ZIRYÂB (زرياب),
ABÜ-L-HASAN 'ALÎ IBN NÂFI’
La civilización no solo
se construye con la ciencia y el pensamiento, sino también con el arte y el
estilo de vida. Un hombre de la civilización islámica trajo estilo a Europa. Su
nombre era Abü-l-Hasan ‘Alî Ibn Nâfi’, más conocido como Ziryâb زرياب (Mirlo
Negro). Él fue el promotor de un nuevo arte de vivir.
Apasionante y
polifacético personaje de al-Andalus que brilló en la corte andalusí
de Qurtuba (la actual Córdoba) durante la dinastía de ‘Abd al-Rahman II
(Abderramán II) a comienzos del siglo IX. Talento, cultura y energía
creativa que trascendió del campo del arte al campo social. Referencia de
estilo y célebre por sus dotes musicales, de él dicen las fuentes que fue:
– Poeta.
– Astrónomo.
– Geógrafo.
– Sirvió como una especie de “ministro de cultura” de al-Andalus.
– Orador y conversador deslumbrante.
– Gran maestro de la etiqueta y referencia de estilo: Su influencia en la
higiene, el cuidado personal y la moda a perdurado hasta nuestros días.
– Músico prodigioso, luthier, y gran cantor.
– Reputado gastrónomo y gourmet.
Según Ibn Hayyan,
Ziryâb simboliza todo lo que llega a al-Andalus desde el Oriente abasí, desde
los perfumes hasta los hábitos de alimentación y de higiene, introduciendo
también nuevas costumbres de vestimentas, adecuadas a las estaciones del año.
Al-Maqqari, en el Naft
al-tib (Aroma delicioso), su célebre compilación histórico-literaria sobre la
España musulmana, dijo de Ziryâb:
«Jamás hubo, ni
antes ni después de él,
hombre de su profesión tan unánimemente
amado y adulado. Incluso en los últimos días
del reino de Granada que cayó en 1492, los
poetas seguían viendo en su gloria un tema
de inspiración».
Biografía:
Se llamaba Abü-l-Hasan
‘Alî Ibn Nâfi’’, pero lo llamaban Ziryâb, una especie de mirlo negro, pues
tenía la piel oscura, la voz melodiosa, la palabra fácil y era de costumbres
refinadas y agradables con un temperamento afable.
En el año 822 se estableció en Qurtuba capital del emirato omeya de al-Andalus. Según
la Enciclopedia del Islam (*01.-), nació sobre el año 790 en una familia
de mawla (*02.-) , del califa abasí Al-Mahdi,
cuando Bagdad se había convertido en uno de los principales centros de la
civilización mundial. Recibió una sólida formación literaria y científica,
especialmente en geografía y en astronomía. Durante su formación musical se
convirtió en el discípulo favorito del ilustre Ishaq al-Mawsilî, el músico y
cantante más prestigioso de la corte abasí y el maestro indiscutible de la
escuela de los «udistas». Salió de Bagdad tras la muerte del califa al-Amín en
813, al comienzo del reinado de al-Mamún (*03.-), y a los 33 marchó a al-Andalus
requerido por el emir al-Hakam I, pero a su llegada lo esperaba una desagradable
sorpresa: al-Hakam había muerto.
Su hijo y sucesor, el
emir ‘Abd al-Rahman o Abderramán II (822-852) que era tan melómano como su
padre, tenía un carácter científico propio y acariciaba la idea de rivalizar en
prodigalidad y en refinamiento con los grandes califas de Bagdad, mantuvo el
contrato realizado por su padre al joven músico y lo agasajó con importantes
regalos. Ziryâb fue llevado a Qurtuba como si se tratara de un monarca y
permaneció en la corte tres días antes de conocer al emir, para que pudiera
descansar. Lo incluyó en su corte como poeta, músico, cocinero, inventor y
consejero general.
Brilló sobremanera
desde su llegada, muy pronto pasó a ser el árbitro absoluto de la moda, del
buen gusto y la urbanidad, la figura de Ziryâb fue realmente como un soplo de
aire fresco que entró a la corte del recién estrenado emir. Referencia de
estilo y célebre por sus dotes musicales, ejerció gran influencia cortesana,
social y cultural que modificó la moda, el cuidado personal y la higiene, los
gustos musicales, la poesía, la alimentación… y convirtió en distracción
obligada en reuniones de la alta sociedad el juego del ajedrez (al-šatrãn).
‘Abd al-Rahman II lo
prefirió por encima de algunos miembros de su familia y de muchos personajes
políticos e hizo de él su más íntimo cortesano (*04.-), gozaba también de la más alta
confianza de este emir, tal vez más que sus mismos familiares o de sus visires.
Ziryâb estableció la práctica de la etiqueta, rasgo relevante en el ceremonial
de corte y estrechamente vinculado a la burocracia, pompa y administración de
la corte, principalmente en lo que importa a la producción textual
administrativa.
Pasó a ser el reputado
gastrónomo y gourmet que aportó un gran refinamiento a la cocina andalusí
distinguiéndose por su elegante esmero en el arte culinario, hasta el punto de
convertirse en consejero del Califa en la materia. Su saber hacer marcó para
siempre las costumbres y la gastronomía de toda la amplia zona que abarca el
norte de África y el sur de Europa. También fue poeta, astrónomo, geógrafo… El
cantante bagdadí es el verdadero protagonista de la orientalización de
al-Andalus, como comprueba el pasaje sobre Ziryâb del Muqtabis II-1 de Ibn
Hayyan.
Fueron muchas las
empresas de gran magnitud que acomete, de las que cabe destacar la fundación en
Qurtuba del primer conservatorio del mundo, y de numerosas escuelas de música y
canto repartidas por la geografía andalusí. Además de utilizar sus grandes
dotes como pedagogo, enriqueció los esquemas rítmicos de la recitación y el
canto e innovó en el acompañamiento instrumental del mismo, abriendo el abanico
de los modelos melódicos y sus combinaciones. Su hija Alia fue la
continuadora de su padre en las tareas didácticas.
La música que comenzó a
componerse en Al-Andalus acabó influyendo en el estilo de la música que se
hacía en los reinos peninsulares más septentrionales, como muestran las
melodías de las Cantigas de Alfonso X. Ziryâb hizo que la música pareciera
mágica mientras cantaba en la corte del califa en Qurtuba. Una atmósfera de
deleite y poesía lo rodeaba mientras creaba sus composiciones durante la noche
con la ayuda de dos asistentes que tocaban el laúd. En los banquetes,
entretanto los comensales se deleitan con nuevos sabores, los olores del propio
festín, de las especias, de los perfumes, esencias e inciensos se dispersan por
la sala, el propio Ziryâb deleitará el oído de los presentes con su laúd.
El artista hizo llamar a poetas de Bagdad para que le acompañaran mientras tañe
el laúd. Se trata de un encuentro entre música y poesía sin precedentes y
germen de mucha de la música española tradicional.
Por influencia suya los
andalusíes modificaron sus hábitos domésticos, su mobiliario y su gastronomía,
así como su manera de vestir. Por ejemplo, los cordobeses, que llevaban los
cabellos largos y separados con una raya, comenzaron a peinarlos en corona
alrededor de la cabeza, como Ziryâb. Aprendieron a vestirse de acuerdo con la
estación: tejidos livianos de colores vivos en primavera, ropajes amplios y
claros en verano, abrigos y tocas de piel en invierno… Las jovencitas llevaban
vestidos de color azafrán y bufandas con versículos bordados. Según el cronista
al-Maqqarĩ, confeccionó diferentes modelos de alfombras y cobertores suaves y
flexibles en vez de lonas de lino. Creó diversos motivos de tapices y manteles
de cuero de fácil limpieza para proteger las mesas de madera.
Falleció en Qurtuba el año 857, dejando una ciudad moderna y elegante. Su muerte fue
llorada por todo el pueblo, por los nobles y los intelectuales, siendo
acompañado hasta su última morada incluso por el emir Mohamed I y su haŷĩb. Dejó
ocho hijos y dos hijas, y al menos cinco de sus hijos se convirtieron en
músicos de gran renombre. Incluso después de la muerte de Ziryâb, su nombre
siguió siendo importante en la corte. Sus hijas se casaron con destacados políticos
de al-Andalus, ‘Ulayya, por ejemplo, contrajo matrimonio con el haŷĩb Hašĩm ibn
‘Abd al-‘Azĩz, el hombre más poderoso de al-Ándalus durante el reinado de
Mohamed I, hijo de Abd al-Rahmãn II. Durante siglos lo recordaran como uno de
los más grandes músicos y adalides del buen gusto
Ziryâb el reputado gastrónomo y gourmet:
La gastronomía fue una de las grandes
aportaciones de Ziryâb que se centró en
añadir una cocina nueva y deliciosa. Comenzó por enseñar a los andalusíes las
recetas más complicadas de la cocina de bagdadí, él venía de la corte del
califa donde había vivido el lujo y el exotismo oriental. Introdujo nuevos ingredientes y usos,
como nuevas frutas y verduras incluidos los espárragos (al-isfiraj), que
trajo de Bagdad, y el uso de los frutos secos como un ingrediente más; el agua
de rosas, la flor de azahar o las violetas en la repostería; el consumo de
rabos de pasa para mejorar la memoria … y fusionando los productos típicos de
Oriente y de Al-Andalus elaboraba delicias desconocidas hasta entonces en
al-Ándalus, como las ensaladas de
alcauciles (alcachoas), o la “naqayã“, un pastel de pasta de almendras y
pistachos con azúcar y agua de cilantro.
Fue el creador de una nueva cocina. Además de las innovaciones antes mencionadas,
también inventó sus propios platos, algunos de los cuales todavía se comen en
partes de España, de Europa y del Magreb, Al-Maqqarĩ menciona con detalle su
famosa “zalãbiya“, una especie de buñuelos de miel que todavía se degustan en algunos países
del Magreb. Se le atribuyen los dulces
elaborados a base de frutos secos, especias y miel; así como las albóndigas, los sorbetes y un pisto andalusí, que en vez de
tomates y pimientos (ingredientes que aún no había en el país por no haber
llegado a América) llevaba membrillo.
El ziriabí, una exquisitez de asado elaborado a partir
de productos autóctonos andalusíes cuya base principal son habas secas en
salazón o judías blancas, aunque él aconsejaba elaborarlo preferentemente con
habas tiernas, cuando por temporada se podían conseguir.
O el “zirbãya” su plato más popular y
cuyo nombre es una deformación de ziryaba (en referencia a Ziryâb), elaborado
con queso fresco o leche, cordero o ternera, con una base de almendras, azúcar
y vinagre. Este plato superó las fronteras de Al-Andalus para triunfar en el
resto de Europa, donde se cambió la ternera o cordero por pollo y según algunas
fuentes también fue el origen del menjar blanc en Cataluña,
el blanc-manger en Francia, el biancomangiare en
Italia…
En el manuscrito
anónimo del siglo XIII LA COCINA HISPANO-MAGREBÍ durante la época
almohade, traducido por el renombrado arabista Ambrosio Hici Miranda,
encontramos recetas de, o relacionadas, con la cocina de Ziryâb, por ejemplo,
la Zïrbäŷa a la que le atribuye importantes propiedades
curativas y nutricionales; Y, Hechura de verdura a lo Ẓiryäb
(Ambas están disponibles en el margen derecho de la página pulsando sobre la
imagen).
Dispuso el orden de las
comidas que aún hoy se mantiene: los
menús diarios de tres platos que consistía en sopa, un plato
principal y un postre. La costumbre de varios platos se extendió rápidamente
por la Península Ibérica y luego por el resto de Europa y todavía se usa
ampliamente en la actualidad. En
los los banquetes las comidas se servían en bandejas sobre mesas
desnudas según la tradición romana, Ziryâb cambió todo esto estableciendo la organización de los manjares y el servicio
de mesa convirtiéndolos en una gran ocasión con mesas elegantes,
platos adicionales y copas finas, costumbres propias de una corte más elevada y
refinada. Introdujo el orden a la hora de servir los diferentes platos: fijó la
prioridad de sopas y de caldos, continuar con los entremeses y los primeros
platos de pescados, carnes y una larga lista de aves de corral sabrosamente
condimentadas, acabar con platos dulces, pasteles de nueces, almendras y miel,
o dulces de frutas aromatizados con vainilla y rellenos de pistachos y
avellanas. Para beber aconsejó el uso de cristal fino, y demostró que con el
aspecto de la mesa combinaban mejor copas de buen cristal que cubiletes
metálicos y la presentación de los arreglos florales en jarrones de oro y
plata. Sustituyó los manteles de basto lino por mantelerías de cuero fino.
Ziryâb el músico prodigioso, luthier, y
gran cantor:
Como luthier, se conoce la actividad de Ziryâb, según Ibn Hayyan,
todavía en la corte abasí, por haber inventado un nuevo tipo de laúd, más
ligero, que sublimaba la música, haciéndola única. Es el propio Ziryâb quien
explicó al califa que el suyo, aunque fabricado con las mismas dimensiones que
un laúd ordinario, era «casi tres veces más liviano; sus dos primeras
cuerdas son de seda entorchada en agua fría, tensas, flexibles sin ser flojas,
y más resistentes que las cuerdas que se emplean generalmente, cuya seda se
entorcha después de remojarla en agua muy caliente. En cuanto a la tercera y
cuarta cuerdas, están hechas con tripas de cachorro de león, lo que las hace
más melodiosas y les da una sonoridad clara y densa. Son más duraderas y
resisten mejor a los cambios de temperatura que las cuerdas confeccionadas con
los intestinos de otros animales.»
“El laúd tradicional
constaba de cuatro cuerdas que, según el simbolismo de los teóricos,
correspondían a los cuatro humores del cuerpo humano: la prima era amarilla y
simbolizaba la bilis; la segunda, roja, simbolizaba la sangre; la tercera,
blanca sin teñir, simbolizaba la flema, mientras que el bordón, teñido de
negro, era el símbolo de la melancolía. La
quinta cuerda añadida por Ziryâb simboliza el alma. Estaba teñida
también de rojo y colocada en el centro, entre la segunda y la tercera,
aumentando las posibilidades expresivas del instrumento”. (Historia de la
Música de Andalucía. Martín Moreno, pág. 42).
Julián Ribera y
Tarragó (*05.-) narra también que dicho músico
inventó el plectro de pluma de águila -costumbre que persiste en la
actualidad-, en lugar del acostumbrado de madera.
Músico incomparable, apreciado y admirado por todos. Con Ziryâb
entraron en al-Ándalus las melodías orientales de origen grecopersa que serían
la base de buena parte de las músicas tradicionales posteriores. Es el creador
de la nawba o nūbah andalusí, una suite clásica con influencias cristianas,
sefarditas e imazighen, entremezcladas con una base clásica oriental. Fundador
de las tradiciones musicales andalusíes, fue un continuador de los grandes
clásicos, pero también un creador original que supo conciliar gracias a su talento
el arte de un Ishaq y la ciencia de un al-Kindi (796- 874).
Según el historiador
Martín Moreno, “Ziryâb fue el primer compositor de los cantos árabes
conocidos con el nombre de moaxajas. También son de él las primeras normas que
introdujo para la sucesión de cantos. Estos se conocen en Turquía en la
actualidad como faacel, osval en el mundo oriental, y el nombre que se le da en
África, la nuba” (*06.-).
Tal fue su dominio de
este arte que incluso fundó del primer Conservatorio de Europa y del mundo
Islámico, además de la creación primero en Córdoba y después en otras ciudades
de al-Andalus, de las primeras escuelas-conservatorio en las que se impartía la
enseñanza musical y eran famosas las sitärat al-ginä’ ( (orquestas
de canto) formadas por afamadas cantantes (muganniyät) cordobesas.
Instruía a estudiantes femeninos y masculinos que llegaron a ser muy populares
entre la aristocracia. En su conservatorio y por intermedio de sus alumnos,
introdujo reformas que marcaron profundamente el arte de su época. Ayudó a
enseñar armonía y composición, y su escuela de música se desarrolló aún más
durante los siguientes siglos.
La música legada por
Ziryâb a al-Andalus marcó profundamente la producción musical de la Europa
medieval, más aún que la literatura y la filosofía, su música contribuyó a la
prodigiosa expansión de la civilización andalusí. Con el tiempo, estas
creaciones estróficas, llevadas a los reinos cristianos peninsulares por
juglares y juglaresas mudéjares y moriscos, alcanzarían el ámbito de los
trovadores provenzales e influirían en la música de toda Europa. Varios
instrumentos musicales árabes y andalusíes se incorporaron a la música europea
—incluso conservando sus nombres originales, como el ũd, el rabãb,
etc.—, donde su uso se prolongó durante siglos.
Los diversos ritmos y
melodías surgidos de la escuela andalusí forjada por Ziryâb, como las zambras,
pasarían a América con los moriscos y se transformarían en danzas como la
zamba, el gato, el escondido, el pericón, la milonga y la chacarera en la Argentina
y el Uruguay, la cueca y la tonada de Chile, las llaneras de Colombia y
Venezuela, el jarabe de México o la guajira y el danzón de Cuba (cfr. Tony
Evora: Orígenes de la música cubana, Alianza, Madrid, 1997, pág. 38). El mismo
tango tiene origen flamenco.
Según el eminente
andalucista Blas Infante (1885-1936) la palabra flamenco proviene del árabe
fellahmenghu: «campesino errante». La mayoría de los flamencólogos, incluso un
intérprete y compositor de la talla de Paco de Lucía (nacido Francisco Sánchez
Gómez, en 1947, en el puerto de Algeciras), y un cantaor de los quilates de
Camarón de la Isla (nacido José Monge Cruz, 1950-1992), afirman el origen
andalusí-morisco de su especialidad (cfr. Félix Grande Lara: Memoria del
flamenco, 2 vols., Espasa Calpe, Madrid, 1987).
Era un gran cantor que sabía de memoria más de diez mil canciones
(aghani), la mayoría compuestas por él, con sus melodías (alhan), y sabía
hablar de ellas con gran sentido didáctico.
Es también autor de un
método racional y progresivo para la enseñanza del canto. Fue un innovador en
esta especialidad. Su método lo dividía en tres partes o tiempos: «Primero la
enseñanza del ritmo puro, haciendo que el discípulo recitase la letra
acompañado por un instrumento de percusión, un tambor o un pandero que señalara
el compás; segundo, la enseñanza de la melodía en toda su sencillez, sin
añadidos de ninguna clase; y tercero, los trémulos, gorjeos, etc., con que se
solía adornar el canto, dándole expresión, movimiento y gracia, en lo cual se
echaba de ver la habilidad del artista». Este método se hizo muy popular en la
Península Ibérica, postergando a los anteriores a él.
Ziryâb el gran maestro de la etiqueta y
referencia de estilo:
Las normas de etiqueta,
que incluyen la buena conversación, como se menciona en el Muqtabis II, (*07.-) fueron tomadas para el ceremonial
de la corte cordobesa, tal como fueron dictadas por Ziryâb. Dentro de estas
prácticas de etiqueta encontramos las innovaciones en el campo de los productos
químicos, la moda del corte de cabello, ropa adecuada y alimentación, asociando
estos hábitos a un ceremonial de corte estudiado y aún más complejo, que se
registra como normas.
En indumentaria fue considerado el árbitro de la elegancia de la
sociedad Omeya. Ziryâb comenzó la moda de llevar un tipo determinado de ropa
según el clima y la estación del año, así como sugirió diferentes vestimentas
para las mañanas, tardes y noches. Henri Terrasse, historiador francés del
norte africano, comentó que algunas ropas halladas en Marruecos siguen la
etiqueta de Ziryâb, según el estilo estival e invernal. Impulsó el uso de
colores claros en verano y cambiar por tanto el color del luto del blanco al
negro. Los diferentes estilos de ropa, más allá de distinguirse de acuerdo con
la estación del año, deberían adecuarse igualmente a las normas y distintas
ceremonias de la corte, diferenciando los miembros y funcionarios de la corte,
así como su clase.
Y sobre la higiene y el cuidado personal, entre otras cosas, ordenó la construcción de un baño
público que ostenta su nombre. Inventó una especie de desodorante (al-martak)
para reemplazar los polvos de rosa, albahaca o mirto que se empleaban por
entonces y que dejaban en los vestidos manchas rebeldes (manchas que, por otra
parte, él era capaz de hacer desaparecer). Popularizó el uso de perfumes,
desodorantes, ungüentos y bálsamos… y su uso era preceptivo en los tratamientos
de belleza que se aplicaban en los baños, o hammam. y estableció que las
personas se bañarsen dos veces al día promoviendo los baños matutinos y
vespertinos con el objetivo de enfatizar el cuidado de la higiene personal; un
nivel inaudito de limpieza que sin duda redujo las enfermedades. Desarrolló una
especie de pasta de dientes que se popularizó en todo el Emirato de Córdoba.
Sus ingredientes se desconocen, aunque algunas referencias lo describen como
«funcional y de agradable sabor» (*08.-). Enseñó a la corte cordobesa a usar la
pasta de dientes, a cortarse el pelo, descubriendo la frente y dejarse barba
recortada, sin cubrir sus pómulos.
Abrió un “instituto de
belleza”, donde las mujeres podían peinarse, depilarse, ungir su cabello de
aceites perfumados, maquillarse,… Incluso creó una escuela de cosmetología. Las
mujeres disponían de una serie de cepillos fabricados con hueso o marfil que
utilizaban para alisar sus cabellos. Las manos y los pies eran también objeto
de gran cuidado y para dar color a sus labios utilizaban cortezas de raíz de
nogal.
Estos cambios que se
confirman en la corte resultarían un cambio significativo de los hábitos de los
súbditos de al-Andalus, desde la corte se dictan las innovaciones para el resto
de las clases andalusíes. Su éxito en la corte dicta su introducción en
al-Andalus, porque la corte es el modelo a seguir.
RECONOCIMIENTOS Y HOMENAJES:
Músicos como Paco de
Lucía le han rendido homenaje, le dedicó un disco completo denominado «Zyryab»
en 1990. Y el músico y laudista Naseer Shamma, un disco compacto (CD),
compuesto por 7 piezas de múscica clásica de laúd, titulado «Maqamat Ziryab,
desde el Eufrates al Guadalquivir» en 2003. La ciudad de Córdoba alberga
numerosas dedicaciones a este músico, como, por ejemplo, el Monumento a Ziryâb
(2013), en la calle que lleva su nombre y el Conservatorio de Música que se
llama “Músico Ziryâb”. En la ciudad también existe el coro Ziryâb, que nació en
1993 y ha participado en importantes festivales como el Festival Internacional
de la Guitarra de Córdoba, el Congreso Internacional de Música de Cine de Úbeda
o el Festival de Música Antigua de Úbeda y Baeza. En 2017 nace en Málaga el
grupo musical Ziryab especializado en flamenco fusión. El 24 de febrero de 2019,
el Ateneo de Madrid celebró el «V Encuentro con el Maestro Paco de Lucía en
homenaje a Ziryab: Ziryab, el árabe flamenco.
- *01.- La Enciclopedia del Islam (Encyclopaedia of
Islam) es la enciclopedia estándar de estudios islámicos considerada de
referencia en la lengua inglesa. Es una enciclopedia acerca del mundo
islámico, no una enciclopedia musulmana ni islámica.
- *02.- Mawlā es una palabra árabe habitualmente
empleada en la actualidad como tratamiento honorífico en casos muy
determinados, aunque históricamente tuvo también otros usos.
Etimológicamente, procede del verbo ولي waliya, que significa «estar cerca
de algo» o «estar vinculado a algo o a alguien». De ahí surgen sus dos
significados principales: el de «cliente» o «protegido» (es decir,
vinculado a otra persona por una relación clientelar) y el de «señor» o
«persona principal», sobreentendiéndose la existencia de un vínculo con el
soberano o el poder. Tiene varios usos y derivaciones.
- *03.- Davila, Carl (2009), Fixing a Misbegotten
Biography: Ziryâb in the Mediterranean World, 21, Al-Masaq: Islam in the
Medieval Mediterranean.
- *04.- Ibn Hayyan, Op. cit., p.195.
- *05.- Julián Ribera y Tarragó filólogo, arabista
y musicólogo de Carcagente (Valencia), descubridor de la existencia del
dialecto románico mozárabe.
- *06.- Martín Moreno, Historia de la Música de
Andalucía.
- *07.- Ibn Hayyan, Op. cit., p.203.
- *08.- «Saudi Aramco World: Flight of the
Blackbird». archive.aramcoworld.com. Consultado el 15 de febrero de 2021.
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Edita JUNTA DE ANDALUCÍA. Consejería de Cultura. Depósito Legal: GR-487/95.
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Revista El legado andalusí. Una nueva sociedad mediterránea. Nº 12. Año
2000. 4º Trimestre. Edita Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía,
a través dela Fundación El Legado Andalusí.
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