martes, 6 de mayo de 2025

ALMEJAS AL JEREZ Y JAMÓN SERRANO

 

ALMEJASA AL JEREZ Y JAMÓN SERRANO

Me encanta esta receta, el aceite de jamón aromatizado recubre las almejas maravillosamente y actúa como condimento, mientras el fino le da vida a todo el plato.

Ingredientes

500 de almejas frescas

2 cucharadas de aceite de oliva

1 diente de ajo finamente picado

50 gr de jamón serrano, picada en daditos

100 ml de Jerez fino

1 cucharada de perejil fresco muy picado

 

Elaboración

En una sartén, calentamos 1 cucharada de aceite de oliva, e incorporamos el jamón serrano y lo freímos a fuego lento hasta que quede crocante, aproximadamente 2 minutos. Escurrimos y reservamos.

En la misma sartén, calentamos el aceite restante con el ajo picado. Una vez que el ajo comience a saltar, añadimos las almejas (bien lavadas) y removemos bien para que se impregnen con el aceite y el ajo.

Echamos el fino, llevamos a ebullición, tapamos y dejamos cocer a fuego medio hasta que se abran las almejas, unos 4 minutos aproximadamente.

Una vez abiertas las almejas, añadimos el perejil picado, removemos bien y servir inmediatamente, rociando el plato con el jamón crujiente.

¡Buen provecho!

 

 

 

ARROZ CON POLLO

 

ARROZ CON POLLO

Ingredientes

Para el caldo:

1 pollo entero limpio

2 hojas de laurel

2 cebollas enteras

3 dientes de ajos

2 ramas de apio

1 cucharada de pimentón

1 cucharada de comino

10 granos de pimienta enteros

Para el guiso:

Carne de un pollo

320 gr de arroz de grano corto

150 gr de zanahorias baby congeladas

150 gr de maíz congelado

150 gr de judías verdes o guisantes congelados

 

Elaboración

En una olla, llena con agua, combinamos todos los ingredientes del caldo, hasta cubrir el pollo.

Ponemos a cocer a fuego lento y dejamos cocinar durante 2-3 horas, pasado ese tiempo y que observemos que el pollo este tierno, apagamos el fuego y sacamos el pollo , el cual lo ponemos en un colador sobre un bol grande, y dejamos enfriar para poder manipularlo.

Una vez que el pollo este lo suficientemente frio como para manipularlo, retiramos toda la carne de los huesos, desechando los huesos y la piel,, y reservamos la carne para el guiso.

Colamos el caldo, desechando las verduras y los condimentos.

 Devolvemos la carne del pollo a  una olla grande, junto con las verduras, el arroz y el caldo desgrasado.

Ponemos a hervir y bajamos el fuego a medio-bajo, dejándolo hervir a fuego lento durante una hora.

Servir caliente.

¡Buen provecho!

 

lunes, 5 de mayo de 2025

ZIRYAB

 

ZIRYAB

Ziryab: Abū l-asan ‘Alī b. Nāfi’. Irak, c. 789 – Córdoba, 857. Músico, cantor, poeta, gastrónomo y esteta.

Más conocido con el apodo de Ziryab, mirlo en árabe, emulando así al probable color de su piel y a la voz melodiosa de este ave, recibió una sólida formación literaria y científica, especialmente en geografía y astronomía, y aprendió música en Bagdad con el célebre cantor Ishaq Ibn Ibrahim al-Mawsilī (767-850), durante el califato de Harun al-Rasīd (786-808). La inestabilidad política a su muerte desatada por las guerras civiles entre sus hijos al-Amin y al-Ma’mun, unido a las desavenencias de Ziryab con su maestro, probablemente por la atracción del pupilo hacia las innovaciones musicales de Ibrahim al-Madhī, —otro hijo del califa entorno al cual los cantores y músicos con influencias persas comenzaron a liberarse del clasicismo de la música árabe—, aconsejaban abandonar la corte ‘abbasí de Bagdad. Hacia mayo de 822, recaló en la corte de Córdoba durante el advenimiento de ‘Abd al-Rahman II a un emirato pacificado por su padre al-Hakam I y con una próspera hacienda. Como Omeya, el emir no olvida que a su linaje le fue arrebatado el califato, cuyos derechos pretende aprovechando la decadencia de la corte ‘abbasí. Paralelamente, la riqueza de su tesoro le permitirá ostentar su poder con un lujo inaudito, para lo cual imita a los califas en su modo de vivir y toma las instituciones políticas de Oriente, creando así una conciencia en sus dominios de al-Andalus independiente del resto del mundo islámico, salvo en las esferas religiosa y cultural. Igualmente hace venir en un principio de Oriente los mejores poetas, cantores, músicos y bailarines. Este proceso de orientalización no hubiera eclosionado de no ser por la admiración y prestigio que alcanzó el cantor, poeta y músico desterrado de Bagdad. Con gustos afines y aproximadamente la misma edad, el emir se vio enseguida seducido por el genio musical de Ziryab, sus conocimientos enciclopédicos y sus costumbres extremadamente refinadas, llegándole a ofrecer una paga extraordinaria. La influencia que ejerció sobre la corte le convirtió en modelo a imitar del buen gusto y la elegancia entre la jassa o aristocracia andalusí, a la que inició en las modas y costumbres de la civilización bagdadí, que aceptaron como reglas de conducta social y urbana, incluso en aspectos tan íntimos como la higiene o el aseo y otros ligados a la propia moral y a la lengua. En su calidad de consejero principal del emir, introdujo las formas protocolarias orientales, según las cuales sólo sus súbditos principales podían acceder a las estancias reales en palacio, donde impone una etiqueta que regula todos los detalles de la vida cotidiana. Tanto el soberano como la jassa solían celebrar reuniones culturales en los que el anfitrión ofrecía un banquete, en el que se bebía vino —algo generalizado entre la población musulmana— viendo bailar a las danzarinas a la vez que se escuchaba música o declamar poesía y se jugaba a las damas y al ajedrez, juego que parece que introdujo el propio Ziryab. En este contexto, Ziryab favoreció la cocina bagdadí y fijó un orden gradual de platos para el banquete siguiendo las recomendaciones de los dietistas árabes, no mezclando los manjares, sino comenzando con entremeses o una sopa —único plato para el que se utilizaba un cubierto: la cuchara—, prosiguiendo con carnes asadas de cordero o vaca (las clases más modestas debían contentarse con carnes de baja calidad y vísceras), caza o aves condimentadas, manjar blanco que en al-Andalus recibía el nombre de tafaya, cuyo guiso se atribuía a la invención de Ziryab, para terminar con dulces, como pasteles o bizcochos de nueces, almendras y miel, pastas con fruta aromatizadas con vainilla o fruta confitada rellena de pistachos y avellanas. Los hispanomusulmanes alababan las frutas frescas y hortalizas que la fértil tierra de al-Andalus producía, pero Ziryab mostró el sabor de los espárragos trigueros, las ensaladas de alcauciles y los guisos de habas, plato que en la actualidad se conserva en Córdoba con el nombre de “ziriabi”. Siguiendo el código de Ziryab, el cadí cordobés Ibn Yabqa ibn Zarb, con fama de buen gourmet, pudo afirmar que “no es de buen tono servir dos series de manjares que no van bien entre sí”. Los platos se colocaban humeantes sobre una mesa baja cubierta con paños de vasto lino, que Ziryab recomendó se sustituyera por manteles de cuero fino. ‘Abbas Ibn Firnas, que había descubierto, entre otras cosas, una fórmula para fabricar vidrio, lo aprovechó Ziryab para demostrar a los comensales cordobeses que una copa de cristal era más apropiada para catar el vino que los cubiletes de oro o plata, mientras que las diminutas copas de licor eran el colofón de un banquete. Pese a la crítica de eruditos religiosos, estos placenteros entretenimientos eran tan corrientes que, salvo un lapso de tiempo represivo durante la etapa almohade, los muftíes se vieron incapaces de castigar las trasgresiones a la ley coránica y las medidas oficiales adoptadas al respecto.

Siguiendo la tradición griega e india, los árabes dieron tanta importancia a una dieta equilibrada como a la higiene personal, por lo que Ziryab abrió un instituto de belleza, que causó gran regocijo entre las cordobesas. Las peinadoras las depilaban y les ungían el pelo con perfumados aceites, para después venderles todo tipo de cremas para el cuidado de la piel y saquitos de polvos aromáticos para los vestidos, al tiempo que les enseñaban a emplear la pasta de dientes y el arte de maquillarse y pulirse las uñas, ya que la esposa mimada o la favorita debía esperar adornada con sus mejores galas la vuelta del dueño de la casa. También Ziryab influyó en la manera de cortarse el pelo y dejarse la barba de los hombres, que indujo a llevar corto y con forma, descubriendo los pómulos y la frente. Los hombres llevaban la cabeza descubierta o bien la cubrían con un simple gorro de lino o fieltro, mientras que las mujeres se envolvían la cabeza con un trozo de tela, cubriéndose el rostro por debajo de los ojos con un pañuelo que se ataba a la nuca o bien con un velo más amplio cuyas puntas caían sobre el pecho. Sin embargo, la moda bagdadí impuso a la jassa nuevos tocados: altos gorros de seda cruda, capelos cónicos de terciopelo bordado o incrustado de pedrería y tocas de brocado o de fieltro, que también serían adoptados por la corte leonesa. De otra parte, mientras los hombres y mujeres de la plebe usaban una camisa de lino y algodón, y ajustados al talle unos calzones largos y estrechos que no pasaban de la rodilla, añadiendo en invierno, una pelliza enguatada cortada en forma de túnica, o un chaquetón de piel de oveja o conejo; Ziryab estableció para la jassa un calendario de la moda, según el cual desde finales de junio hasta primeros de octubre se debía vestir de blanco, —color de los omeyas y de luto cuya generalización en verano llevó al negro como distintivo de las gentes enlutadas—, mientras que el resto del año se usarían trajes de color, normalmente de seda, añadiendo ligeras túnicas también de color y seda al comienzo del frío durante los equinoccios, que serían sustituidas por otras forradas de piel o por pellizas o abrigos de piel durante el invierno. Evitaba así la disparidad de atuendo entre las distintas clases de la población y se tenía en cuenta los cambios sensibles de temperatura, frescor o tibieza, lluvia o buen tiempo. En la Córdoba de Ziryab se conocieron los gusanos de seda y el papel, mientras en los talleres se intensificaba la producción de terciopelo, satén, sarga, lino y lana, que aprovecharon los artesanos sobre todo almerienses, inspirados en el tiraz bagadadí, para elaborar los brocados. Estos tejidos cortados para trajes de gala junto con las finas túnicas de gasa transparente colmaban los arcones de las familias aristocráticas. Pero no sólo la ornamentación de las telas sino también de las alhajas, aún bajo influjo de la tradición visigoda, sufren el influjo oriental.

Pero la contribución de Ziryab es sobre todo en el arte de la música. No sólo incorporó las vanguardias de Oriente, sino que creó originales formas que condujeron a la primacía cultural de al-Andalus. Destacó en el canto y en su virtuoso modo de tañer el laúd. Realizó algunas modificaciones en la técnica de construcción de este instrumento, añadiendo una quinta cuerda y aminorando su peso con maderas más finas y de mejor resonancia. Confeccionó las encordaduras con tripas de animal hilados en seda, y empleó plumas de águila como plectros, costumbre que persiste en la actualidad, en sustitución de madera, lo que posibilitó una mayor agilidad que mejoraba el sonido así como de duración de las cuerdas. Además, propuso técnicas más estructuradas para la voz y cambios en la forma, la estructura musical y la temática: jardinería y plantas, el agua junto al amor cortés, y el recurso de la variación de poemas y metros diferentes dentro de una composición musical, permitiendo mayor libertad en la estructura rítmica y melódica. Tenía un repertorio de más de diez mil canciones que en parte había compuesto y sabía de memoria, y creó la nawba, una especie de suite clásica (vocal e instrumental) con influencias cristianas y sefardíes y de la música bereber, manteniendo el clasicismo oriental como base. Esta expresión musical se abrió paso después hasta Oriente, conservándose en la actualidad como la wasla o suite clásica oriental de origen andalusí, algo que no hubiera transcendido si Ziryab no hubiese fundado en Córdoba el primer conservatorio de música del mundo islámico, mostrándose también como un gran pedagogo a la hora de formar discípulos. Estudiaba las condiciones naturales de su voz ordenándoles que la forzaran tapados por un almodón. Si el discípulo poseía una voz potente y limpia, comenzaba su enseñanza; desistía si percibía faltas que no posibilitaran el éxito. En pocos casos daba oportunidad a alumnos de voz escasa, que fortalecían atando un turbante al vientre. Al que cerraba la boca al cantar, le hacía pasar las noches con un trozo ancho de madera hasta que lograra separar las mandíbulas. Basaba su método de enseñanza en tres tiempos, comenzando por el aprendizaje del ritmo, como primer ejercicio, mediante el anexir o recitación en verso acompañándose de un instrumento de percusión. Seguía la enseñanza de la melodía en toda su sencillez, mediante cantos simples o llanos, para culminar la instrucción con el ornamento del canto, dándole expresión, movimiento y gracia, dependiendo de la habilidad del artista.

Contó con su familia como discípulos para difundir su escuela, entre los cuales destacó ‘Ubayd Allah como cantor. También Gasim y ‘Abd al-Rahman fueron buenos artistas, pero este último fue soberbio y cruel, antagónico en sus cualidades a Ziryab. Entre sus hijas, ‘Ulayya fue muy solicitada para el canto, ejerciendo su magisterio sin competencia, mientras que Hamduna fue una hábil artista que casó con el visir Hasim b. ‘Abd al-‘Azīz. Educó asimismo a diversas esclavas y esclavos, y a intelectuales y poetas como ‘Abbas b. Firnas y ,Aqil b. Tasr. Aslam b. ‘Abd al-’Aziz b. Hasim b. Jalid, un pariente de su hija Hamduna, recogió en su obra Agani Ziryab su legado musical, que aunque perdida, lo menciona Ibn Hazm en Tawq al-Hamama y al-Humaydī en Yadwat al-muqtabis. En definitiva, fue Ziryab quien principalmente contribuyó al posterior esplendor musical de al-Andalus. Los andalusíes amaban la poesía, las canciones, la música y la danza, y gracias a la política emprendida por ‘Abd al-Rahman II y al trato de preferencia que dio a Ziryab, superó en refinamiento y cultura a Oriente en su intención de tomar las riendas del mundo musulmán.

A Ziryab nunca le tentó ni la política ni el poder ni quiso inmiscuirse en las intrigas palaciegas, lo que contribuyó a elevar su posición en la corte y aumentar una fortuna calculada en 300.000 dinares, además de varias alquerías de la campiña cordobesa. Ni en Bagdad ni en Bizancio había sido jamás pagado tan generosamente el arte de un músico. Tanto trascendió en el mundo musulmán la munificencia del emir español que provocó el resentimiento en otros músicos y poetas al igual que en alfaquíes por motivos morales y religiosos. Con todo, hasta los historiadores alfaquíes gustaron de recordar el nombre de este músico, tras su muerte producida en Córdoba en el año 857, pues había logrado materializar el sueño de su mecenas ‘Abd al-Rahman II de pasar a la historia como un gobernante de gran inteligencia, constructor y esteta e imitador consciente de la cultura del califato de Bagdad para comenzar a ocupar en el mundo islámico de la alta Edad Media el puesto privilegiado que conservaría hasta la conclusión de la Reconquista cristiana. Pero fue bajo el arbitraje indiscutible de Ziryab, que la corte y la ciudad cambiaron sus hábitos y modales, vestimenta, mobiliario y gastronomía. Siglos después este Petronio árabe sería aún invocado siempre que una nueva moda hacía su aparición en la Península, mientras que la música quedó tan arraigada que siempre se defendió frente a las recomendaciones restrictivas de religiosos y juristas. De este modo, al-Andalus que había dependido de Oriente para su guía e inspiración religiosa, lingüística y cultural, adquirió conciencia de sí misma como metrópoli y con méritos propios de cara al resto del mundo musulmán.


RODRIGO PONCE DE LEÓN Y LA CONQUISTA DE LA PLAZA DE ALHAMA DE GRANADA

 

RODRIGO PONCE DE LEÓN Y LA CONQUISTA DE LA PLAZA DE ALHAMA DE GRANADA



El 28 de febrero de 1482, Rodrigo Ponce de León conquistaba la plaza de Alhama de Granada.

Segundo hijo de Juan II Ponce de León, Rodrigo Ponce de León fue acreditado como valiente guerrero en vida de su padre. Por herencia paterna obtuvo la ciudad de Cádiz, también, a través del Rey Enrique IV, el marquesado de igual nombre, un título que, los Reyes Católicos elevaron a ducado en el año 1484.

Con diecinueve años, Rodrigo Ponce de León participó en el histórico sitio de Gibraltar. Años más tarde, durante la Guerra Civil Castellana, a pesar de ser un conocido partidario de la Princesa Juana ‘la Beltraneja’ nunca se unió a su bando de forma abierta ni luchó contra su rival, Isabel ‘la Católica’, quien le recibió cortésmente cuando llegó a Sevilla con el propósito de acabar con las continuas peleas entre él y el duque de Medina-Sidonia.

En el año 1482, Rodrigo Ponce de León dirigió la reconquista de Alhama. La plaza cayó tal día como hoy de 1482. Al año siguiente intervino en la victoria de Lucena y en la reconquista de Álora. En 1485 tomó Benamejí y, a continuación, participó en la toma de Ronda. También lo hizo en la toma de Vélez-Málaga dos años después, en la toma de Baza en 1490 y, finalmente, en el cerco y la toma de Granada.

Su gran lealtad y compromiso hicieron que los Reyes Católicos le entregaran las localidades jienenses de Villaluenga, Ubrique, Benaocaz, Archite y Grazalema, localidades que debía repoblar.

Rodrigo Ponce de León falleció en la ciudad de Sevilla. Su muerte tuvo lugar poco antes de cumplir los cincuenta años de edad. En reconocimiento por su labor y vínculos con la ciudad, su imagen tiene hoy un lugar destacado en la galería de Doce Sevillanos Ilustres del Palacio de San Telmo.

 

ABDERRAMAN I DERROTABA EN LA BATALLA DE LA ALAMEDA AL VALI DE AL-ÁNDALUS YUSUF AL-FIHRI

 

ABDERRAMÁN I DERROTABA EN LA BATALLA DE LA ALAMEDA AL VALÍ DE AL-ÁNDALUS, YUSUF AL-FIHRI



el 14 de mayo del 756, Abderramán I derrotaba en la batalla de la Alameda al valí de Al-Ándalus, Yusuf al-Fihri. Tras esta victoria Abderramán I ocupó la ciudad de Córdoba y se proclamó emir independiente. De esta forma nacía el Emirato de Córdoba.

Este hecho se produce seis años después de que los abasíes arrebatasen a la familia omeya el Califato de Damasco y ordenasen acabar con la vida de todos ellos. El problema para los abasíes fue que un joven omeya de menos de veinte años logró evitar el sangriento destino. Su nombre pasaría a la historia como Abderramán I.

Abderramán I logró huir hasta el norte de África, en donde se refugió de los abasíes al mismo tiempo que buscaba apoyos para recuperar la antigua gloria de su familia pero las ansias de independencia de los gobernantes de esta región, antiguos tenientes de la familia omeya, le llevó a cruzar el estrecho y refugiarse en la Península Ibérica.

Fue en Al-Ándalus donde Abderramán I encontró la situación idónea para conseguir los apoyos que necesitaba para recuperar el poder de la familia omeya. El territorio se encontraba en un gran estado de confusión debido al liderazgo del valí Yusuf al-Fihri y las tensiones tribales entre los árabes y los bereberes.

Aprovechando esta situación, Abderramán I reunió un ejército con tropas que reclutó en las localidades de Elvira (Granada), Reyyo (Málaga) y Sidonia. Ejército con el que logró vencer el 14 de mayo del 756 al valí Yusuf al-Fihri. Tras la victoria, Abderramán I entró en la ciudad de Córdoba y se proclamó emir independiente del poder califal de Damasco. Nacía así el Emirato de Córdoba.

Tras esta victoria Abderramán I ocupó la ciudad de Córdoba y se proclamó emir independiente. De esta forma nacía el Emirato de Córdoba.

Este hecho se produce seis años después de que los abasíes arrebatasen a la familia omeya el Califato de Damasco y ordenasen acabar con la vida de todos ellos. El problema para los abasíes fue que un joven omeya de menos de veinte años logró evitar el sangriento destino. Su nombre pasaría a la historia como Abderramán I.

Abderramán I logró huir hasta el norte de África, en donde se refugió de los abasíes al mismo tiempo que buscaba apoyos para recuperar la antigua gloria de su familia pero las ansias de independencia de los gobernantes de esta región, antiguos tenientes de la familia omeya, le llevó a cruzar el estrecho y refugiarse en la Península Ibérica.

Fue en Al-Ándalus donde Abderramán I encontró la situación idónea para conseguir los apoyos que necesitaba para recuperar el poder de la familia omeya. El territorio se encontraba en un gran estado de confusión debido al liderazgo del valí Yusuf al-Fihri y las tensiones tribales entre los árabes y los bereberes.

Aprovechando esta situación, Abderramán I reunió un ejército con tropas que reclutó en las localidades de Elvira (Granada), Reyyo (Málaga) y Sidonia. Ejército con el que logró vencer el 14 de mayo del 756 al valí Yusuf al-Fihri. Tras la victoria, Abderramán I entró en la ciudad de Córdoba y se proclamó emir independiente del poder califal de Damasco. Nacía así el Emirato de Córdoba.

 

MERLUZA A LA GALLEGA

 

MERLUZA A LA GALLEGA



Hay algo mágico en una receta de cocina española. No se trata de comida, sino de crear recuerdos y compartir risas con un plato exquisitamente preparado. Siempre he creído que cocinar es un acto de amor.

 

Ingredientes

4 filetes de merluza fresca (o congelada) de unos 200 gr cada uno

600 gr de patatas peladas y cortadas en rodajas gruesas

1 cebolla grande cortada en juliana

2 dientes de ajos picados

1 cucharadita de pimentón dulce

100 ml de aceite de oliva

150 ml de caldo de pescado

2 hojas de laurel

Un puñadito de perejil fresco picado

Sal

Pimienta negra recién molida

 

Elaboración

En una olla con agua salada, hervimos las patatas en aros y la cebolla en juliana con las hojas de laurel; cocinamos hasta que estén tiernas las patatas, pero que no se deshagan, aproximadamente 10-12 minutos. Una vez cocidas, apartamos del fuego, las escurrimos las patatas y la cebolla y reservamos manteniéndolas caliente.

En una sartén al fuego calentamos el aceite de oliva a fuego medio, agregamos el ajo picado y lo sofreímos hasta que desprenda su aroma, procurando no         quemarlo.

Una vez dorado el ajo, retiramos del fuego e incorporamos el pimentón dulce. Este libera su aroma ahumado y le da al aceite un vibrante tono rojo.

Cocinamos la merluza: Sazonamos los filetes de merluza con sal y pimienta en una sartén grande con el caldo de pescado y los pochamos suavemente a fuego lento durante 6-8 minutos, o hasta que la merluza este bien cocida y se desmenuce fácilmente con un tenedor.

El líquido de cocción realzará el sabor del pescado y lo mantendrá tierno.

Emplatamos: Colocamos las patatas y las cebollas calientes en una fuente, creando una base para los filetes de merluza. Colocamos con cuidado la merluza cocida encima y rociamos generosamente el pescado y las patatas con aceite de oliva con pimentón, asegurándonos de que cada bocado quede impregnado con el sabroso aceite.

Decorar y servir, espolvoreando con el perejil fresco picado. `para darle un toque de sabor.

¡Buen provecho!

 

 

FETTUCCINE CON LANGOSTINOS Y ESPINACAS

 

FETTUCCINE CON  LANGOSTINOS Y ESPINACAS

Ingredientes

500 gr de fetuccini

1 Paquete de espinacas baby

2 Cucharadas de aceite de oliva

4 Dientes de ajos picados

500 gr de langostinos crudos, pelados

2 Tomates pera, pelados y picados

½  Cucharadita de hierbas aromáticas

¼ Cucharadita de sal

¼ de taza de queso parmesano rallado

 

Elaboración

Cocinamos los fetuccini según las instrucciones del paquete. Mientras tanto, en una sartén grande, salteamos las espinacas En aceite durante 2 minutos removiendo ocasionalmente, hasta que las hojas comiencen a marchitarse. Agregamos el ajo , removemos y cocinamos1-2 minutos mas.

Agregamos los langostinos, los tomates, las hierbas aromáticas y la sal. Salteamos de 2-3 minutos o hasta que los langostinos adquieran un tono rosado.

Escurrimos los fetuccini y los agregamos a la sartén, removemos bien para su integración de todos los ingredientes.

Espolvoreamos con el queso parmesano rallado.

Servir caliente.

¡Buen provecho!

viernes, 2 de mayo de 2025

BOMBA DE PATATAS RELLENAS DE CARNE

 

BOMBA DE PATATAS

RELLENAS DE CARNE

Ingredientes

1 K de patatas peladas y cortadas en daditos

2 cucharaditas de sal

2 cucharadas de aceite de oliva

250 gr de carne picada

½ Cebolla picada

1 pimiento verde italiano pequeño picado en daditos

1 diente de ajo muy picado

150 gr de tomates pelados y picados

½ Cucharadita de sal

½ Cucharadita de comino

½ Cucharadita de orégano

½ Cucharadita de pimentón picante

1 huevo batido

125 gr de pan rallado fino y seco

Aceite de oliva pata freír

 

Elaboración

En una cacerola con agua hirviendo ponemos las patatas hasta que estén tiernas. Escurrimos muy bien y las pasamos por el pasapuré, sobre un bol añadiendo sal al pure y removiendo para su integración.

En una sartén, calentamos el aceite y dorados la carne `picada durante 5 minutos. Añadimos la cebolla, el pimiento y el ajo y seguimos friendo, removiendo regularmente. Añadimos los tomates, removemos bien y seguimos cocinando durante 5 minutos. Sazonamos con sal, comino, orégano y pimentón, removemos bien. Cocinamos sin tapar, hasta que el liquido se reduzca, unos 15 minutos aproximadamente.

Con dos cucharas formamos bolas de patatas del tamaño de un huevo.  Hacemos un a hendidura en la bola y rellenamos de la carne cocinada anteriormente. Presionamos bien las bolas de patatas para sellar las bolas y que no se salga el relleno de carne.

Sumergimos las bolas de patatas en huevo batido y luego por pan rallado, yo suelo hacer esta operación dos veces para que al freírlas queden una capa crujiente y dentro estén tiernas y sabrosas.

Calentamos en una sartén el aceite, y cuando este caliente, pero sin humear, freímos las bombas de patatas, dándoles la vuelta de vez en cuando para que se doren por todos lados, nos 4-5 minutos.

Escurrimos sobre papel absorbente de cocina para quitarles el exceso de aceite.

Servir caliente o templadas con la salsa que mas os guste.

¡Buen provecho!

 

 

ROSCOS NAVIDEÑOS

 

ROSCOS NAVIDEÑOS

 


Los roscos navideños, son una especialidad exclusiva de Andalucía. Que se disfruta en los hogares andaluces durante la Navidad.

Ingredientes

1 L de aceite de oliva

2 K de harina

¼ L de aguardiente

1/4 L de vino dulce de Málaga

¼ L de zumo de naranja natural

¼ K de azúcar

1. Canela molida

150 gr de matalahúva (semillas de anís)

La piel de 1 limón y una naranja

1 sobre de levadura química

Elaboración

En una sartén, freímos con el aceite de oliva las cascaras de limón y naranja, una vez doradas, apartamos del fuego y añadimos las semillas de matalahúva, para que el aceite coja todo su sabor, pero no se quemen.

Añadimos la harina al aceite colado junto con el aguardiente, el vino dulce de Málaga, el zumo de naranja natural, la canela molida, la levadura química y ralladura de limón.

Amasamos muy bien para que todos los ingredientes queden bien integrados y quede una bola bien apretada.

Calentamos el horno a 175º.

Vamos formando con la masa pequeñas rosquillas, (podéis hacerlas pasando un rodillo por la masa hasta dejar el espesor deseado y con cortapastas ir haciendo las rosquillas) ponemos sobre una bandeja de horno forrada con papel sulfurizado las rosquillas. Metemos en el horno y horneamos durante 20-25 minutos.

Remojamos algunas semillas de matalahúva en agua caliente para crear una infusión.

Esta infusión la usamos para mojar primero los roscos una vez sacados del horno y luego cubrimos los mismos con abundante azúcar glas.

¡Buen provecho!