miércoles, 1 de abril de 2020

SAMUEL EL ESPECIERO


SAMUEL EL ESPECIERO

Narciso DÍaz de Escovar

Empezaba á correr el Siglo X I y eran grandes las luchas exis - tentes entre los mismos musulmanes, provocadas por la ambición de los más y el odio feroz que tantas y tantas veces fué causa de que se ensangrentase la comarca malagueña. El guerrero que disponía de un centenar de hombres aspiraba á convertirse en gefe de una monarquía y los hermanos luchaban contra los hermanos, sin detenerse para ello en ninguna clase de obstáculos. Eslavos y bereberes, dentro de los límites de nuestra Provincia, se ensañaban de un modo horrible y conspirabati sin descanso por obtener la victoria ó perpetuar su influencia. En esta época existió en Málaga un judío, cuyo nombre ha llegado á ser célebre, no solo en la historia de Málaga, sino en la del Reino Granadino. Llamábanle el Rabí Samuel ha Levi; los hebreos y los mahometanos lo conocían por Aben Naghdela. Era dueño de una tienda humilde de especería, la cual se hallaba situada, junto á una mansión fortificada, propia de Abul Casim ben al Arif, Wazir de Habbús, Señor de Granada. (1) Era Samuel hombre enérgico, constante como casi todos los de su raza, y dotado de especiales conocimientos que en largas boras de estudio había adquirido. (1) Un ilustrado estrangero, que viene haciendo estudios históricos relativos á Málaga, dá como averiguado que la tienda del Rabí Samuel ha Levi, se hallaba no lejos de la actual calle de la Alcazabilla.
CURIOSIDADES MALAGUEÑAS ^5 Los sirvientes del Wazir granadino, aprovechando la vecindad, pasaban no poco tiempo en la casa de Samuel, entretenidos con la charla simpática é instructiva de este. Los que no sabían escribir buscaban la ocasión para que Samuel les redactara y escribiera su correspondencia, trabajo al cual se prestaba el ju - dio, no sabemos si por amistad ó por ganar algunas monedas, lo cual es má s probable dada la estrechez de su posición. El ministro de Habbús apreció en varias ocasiones las cartas que Samuel escribía. No supo qué admirar más si la letra magnífica y elegante que usaba, tan apreciada entonces, ó los conceptos admirables que revelaban el talento no común del modesto especiero. Adivinó lo que aquel judio valía, comprendió que no era el puesto que ocupaba digno de aquel hombre, y mostró deseoá de conocerlo. Fácilmente quedó satisfecha su curiosidad. Puso á pruebas el mérito de Samuel y el éxito le animó á convertir en arma de su influencia al especiero, que naturalmente aceptó cuanto se le quiso proponer. Tal vez se realizaban con ello sueños y planes, que en horas de ambición formó el judio, cauto para no darlos á conocer antes y sagaz en no desperdiciar ocasiones. Casim vió en Samuel un político hábil y un auxiliar importante. No vaciló, y haciéndole cerrar su despacho de especería lo condujo á Granada y lo presentó á sus compañeros, invistiéndolo de honores y lográndole puestos de valía. Samuel, ya entonces conocido en la corte granadina por Aben Naghdela desempeñó su papel político con la maestría que Casim ben al Arif esperaba.. Habbús no fué tampoco esquivo para el hebreo y sus consejos los oía con preferencia, estimando la adquisición de su Wazir. Murió Casim y el Señor de Granada deseó que no le reemplazase otro que Aben Naghdela. Revestido este con tan ambicionado cargo, empezó á mostrarse tal como era y á evidenciar sus energías. Dos enemigos poderosos trataron de combatir su influencia. Ambos le odiaban á muerte.'Ni hipócritamente guardaban su odio, ni les contrariaba que Aben Naghdela lo comprendiese. Era uno de estos enemigos Aben Bacanna, beréber sanguinario, que gobernaba las posesiones malagueñas de España, como Wazir de Idris I . Era el otro enemigo irreconciliable. Aben Abbás, ministro del Califa en Almería, más osado que valiente.
NARCISO DIAZ DE ESCOVAR Una noche, refiere Guillen Robles en sn notable Historia de Málaga, recibió Aben Naghdela la noticia de la muerte del vizir almeriense. Entregóse al sueño poco después y le pareció oir una voz que le recitaba tres versos hebreos, cuyo sentido era el siguiente: «Ya Aben Abbás ha perecido lo mismo que sus amigos y parciales; alabanza y santificación á Dios.» «El otro vizir que conspiraba contra él será en breve abatido y reducido á polvo.» «¡Qué se han hecho todas sus murmuraciones, todas sus maldades, todo su poder; Santificado sea el nombre de Dios!» (1) Pocos años después, esta predicción estraña, inspirada por el odio se vió cumplida. Aben Bacanna aclamó por Sultán de Málaga á Yahya, hijo del difunto IdrisI, pero al entrar en el puerto malagueño los bajeles del eslavo Nacha con el califa Hasán, huyó Bacanna y se refugió en Gomares. Un dia fué este invitado por el califa á residir en Málaga. Fióse de la palabra del soberano y no vaciló en llegar á su lado, sin ver la traición que se le urdía. El antiguo Wazir de Málaga fué inmediatamente preso y decapitado. Los asesinatos de Aben Abbás y Aben Bacanna, dejaron al malagueño Samuel libre el campo de enemigos poderosos, sin que él tuviese parte en sus fines trágicos. Algunos años más debió durar en Granada la influencia de Aben Naghdela, pero sin que la historia nos dé nuevo dato sobre su vida, ni llegue á fijar la época de su muerte.
LA MORA GARRIDA AL ESCRITOR D.JUAN DENAMIEL DE CASTRO Este nombre vá unido á una romántica aventura ocurrida durante el sitio de Antequera. El historiador D. Cristóbal Fernandez dedicó preferente atención, en el Gapítulo XVII I de su Historia de Antequera, á este ori- (1) Esta tradición la copiamos de la Historia de Málaga y su provincia, por el Académico D. Francisco Gnillen Robles, pág. 169.
 CURIOSIDADES MALAGUEÑAS g7 ginal hecho. De sus páginas copiamos, ó estractamos, cuanto vamos á referir. Deseaba con ardor el Infante D. Fernando descubrir las avanzadas de los árabes para salir al combate. El plan de ataque estaba dispuesto. Mientras se presentaban los moros gTanadinos*y se preparaban los nuestros á rechazarles, se paralizaron bastante las operaciones de guerra. Un alférez de laCompañía de D. Pedro Ponce de León, llamado Pedro Montalvo, recorricTsolo la línea de los enemigos y detenidosá los márgenes del río, entre el cerro de San Cristóbal y los peñascos donde las murallas se asentaban, se entretenía en ver los adarves, cuando le pareció divisar una hermosa mora. Como la muralla era baja por aquel sitio, á causa de que los peñascos, que la servían de cimiento, impedían la subida y la hacían inaccesible, tuvo oportunidad Montalvo para examinar detenidamente á la mora. * Favoreció ella misma su curiosidad, porque incorporándose sóbrel a superficie del muro, y descubriendo su talle, quedó perfectamente á la vista del cristiano. Montalvo despreciando el peligro atravesó el rio y se detuvo al pié de los riscos. Le dirigió la palabra en árabe y la musulmana le contestó. Supo entonces que aquella mora se llamaba Daifahalema y se le conocía por la mora Garrida. Era esposa de Alí Reduan, vecino de Antequera. El Rey de Granada Juseph la había pretendido, ofreciéndole el esplendor de una corona, sin que esta la deslumhrase. Daifahalema añadió que despreciaba la Religión del Coran, por creerla absurda y supersticiosa y en cambio era admiradora de Jesús y de sus máximas. Espuso su conformidad en huir de la plaza y su deseo de ser bautizada. Apenas había pronunciado estas palabras, cuando silbó una flecha disparada desde cercana torre. Montalvo quedó ileso, pero la mora comprendió que estaba perdida. Dirigipse entonces hacia el jarabe, fingió halagarlo para comprar su silencio y aprovechando una ocasión favorable, con increíble fuerza, arrojó al moro por la muralla al precipicio, donde se hizo pedazos. Montalvo pudo de nuevo hablar con Daifahalema y ambos convinieron en la huida de esta para la noche siguiente, en que Montalvo iría provisto de escala. § 8
NARCISO DÍAZ DE ESCOVAR Cuando el noble alférez cristiano, dejando el campamento, marchó en la noche convenida hacia las murallas de Antéquera^ para librar á la esposa de Al i Reduan, se encontró en el camino á Guillermo de Renes, soldado de nuestro ejército, pero de origen francés. Renes y Montalvo se consideraban con derecho á aquella mujer. Riñeron y si Daifahalema no hubiese detenido el brazo de Montalvo mal lo hubiese pasado el francés. Acudió la ronda y apaciguando á los reñidores los llevó á la presencia del Infante. Montalvo alegó su derecho, refirió su entrevista del dia anterior y su propósito concertado con la mora de contraer matrimonio. A su vez Guillermo de Renes contó que el dia antes se apercibió del diálogo de Montalvo y Daifahalema y quiso ser su libertador, lo cual había realizado. Concluyó declarándose enamorado de la mora y pidiendo al Infante su mano. D. Fernando aplazó la contestación, hasta tanto que viese cual de los dos guerreros se distinguía más en la conquista de Antequera. Daifahalema fué bautizada con toda solemnidad por el Obispo de Falencia, siendo sus padrinos el Infante y el Almirante de Castilla D. Alonso Enriquez. Se le puso por nombre Leonor, en recuerdo de la esposa del Regente. Los pretendientes de la nueva cristiana hicieron proezas en el asalto de Antequera. Ambos se distinguieron tanto que el Infante no se atrevió á fallar y dejó la resolución á D.a Leonor. Esta escogió á Montalvo, que ascendido á Capitán, colmó su dicha llamando esposa á la bella Leonor. Esta aventura ha sido origen de romances é historietas. La musa popularla adornó de nuevos detalles y los historiadores confirmaron el relato que he apuntado. En esta aventura tuvo origen aquella quintilla de Juan Galindo que dice: Viendo cosa tan lucida toda mi vida estuviera: abajo en la descendida , vióle á raorica Garrida

LA HEROINA DE ALOZAINA


L A HEROINA D E ALOZAINA


Narciso Diaz de Escovar

 La historia de España nos dá á conocer, no una, sino muchas heroínas, cuyos nombres son orgullo y gloria de nuestra península. La sublevación de los moriscos dió celebridad á muchas humildes hijas de la provincia de Málaga, entre ellas Juana de Escalante y Maria Sagredo, modelos de valor y heroísmo. Lorenzo Alfaqui, de origen árabe y de sanguinarios instintos, reunió en las alturas de Sierra Bermeja más de tres mil moriscos de Ronda. Eran capitanes de ellos Alíbr y Yabelí. Proyectaron apoderarse de Alozaina, pueblo que sabían estaba casi deshabitado, pues sus vecinos habían ido á la siega y solo mujeres había en sus casas. Seiscientos hombres salieron para dicho pueblo y el camino lo regaron con la sangre de cuantos campesinos cristianos hallaban. Llegaron alas calles de Alozaina,donde,según Guillen,había solo siete vecinos. Los demás eran niños ó mujeres. El escudero Ginés Martín logró atravesar las filas de los moriscos, dando la voz de alarma se unió á los siete hombres y con las mujeres se guareció en el castillo, que estaba ruinoso y casi abandonado. Entonces las mujeres poniéndose las monteras, los capacetes y capotes de los hombres andaban por las almenas fingiendo que existía numerosa guarnición (1): otras tocaban á rebato volteando la campana de la capilla que existía dentro de los muros del castillo. Envalentonados los árabes, creyendo seguro el triunfo, dispa- (1) Historia de Málaga, por Guillen Robles. 6
 NARCISO DÍAZ DE ESCOVAR raban contra el castillo. Uno de sus más decididos defensores Martín Sagredo Domínguez cayó gravemente herido. Tenía este una hija llamada María, de tanta hermosura como corazón, que auxiliaba á su padre. A l verlo caer, al mirar correr su sangre, aquella heroína arrancó la aljaba y ballesta de las manos del moribundo, se colocó en lo más alto del muro y defendió con incansable ardimiento , un portillo hacia el cual los moriscos se precipitaban. Cayó muerto .uno de estos, muchos se vieron heridos y los restantes se acobardaron ante la bravura de aquella cristiana. Los vecinos que estaban en el campo oyeron las campanas, el clamoreo y las descargas y unos tras otros regresaron ansiosos á sus hogares. Derrotados los muslines prendieron fuego en su huida á más de treinta casas y se refugiaron en la Sierra, dejando nuevamente Alozaina en poder de los cristianos. Medina Conde en su Diccionario Geográfico Malacitano, (1) reunió apuntes que distan algo del relato anterior. Hablando de Alozaina se dice: «que una sola mujer llamada María de Segredo la defendió de que la asaltasen los moros, pues habiéndolo avisado de que tenían una escala echada á la Torre que estaba sobre las puertas y no habiendo ni un hombre solo en el pueblo, acudió corriendo á socorrer la parte que pudiera y con efecto se asomó á la Torre y vió que por la escala iban subiendo tres moros y en el mismo sitio había unas colmenas. Se volvió y tomó un corcho muy lleno de ganado y lo tiró al primero que subía. Lo derribó y á los demás, uno encimado otros y no contenta con esto ni con haber muerto á uno de ellos del golpe, practicó la misma diligencia con otras dos colmenas que aunque ninguna les pegó se hicieron pedazos los corchos y huyendo de las abejas los veinte y dos ó veinte y tres que venían, desalojaron el pais.» El héroisrao de María Sagredo, á quien indudablemente se debió que el castillo ño fuera asaltado, se conoció en toda España. El Rey supo la hidalga y temeraria acción de la joven malagueña y quiso premiarla. Efectivamente, en nuestros archivos consta que la bondad Real concedía poco tiempo después á María Sagredo, en concepto de dote y como premio á su bravura, unos heredamientos en Torróx. (1) M. S, de la Biblioteca Episcopal.

UN WAL I DE MÁLAGA


UN WAL I D E MÁLAGA

Narciso Diaz de Escovar

La historia no ha llegado á legarnos el nombre de un Wali de Málaga, que escaló tan honorífico puesto, gracias á una casualidad y á un deseo oportunamente expresado, en sus dias de estudiante. En la época brillantísima del califato deCórdoba,asistían á una de las Escuelas de aquella ciudad, cinco jóvenes bastante aplicados, llenos de entusiasmos y ambiciones. De solo uno conocemos el nombre. Se llamaba Mohammed abi Amer, había nacido en la Provincia de Málaga, en un pueblo llamado Terquex, á orillas del Río Guadiaro, que algunos autores consideran como nuestro actual Cortes de la Frontera. Descendía del esforzado Abdelmelik, uno de los pocos asiáticos que acompañaron á Thavic ben Ziyad al posesionarse de España, aprovechando la ñaqueza y rencillas de los Godos y la falta de previsión de su Re y don Rodrigo. Otro de los estudiantes había nacido en Málaga y era un hijo orgulloso de su madre patria, á quien no deslumhraban los encantos y riquezas de la ciudad de los califas. Según refiere Dozy y traslada Guillen Robles, habían celebrado un convite bajo las enramadas de frondosos jardines. Cuando tal vez el vino había calentado sus cabezas, agigantando sus aspiraciones, tras un instante de meditación, levantóse Mohammed abi Amer y exclamó:—Compañeros, tengo la convicción de que algún dia he de ser el dueño de este país. Sonriéndose añadió. —Pedidme para entonces lo que queráis. Los cuatro amigos tomaron á risa la pretenciosa propuesta de Mohammed, pero en su broma siguiéronle la corriente y le acompañaron en sus ilusiones de estudiante soñador. El malagueño levantando su vaso dijo: 2^4 
NAKCISO DÍAZ DE ESCOVAR —Los higos que vienen de Málaga son mi mayor delicia (1) y aquella ciudad, que es mi patria, el cariño de mi alma. Hazme Wali de Málaga para que pueda vivir en ella y comer aquellos higos siempre que guste. Otro de los compañeros añadió: —¡Oh, gran Mohammed! los buñuelos que hemos comido son deliciosos y al recordarlos solo se me ocurre desear que cuando seas Señor de Córdoba me nombres Inspector del Mercado, pues con eso los comeré á pasto y de valde. El tercer estudiante, no quiso ser menos, y con tono más burlón que el de sus colegas expresó: —Estos hermosos jardines me encantan. Nómbrame Gobernador de la ciudad para que pueda gozar de ellos á mi placer. Silencioso escuchó á sus condiscípulos el cuarto estudiante y en vano esperaban aquellos que formulase su petición. Notando que seguía callando, le interpeló Mohammed. —¿Y tú eres tan resignado que nada pides? Levantándose prorrumpió: —Yo solo digo, miserable fanfarrón, que si alguna vez llegas á ser lo que tu orgullo sueña, consiento y te pido ordenes se me monte desnudo y untado de miel en un asno, para que me piquen las moscas y me hieran con sus aguijones las abejas y así me saques á la vergüenza por las calles y plazas de Córdoba. Contrarió á Mohammed aquella salida inesperada de su amigo, que puso término á la broma, y poco después regresaron á la ciudad los estudiantes. Acabados sus estudios aquellos cinco amigos se separaron. Siguiendo distintos caminos pocas veces se vieron. Mohammed logró introducirse en la corte de los califas y ayudado por su talento, solo comparable á i>u fortuna, venció difíciles obstáculos y derribó enemigos poderosos, hasta ocupar elevado puesto. En múltiples combates destrozó á sus enemigos, ondeando siempre victorioso el pendón cordobés y cubriendo de sangre las campiñas cuyos habitantes fueron hostiles. Poderosos castillos fueron asaltados por Mohammed que se hizo temible y logró gran popularidad. (1) Los higos de Málaga tuvieron gran fama en la época árabe. El li - terato Almaccasi dice que no los había mejores en toda la tierra. Se esportaban á la Arabia, á la India }' á Africa. El poeta Abul Hachag, hijo del Xeque malagueño Albalawi,les dedicó sentidas estrofas—Hist. de Málaga por Guillen, pag. 215.
 CURIOSIDADES MALAGUEÑAS 2/5 Llegó el día en que obtuvo los más altos puestos, fué Señor de Córdoba y el Consejero, siempre oido, de los Califas, respetado por los cortesanos y adorado por el pueblo. La historia le conoció y recuerda por el nombre de Almanzor, ó el Victorioso. (2) Entonces recordó aquél convite, aquella promesa y aquellos deseos de sus condiscípulos y fiel á su palabra sacó á la pública vergüenza montado en un rocín á su atrabiliario amigo, hizo usufructuario de los jardines al que se los pidió y nombró Inspector General del Mercado al aficionado á los buñuelos. No olvidó tampoco al hijo de Málaga, quien llamado á su presencia le hizo Wali de esta ciudad y le envió á posesionarse de su cargo. Esta curiosa anécdota la refieren autores de gran veracidad, entre ellos Aben Aljathib, en su Ihata (M. S. del Sr. Gayangos fólio ÍÍ7) Adehoahid,-pág-. 18 y 19 y el inolvidable Simonet en sus leyendas ärabes

lunes, 30 de marzo de 2020

COOKIES DE AVENA Y NUECES


COOKIES DE AVENA Y NUECES



Ingredientes
125 gr de manteca (o mantequilla)
1 Cucharada de esencia de vainilla (extracto)
¾ de Taza de azúcar morena
1 Huevo
130 gr de avena
60 gr de nueces DE CALONGE picadas www.cortijodecalonge.es
100 gr de harina
Una pizca de bicarbonato sódico

Elaboración
En un bol, ponemos la manteca, con el azúcar morena, el huevo, la esencia o extracto de vainilla. Batimos y mezclamos muy bien, hasta obtener una mezcla cremosa.

Incorporamos la avena, las nueces picadas DE CALONGE, la pizca de bicarbonato y la harina, amasamos muy bien hasta que todos los ingredientes estén bien integrados, y formen una masa homogénea.

Precalentamos el horno a 165º.

Hacemos bolitas con las manos enharinadas, y colocamos sobre placa de horno debidamente enmantequillada y enharinada (también sobre papel sulfurizado se puede poner).dejando una separación entre cada bolita o cookies de 5 centímetros, porque se expanden mucho.

Metemos en el horno, y horneamos durante 15 minutos aproximadamente.

Sacamos y dejamos enfriar sobre una rejilla.

¡Buen provecho!



 YO, ME QUESO EN CASA


GALANTERÍA DE LOS MOROS


GALANTERÍA D E LOS MOROS

Narciso Diaz de Escovar

Desde el momento en que ilustre historiador de Málaga, merecedor de toda confianza, cita el hecho que vamos á referir, hemos de aceptarlo como cierto, por más que no hallemos indicaciones del mismo en curiosas y detalladas relaciones del cerco de esta ciudad en el año 1487. La resistencia heroica de los moros malagueños había produ cido gran desanimación en algunas de las tropas sitiadoras, que murmuraban de la falta de vituallas y sobre todo sabían que la epidemia bubónica hacía millares de víctimas en comarcas poco distantes. Su deseo era asaltar la ciudad, concluir prontamente la situación de angustia, hacerse dueños de Málaga ó morir peleando. Estas buenas voluntades pecaban de imprudentes y los mejores capitanes no las estimaron oportunas, antes por el contrario se opusieron á ellas, aconsejando la calma como esperanza segura de la victoria en el sitio sostenido. Entonces el Rey D. Fernando, conociendo el dominio que la Reina D.a Isabel tenia en los soldados, la idolatría con que la miraban y la forma en que la obedecían, creyó necesario avisar á su augusta consorte y oír su opinión. La Reina no titubeó y enseguida se puso en camino llegando al campamento. Su entrada produjo el más delirante entusiasmo. Clarines y atabales resonaron anunciando la entrada de la Reina Católica. Los vivas atronaron el espacio y el desaliento se trocó en júbilo completo. Salieron á esperarla, fuera de las avanzadas, el Marqués de Cádiz y el Maestre de Santiago y á corto trecho el Rey con toda la nobleza. Venían con D.a Isabel, su hija mayor, sus más escogidas damas, el Obispo de Avil a Fray Hernando de Talavera, el Cardenal D. Pedro Hurtado de Mendoza y buen número de hidalgos, admiradores de tan noble soberana. 
NARCISO DIAZ DE ESCOVAR Su tienda se colocó hacia el sitio que hoy ocupan el Cuartel é Iglesia de la Trinidad. A los pocos dias el Duque de Medina Sidonia y su hijo llegaron con veinte mil doblas de oro. Ocupaba el Marqués de Cádiz, con su gente, el Cerro de San Cristóbal, casi al nivel del de Gibralfaro, Allí existían, prolongándose las guardias por las demás eminencias que dominan el mar, catorce milpeónos y dos mil ginetes. Allí acampaban el Provisor de Villafranca, con los soldados de las Hermandades, el Alcaide de Atienza Garci Bravo, Martin de Córdoba, Hernando de la Vega, Pedro Vaca, Carlos de Arellano, que mandábalos soldados del Duque de Medinaceli, Hernán Carrillo, el Alcayde de Soria Jorge de Beteta, Francisco de Bobadilla, Diego López de Ayala y Francisco de Bobadilla Deseó la reina visitar una tarde las estancias del Marqués y disfrutar del hermoso panorama que tanto le babia elogiado el noble soldado. (1) Subió con resolución y ligereza, acompañada de sus dueñas y damas, descansando en la tienda del Marqués. Esta era de carácter morisco, adornada con suntuosos tapices y provista de ricos almohadones y pesadas alfombras. D.a Isabel pudo contemplar á su gusto las casas de la ciudad, las torres y murallas fielmente vigiladas, el campamento cristia- ..no y á lo lejos el mar, surcado por distintas naves. Quiso el Marqués de Cádiz mostrar á la Reina la certeza de tiro de sus artilleros y mandó disparar á las baterías, contra los murallones del Gibralfaro. Apercibidos los moros de la estraña presencia de varias damas en las cumbres de San Cristóbal, conociendo ó suponiendo que era la Reina, subieron á las plataformas de sus torres y con gran curiosidad seguían sus movimientos. Entre los capitanes moros se hallaba el inolvidable Hamet el Zegrí, ese héroe de nuestra patria, olvidado de la fortuna, pero cuya energía merece un sitio preferente en nuestra historia local. Los proyectiles de los artilleros cristianos dieron en el blanco y según Guillen Robles algunas almenas ó matacanes cayeron en el foso. (1) Efectivamente es hermosa la vista que se disfruta desde lo alto del cerro, desconocida para muchos malagueños que han temido hacer aquella ascensión. Las fatigas de la subida quedan recompensadas con panorama tan soberbio. 
CURIOSIDADES MALAGUEÑAS 2^6 Irritados los sitiados quisieron contestar, todos ocuparon sus puestos pero Hamet el Zegrí, exclamó: —Nadie dispare sin caer en mi enojo. En aquellas baterías hay damas y esas son sagradas para guerreros que de caballeros se precian. Y discurriendo entonces una sangrienta burla, comunicó á sus capitanes órdenes especiales. Estrañaban lo,s orgullosos artilleros del Marqués la pasividad de los sitiados y temían las damas por momentos ver empezada la refriega, cuando se oyó en el Gibralfaro una espantosa silba. En la Torre del Homenaje un moro ondeaba el estandarte del de Cádiz, que este perdió en la derrota de la Axarquía, custodiado por varios guerreros vestidos con las corazas, yelmos, y capacetes abandonados en aquella triste jornada. El resto de la guarnición silbaba desde la muralla acompañando la exhibición grotesca. No falta escritor que asegure que, además del estandarte, se presentó un maniquí representando al Marqués. Como dice ilustre cronista «corriéronse el Marqués y su gente, avergonzáronse muchos capitanes y no faltó quien temerario y arrojado quiso juntar su hueste para acometer á los que la befaban á la vista de las damas, pero la presencia de la Reina contuvo sus ímpetus y las explosiones de su enojo.» Irritado el de Cádiz, apenas se retiró la Reina, se dispuso á vengar aquella burla y efectivamente quedaron vengados los cristianos. Se provocó una lucha cuerpo á cuerpo. El Marqués combatió como un héroe, agitando su enseña, contra la cual envió Ybrahim Zenete sus mejores huestes. Una bala de espingarda partió la adarga que el Marqués llevaba en el brazo y le produjo una contusión por debajo de la coraza. No obstante siguió luchando hasta hacer huir á los muslimes. Estos perdieron en la refriega cuatrocientos hombres, entre ellos algunos valientes capitanes Ybrahim Zenete quedó herido. Murieron treinta cristianos, pefo entre ellos el Señor de Cabanillás, Iñigo López de Medrano, el famoso Garci Bravo y tres capitanes gallegos. Entre los heridos se contó D. Diego Ponce de León, herma del Marques.
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HUEVOS AL HORNO CON BACÓN


HUEVOS AL HORNO CON BACÓN




Esta receta de huevos con bacón, cambia los clásicos huevos con bacón a la plancha. Es fácil de elaborar y ricos a la hora de comer. En la variación, va el gusto.

Ingredientes
8 Huevos grandes
250 gr de bacón en lonchas
Mantequilla para untar en el molde
Pimienta negra recién molida
Sal
Perejil muy picado (opcional)


Elaboración
Precalentamos el horno a 200 º.

Untamos con mantequilla un molde para muffins o magdalenas.

Cubrimos los huecos del molde untados con mantequilla con lonchas de bacón...

Partimos los huevos, y los deslizamos con mucho cuidado para que no se nos rompen las yemas en cada celda de los moldes. Salpimentamos al gusto.

Metemos en el horno, y horneamos entre  15 o 20 minutos.

Sacamos los huevos de los alveolos, y ponemos en cada cazuelita 2, decoramos si se desea con perejil picado o como más os guste, es opcional, pues de gustos no vamos a hablar.

Servir calientes.

¡Buen provecho!

QUEDATE EN CASA

¡¡ANIMO!!



CHULETAS DE CERDO, A MI MANERA II


CHULETAS DE CERDO, A MI MANERA



Como ahora tenemos tiempo de sobra para imaginarnos cosas, y como la cocina es un mundo, pues he elaborado esta receta en la olla exprés, con los ingredientes que en ese momento tenía a mano. Espero que os guste, la verdad es que salieron ricas, ricas.

Ingredientes
4 Chuletas de  cerdo
400 gr de patatas
20 cl de caldo de verduras
1 Cebolla
1 Rama de tomillo (en el jardín de casa tenemos muchas hierbas aromáticas)
Sal
Pimienta negra recién molida

Elaboración
En el fondo de la olla exprés, ponemos al fuego muy alto y doramos las chuletas de cerdo por ambas partes, al objeto de sellarlas. Sacamos y reservamos.

Vertimos en la olla el caldo de verduras y desglasamos con los jugos que han soltado las chuletas.

Pelamos las patatas, y cortamos en rodajas finas, las cuales ponemos en la olla. Añadimos el tomillo y la cebolla pelada y cortada en juliana. Colocamos las chuletas encima. Salpimentamos al gusto.

Cerramos la olla exprés y dejamos a buena presión, y dejamos unos 12 minutos aproximadamente en cocción.

Apartamos, cuando termine de salir el vapor, abrimos la olla exprés, y sacamos las chuletas, reservándolas de forma que estén calientes.

Si vemos que aún queda mucho caldo, reducimos a fuego alto.

Servimos las chuletas acompañadas de estas ricas patatas.

¡Buen provecho!

Si no  tenéis olla exprés, podéis elabórarlas en una cacerola con tapadera.


ALBONDIGAS DE POLLO Y ARROZ


ALBONDIGAS DE POLLO Y ARROZ


Receta fácil de elaborar, económica, y que gusta a todos. Y la salsa para hacer sopitas con un buen pan, en resumen un buen plato nutritivo y completo.

Ingredientes
Para las albóndigas
450 gr de pollo molido a máquina o picado con cuchillo
220 gr de arroz cocido y enfriado
1 Huevo
1 Cebolla rallada
½ diente de ajo
60 gr de harina
1 Huevo (o 2 según veamos)
2 Cucharadas de aceite de oliva virgen extra
Sal al gusto
Pimienta negra recién molida al gusto
Para la salsa:
30 gr de mantequilla
25 gr de harina
500 ml de caldo de pollo
70 gr de nata liquida
1 Cucharadita de pimentón dulce
Sal
Pimienta negra recién molida al gusto

Elaboración
En un bol grande, ponemos todos los ingredientes de las albóndigas,  excepto harina y aceite.

Mezclamos bien todos los ingredientes. Formamos bolas con la masa  y pasamos por harina, y las freímos durante unos 7 minutos,  en aceite de oliva virgen extra bien caliente, procurando dorarla por todos lados. Una vez frita, sacamos y reservamos.

En la misma sartén, ponemos la mantequilla, y una vez derretida, añadimos la harina, removiendo para que se fría bien y no sepa a harian la salsa.

Agregamos el caldo de pollo, la nata liquida, el pimentón dulce, la sal al gusto y la pimienta negra recién molida al gusto, removemos bien hasta que hierva, en ese momento  echamos las albóndigas en la salsa, removemos suavemente y dejamos cocer unos minutos para que las albóndigas cojan el buen sabor de la salsa.

Servimos caliente, acompañadas de unas patatas fritas o la guarnición que os apetezca, aunque solas  en su salsa también es suficiente para llenarnos de placer gustativo.

¡Buen provecho!



viernes, 27 de marzo de 2020

SOPA DE PESCADO Y LANGOSTINOS A MI MANERA


SOPA DE PESCADO Y LANGOSTINOS A MI MANERA



Ingredientes
2 Filetes de pescado blanco, cortado en dados
450 gr de langostinos (o gambas)
500 gr de pasta de tomate
3 Dientes de ajo majados
1 Manojo de perejil picado
Cilantro picado
4 Tallos de apio cortados en dados y quitado las hebras
4 Zanahorias peladas y cortadas en dados
1 Cucharada de ralladura de limón
1Chalota o cebolla dulce
El jugo de medio limón
1 Cucharada de maicena diluida en un poco de agua
Aceite de oliva virgen extra
1 Pastilla de caldo de pescado (o pollo si no lo tiene)
Pimienta negra recién molida
Sal
Jengibre
Cúrcuma,
Comino
Pimentón dulce
Azafrán

Elaboración
Las especias deben dosificarse o utilizar según sus  gustos.

En una cacerola,  ponemos el pescado cortado en dados y los langostinos sin cascaras ni cabezas, añadimos una cucharada de aceite de oliva virgen extra, el jugo de medio limón, perejil picado y cilantro, dientes de ajos majados, una pizca de sal, una cucharadita de pimienta negra recién molida, jengibre, pimentón dulce, media cucharadita de comino, media cucharadita de cúrcuma, todo ello lo ponemos a  fuego medio y salteamos removiendo de vez en cuando un par de minutos aproximadamente... Mezclamos todo bien, y reservamos hasta su uso.

En otra olla, calentamos 2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra, añadimos la chalota o cebolla, las zanahorias, el apio y la ralladura de limón, salpimentamos y salteamos a fuego lento durante 5 minutos, removiendo de vez en cuando.

Al final de este tiempo, añadimos una cucharadita de pimienta, jengibre, pimentón y cúrcuma, agregamos el caldo de pescado, el azafrán y cubrimos con agua caliente (yo en esta agua he cocido las cascaras de los langostinos y cabeza y luego lo he pasado por el colador), unos 2 litros aproximadamente... Cubrimos y cocinamos las verduras. Una vez las verduras estén cocidas, añadimos la pasta de tomate, removemos bien, tapamos  y cocinamos por unos minutos, hasta que hierva la mezcla.

Vertimos el pescado salteado anteriormente en la olla, mezclamos bien suavemente y hervimos hasta que el pescado se cocine, unos minutos, el pescado debe permanecer tierno y al dente, probamos de sal nuevamente si es necesario.

Añadimos la maicena diluida y removemos bien en la sopa, dejando cocer unos 2 minutos para darle espesor.



Servir caliente con costrones en dados de pan tostado si se desea.

¡Buen provecho!


YO ME QUEDO EN CASA