinä`at al-filäha (Libro del principio de la belleza y fin
de la sabiduría que trata de los fundamentos del arte de la agricultura). La
obra está redactada en verso y en la Escuela de Estudios Árabes de Granada, se
conservan 50 folios dobles de este manuscrito escrito en verso por el
almeriense Ibn Luyün.
Escuela Agronómica Andalusi. Principales autores y
obras agronómicas. |
|
Siglo X |
|
Al Zaharawi(?)(Abulcasis) |
Médico cordobés.
Posible autor de un Tratado de Agricultura (Carabaza, 1995) |
Arib ben Said |
Historiador,
agrónomo, médico y veterinario cordobés. Autor del primer Calendario
Agrícola (traducción Pellat, 1961) |
Anónimo andalusí |
Autor de un Tratado
Andalusí de Agricultura (traducción de López López, 1990) |
Siglo XI |
|
Ibn Wafid |
Médico y agrónomo
toledano autor de Compendio de Agricultura (traduc. de
Millas Vallicrosa,1943) |
Ibn Hayyay |
Sevillano, autor de
la obra titulada Lo que basta saber sobre Agricultura (traduc.
Carabaza, 1988; estudio de Bolens, 1981) |
Ibn Bassal |
Agrónomo toledano,
autor de un Tratado de Agricultura (traduc. Millas
Vallicrosa y Azitnan, 1955) |
Abu l-Jayr |
Sevillano, autor de
un Tratado de Agricultura (traduc. Carabaza, 1991) |
Al-Tignari |
Granadino, autor de
la obra titulada Esplendor del jardín y recreo de las mentes (estudio
y traduc. García Sánchez, 1987, 1988) |
Siglo XII |
|
Ibn al-Awwam (Abu Zacarías) |
Agrónomo sevillano,
autor de su Tratado de Agricultura (traduc. de Banquerí,
1802; estudio Hernández Bermejo y García Sánchez, 1988) |
Siglo XIV |
|
Ibn Luyun |
Granadino, autor de
su Tratado de Agricultura (traduc. E Guaras, 1975) |
Ver también UN TRATADO NAZARI
SOBRE ALIMENTOS: AL-KALÃM `ALÀ L-AGDIYA de al-Arbülï, científico
andalusí del siglo XV, originario probablemente de Arboleas, en la provincia
de Almería.
FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA:
·
- El
jardín científico. Centro Virtual Cervantes. El
jardín andalusí. Instituto Cervantes (España), 2004-2019
- Abu
Zacaria Iahia. LIBRO DE AGRICULTURA «Kitäb al-filäha».
Traducido al castellano y anotado por Josef Antonio Banqueri. Madrid en
la Imprenta Real año de 1802.
- Al-Arbülï. Un
tratado nazarí sobre alimentos. Al-kaläm ‘alà l-agdiya de al-Arbülï.
Traductor: Amador Díaz García. Colección facsímil 4.
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agrícola andalusí. En Ciencias de la naturaleza en Al-Andalus:
textos y estudios III / coord. por Expiración García Sánchez, 1994, ISBN
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- Carabaza
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al-Muqni fil-Filaha. Introducción, estudio y traducción, con glosario.
Tesis dirigida por José María Fórneas Besteiro y leída en la Universidad
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- V.
Maroto Etsia. La agricultura y sus tratados en la Edad Media
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- Víctor
M. Barroso. Proceso de traducción de dos obras agronómicas:
«AL-FILLÄHA AL-NABATYYA y KITÄB AL-FILLÄHA de IBN AL-‘AWWÄM» EEA
CSIC. 2011
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