V. AL-MUTAMID (1040-1095).
Si los
andalusíes hubiesen compuesto cantares de gesta, su héroe indiscutible hubiese
sido el rey al-Mu`tamid de Sevilla. Al–Mutamid, ocupa un distinguidísimo lugar
entre los poetas árabes y por su extraño destino, y por la trágica caída en que
arrastró a todos los suyos, aparece como un héroe digno de la poesía. A pesar
de su índole malvada, este tirano cruel, no sólo fue amante y favorecedor de
las letras, sino también poeta y autor de muchas composiciones. Sirva de
ejemplo la siguiente a la ciudad de Ronda:
La perla de mis dominios, mi fortaleza te llano,
desde el punto en que mi ejercito, a vencer
acostumbrado, con lazas y con alfanjes,
te puso al fin en mi mano. Hasta que llega
a la cumbre de la gloria peleando, mi ejercito
valeroso no se reposa en el campo. Yo soy
tu señor ahora, tu mi defensa y amparo.
Dure mi vida, y la muerte no evitaran
mis contrarios. Sus huestes cubrí de oprobio.
En ellas sembré el estrago, y de cortadas
cabezas. Hice magnífico ornato, que ciñe,
cual gargantilla. Las puertas de mi palacio .
V. 1. LA POESÍA DE AL-MU`TAMID.

La poesía de Al-Mu`tamid de Sevilla está, en gran parte, libre del lenguaje
hermético para los no iniciados que emplea con profusión la poesía árabe
medieval. La clave de su claridad se encuentra, tal vez, en un hecho
extraliterario: su condición real, que le permitió servirse de la poesía y no
ser el sirviente de ésta.
Su poesía no está libre de retórica, pues utiliza diversos juegos de palabras
típicos de la poesía árabe: Tagnís o paranomasia, tadmín o intercalación, e
incluso un acróstico, pero siempre con un refinado equilibrio. Su léxico, por
otra parte, es sencillo, sin arcaísmos ni palabras rebuscadas.
Su lenguaje poético parece centrarse en la antítesís, especialmente en la
contraposición luz/oscuridad, por lo que su poesía se convierte, en su primera
época, en nocturna y astral: la noche iluminada por los astros es la única
descripción de la naturaleza que se encuentra en sus poemas. Los otros
elementos naturales (jardín, flores, animales, agua) sólo aparecen como
comparaciones antropológicas. El léon será el guerrero; la gacela, la mujer; el
agua será metáfora de la generosidad como rocío o como nube y en sus poemas del
exilio, será llanto, hiperbólicamente transformado en lluvia y océano; los
pájaros serán, también en Agmat, metáforas de la libertad. La mujer será jardín
perfumado, rama por su cintura y rosa por sus mejillas, pero sobre todo
astro:
La amada
¡Oh mi elegida entre todos los seres humanos!
¡Oh Estrella! ¡Oh luna!
¡Oh rama cuando camina,
oh gacela cuando mira!
¡Oh aliento del jardín, cuando
le agita la brisa de la aurora!
¡Oh dueña de una mirada lánguida,
que me encadena!
¿Cuándo me curaré? ¡Por ti daría la vista y el oído!
Tu frescor aliviaría
la oscuridad de mi corazón .
Y él mismo se describe como un astro, la luna, rodeado de los antitéticos
doncellas/estrellas y caballeros/tinieblas. La oposición tinieblas/luz se
convierte en tropos de los sentimientos:
La noche de tu ausencia es larga
¡Que nuestro abrazo de amor sea como el alba !
Sin el contraste de las tinieblas, al-Mu`tamid no gusta demasiado del sol
diurno, símbolo de la gloria:
Nuestra gloria es como el sol, en altura y brillo .
Por eso lo prefiere velado, por la luna o las nubes:
Se levantó y veló de mis ojos con su figura,
el disco solar ¡Ojala se velase igual la desgracia!
Ella sabe sin duda que es una luna.
¿Qué puede ocultar el sol sino la faz de la luna?
Cuando te lanzaste al combate, enlorigado,
velado el rostro con el almófar,
creímos que tu rostro era el sol de la mañana,
velado por una nube de ámbar .
La noche tiene otro significado
para el poeta: el sueño, lleno de visiones eróticas. Sus poemas oníricos son
los más sensuales, como vemos en este poema:
Amor onírico
Te he visto en sueños en mi lecho
y era como si tu brazo mullido fuese mi almohada,
era como si me abrazases y sintieses
el amor y el desvelo que yo siento,
es como si te besase los labios, la nuca,
las mejillas, y lograse mi deseo.
¡Por tu amor!, si no me visitase tu imagen
en sueños, a intervalos, no dormiría más .
El vehículo normal de su poesía es la casída (es una forma poética propia de la
Arabia preislámica; se trataba de un género poético extenso, de más de 50
versos e incluso más de 100. ) y la métrica clásica árabe. En los siguientes
ejemplos presentamos una antología de poemas del poeta, donde creemos que podrá
observarse su calidad poética:
TRES COSAS
Tres cosas impidieron que me visitara
por miedo al espía y temor del irritado envidioso;
la luz de su frente, el tintineo de sus joyas
y el fragante ámbar que envolvía sus vestidos.
Supón que se tapa la frente con la amplia bocamanga,
y se despoja de las joyas, más ¿Qué hará con su aroma?
EL COPERO, LA COPA Y EL VINO
Apareció, exhalando aromas de sándalo,
al doblar la cintura por el esbelto talle,
¡Cuántas veces me sirvió, aquella oscura noche,
en agua cristalizada, rosas líquidas!
DESPEDIDA
Cuando nos encontramos para despedirnos, de mañanita,
ya tremolaban las banderas en el patio del alcázar;
eran acercados los corceles, redoblaban los atabales:
eran las señales de partida.
Lloramos sangre, hasta que nuestros ojos eran como
heridas
al fluir aquel líquido rojo.
Y esperábamos volver a vernos a los tres días...
¿Qué habría sucedido si hubiesen sido más?
EL RELÁMPAGO
El relámpago le asustó, cuando en su mano
el relámpago del vino resplandecía.
¡Ojalá supiera cómo, si ella es el sol de la mañana,
se asusta de la luz!
CARTA
Te escribo consciente de que estás lejos de mí,
y en mi corazón, la congoja de la tristeza;
no escriben los cálamos sino mis lágrimas
que trazan un escrito de amor sobre la página de la
mejilla;
si no lo impidiera la gloria, te visitaría
apasionado
y a escondidas, como visita el rocío los pétalos de la
rosa;
Te besaría los labios rojos bajo el velo
y te abrazaría del cinturón al collar;
¡Ausente de mi lado, estás junto a mí!
Si de mis ojos estás ausente, no de mi corazón.
¡Cumple la promesa que nos hicimos, pues yo,
tú lo sabes, cumplo mi parte!
LA AURORA LADRONA
Disfrazó la pasión que quería ocultar,
más la lengua de las lágrimas se negó a callar;
Partieron, y ocultó su dolor, más lo divulgó
el llanto de la pena, tan evidente y
balbuceante;
les acompañé mientras la noche descuidaba su
vestidura,
hasta que apareció ante sus ojos una señal evidente:
Me detuve allí perplejo: la mano de la aurora
me había robado las estrellas.
EL CORAZÓN
El corazón persiste y yo no cesa;
la pasión es grande y no se oculta;
las lágrimas corren como las gotas de lluvia,
el cuerpo se agosta con su color amarillo;
y esto sucede cuando la que amo, a mí está
unida:
¿Qué sería, si de mí se apartase?
la casida
clásica estaba formada por una única rima que se mantenía a lo largo de todo el
poema, en su forma más extendida suele componerse de pareados, aunque en la
versión persa posterior sólo hay un pareado al comienzo, mientras que a partir
de ahí sólo el segundo verso de cada par rima con dicho pareado inicial
En el siglo
IX, el escritor de ascendencia irania ibn Qutayba dice en su obra Kitāb aš-šiʿr
wa-š-šuʿarāʾ (Libro de la poesía y los poetas) que la casida se compone de tres
partes: comienza con una apertura nostálgica, denominada naṣīb, en la que el
poeta reflexiona sobre el pasado. Un tópico usual es el del poeta persiguiendo
la caravana de su amor; cuando logra alcanzar el campamento, la caravana ya lo
ha abandonado. Tras el naṣīb suele venir el tajalluṣ, una especie de alivio de
la nostalgia, que sirve de transición a la siguiente parte del poema, el raḥīl,
en que el poeta contempla la dureza de la naturaleza y de la vida alejado de la
tribu. Finalmente, el último apartado está dedicado al mensaje central del
poema, que puede dedicarse a alabar a la tribu (fajr); a bromear sobre otras
tribus (hiŷāʾ); o a presentar máximas morales (ḥikam).
Aunque muchas
de las casidas posteriores se apartan de este esquema, en muchas de ellas sigue
siendo reconocible, al menos como referencia. Una de las casidas más famosas,
especialmente entre los musulmanes suníes, es la Qaṣīdat al-Burda («Casida del
Manto») de Muhammad al-Busiri, que la escribió por atribuir la sanación de su
parálisis a un sueño donde el profeta Mahoma lo había cubierto con su manto.
Publicado por al-Andalus