lunes, 25 de noviembre de 2019

PASTEL DE NUECES "MI PEQUEÑA PERDICIÓN"


PASTEL DE NUECES “MI PEQUEÑA PERDICIÓN”



Ingredientes
Para la masa de mantequilla:
300 gr de harina
1 Pizca de sal
125 gr de azúcar
175 gr de mantequilla
1 Huevo
Para el relleno:
250 gr de azúcar
2 cucharadas de agua
El jugo de medio limón
300 gr de nueces trituradas gruesas de CALONGE  www.cortijocalonge.es
2 dcl de nata
3 Cucharadas de miel

Elaboración
Para la masa de mantequilla: en un bol, mezclamos la harina, la sal y el azúcar y mezclamos bien. Añadimos la mantequilla fría cortada en trozos pequeños. Mezclamos con  las yemas de los dedos, hasta que la mantequilla este bien integrada en la masa, añadimos el huevo, mezclamos nuevamente suave y brevemente, haga una bola, tape con papel film, y reserve durante 1 hora en el frigorífico.

Preparamos el relleno: En una  cacerola, ponemos el azúcar, el jugo de limón y el agua a cocer, mezcle bien y deje que hierva, mezclándolo con una espátula de madera. Bajamos el fuego a lento y dejamos que se haga caramelo, tendrá un color rubio dorado (unos 10 minutos aproximadamente). Retiramos del fuego y dejamos enfriar.

Añadimos a la sartén las nueces de CALONGE, la crema, la volvemos a poner al fuego lento, remueva bien con la espátula de madera, hasta  que el caramelo se disuelva, y cocine durante 10 o 15 minutos, siempre a fuego lento, añadimos la miel, mezclamos bien. Retiramos del fuego y dejamos enfriar.

Precalentamos el horno a 200º.

Sacamos la masa del frigorífico, enharinamos la mesa de trabajo, y con la ayuda de un rodillo extienda dos tercio de la masa, procurando que el disco que haga sea más grande que el molde desmoldable. Unte el molde con mantequilla y ponga la masa sobre el molde procurando que sobresalga masa para cerrar después el pastel, pinchamos con un tenedor y metemos en el frigorífico.

Con la masa restante, extienda con el rodillo otro disco de masa de mantequilla, del tamaño exacto del molde, pues es el que nos va a servir de tapa. Colocamos sobre un plato y reservamos en el frigorífico.

Sacamos el molde del frigorífico, y  rellenamos el fondo del molde con el relleno, doblamos los bordes sobre el relleno y humedecemos con agua los bordes para que se adhiera la tapa que  tenemos reservada en el frigorífico.

Sacamos la tapa del frigorífico y la colocamos sobre el molde, presionando el centro y los bordes para que queden bien pegados. Pinchamos con un tenedor, para evitar que la masa se infle durante la cocción.

Metemos en el horno, y horneamos aproximadamente durante 40 minutos.

Sacamos del horno, dejamos enfriar, desmoldamos y dejamos enfriar totalmente sobre una rejilla.

Una vez frio colocamos sobre plato, y espolvoreamos con azúcar glas.

¡Buen provecho!

CROQUETAS DE TERNERA CON PATATAS


CROQUETAS DE TERNERA CON PATATAS



Ingredientes
200 gr de carne de ternera molida
200 gr de patatas
½ cebolla muy picadita
Albahaca al gusto
Cilantro al gusto
60 gr de mozzarella
20 gr de  queso parmesano rallado
2 Cl de aceite de oliva virgen extra
Sal
Pimienta negra recién molida
Harina
Pan rallado
1 Huevo batido

Elaboración
Pelamos las patatas, y las colocamos en una olla con agua fría al fuego, dejamos cocer durante 20 minutos o hasta que estén tiernas.

Sacamos del agua, ponemos en el bol y dejamos templar un momento, antes de triturarlas con un tenedor.

Una vez trituradas las patatas, añadimos la cebolla muy picadita, la albahaca, el cilantro, el queso parmesano rallado, mezcle bien y agregue la carne de ternera molida, salpimentamos al gusto y mezclamos muy bien con las manos, hasta que los ingredientes estén bien integrados en la masa, y tengamos una masa homogénea.

Escurrimos la mozzarella y cortamos en dados.

Coja un poco de masa con las manos y forme o bolas o croquetas, el resultado es el mismo, y con el dedo índice haga un agujero en el centro de cada croqueta de ternera, e introduce en él un trozo de mozzarella, ciérralos bien dándole la forma que desees, yo las he elaborado redondas.

Pasamos cada croqueta, primero por harina, luego por el huevo batido y por ultimo por el pan rallado.

En una sartén, con aceite de oliva bien caliente, vamos friendo las croquetas dándoles la vuelta para que se doren por todos lados. Una vez frita poner sobre papel absorbente de cocina para que suelte el exceso de aceite.
Servir caliente.
Puede acompañarse de salsa de tomate o la que desee.
¡Buen provecho!

BACALAO EN CORTEZA DE CURRY


BACALAO EN CORTEZA DE CURRY



Ingredientes
4 Lomos de bacalao de  EDERPESCA  www.ederpesca.com
2 Cebollas
3 Pimientos, rojo, verde y amarillo
1 Bote de pasta de tomate
100 gr de bacón cortado en daditos
100 gr de mantequilla en pomada
100 gr de pan rallado
1 Cucharada de perejil muy picado
1 Cucharada de curry en polvo
Aceite de oliva virgen extra
Sal
Pimienta negra recién molida

Elaboración
En un bol, mezclamos la mantequilla,  el pan rallado, el perejil, el curry, la sal, pimienta negra recién molida al gusto, una vez bien mezclado todo, extendemos sobre papel vegetal y guardamos en el frigorífico.

En una sartén, con un poco de aceite de oliva a fuego medio, ponemos la cebolla muy picadita, los pimientos limpios y cortados en tiras, removemos bien, y añadimos el bacón, removemos y dejamos cocinar unos 5 minutos aproximadamente. Vertimos la pasta de tomate, salpimentamos al gusto, removemos, tapamos y dejamos cocinar a fuego lento unos 15 minutos.

Precalentamos el horno a 180º. Solo la parte de arriba (grill).

Sobre plato apto para grill u horno, ponemos en cada uno una porción de este refrito, y encima de cada porción de bacalao.

Retiramos la corteza de curry del frigorífico, y cortamos del tamaño de cada porción de bacalao, quitándoles el papel vegetal, colocamos sobre cada porción de bacalao.

Horneamos bajo la parrilla durante 5 o 6 minutos, cubriéndolos con una lámina de papel de aluminio.

Servir caliente.

Podemos acompañarlo con arroz cocido.

¡Buen provecho!

JUDIAS BLANCAS CON ESPINACAS


JUDIAS BLANCAS CON ESPINACAS


Ingredientes
2 Botes de judías blancas cocidas (425 gr c/u)
1 Manojo de espinacas
1 Cebolla, picada muy fina
2 Dientes de ajos, picados finamente
1 Zanahoria, pelada y cortada en rodajas
3 Tazas de caldo (verduras o pollo)
1 lata de tomates pelados
Aceite de oliva virgen extra
Sal
Pimienta negra recién molida
Costrones de  queso rallado, o pan con ajo y hierbas (opcional)

Elaboración
Lavamos las espinacas, cortamos en trozos, usando solo la parte verde  de las mismas.
Enjuague las judías blancas.

En una cacerola grande, a fuego medio, calentamos un  chorrito de aceite de oliva virgen extra. Freímos la cebolla, el ajo y la zanahoria, removiendo hasta que las verduras estén tiernas, unos 5 minutos aproximadamente.

Añadimos el tomate, troceado y su jugo, el caldo, la sal y la pimienta al gusto, removemos. Dejamos hervir, y luego bajamos el fuego, tapamos y cocinamos por 5 minutos.

Agregamos las judías blancas, y el verde  de las espinacas, removemos,  y cocinamos a fuego lento, tapado durante 5 a 10 minutos aproximadamente.

Servir caliente en platos soperos, con costrones de pan, o queso rallado espolvoreado encima de cada plato, así las he elaborado yo.

¡Buen provecho!

domingo, 24 de noviembre de 2019

FLUDEN


FLUDEN



Esta receta, la he sacado de uno de mis libros que tengo, investigados por mí, de la cocina judía.

Ingredientes
Para la masa:
600 gr de harina
10 gr de levadura de panadero (seca)
2 Huevos batidos
200 gr de azúcar
60 cc de aceite
70 cc de agua
Para el relleno:
200 gr de jalea de membrillo o mermelada de melocotón
200 gr de azúcar
2 Cucharadita s de canela en polvo
100 gr de pasas sin semillas
50 gr de coco rallado
4 manzanas verdes cortadas en rodajas
Azúcar glas
Canela molida

Elaboración
Mezclamos la harina con la levadura seca y el azúcar, mezclamos bien, incorporamos el aceite, los huevos batidos y el agua fría. Amasamos muy bien, procurando que todos los ingredientes estén bien integrados y forme una masa homogénea, en una sola bola.

Cortamos la bola en 5 partes, una de las cuales algo mayor.

Con la ayuda de un rodillo sobre la mesa de trabajo estiramos bien las masas, que queden bien finitas.

Precalentamos el horno a 180º.

En una fuente para horno, la forramos con la bola estirada más grande.

Mezclamos en un bol, todos los ingredientes para el relleno, procurando que todos estén bien integrados.

Extendemos sobre el fondo de la fuente con la bola grande estirada, una cuarta parte de la masa. Cubrimos con otra bola estirada y cubrimos con más relleno, terminando cubriendo con la última bola estirada.

Espolvoreamos la superficie con azúcar glas y canela mezcladas.

Cocinamos en el horno, durante 1 hora aproximadamente.

Cortamos en rectángulos.

Se deben comer tibios.

¡Buen provecho!

CREMA DE VERDURAS DE INVIERNO CON NUECES


CREMA DE VERDURAS DE INVIERNO CON NUECES



Ingredientes
500 ml de caldo de verduras
400 gr de raíz de apio pelada
3 Endivias medianas
250 ml de leche desnatada
1 Cebolla
2 Cucharadas de nueces de CALONGE,   www.cortijocalonge.es
1 Cucharada de aceite de nuez

Elaboración
Lavamos las endivias, y luego las cortamos por la mitad a lo largo.

En una olla a presión, a fuego medio, con el aceite,  ponemos la cebolla, pelada y  cortada en juliana.

Doramos las cebollas durante 2 minutos, y luego añadimos las endivias, removemos y continuamos cocinando.

Pelamos el apio, cortamos en trozos, y  añadimos la cantidad necesaria. Añadimos el caldo de verduras y la leche, luego cerramos la olla a presión y seguimos cocinando a fuego alto.

Contamos 8 minutos desde el aumento de presión y disminuimos la intensidad del mismo.
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Mientras en una sartén pequeña, ponemos las nueces a tostar un poco.

Apagamos el fuego y abrimos la olla a presión según las indicaciones de seguridad-
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Batimos  todos los ingredientes con una batidora eléctrica, hasta que no quede ningún trocito de verduras o grumos. Si la encuentra espesa, añadimos un poco de caldo de verduras caliente.

Servimos caliente con nueces tostadas por encima.

¡Buen provecho!

sábado, 23 de noviembre de 2019

BOCADOS DE CREMA


BOCADOS DE CREMA



Ingredientes
Para la pasta choux:
80 gr de mantequilla
125 gr de harina
25 cl de agua
3 Huevos
1 Cucharadita de azúcar (mejor vainillada)
1 Pizca de sal
Para la crema pastelera:
50 cl de leche entera
1 Paquete de azúcar vainillada
100 gr de azúcar
1 Huevo
2 Yemas de huevo
50 gr de harina
1 Pizca de sal

Elaboración
Precalentamos el horno a 200º.

En una cacerola, calentamos la mantequilla el agua, la sal y el azúcar, mezclamos bien...

Cuando todo esté bien integrado, añadimos la harina, y por medio de una  cuchara de madera, batimos bien, hasta que la masa se despegue de las paredes de la cacerola.

Retiramos del fuego, y añadimos el huevo y las yemas, todo de uno en uno, sin dejar de batir con la cuchara de madera, hasta que obtengamos una masa suave.

Sobre una placa de horno forrada con papel vegetal, Colocamos la masa en una manga pasteelera, con boquilla redonda grande, y vamos formando bolas grandes, como el tamaño de una rosquilla. Separadas entre sí.

Metemos en el horno, a media altura y dejamos unos 20 o 25 minutos, o hasta que la pasta choux se infle bien.

Sacamos del horno y dejamos enfriar.

Para la crema pastelera: En una cacerola calentamos la leche, la sal y el azúcar vainillada.

Mientras tanto en un bol batimos las yemas de huevo con el azúcar, con una varilla eléctrica o manual, hasta que estas doblen su volumen y tomen un color blanquecino.

Vertimos la harina sobre las yemas, mientras seguimos batiendo, luego la leche hirviendo, y seguimos batiendo, hasta integrar todos los ingredientes.

Vertimos esta mezcla nuevamente en la misma cacerola, y deje que se caliente sin  dejar de batir, hasta que la crema espese. Dejamos que la crema pastelera se enfrie, fuera del fuego, y cuando este  templada, metemos en el frigorífico durante 1 hora.

Despegamos los bocados de pasta choux de la placa de horno.

Ponemos la crema pastelera, en una manga pastelera, con boquilla de punta alargada de relleno, y por un lateral de cada bocado, vamos rellenándolas con la crema pastelera.

Colocamos sobre fuente y espolvoreamos con azúcar glas.

Esta crema pastelera, le podemos dar el sabor a café, chocolate, o el que deseemos.

Están riquísimas.

¡Buen provecho!


LOS TEJIDOS NOBLES DE ORIENTE


LOS TEJIDOS NOBLES DE ORIENTE

Fiona Carsley Historiadora

En la sociedad islámica los tejidos han tenido siempre una importancia capital, pues además de su uso práctico obvio para la vestimenta y la decoración –que es básicamente textil– han servido también como indicativo, según las calidades de los mismos, de la clase social a la que se pertenece, y dentro de las clases aristocráticas y la realeza, constituían una verdadera exhibición de poder o lujo. 
En otro orden de cosas, estas telas han sido a veces el soporte de informaciones que han llegado hasta nuestros días, pues en algunas de ellas se insertaban inscripciones como por ejemplo la tela púrpura de Aquisgrán –hallada en el sepulcro de Carlomagno– que lleva el nombre de dos funcionarios imperiales y del taller del Zeuxippe, cerca del Gran Palacio en Constantinopla, donde se realizó. 
Las telas musulmanas gozaron de gran prestigio; sus producciones no sólo reflejan el gusto por la belleza de estos pueblos, sino que han servido también  para plasmar su historia sagrada y la de sus mitos. Los textiles orientales fueron causa de admiración por los nativos de la Península Ibérica cuando llegaron hasta nuestras tierras, hasta el punto que estos y otros refinados y lujosos artículos, así como otras sofisticadas prácticas y usos, hicieron que la población cristiana empezase a sentirse, primero atraída, y más tarde fascinada, por la nueva cultura que se había asentado en su territorio y que intentaba trasladar hasta aquí la sofisticación y el alto nivel de vida a que estaban acostumbrados en Oriente. De ahí que se acuñara una expresión como “lujo oriental”; el consabido “arte de vivir”, del que también hacían gala los andalusíes, y que contrastaba de manera feroz con la mentalidad cristiana de la oscura Edad Media, en la que la misma religión –en sentido totalmente opuesto– proclamaba que la vida era “un valle de lágrimas”.
La capital de Imperio Bizantino es célebre por la exquisitez de sus producciones textiles de lujo, incluso mucho más allá de sus fronteras. La decoración de sus sederías se hace cada vez más intensa; en ellas se escenifican distintos relatos, inscritos en una serie de medallones en los que, a su vez, se intercalan palmeras y otros elementos florales y vegetales. Entre sus huecos se utilizan rombos e intricadas lacerías, a modo de relleno, culminando en florones. En el interior de los medallones, se relatan, como hemos apuntado, distintos episodios tales como escenas de caza. Es el caso de la famosa tela que encargó el rey sasánida de Persia del siglo III Bahram-Gour, para decorar sus aposentos, donde quería dejar constancia y perpetuar una hazaña increíble. Inscritas en las secuencias marcadas por los distintos medallones, las escenas muestran un cazador a caballo –ataviado según el gusto iraní y protegido por un casco sasánida– apuntando con su arco a un onagro y a un león, consiguiendo, según relata el historiador Tabari (m. 923) alcanzar a ambos antes de ser devorado por la fiera. 
De estos suntuosos tejidos, la mayoría sobrevive en iglesias europeas, y apenas quedan rastros en su lugar de origen. Estas telas eran utilizadas para envolver las reliquias de los santos y para elaborar las casullas y trajes religiosos. De estas magníficas producciones sólo quedan in situ las que fueron producidas por los coptos. 
Los brocados también se utilizaron como material decorativo entre la realeza: aplicados en los manteles para los grandes banquetes, cubriendo los muebles, además de utilizarse en la confección de los ropajes que eran privativos de los reyes y su corte. Este suntuoso tejido se cree que es originario de China, y viajaría hasta Occidente a través de las rutas caravaneras que atravesaban Persia y los países árabes, hasta llegar a Bizancio y terminar en Europa. El brocado se consagra como la producción textil más exquisita en Oriente Medio, originario de Damasco (Siria); de ahí que se acuñe la denominación genérica de “damasco” para definir los tejidos nobles, tejidos de lujo de labor exquisita, con independencia del lugar en que se hubiesen producido. Las miniaturas persas de época medieval muestran los tejidos ricamente elaborados, con bordados de exuberante colorido, y una gran variedad de temáticas como flores, pájaros, árboles, escenas bucólicas de jardines... Los árabes se ocuparon de trasladar esta habilidad artesana hasta el norte de África, y luego a al-Andalus; de hecho, la palabra inglesa broderie deriva de la española “brocado”, que es una corrupción del término “bordado” en latín vulgar, pues probablemente fuera en Inglaterra donde se vieron los primeros, aunque es casi seguro que su manufactura fuera italiana. En un inventario de las pertenencias del rey Eduardo IV, realizado tras su muerte, en 1480, aparecía en un listado “una toga de satén bordada en oro”, similar a las que se utilizaban en aquella época en Génova y Florencia. Siglos más tarde, en el XVII, Lyon se convierte en el mayor centro del bordado en Francia.


EL CANTO ANDALUSÍ Y LA ESCUELA DE ZIRYAB




El amplio repertorio lírico de la fecunda al-Andalus aún vive manteniendo en su cuerpo y armadura musical su seña de identidad con urdimbre y cadencias en forma de notas, que han quedado flotando en la atmósfera durante siglos, a la vez que rememoran con nostalgia un pasado de glorias y reconocimiento. Este sentir por la música andalusí, su belleza y sólida armonía es transmitido por Amina Alaoui en su artículo "El Canto Andalusí: Aproximación Histórica y Geográfica a la Herencia Andalusí", donde hace referencia a títulos tan interesantes como el concepto de canto según los tratados Árabes, la Nuba en función del tipo de canto empleado, o la relación entre la escuela musical de Oriente y Occidente, donde sobresale la escuela de canto del polifacético Ziryab, a la que haremos referencia más adelante. Por ello, por su ferviente amor dedicado a al-Andalus, su punto de vista tan sensible, basado en la eterna admiración y sus frases de contenido limpio, es lícito rememorar parte de sus palabras.
Como ejemplo de la fusión musical andalusí diremos que relaciona armonía y monumento, la Alhambra y las piezas musicales, dotadas de un mestizaje que a modo de sello le confiere personalidad y carácter único. La mezcla de ritmo y acordes es semejante a la arquitectura, estilos artísticos y añadidos como elementos constructivos que hacen de ella una realidad firme y tendente a la tolerancia, por su fusión transmisora poético-filosófica, comparable a los saberes de los grandes, como Averroes o Ibn Arabí.

El nuevo género musical, al gestarse en esta simbiosis de culturas, fruto de la actualidad histórica en la que ve la luz, se identifica por ser compleja y refinada. Miles de matices coloristas inspirados en sabores, fragancias y texturas de sedas, pasamanería y encaje, muestran un gusto y rigurosidad en la composición, así como exquisitez en las formas, no dejando nada a la improvisación, no obstante en apariencia de una gran soltura y ligereza.
Por su vinculación al concepto de la creación, esta enraíza, al igual que otros tantos géneros musicales surgidos en el tiempo, a un origen divino inspirado en el Paraíso, la esfera celeste y la eternidad del alma; de ahí su fuerte contenido alegórico que se fundamenta en tres conceptos esenciales, tal y como defiende Amina:

- Que el alma contenida en el recipiente del cuerpo vive y se alimenta del canto y la música.
- Que el duende o tarab representa el éxtasis que se produce en el alma al apreciar el sonido musical.
- La evidente sintonía de la música con la Armonía Universal al considerarla como inspiración divina de procedencia directa del mundo universal.

Desde un primer momento es la música la que se pone al servicio de la voz hablada en forma de poema, dándole entonación y un marcado ritmo a base de acordes que, con el devenir del tiempo, desarrollará una cada vez mayor complejidad hasta eclosionar en un auténtico "Renacimiento" musical. Este florecimiento radiante será a partir de ahora la insignia que caracterizará la cultura musical árabe hasta nuestros días.
La gran al-Andalus, heredera directa de de todas las artes y conocimientos en su más amplia acepción, se ve colmada por la aparición de una nueva figura engarzada a partir de ahora y para siempre en su historia: Ziryab, hombre de gran portento cuyo bagaje cultural e interés continuo encaminado al aprendizaje y asimilación de teorías que dotarían de contenidos su propio enriquecimiento personal, le llevará también a convertirse en maestro de gran talento en este campo. Este recibió el sobrenombre del "mirlo negro", por su tez morena, su bello timbre dotado de perfectas cualidades sonoras y un prodigioso dominio de la voz cantada (ya que el artista de la época debía poseer cualidades excepcionales para la interpretación: una ferviente espiritualidad, expresividad y facilidad en la pronunciación; es decir, un dominio de la técnica fuera de lo común que le permitiera llegar a un gran reconocimiento en la tradición musical).

Su mecenas en este campo fue el gran maestro Ishaq al Mawsili, aunque la leyenda hace mención a distintas versiones sobre la relación existente entre los dos prestigiosos músicos: una de ellas pone de manifiesto como, en ocasiones el alumno aventaja al maestro y, por envidia este último, cuyo poder para mover los hilos en la Corte era superior, Ziryab perdió el favor del Califa Harûn Rachid, en cuyo palacio residía como cortesano. Tal vez fuese así, otra interpretación lo señala a él mismo como único responsable de su despido por "actitud irreverente y rebelde" de un por un entonces jovencísimo y temperamental Ziryab durante su estancia en la corte, al saltarse las reglas establecidas entre alumnos y maestros. Hay relatos que sostienen que, sencillamente, el mentor le amenazó con un futuro lleno de desdichas si no se marchaba de Bagdag dejándole el terreno libre, a lo que Ziryab, sabedor del considerable poder que poseía, respondió con su marcha sin ni siquiera dar explicaciones al califa.

En cualquier caso, Ziryab, tras pasar algunos años en Irak - en los cuáles se pierde la pista de sus avatares- encontraría al fin fortuna gracias a los favores de otro califa, Abderramán II, que fue recibido con todos los honores -¿qué mejor honor que el mismísimo califa en persona saliera a su encuentro a caballo, le cubriera de regalos y le concediera un lugar privilegiado reservado exclusivamente a sus íntimos en la corte de Córdoba, en este caso como jefe de los cantores de palacio? Alaoui puntualiza en este apartado que no pudo ser -tal y como aporta Ibn Jaldún en su "Discurso sobre la Historia Universal"- recibido por el padre del califa protector, el emir Al Hakam I, magnánimo protector de las artes y ante quien los prejuicios religiosos atribuidos al género musical de antaño irían esfumándose poco a poco. Si bien es cierto que conocía la pronta llegada de Ziryab, nunca sin embargo llegaría a verlo, ya que fallecería poco tiempo antes, a la edad de 53 años. El músico, sabedor de la muerte del emir estando ya de camino, a punto estuvo de dar media vuelta, aunque cambió de idea una vez supo que su sucesor se reafirmaba en la proposición que en su momento hiciera su padre.
                                                   Tan generosa contigo la lluvia al caer,
                                                    ¡Oh días de la unión en al-Andalus!
                                                           Inqillab al-ramal. Moaxaja.
                                                                                                 Ibn al Jatib
Así, podemos decir que en la Córdoba del año 822 surge el que puede considerarse el primer Conservatorio de Música de Europa en la acepción con la que se conoce hoy día, donde ejerció sus dotes como pedagogo musical. Introdujo una técnica innovadora especialmente en lo que se refiere a materia de canto, con un esquema original de creación propia que le llevaría a formar grandes artistas. Estas enseñanzas se convirtieron en dogma que nadie discutía, puesto que la alargada sombra del gran Ziryab se prolongaba hacia otras muchas disciplinas que le hicieron merecedor de la admiración y debilidad que la nobleza sentía por él, convirtiéndose en práctica imposible el rebatirle alguna teoría.

Sus curiosas reglas en torno al canto no dejan de llamar la atención por inverosímiles, si bien es cierto que funcionaron lo suficientemente bien como para ser precursoras de una de las etapas de mayor resplandor musical. Al nuevo aspirante lo sentaba sobre un almohadón de cuero (otras aclaraciones dicen que colocaba al alumno de pie sobre una banqueta) para calibrar la potencia de voz según la cuál establecía su calificación; tenía que gritar lo más alto y agudo posible "Ya Haÿÿan" ("Oh barbero"). Si el pupilo cumplía la expectativas comenzaba su disciplina de inmediato, de no ser así -ya fuese por problemas observados en la respiración, un timbre demasiado incrustado en la máscara facial, o problemas de dicción-, intervenía antes en su preparación física, asiendo a su abdomen un turbante que haría presión, con la intención de reducirlo para mejorar la colocación de los sonidos emitidos; si el cantante tenía problemas de relajación a la hora de controlar su mandíbula abierta al cantar, le indicaba como remedio el morder durante las noches un trozo de madera de unos dedos de anchura para que esta cediese en favor de una mayor abertura. Si finalmente nada funcionaba, lo mejor era dedicarse a otro oficio con más fortuna.

Tras esta primera fase, proseguía el arduo entrenamiento, ya que el individuo ha de estar bien dispuesto, física y psíquicamente, para dedicarse en cuerpo y alma a la perfección musical, sin obstáculos que distraigan su atención; primero a capella, recitando en verso, hasta obtener una dicción clara, llevando el compás más tarde con un instrumento de percusión; después la enseñanza de la melodía apropiada y aplicada al recitativo, sin florituras ni adornos. Finalmente, la fase de interpretación, con la impostación precisa, perfección de la emisión, afinación, expresividad, modulación según la intensidad del verso o compás entonado, coloratura, trinos, etc., hasta que la habilidad de esta práctica era impecable.

Otra de sus empresas es la inserción de la quinta cuerda en el laúd, con una simbología especial, así como la tinción de todas las restantes, como medio de personificar los humores del cuerpo humano en relación a los elementos de la tierra. La primera cuerda, que tiñe de amarillo, vendrá a representar la bilis y el elemento del fuego; la segunda, que sería roja, el aire y la sangre. La tercera cuerda, que es la que incorpora Ziryab, tendrá un color carmesí, como caracterización de la vida y el alma. Restan la blanca, sin teñir, manifestación del agua y la flema y, por último, la cuerda negra, encarnación de la tierra y la melancolía. A este nuevo sistema de acordes añadió la pluma de águila para puntearlas en lugar de la de madera que se había empleado hasta el momento. Tanta destreza, imaginación y desenvoltura para la creación le facilitó la resolución de un nuevo género musical, la Nuba, canciones encadenadas en base a los ritmos en cuatro movimientos, cuya duración se prolongaba durante horas para agasajo del emocionado asistente al concierto, constituyendo un verdadero despliegue de exhibicionismo creativo.
Por desgracia, no existen muchas más noticias al respecto, a pesar de la curiosidad que despierta tanto este célebre personaje como su metodología, la cual no se aleja demasiado de algunas de las teorías o conceptos instaurados en el aprendizaje musical moderno. No hay que ser un estudioso o gran entendido en la materia para entender la belleza escondida en la complejidad de la música como canto sostenida por la voz, reflejo de las pasiones humanas donde el cantante desnuda el alma en cada nota, en cada compás, en cada verso inspirado desde lo más profundo del ser. De no ser así, ¿buscaríamos regocijo en otra forma de transmisión, superior al simple diálogo hablado despojado de las cualidades ornamentales, que aúne la que es posiblemente la más valiosa herencia que ha logrado vencer el inexorable paso del tiempo hasta nuestros días?

Reportaje "El canto Andalusí y la escuela de Ziryab". Autora: Carmen Checa. Publicado en el nº 37 de la revista El legado andalusí. Una nueva sociedad mediterránea. Edita Fundación El legado andalusí.