ALFONSO X EL SABIO (1252-1284)
Rey
de Castilla y León desde el año 1252 al 1284, hijo de Fernando III el Santo y
de doña Beatriz de Suabia. Fue aspirante al trono del Sacro Imperio Romano
Germánico, y uno de los reyes más importantes del medievo europeo, no sólo por
su actividad política sino, sobre todo, por su gran preocupación cultural.
Subió al trono a los treinta y un años, habiéndose casado al los veintitrés con
Violante, hija de Jaime I de Aragón y de Violante de Hungría. Sus pretensiones
a la corona imperial se basaban en los derechos de su abuelo, el duque de
Suabia, que había sido reconocido como emperador de Alemania, pero finalmente
fue elegido emperador Rodolfo de Habsburgo. En cuanto a política interior,
tampoco fue muy afortunado. Conquistó algunas plazas en Andalucía (Jerez,
Medina Sidonia, Lebrija, etc.) y sofocó la sublevación de los mudéjares
murcianos y andaluces. Sin embargo tuvo que ceder el Algarve a Portugal, y
fracasó en sus aspiraciones al reino de Navarra, y en sus proyectos de cruzada
en África. En lo que realmente sobresalió su reinado fue en su extraordinaria
labor científica y cultural. Esto fue debido al desarrollo incipiente de la
joven cultura occidental, en su expresión castellana. Se considera a Alfonso X
el fundador de la prosa castellana y el primer historiador que adopta una
visión moderna de la ciencia histórica. Organizó el estudio de diferentes
ámbitos del conocimiento: Leyes, Historia, Ciencia, y Artes Recreativas en los
tres centros culturales de su reino: Toledo, Sevilla y Murcia, con la colaboración
de un equipo de traductores, compiladores y autores originales. Durante esta
labor se encargó de recoger y supervisar la documentación manejada por este
grupo de colaboradores,por lo que a pesar de ser una tarea de equipo, destacó
en ella su estilo personal.
Además de protector de las arte y el saber, cultivó como ningún otro el ideal
del imperator litteratus. Constituye el gran baluarte de las letras
medievales castellanas en su época más temprana, por su interés en ennoblecer
la lengua vernácula, el castellano, y dotarla de valor literario y poder como
transmisora de cultura, en detrimento de la lengua latina. Asimismo, intentó
lograr la paz dentro de las fronteras de sus reinos castellano y leonés, y
dotar a sus posesiones de códigos legales avanzados. Por otro lado, en el
terreno de la política europea, optó a la corona imperial. Junto a ello,
destaca la colaboración que procuró entre las tres culturas de la España
medieval (cristiana, árabe y judía),que se fraguó en los trabajos de
traducción y redacción de su scriptorium, que fue la continuación de ese
fenómeno cultural que denominamos Escuela de Traductores de Toledo,
extendiéndola a Sevilla y Murcia. Los hechos históricos más importantes de su
reinado (al que accedió en 1252) son su labor en el proceso de reconquista, con
la incorporación de Murcia a sus tierras, la firma del tratado de Almizra, la
toma de Jerez, del reino de Niebla y de Cádiz, así como sus aspiraciones al
imperio romano-germánico, que, desde 1256 hasta 1275 (fecha de su renuncia al
mismo ante Gregorio X) le ocasionaron la enemistad de la nobleza castellana y,
finalmente, la lucha con su propio hijo Sancho (futuro Sancho IV).
La obra de Alfonso X se organiza como un gran corpus dotado de pretensiones
enciclopédicas y subordinado a su dimensión histórica española y europea. En él
las obras históricas nacen con el intento de recuperar, en parte, el pasado
hispano, en especial el visigodo, y de asentar las bases de autoridad sobre las
que desplegar sus demandas a la corona imperial. Las obras jurídicas se
explican dentro de su perfil hispánico, como baluartes de la paz y unidad
nacionales. Sus obras científicas y didácaticas se articulan como integradoras
de las culturas de la Península Ibérica. Su obra lírica rinde tributo a Dios por
mediación de la Virgen María, insertando su mundo histórico de saber y
actuación política en el marco apropiado de la religiosidad y la devoción
medievales.
Las dos obras históricas alfoníes son la Estoria de España y la General
Estoria. El proyecto de la Estoria de España parece haber recibido atención
prioritaria por parte del monarca desde 1270 hasta 1275, pero al llegar a su
capítulo 616 lo abandonó; no obstante, su scriptorium continuó compilando y
añadiendo materiales. En la Biblioteca de El Escorial se conserva un
manuscrito, E1, que recoge hasta el capítulo 565. La Estoria, hasta el capítulo
616, abarcaba desde la historia romana hasta el reinado de Alfonso II el Casto,
y es la parte considerada generalmente como alfonsí; no obstante, es la segunda
parte la que con más frecuencia ha atraído la atención de la crítica, pues es
en ella donde aparecen los cantares de gesta prosificados que tan importantes
son para conocer nuestra épica castellana medieval. El problema de las dos
versiones de la leyenda de Bernardo del Carpio, asunto que se relataba en el
capítulo 616, se solucionó de dos modos diferentes, dando origen a la versión
regia y la versión vulgar. La primera, realizada en tiempo de Sancho IV,
también se denomina Versión amplificada de 1289, y se recoge en un manuscrito
lujoso denominado E2; la segunda, dividida en otros cuatro manuscritos y
extendida a lo largo de otros casi doscientos capítulos, fue utilizada para la
creación de las crónicas generales del siglo XIV (Crónica de tres reyes, Crónica
de veinte reyes, etc.) . Alfonso X se sirve del Toledano, el Tudense, crónicas
latinas, leyendas, historiadores y poetas clásicos, historiadores árabes y
cantares de gesta épicos que se prosificaron en la redacción. La General
Estoria se incia en 1272. Las pretensiones europeístas alfonsíes hacen que el
proyecto de la historia española se abandone en detrimento de esta nueva
empresa; en ella se relata la historia del mundo, dividiéndola en seis
edades,según el modelo de los Cánones de Eusebio de Cesarea, revisados por San
Jerónimo. Incluye los hechos de Egipto, Asiria, de los reyes de Inglaterra, de
Babilonia, Media, Persia, Egipto, Grecia, Roma y la historia de la España
anterior al nacimiento de Cristo. La quinta parte está incompleta, así como
la sexta, sólo pergeñada, y que hubiera llegado hasta los padres de la virgen
María. La historia bíblica, G. de Monmouth,Lucano y Ovidio son parte de las
influencias que se observan en la obra, concebida como un conjunto
orgánico y enciclopédico.
La obra jurídica alfonsí se inspira en el deseo de lograr la paz y unidad
nacionales y, como la histórica, está redactada en romance. La primera obra
emprendida por Alfonso fue el Setenario, comenzado a ruegos de su padre
Fernando III y concluido cuando ya era rey. El libro, con rasgos claramente
enciclopédicos, se estructura con acuerdo al patrón del número siete y
aborda numerosas materias de tipo eclesiástico. A ella siguió el Fuero
real (redactado hacia 1255), única obra legal que llegó a promulgarse en vida
del monarca y que cuenta con una riquísima tradición manuscrita por haberse
otorgado a múltiples lugares; el propósito del monarca era aquí el de abolir,
mediante una única obra, la multitud de fueros legales particulares
castellanos y leoneses. El Espéculo ha hecho dudar a la crítica si se trata de
una borrador de las Siete Partidas o de una obra posterior a ésta. Aunque fue
enviado a todas las ciudades para que lo usaran, no se promulgó nunca en vida
del monarca. Sin duda alguna, la obra jurídica de mayor importancia de
Alfonso X son las Siete Partidas, concebida como un tratado de derecho civil,
penal y eclesiástico que regula todos los aspectos del vivir nacional; de la
redacción vernácula, Alfonso pensaba pasar a una versión en latín para
todos sus súbditos de Europa, algo que nunca tendría lugar al frustrarse
sus aspiraciones al imperio romano-germánico. Las Partidas fueron sancionadas
definitivamente por Alfonso XI en el Ordenamiento de Alcalá de Henares de
1348; desde ese momento, y en aquellas materias que sólo en este cuerpo
legal se trataban, se usó comúnmente, se estudió en profundidad y se glosó.
Especial fama tuvo, por sus títulos sobre los caballeros y el arte
militar, la Segunda Partida.
Junto a la obra histórica y jurídica, Alfonso X fomentó la traducción de libros
astronómicos y astrológicos, en especial de procedencia árabe y judía,
traducidos por lo general al latín y de esta lengua al castellano. Entre
éstos pueden citarse los Libros del saber de astronomía y los cuatro libros
astrológicos, el Libro de las cruzes,el Libro conplido en los iudizios de las
estrellas,el Libro del cuadrante señero y el Picatrix, en los que se mezclan
enseñanzas astronómicas, cabalísticas, virtudes de las piedras, etc.
Parecido al último título citado, cuyo original árabe parece remontar al
siglo XI, es el Lapidario, obra de Yhuda Mosca, incluye hasta cincuenta dibujos
que representan figuras de animales zodiacales; en éste, la astrología aparece
claramente ligada a la ciencia de las piedras y la medicina, algo propio de
aquel momento. Como en el caso de las obras históricas y líricas, es difícil
imaginar cuál fue la participación autorial del monarca en estas empresas. La
crítica ha aceptado que su labor se redujo, en la mayoría de las
ocasiones, a la de organizador, director e inspirador del trabajo. Sin
embargo, su participación en los prólogos de las obras mencionadas parece más
personal.
Entre las obras recreativas que se escribieron por mediación de Alfonso X,
destaca el Libro del axedrez, dados e tablas, en la que el monarca posiblemente
participó de modo personal y que recoge el simbolismo de las figuras y
movimientos del ajedrez, de origen árabe. También vertió al castellano un
tratado cinegético árabe: el Libro de los animales que caçan, cuyo bello
y temprano manuscrito principal fue adquirido por la Biblioteca Nacional de
Madrid en 1984. También algunas obras didácticas fueron animadas por el Rey
Sabio, la más importante de las cuales es el Calila e Dimna, una labor llevada
a cabo cuando aún era príncipe; desconocemos el grado de relación que
pudo tener con obras que fueron igualmente preparadas durante el reinado
de su padre, como diversas obras encargadas por el monarca a Juan Gil de
Zamora, entre ellas un Ars musica, obras históricas y una colección de
milagros de la Virgen María; además, a Alfonso X se le debe el encargo de
las vidas de santos compiladas por Bernardo de Brihuega.
La obra literaria del monarca sabio no sólo se reduce a la prosa sino que
también abarca la poesía. En este caso, siguiendo la moda de la época, su
producción lírica se escribe en gallego-portugués. Las Cantigas de Santa María
es una obra de colaboración pero con la huella personal y autorial del monarca;
constituye un conjunto de 427 poemas, repartidos entre milagros marianos,
cantigas amorosas y loores (una de cada diez, en lo que C. Nepaulsingh ha
denominado una estructura de rosario) de la Virgen. La crítica ha
señalado que el poeta Airas Nunes debió de tener una gran participación
en la obra como organizador. Las Cantigas, asimismo, pensadas como un conjunto
de 100 composiciones, crecieron en diversas etapas hasta albergar el
número de composiciones mencionado desde 1270 hasta 1282. Las formas métricas
utilizadas son abundantes, destacando entre ellas el uso del villancico. Los
cuatro manuscritos que han conservado la obra (entre los que destaca el
códice rico) nos han transmitido la música de muchas de ellas. Igualmente,
estos manuscritos nos han transmitido las miniaturas que acompañaban a
estas composiciones líricas, obra primorosa de la iluminación medieval.
Con el cuerpo de obras que acabamos de revisar la crítica, Gonzalo
Menéndez-Pidal habla de dos épocas de creación: la primera (1250-1260),
volcada a la traducción, mientras la segunda (1269-1284) corresponde a
las obras originales, como sus dos crónicas o las Cantigas de Santa
María. En esta última fase, y especialmente en su obra poética, se cree
que participó más activamente el Rey Sabio, aunque por regla general su
actuación se limitase a las tareas indicadas en un célebre pasaje de la
General Estoria: así como dixiemos nos muchas vezes, el rey faze un libro, non
por que'l él escriua con sus manos, mas porque compone las razones dél, e las
enmienda e yegua e enderesça, e muestra la manera de cómo se deuen fazer, e de
sí escriue las qui él manda; pero por esto dezimos por esta razón que él faze
el libro. Como quiera que sea, la empresa cultural alfonsí no resiste parangón
en el siglo XIII peninsular, pues es el mensajero de un despertar cultural que continuaría,
a pesar de las ideas heredadas, durante el reinado de Sancho IV.
Aspectos musicales
En el terreno musical creó la cátedra de música de la Universidad de Salamanca
(1254) y fue protector y admirador de muchos trovadores, como Bonifacio Calvo,
Guiraut, Riquier o Guillén de Cervera. Rey de un territorio donde convivían
cristianos, judíos y musulmanes, Alfonso X, a diferencia de la gran mayoría de
monarcas europeos de la época, protegió las herencias culturales de todas las
culturas. El resultado musical más importante de estos esfuerzos fueron las
Cantigas de Santa María, una compilación de 428 obras, la mayoría escritas en
gallego, de las que se sabe que el rey compuso varias personalmente.
En esta obra se aúnan con brillantez las influencias romanas, visigóticas,
árabes, hebreas y trovadorescas, se consiguen importantes innovaciones, y
constituye en general una de las obras principales de la Edad Media europea.
Comprenden melodías gregorianas cantadas en lengua vulgar, motetes latinos
cantados polifónicamente, y su parte más importante procede directamente del
folclore tradicional de los diferentes pueblos del reino de Castilla. Otras son
directamente innovaciones de Alfonso X y su equipo de compositores.
La influencia de esta compilación sobre la música medieval europea fue muy
grande. Han inspirado incluso obras de compositores actuales como, Julián Orbón
y Mauricio Ohana.
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