viernes, 11 de julio de 2025

LA CORTE DEL CALIFA

 

LA CORTE DEL CALIFA


Eduardo Manzano nos ofrece la introducción a la nueva edición de La Corte del Califa, estudio centrado en el periodo califal omeya de Córdoba


Eduardo Manzano
IH-CSIC

Salón Rico de Medina Azahara


Los últimos cuarenta años han sido una “edad de oro” para la investigación sobre al-Andalus. Los trabajos dedicados a esta región del mundo medieval musulmán han sido muchos y de una calidad, por lo general, extraordinaria. Prueba de ella son, por ejemplo, los numerosos manuscritos árabes editados y, en muchos casos, traducidos, entre los que se incluyen crónicas históricas, obras de poesía, compendios jurídicos o tratados de disciplinas tan diversas como la filosofía, la astronomía, la botánica o la medicina. Datos que no hace mucho eran considerados como inabordables, como los miles de perfiles de sabios andalusíes incluidos en los llamados “diccionarios biográficos” árabes, han sido sistematizados y analizados por proyectos de largo alcance, tales como la Historia de los Autores y Transmisores Andalusíes (HATA), la Biblioteca de al-Andalus o la Prosopografía de los ulemas de al-Andalus, fácilmente accesibles en línea o en papel, y que han sido llevados a término gracias al trabajo colectivo de un buen número de arabistas bajo la inspiración de Maribel Fierro, Jorge Lirola, y Luis Molina y María Luisa Ávila, respectivamente. Las nuevas investigaciones también han supuesto la publicación de un gran número de inscripciones árabes, tanto las talladas en piedra o yeso, como las bordadas en tejidos, o las grabadas en orfebrería o incluso en anillos, destacando a este respecto los trabajos realizados por Carmen Barceló, Ana Labarta o María Antonia Martínez. Se han elaborado también gran número de catálogos de monedas árabes, así como descripciones muy precisas de tesoros y hallazgos fortuitos que han propiciado detallados estudios sobre la acuñación y la circulación monetaria. Además, la arqueología ha realizado importantes avances durante estos años, ya que se han emprendido campañas periódicas en determinados yacimientos, las excavaciones de urgencia, a pesar de todos sus inconvenientes, han aportado datos muy significativos, y los análisis de materiales han desvelado patrones inesperados de producción, distribución y uso de la cerámica, el vidrio y otros objetos diversos. 

La rihla – viaje para adquirir conocimiento – de los ulemas andalusíes, según la base de datos Prosopografía de los ulemas de al-Andalus


No es exagerado, por lo tanto, afirmar que la andalusí es la sociedad musulmana medieval mejor conocida, algo que suelen reconocer los estudiosos que trabajan sobre otras áreas geográficas del islam medieval. Además, hoy en día, también está demostrado que la presencia al-Andalus no fue un mero barniz histórico, que tuvo solo relevancia para determinadas zonas: empieza a ser cada vez más evidente que la presencia del islam afectó de múltiples maneras a todos los territorios peninsulares sin excepción. Incluso ya en época moderna serían inexplicables muchos aspectos sociales, culturales y políticos de la España imperial sin tener en cuenta el profundo legado de diversidad dejado por el período andalusí, tal y como cada vez muestran con más contundencia trabajos recientes.   

A pesar, sin embargo, de este formidable balance y del amplio reconocimiento internacional del que gozan sus investigaciones, los estudios andalusíes no parecen escapar a un cierto sentimiento de eterna frustración, que es posible pulsar en conversaciones, comentarios y alusiones que se deslizan en textos, notas y conferencias de los estudiosos de este período. Y lo cierto es que razones para ello no faltan. De un tiempo a esta parte, por ejemplo, han tomado carta de naturaleza los más asombrosos disparates sobre el pasado andalusí, lanzados con el más inusitado aplomo por gentes autoconvencidas de que una burda falsedad histórica puede ser tomada en serio si se repite machaconamente, encuentra eco entre una audiencia suficientemente crédula y, sobre todo, adquiere resonancia mediática. Afirmar que la conquista del reino visigodo en el año 711 no tuvo lugar, manipular textos árabes para probar que un cáliz conservado en la iglesia de San Isidoro de León es nada menos que el Santo Grial utilizado por Jesucristo en la Última Cena, o inventarse etimologías árabes de palabras del castellano ante la embobada cámara de un documental sobre la memoria de al-Andalus son sólo algunos de los síntomas de las infinitas formas de manipulación histórica que ofrece un período tan desconocido para el gran público, como propenso para que sobre él se proyecten las más peregrinas e interesadas disquisiciones, ocurrencias o fantasías emocionales que puedan concebirse.  

La mezquita de Medina Azahara. Wikimedia Commons.


La percepción de que el ingente trabajo de investigación realizado sobre al-Andalus quizá no haya servido para mucho a la postre, se ve corroborada por el hecho de que la historiografía española, con el ala más rancia del medievalismo a la vanguardia, sigue ignorando, cuando no despreciando, todo cuanto tenga que ver con el pasado musulmán de nuestra historia. La idea, que cada vez se repite con más insistencia, es que podemos echar en saco roto el legado histórico de al-Andalus, pues se trató de una sociedad árabe e islámica ajena a la tradición occidental y cristiana. Una anomalía histórica, que tuvo que ser combatida en los campos de batalla de la “Reconquista”. Gracias a esa lucha multisecular pudo evitarse que una cultura extraña a las esencias europeas llegara hasta nuestros días, lo que hubiera cambiado irremisiblemente el destino de la España actual como una sociedad occidental, abierta y democrática.  

Son muchos, y desde muy variadas instancias, quienes defienden esta visión simplista y, en apariencia, incontestable: desde tertulianos reconvertidos en escritores de pésimas novelas históricas basadas en bibliografías tan obsoletas como apresuradas, hasta solemnes académicos, que hacen gala de su “conocimiento experto” para intentar demostrar que la única historia relevante es la que conecta directamente a los reinos cristianos medievales con el presente. Añádase a todo ello el ruido causado por unas redes sociales, en las que verdades incontestables se ventilan en 280 caracteres, o la confusión creada por unos medios audiovisuales, que pretenden ahorrar el esfuerzo lector mediante recursos digitales supuestamente novedosos, pero que, en realidad, se limitan a reciclar los viejos manuales de historia del Franquismo. La guinda a todo esto, en fin, la ponen políticos, que se sirven de estas miradas históricas parciales y sectarias para justificar la validez de la única receta que tienen para afrontar los retos de las sociedades diversas y multiculturales del presente, y que consiste en dar marcha atrás al reloj de la historia, haciendo creer que es posible volver a un pasado supuestamente homogéneo y uniforme, del que además parece ser que debemos sentirnos “orgullosos” colectivamente. 

Resulta algo desolador, por lo tanto, que tanta y tan excelente investigación apenas haya hecho mella en esa visión de al-Andalus recamada de tópicos, nombres incomprensibles, e interpretaciones realizadas con materiales de cartón piedra, que muchos sectores de la historiografía y de la intelectualidad española siguen manteniendo. Sin entrar en otras muchas consideraciones que podrían hacerse (decir, por ejemplo, que la Reconquista salvó a España de permanecer en el islam calca el argumento que usaba el Franquismo para justificar que la Guerra Civil salvó a este país de ser una república soviética), llama la atención que, mientras que en las sociedades más avanzadas de nuestro entorno existe una preocupación creciente por abandonar las visiones eurocéntricas y colonialistas del pasado, incluyendo voces de culturas distintas para construir una historia más plural y global, en nuestro país muchos hayan decidido que tal enfoque no va con ellos, y que es legítimo tirar por la borda el legado histórico andalusí en nombre de una identidad nacional y religiosa excluyente, de la que ellos, y los hechos históricos que convenientemente seleccionan, se proclaman garantes. La consigna de este casticismo de vía estrecha y añorante del nacionalcatolicismo franquista es huir de los matices, repintar el pasado con burdos brochazos de colores reconocibles en el presente, ceñirnos a lo ya conocido, y dejar a un lado aquello que no se ajuste a las esencias históricas y religiosas que, se supone, definen la identidad nacional española. 

Cruzados del siglo XX, mural de Arturo Reque Meruvia.


 Afortunadamente, sin embargo, y a pesar de que el conocimiento histórico puede ser manipulado o ignorado, lo que no puede es ser eliminado, al menos de momento. Los hechos son tozudos. Hoy en día, simplemente, no se puede borrar de un plumazo el pasado andalusí, y mucho menos convertirlo en “carne de reconquista” sin que ello delate una profunda cortedad de miras y una lamentable incuria intelectual por parte de quien así lo exige. Cuando ciertos historiadores y publicistas despierten de sus sueños identitarios de nuevos ricos europeos, al-Andalus, simplemente, seguirá estando ahí, reclamando un conocimiento histórico profundo y riguroso, alejado de las reclamaciones esencialistas de unos y otros, e invitándonos a generar una visión crítica del pasado que pueda permitirnos afrontar mejor los complejos retos del presente. 

El libro que el lector tiene entre las manos pretende cumplir con esa función, y esta nueva edición demuestra que, a pesar de todo, el interés existente sobre al-Andalus es mucho mayor del que quieren hacernos pensar los guardianes de la galaxia hispana. Y espero que este libro haya demostrado también que cada vez somos capaces de responder mejor a ese interés. De hecho, al-Andalus ha dejado de ser esa “España Musulmana” tópica y semi-mítica, plagada de “esplendores”, “convivencias”, “alhambras” o “astrolabios”, para dar paso a una sociedad histórica exuberante y diversa, en la que es posible reconocer a personajes de carne y hueso, movidos por intereses terrenales y celestiales bien definidos, y que actuaban dentro de unas coordenadas sociales, religiosas y culturales que cada vez entendemos mejor. Hace años al-Andalus era sólo una desmadejada historia política repleta de gobernantes, rebeldes, dinastías y guerras, pero hoy podemos dar sentido a esa historia gracias a que comenzamos a comprender muy bien no sólo la estructura de la sociedad andalusí sino también, y esto es lo esencial, los profundos cambios que conoció a lo largo del tiempo y las reacciones que esos cambios produjeron entre sus gentes. 

La Corte del Califa se centra, en este sentido, en un momento histórico trascendental. En pleno siglo X, habían culminado ya los procesos sociales iniciados en el momento de la conquista del 711, que analicé en mi libro Conquistadores, emires y califasLos omeyas y la formación de al-Andalus. Al centrarme de forma específica en la época del califato omeya uno de mis objetivos era comprobar que la interpretación histórica que había propuesto en la anterior obra había sido correcta. El resultado desbordó mis expectativas más optimistas. Apoyado en un texto excepcional, el fragmento del tomo del Muqtabis del historiador cordobés Ibn Ḥayyān relativo al califato de al-Ḥakam II, me encontré con todos los elementos sociales y políticos que habían estado presentes de manera embrionaria en el período previo, pero que habían precipitado ahora con una nitidez extraordinaria. Con todo, la época del califato de al-Ḥakam II presenta elementos económicos y políticos nuevos, contradicciones muy profundas, y agentes sociales que actúan ahora con un marcado protagonismo, anunciando lo que va a ser el gran acontecimiento que va a marcar el devenir futuro de al-Andalus: la desaparición del califato omeya de Córdoba a comienzos del siglo XI, y su sustitución por unas formas políticas nuevas, los reinos de taifas, mucho mejor adaptados a la nueva contextura social que había surgido. El gran problema que tuvieron que afrontar estos reinos no estuvo motivado por causas económicas, por la torpeza de sus estúpidos gobernantes o por el declive intelectual de sus élites, como generalmente se tiende a pensar, pues pocos períodos de la historia de España han conocido un desarrollo económico y comercial tan acusado, un conjunto de gobernantes tan brillante o un esplendor intelectual tan evidente. Si los reinos de taifas fracasaron, ello se debió, en parte, a que carecían de una organización social capaz de enfrentarse al expansionismo militar de la sociedad feudal cristiana, y, en parte, a que estaban desprovistos de un programa ideológico compacto, lo que allanó el camino para el triunfo de los movimientos de reforma almorávide y almohade surgidos en el Magreb. Al situarse en una encrucijada cronológica fundamental para la historia de al-Andalus, mi objetivo en La Corte del Califa era, pues, contribuir también a identificar líneas de investigación en torno a los grandes temas de la historia andalusí tanto del período omeya, como de otros posteriores.  

Eduardo Manzano, La corte del califa. Cuatro años en la Córdoba de los califas omeyas, Crítica, 2023 (2º Edición)


La publicación de esta nueva edición de una obra, aparecida hace ahora cuatro años, me ha obligado volver sobre un texto ya publicado, lo que siempre entraña un cierto grado de frustración. En la obra original, este o aquel argumento podía haberse expuesto mejor, aquí o allá deberían haberse incluido más datos, y ciertos errores debidos a las prisas de última hora tendrían que haberse evitado. La tentación de volver a escribir algunas partes del texto siempre está ahí. Sin embargo, hacer tal cosa supondría algo así como hacerse trampas al solitario. Para quienes aprendimos de Pierre Villar que la historia es una disciplina siempre en construcción, no constituye una obligación escribir “libros definitivos”, decir la última palabra en un determinado tema, o marear al lector con sucesivas versiones de una misma obra. Preferimos asumir que nuestros trabajos queden identificados como jalones que, tal vez, hayan supuesto un avance para que el conocimiento del pasado adquiera una mayor densidad y capacidad explicativas. Siempre habrá quienes vengan a discutir, replantear o completar las interpretaciones que hemos propuesto, señalar algún error que haya podido cometerse, o incorporar nuevas fuentes o perspectivas que obliguen a revisar lo ya publicado. Es así como avanza una disciplina como la Historia, cuyo conocimiento comparte con otras áreas científicas su carácter incremental y no meramente acumulativo o circular. Esto es algo especialmente cierto en el caso de los estudios andalusíes, y del islam medieval en general, que en los últimos tiempos se vienen caracterizando por una asombrosa vitalidad.  

No me resisto, sin embargo, a mencionar aquí algunos trabajos que han aparecido después de la publicación original de este libro, y que tratan temas que en él también se abordan. Una aportación especialmente importante ha sido el libro de Marina Rustow, The Lost Archive. Traces of a Caliphate in a Cairo Synagogue, publicado por Princeton en 2020. En esta magistral obra, esta historiadora ha reconstruido un conjunto de documentos procedentes de los archivos de la administración de los califas fatimíes en El Cairo, los grandes rivales de los omeyas de Córdoba. El minucioso análisis que Marina Rustow ha realizado sobre esta valiosa documentación le ha permitido analizar el funcionamiento de la burocracia fatimí con un detalle hasta ahora desconocido y que, en muchos aspectos, se puede comparar con el funcionamiento contemporáneo de la corte de al-Ḥakam II, que se aborda en este libro. Resulta, de hecho, muy interesante comprobar que muchas de las conclusiones a las que llega Rustow coinciden con las que aquí se defienden. En concreto, la idea de Rustow de que “llamar al califato fatimí otra cosa que un Estado es malinterpretar gravemente el califato o el funcionamiento de los Estados” (p. 103) está de acuerdo con las conclusiones que yo mantengo. Rustow también considera que el califato fatimí no puede considerarse «despótico», pues el análisis de las peticiones conservadas en los documentos fatimíes demuestra que esos gobernantes tenían una gran preocupación por el bienestar y la prosperidad de sus súbditos. Ello coincide de forma asombrosamente exacta con la preocupación de al-Ḥakam II por el comportamiento correcto de sus gobernadores provinciales, y las frecuentes menciones a la prosperidad (‘imāra) y el bienestar (maṣlaḥa) de la comunidad en sus decretos y cartas oficiales, que en estas páginas también se tratan. La “vinculación explícita de prosperidad y justicia” (p. 225) que proponían los califas fatimíes constituía también para los omeyas un elemento fundamental de legitimidad política. Finalmente, y aunque Rustow se inclina por una interpretación sobre la institucionalización en las sociedades islámicas basada en los procesos de “racionalización” descritos por Max Weber, que yo no comparto, ambos estamos, sin embargo, básicamente de acuerdo en que es erróneo calificar como “débiles” las instituciones musulmanas en contraste con las instituciones supuestamente “fuertes” que caracterizan al occidente medieval, tal y como proponen algunas tendencias vinculadas a la escuela de la Nueva Economía Institucional (New Institutional Economics).  

En el capítulo final de La Corte del Califa se hace una detallada mención a los nuevos datos aportados por la excavación de los arrabales occidentales de Córdoba. En el año 2022, Cristina Camacho y Rafael Varela, que han trabajado de forma muy extensa en esas excavaciones, han publicado Historia y arqueología de la vida en al-Andalus, un estudio sobre lo que puede considerarse sin ninguna duda el mayor yacimiento arqueológico urbano de la Europa medieval: nada menos que 80.000 metros cuadrados de arrabales urbanos del siglo X, que han proporcionado un caudal de informaciones sin parangón, que todavía están siendo objeto de estudio, pero de las que esa obra ofrece un adelanto destinado fundamentalmente al gran público. Otro libro reciente en el que también se abordan cuestiones que aquí se tratan es el aparecido en 2020, obra de Josep Suñé Arce, y titulado Guerra, ejército y fiscalidad en al-Andalus (siglos VIII-XII), que ofrece un cuadro muy completo de la evolución de este binomio, que resulta fundamental para conocer muchos aspectos de la sociedad andalusí. Por último, y mientras escribo estas líneas, me ha llegado la noticia de la publicación inminente de la obra de Elsa Cardoso, The Door of the Caliph. Concepts of the Court in the Umayyad Caliphate of al-Andalus, que obviamente no he tenido ocasión de leer, pero que promete ser una aportación muy importante a temas que también se tratan en esa obra y, por lo tanto, merece ser consignada aquí. No puedo entrar, lógicamente, en otros muchos trabajos que tratan otras zonas de al-Andalus, han aparecido en obras colectivas y revistas especializadas y que harían estas líneas demasiado largas.  

Son muchos, por lo tanto, los aspectos que todavía quedan por estudiar sobre el califato omeya de Córdoba. Una de las grandes satisfacciones que, en su día, me otorgó la realización de este libro fue el poder identificar de una forma muy precisa los lugares exactos por los que transcurrieron los acontecimientos y las gentes que pueblan sus páginas. Esto es algo que muchas veces damos por supuesto pero que no es, en absoluto, nada común en las historias de una época tan remota como es el siglo X. Ojalá esa “edad de oro” de la que hablaba en las líneas iniciales de esta introducción pueda tener una continuidad en el futuro y permita poner en valor un período histórico tan excepcional, del que absurdamente reniegan quienes no parecen tener otro ideal más que el de desproveer a este país de todo cuanto lo enriquece.  

 

BIZCOCHO GLASEADO DE NARANJA

 

BIZCOCHO GLASEADO DE NARANJA

Ingredientes

120 gr de mantequilla ablandada

150 gr de azúcar

3 naranjas grandes

150 gr de harina

½ sobre de levadura

100 gr de azúcar glas

Cascara confitada

3 huevos

 

Elaboración

En un bol, mezclamos bien la mantequilla ablandada con el azúcar, batiendo hasta que el azúcar quede integrado en la mantequilla.

Añadimos los huevos uno a uno, sin para de batir bien con una varilla manual o eléctrica, una vez bien integrado los huevos, agregamos la harina tamizada con la levadura, poco a poco mientras batimos ligeramente con una cuchara hasta que quede una masa homogénea y todos los ingredientes estén bien integrados en la masa.

Cortamos 3 cascaras de naranja en daditos pequeños y lo añadimos a la masa, batiéndolos con una cuchara de madera para su integración en la masa.

Precalentamos el horno a 165º.

Untamos con mantequilla un molde de plum cake por el fínodo y los laterales y vertemos la masa en él.

Introducidos en el horno durante 35 minutos aproximadamente.

COM ‘probamos el punto de cocción con un palillo.

Sacamos el bizcocho del horno y dejamos enfriar, una vez frio, desmoldamos y colocamos sobre una rejilla o plato.

Preparemos el glaseado; mezclamos 25 gr de zumo de naranja natural y el azúcar glas.

Untamos suavemente el bizcocho con el glaseado.

Regresamos al horno a 100º durante 5 minutos, hasta que el glaseado se seque.

Decoramos con cascaras de naranjas confitadas. Ya solo queda disfrutarlo.

¡Buen provecho!

 

jueves, 10 de julio de 2025

HUEVO TURCO

 

HUEVO TURCO



Ingredientes

3 cucharadas de yogur griego colmadas

1/2 diente de ajo, pelado y muy poicado, o ¼ de cucharadita de ajo en polvo

Una pizca de jugo de limón

1 cucharada de aceite de oliva

½ cucharada de mantequilla

½ cucharadita de cayena molida

Eneldo fresco picado

Perejil muy picado

Cebollino o menta muy picada

1 o 2 huevos grandes

Sal

Pimienta negra recién molida

 

 

Elaboración

En un bol, mezclamos el yogur con el ajo y un chorrito de jugo de limón natural, batimos muy bien para la integración de los ingredientes, Sazonamos con sal y pimienta negra recién molida, batimos muy bien, Probamos y ajustamos la sazón si es necesario. Resegamos a temperatura ambiente.

En una cacerola con agua hirviendo, cocemos el o los huevos durante 5 minutos después de que vuelva a hervir, o hasta que veamos que esta blando, Escurrimos y pasamos por agua fría para cortar la cocción, lo importante es que la yema quede liquida.

En una sartén pequeña a fuego medio-bajo, derretimos la mantequilla con el aceite de oliva, agregamos la cayena en polvo, removemos bien y retiramos del fuego.

Pelamos el o los huevos y los colocamos en el centro del bol o razón del yogur. Rociamos por encima con aceite de cayena, sazonamos con sal y pimienta negra recién molida. Espolvoreamos con mas cayena en polvo (si nos gusta muy picante) y un chorrito de limón.

Espolvoreamos con las hierbas frescas picadas.

Servir inmediatamente con   un buen pan de masa madre fresco o tostado.

¡Buen provecho!

 

 

 

 

 

martes, 8 de julio de 2025

TARTA DE TOMATE, MOSTAZA Y QUESO DE CABRA

 

TARTA DE TOMATE, MOSTAZA Y QUESO DE CABRA

Ingredientes

1 masa de hojaldre redondo o rectangular según gusto

2 cucharadas de mostaza

2 tomates

½ Rulo de queso de cabra

Queso emmental rallado

 

Elaboración

Precalentamos el horno a 180º.

Untamos la mostaza sobre la masa de hojaldre.

Cortamos los tomates en rodajas y colocamos sobre la masa untada de mostaza.

Cortamos rodajas de queso de cabra y colocamos sobre el tomate.

Espolvoreamos con queso emmental rallado.

Horneamos durante 15 a 20 minutos.

Servimos caliente.

¡Buen provecho!

 

jueves, 3 de julio de 2025

ROLLITOS DE BERENJENAS

 

ROLLITOS DE BERENJENAS

Un plato de verano, colorido, fácil y delicioso. Puede rellenarse con lo que más os guste, jamón, fiambre de pavo o pollo, queso de cualquier tipo, pescado, carne u otras verduras.

 

Ingredientes

1 berenjena grande

Aceite de girasol para freír

200 gr de jamón cocido

200 gr de queso semi curado

Salsa de tomate con ajo, aceite de oliva y albahaca

 

Elaboración

Cortamos la berenjena en lonchas, yo lo he hecho con una mandolina. Una vez cortadas les rocié sal por encima y espero media hora para que soltara el agua con sabor del amargor de la berenjena.

Precalentamos el horno a 180º-.

 

freímos en abundante aceite de girasol las lonchas de berenjenas, las. sacamos y colocamos en una fuente o plato con papel absorbente de cocina para quitar el exceso de aceite.

Las rellenamos con lonchas de jamón cocido a su medida y un trozo de queso semicurado, las enrollamos y colocamos en una fuente para horno.

Cubrimos con la salsa de tomate. Metemos en el horno durante unos 10-12 minutos.

Servir caliente.

¡Buen provecho!

 

miércoles, 2 de julio de 2025

TOMATES RELLENOS

 

TOMATES RELLENOS

Ingredientes

4 tomates medianos para ensalada, carnosos + 1 pequeño

2 latas de atún de 180 gr

Mayonesa

Kétchup

Brandy

Tabasco

Aceitunas verdes sin hueso

30 gr de alcaparras

Elaboración

Cortamos los tomates por la mitad, hacemos un hueco a las mitades vaciándolos de las semillas y la pulpa, las cuales reservamos. Escurrimos los tomates manteniendo la parte ahuecada hacia abajo sobre una fuente.

En un bol, ponemos el atún desmenuzado, el tomate pequeño cortado en daditos pequeños, 3 cucharadas de mayonesa, una cucharada de salsa kétchup, un chorrito de brandy, unas gotas de tabasco, las aceitunas picadas y las alcaparras enteras, mezclamos bien.

Sobre una fuente de servir o un gran plato, ponemos las mitades de los tomates y sazonamos el fondo de los tomates.

Rellenamos con el preparado, procurando    que todos estén bien rellenos.

Servir frio al momento para evitar que el tomate se ponga mustio.

¡Buen provecho!

 

 

 

martes, 1 de julio de 2025

MACARRONES 4 QUESOS

 

MACARRONES 4 QUESOS

Ingredientes

500 gr de macarrones

50 gr de mantequilla

1 cebolla pequeña

200 gr de nata de cocina

150 gr de queso gruyere

80 gr de queso Roquefort o queso azul

199 gr de queso mascarpone o queso cremosos

Queso emmental rallado

Sal

Pimienta negra recién molida

Nuez moscada una pizca

Vino blanco seco

 

Elaboración

En una olla con abundante agua hirviendo con sal, cocemos los macarrones, hasta que estén al dente.

En una sartén grande con fondo, derretimos la mantequilla. Agregamos la cebolla rallada y doramos.

Cuando la cebolla este transparente, añadimos la nata de cocina, el queso gruyere y el roquefort rallado grueso, removemos muy bien, agregamos el queso mascarpone en trocitos y unos 50 gr de queso rallado, removemos muy bien para la integración de todos los ingredientes, todo a fuego lento, hasta convertir todo en una salsa cremosa.

Terminamos agregando el vino blanco seco, pimienta negra recién molida y una pizca de nuez moscada, removemos muy bien y dejamos cocer unos minutos.

Sacamos la pasta, la escurrimos muy bien y la colocamos en una fuente de horno, rociamos pro encima de los macarrones la salsa, mesclamos muy bien y cubrimos con queso rallado.

Metemos en horno previamente precalentado a 200 º, y gratinamos.

Servir cuando este gratinado.

¡Buen provecho!

viernes, 27 de junio de 2025

manitas de cerdo en salsa de la abuela

 

MANITAS DE CERDO EN SALSA

Esta receta, esta sacada de las que, hacia mi madre, y me la ha facilitado mi hermana.

 

Ingredientes

34 manitas de cerdo

1 puerro

1 vaso de vino blanco

1 zanahoria

2 dientes de ajo

2 cebollas grandes

17 ml de salsa de tomate

10 gr de harina

100 gr de tocino en daditos (o beicon)

1 ramita de tomillo

pimentón dulce

Hojas de laurel

Aceite de oliva

Sal

 

Elaboración

En una olla grande con agua, ponemos las manitas de cerdo con una cebolla entera sin piel, el puerro cortado por la mitad, la zanahoria entera pelada, las hojas de laurel, la rama de tomillo y un poco de sal.

Dejamos cocer a fuego alto durante 3 horas (en olla a presión 45 minutos).

Pasado el tiempo estimado, sacamos las manitas de cerdo y reservamos el agua que hemos utilizado ya que la utilizaremos más adelante para preparar la salsa.

Preparamos la salsa: Cortamos la otra cebolla en brunoise. Picamos los dientes de ajos en trozos pequeños.

En una cazuela, ponemos un chorrito de aceite de oliva y ponemos a calentar a fuego alto. Una vez caliente, añadimos la cebolla y el ajo, removemos bien. Una vez que la cebolla esta transparente, añadimos el tocino en daditos y dejamos cocinar por unos minutos, removiendo ocasionalmente.

A continuación, añadimos la harina, removemos bien y dejamos cocer 3 minutos sin dejar de remover, vertemos el vino blanco para que se cocine, y reducimos el alcohol- Una vez evaporado el alcohol, añadimos el pimentón dulce y un poco de sal. Removemos para que se mezclen todos los ingredientes. Finalmente añadimos la salsa de tomate y unos 400 ml de agua que reservamos de la cocción de las manitas, Lo mezclamos todo muy bien, y dejamos cocer unos minutos.

Agregamos las manitas de cerdo a la salsa y dejamos cocer unos 25-30 minutos a fuego medio. Es importante que, después de unos 15 minutos, les demos la vuelta para que se cocinen por ambos lados y tomen los sabores de os ingredientes.

Pasado este tiempo. Servimos las manitas de cerdo en 4 platos y solo nos queda disfrutar de las manitas de cerdo con un poco de pan para mojar en la salsa.

¡Buen provecho!

 

RAPE ASADO CON BEICON AHUMADO

 

RAPE ASADO CON BEICON AHUMADO



Ingredientes

1,2 k de filetes de rape

250 gr de arroz basmati

10 lonchas de beicon ahumado

1 brócoli

Aceite de oliva

Sal

Pimienta negra recién molida

 

Elaboración

Fileteamos el rape, es decir, quitamos la piel y la espina central antes de cocinarlo. Sazonamos con sal y pimienta negra recién molida, colocamos uno encima de otro y envolvemos en las lonchas de beicon ahumado. Al hornear el rape envuelto en beicon, el rape este cocido y conserva todo su sabor y jugosidad

Precalentamos el horno a 190º.

Colocamos el rape en una fuente para gratinar con un poco de aceite de oliva, y horneamos durante 20 minutos.

Mientras tanto, cortamos el brócoli en ramilletes y cocinamos durante 5 minutos en agua hirviendo con sal. Escurrimos y sazonamos con sal. pimienta negra recién molida y aceite de oliva-

Cocemos el arroz basmati en una cacerola con agua hirviendo con sal durante 11 minutos aproximadamente (según fabricante). Una vez cocido, escurrimos muy bien y ponemos en cuatro moldes.

después de los 20 minutos de cocción, del rape, añadimos a la fuente el brócoli subimos la temperatura del horno a 200º, durante 19 minutos.

Servimos el rape asado en rodajas gruesas con brócoli y el arroz basmati.

Añadimos un chorrito de zumo de limón y aceite de oliva al momento de servir-

¡Buen provecho!